Tres pitillos para los Reyes Elfos de las peluquerías
Siete para los Señores Enanos en los bares
Nueve para los Hombres pecadores y mortales
Uno para el Señor Más Chulo,
en la tierra de Morbor, donde abundan las tías buenas.
Un pitillo para encontrarlos
Un pitillo para ser fumado por todos
Y producirles cáncer de pulmón, en la tierra de Morbor
dónde abundan las tías buenas
De los ChobitsLos Chobits eran un pueblecito de hombrecillos... enanos, ingratos, holgazanes, miedicas, salidos, comilones... además iban descalzos puesto que tenían los pies duros y cubiertos de pelo. Pero eso, no es lo importante... nuestra historia comienza con un Chobit, llamado Vivo Bolsillo, porque eso es lo que hacía, estaba forrado porque vivía del cuento. Mantenía a su sobrino (como podía, fíjense en la ropa que lleva el pobre) Frondoso Bolsillo, al que le encantaba internarse en lo más frondoso del bosque, aspirando el perfume de los helechos de Chobinton, escuchando el canto de los pajarillos...y ver a las Chobits bañarse en el río.
Todo empieza cuando Vivo (que al parecer era corto de mente y no sabía orientarse) se perdió en las profundas y oscuras minas subterráneas de los Corcos. Allí se encontró un pitillo, metálico, semejante a un diapasón, se lo guardó en el bolsillo y siguió tanteando a ver si encontraba la salida. Fue mala suerte, encontrarse con el "dueño" del pitillo, si podía llamarse dueño claro. El sujeto en cuestión era un bicho llamado Glotum, por su afán de comer, aunque como era hiperactivo, digería todo lo que tragaba a una velocidad increíble, por eso estaba escuchimizado. Vio a Vivo en la oscuridad, y como pensó que era comida, se lanzó a por él con un rugido salvaje, mordiéndole en la mano
¡AAAAHHHHHHHHHHH! – (grito de chica) - ¡qué es esto! – gritó el Chobit agitando el brazo
A Glotum no pareció gustarle mucho el sabor por lo que decidió soltarse, además, comer cosas que daban esos gritos, era harina de otro costal. El pitillo pertenecía al monstruo, y hablaba con él dándole nombres cariñosos como:¡mi tesoro! ¡mi chanchito! ¡mi bombón! ¡mi panchito! ¡mi pocholito!... y mariconadas por el estilo
¡Mi tesssssssoro! – siseó
Vivo Bolsillo creyó que lo del "tesoro" iba por él, así que le respondió
Siento decirte que no me van los bichos flacuchos como tú
Glotum se acercó a él arqueando una ceja pues era un poco inculto debido a tantos años metido en esa cueva, y le tocó el bolsillo, queriendo coger el pitillo.
-¡Ehhh, las manos quietas bicho! – le ordenó dando un respingo
Glotum empezó a dar saltos intentando quitarle su amado tesoro.
Vivo, cansado de la situación, gritó:
¡Vamos, sienta! – le señaló con el dedo
Para su asombro, el monstruo le obedeció y se sentó a cuatro patas, como un perro. El Chobit se puso a pensar y se le encendió la bombilla. Sacó de su bolsillo una galleta, no con muy buena pinta (revenida) y se la lanzó a Glotum para que la cogiera
¡Vamos chico, busca, busca! – gritó haciendo un ademán con la mano
El monstruo, sacando la lengua, se fue corriendo detrás de la galleta.
Vivo aprovechó el momento de descuido, y salió corriendo, cual fue su sorpresa... encontrar la salida.
"¡Vaya... soy más listo de lo que parezco!" – pensó el Chobit
Vivo volvió a su hogar, Bolsillo Cerrado, pues era muy egoísta y tenía mucho apego a su dinero. Se acercaba la fecha de su cumpleaños centesimodecimoprimero, y tendría que organizar una fiesta para todo Chobinton, y eso le fastidiaba tremendamente, pues tendría que desprenderse de bastante de su amado dinero.
Bueno., con todo esto y un bizcocho (¿?), empieza nuestra historia.
