Todos lo hacían y yo sólo quería ser popular (?) Nah, no es cierto. Sería bizarro si esto resultase ser popular xDD

Las cosas que tengo que decir sobre este fic son muchas. Pero a grosso modo para no aburrirles: No se esperen algo como a lo que estamos acostumbrados con los fics CanonxOC.

En fin. Esto va a resultar un poco raro. La temática no es fácil de digerir, pero necesito poner a Kid en esta situación y para eso necesito una OC así :B ¡Ah! por si acaso, si bien esto es un fic CanonxOC, aviso desde ya que no va a ser color de rosas. Para nadie. Ando adicta al drama y todos corren peligro (?).

Siempre trato de mantener a los personajes dentro de lo IC, y esta no es la excepción. Espero lograrlo a un buen nivel, jaja


Disclaimer: One Piece y sus personajes no me pertenecen a mí, sino que al genial Eiichiro Oda. Nerea, la OC, como es lógico, es de mi autoría. La imagen de portada pertenece a koang [pixiv id=9883145] y la letra de la canción que aparece en este primer capítulo un fragmento de "Villa Francia", de Kaskivano

Rating: M por la temática fuerte. El quid de este fic no es el lemon, y de haberlo no será lo que una busca cuando quiere leer lemon :B

Advertencias: Lenguaje y comportamiento violento y grosero (es inevitable sabiendo de quién estamos hablando, y no me refiero sólo a Kid, cofsinoquetambiénamícof). La OC está muy mal de la cabeza por motivos que también deberían ir en las advertencias. Pero no ahondaré en eso por ahora, sólo diré que no es tan ingenua como parece en un comienzo.

Quizá exagero con tanta advertencia, que peores cosas se han visto. Que quede a juicio de cada uno


01. Nereida

— Diez días —Dijo Killer tras volver al barco, preparándose mentalmente para el grito que daría su capitán.

— ¡DIEZ DÍAS! —el rubio no se había equivocado— ¿CÓMO ES QUE EL LOG POSE VA A TARDAR MÁS DE UNA PUTA SEMANA EN CARGARSE?

— Eso es lo que se demora en esta isla, Kid. Nada que hacer.

Eustass gruñó de resignación. Estaban en una etapa clave del viaje, a sólo unas cuantas islas de Sabaody, desde donde pondrían rumbo al Nuevo Mundo. No le hacía ninguna gracia tener que esperar tanto tiempo. Killer, la voz de la razón en esta tripulación descarriada llamó la atención del capitán.

— Ve el lado positivo, Kid. Después de esto, quizá cuánto tiempo pase antes de que tengamos nuevamente tiempo de descansar. Y estamos demasiado cerca del Calm Belt como para ponernos a navegar a lo loco.

— Eso ya lo sé —Kid podría ser un bruto, pero no pondría en riesgo la vida de sus hombres sólo por ganar un poco de tiempo. Tomada su decisión, volteó hacia su tripulación, que esperaba impaciente sus órdenes—. ¡A ver, cabrones! ¡El maldito log pose se va a tardar diez putos días en cargar! Sé que todos estamos ansiosos por poner al Nuevo Mundo de cabeza, pero no podemos adelantarnos a los hechos. ¡Tienen la semana libre para hacer lo que les salga de los huevos! Después conseguiremos provisiones y nos echaremos nuevamente a la mar, ¡¿Entendido?!

Tras una exclamación de júbilo por parte de los tripulantes, cada quien comenzó a pensar en qué haría con su tiempo libre. Estaban en una isla de verano, no demasiado grande y que tenía un pueblo que a pesar de ser pequeño, tenía gran variedad de comercio.

Después de turnarse la vigilancia del barco, la mayoría se dirigió hacia el pueblo en busca de algo con qué matar el tiempo. Por las reacciones de la gente, pudieron notar que era frecuente la presencia de piratas, aunque los ciudadanos se veían bastante asustados cuando los piratas en cuestión eran el capitán y su primer oficial. Recompensas como las suyas no se veían con frecuencia.

Todos los pueblerinos se hacían la misma pregunta. Si esos piratas, tan conocidos por su violencia estaban obligados a quedarse más de una semana ¿Cuánto tiempo pasaría antes de que asaltaran el pueblo y comenzaran a asesinar por aburrimiento? Cada ciudadano comenzó a trazar su plan de emergencia, por si acaso

Mientras tanto, había caído la noche. Sin nada mejor que hacer, y como era tradición cada vez que tocaban puerto, los piratas de Kid se fueron a festejar en grande a la taberna más cercana. Tras varias rondas del licor más fuerte que tenían disponible, la fiesta se animó rápidamente, para desesperación del pobre tabernero, que veía como cada vez quedaban menos sillas, mesas y vasos enteros.

Pasadas varias horas, emprendieron de regreso hacia el barco, pero el pelirrojo decidió dar antes un paseo nocturno. El clima era agradable y la vegetación tropical le recordaba al South Blue, lo que le causaba una ligera nostalgia. En eso estaba, rememorando algunos episodios de su vida y de su viaje, cuando el sonido de una guitarra a la distancia llamó su atención.

Fue la curiosidad, potenciada por el alcohol ingerido, lo que le llevó a buscar el origen de esa melodía, llegando hasta una playa, donde sentada sobre un tronco que habría llegado flotando se encontraba una solitaria figura, fuente de aquella tonada. Cuando Eustass se acercó un poco más, notó que también estaba cantando.

"... Mira hacia adelante,

que este mundo es nuestro,

no del que alimenta el miedo

que nos prohíbe el vuelo.

Empuña tu mano,

que no tienes dueño.

Que se hagan los sueños,

hoy en todas partes"

Tras prestarle atención a la letra, no pudo evitar sonreír. Le agradaba la gente que creía en los sueños, y que con los tiempos que corrían, eran cada vez menos. Por la voz notó que se trataba de una chica, quien volteó sobresaltada cuando se notó observada. Kid pudo notar que desviaba la mirada y por su lenguaje corporal, parecía que se moría de verguenza. Parecía estar murmurando disculpas que no podía entender con claridad.

Pero él quería escuchar el resto de la canción.

— Sigue —Dijo más como una orden que como una petición.

La chica volteó torpemente, pasando las piernas hacia el otro lado del tronco para quedar mirando hacia él, e inició nuevamente los acordes, equivocándose en el primer intento para después continuar con la canción, comenzando a cantar con voz nerviosa.

"...He sostenido una pelea de enamorados con el mundo.

He visto abuso de la vejez hasta la infancia.

He recibido golpes sin razón ni circunstancia.

Me paro y grito, que el sistema no me amarra."

"... Que se hagan los sueños

hoy, en todas partes."

Tras terminar la canción, la chica fijó por primera vez su vista en el pirata, como buscando su aprobación. Kid, también por primera vez le prestó atención a ella. No mediría más de un metro sesenta, con el cabello muy rizado, y por la oscuridad de la noche no podría decir de qué color era. Lo adornaba con una flor. A lo que sí le distinguía el color era a su vestido, completamente blanco y holgado, lo que le daba un aspecto aniñado, aunque por sus rasgos se notaba que no era tan pequeña. Y sonreía.

¿Pero porqué sonreía? Kid estaba consciente de que su aspecto era amenazante. Por su físico imponente, los pinchos de su ropa y todo eso. Además se veía que estaba armado. ¿Porqué esa niña no tendría miedo? y no sólo eso, sino que le sonreía de la forma más sincera que Kid había visto jamás. No era siquiera común que la gente le sonriera.

No lo entendía, pero tampoco quería seguir pensando: su cabeza había comenzado a doler. Se llevó una mano a la cabeza, masajeándose las sienes.

— ¿Te sientes bien? — La chica había dejado la guitarra a un lado, poniéndose de pie y mirándolo con auténtica preocupación.

Kid no respondió. Por un momento, pensó que nunca había desviado su rumbo y que ahora estaba en su barco, soñando. Aunque sus sueños no solían ser tan apacibles. La mujer le tomó una mano, tirándolo con suavidad, como invitándole a sentarse. Sí, eso debía ser. Esto estaba pasando en su mente. Nadie en los últimos quince años le había tratado con tanta suavidad y era imposible que con su reputación alguien indefenso se le acercase sin miedo en los ojos. Definitivamente tenía que estar durmiendo. Sólo por eso decidió dejarse llevar y no sacarle a golpes a esa mujer la razón por la cual se tomaba tantas confianzas.

Se sentó sobre la fría arena, apoyándose contra el tronco, mientras que ella se sentó en el extremo opuesto del mismo, donde había dejado la guitarra, tomándola de nuevo y comenzando a tocar una canción de cuna que se mezclaba con el suave sonido de las olas.

Eustass Kid despertó especialmente de buen humor ese día. Si hasta le pareció que su camarote estaba más luminoso que de costumbre y que sus sábanas eran más suaves y olían a recién lavado.

Pero ¿En qué momento habían lavado las sábanas? No, no podía ser. Abrió los ojos de golpe, notando de inmediato que estaba bajo un techo que no era el suyo. Se sentó rápidamente, comprobando que no tenía idea de dónde estaba. Escuchó ruido fuera de la habitación, por lo que se puso en guardia, afinando su oído. Sin embargo, los pasos que escuchaba se concentraban en otro sector y no parecían acercarse.

Se inspeccionó a sí mismo. Estaba tal como recordaba al haber salido de la taberna, sólo que no traía su abrigo, que descansaba doblado sobre una silla junto a la cama. Se lo colocó sobre los hombros y salió del cuarto con sigilo.

La casa donde se encontraba era modesta, pero bien cuidada, y el salón se encontraba lleno de objetos decorativos de un estilo muy cursi para su gusto. Notó que los pasos se escuchaban desde lo que parecía la cocina y al comprobar que se trababa sólo de una mujer dejó atrás el sigilo. Ella le vio al entrar a la cocina, dándose vuelta para saludarle.

— Buenos dí...

No alcanzó a terminar la frase cuando Eustass la estampó contra la pared, sosteniéndole los brazos tras la espalda

— ¿Quién mierda eres, puta, y qué diablos hago aquí? —Kid quería respuestas y las quería ya, pero no contaba con lo que sucedería a continuación. Lejos de encontrarse con alguna resistencia por parte de la chica, esta le respondió como si estuviesen tomando el té.

— Buenos días, señor pirata. Soy Nerea, mucho gusto. Y no soy una prostituta, sino que maestra de música ¡Ah, aunque me despidieron el mes pasado! Ahora me gano la vida horneando pan y vendiendo artesanía. —Kid se quedó perplejo ante la innecesaria y extensa explicación, que además fue seguida de una risita— Y está aquí, señor pirata, porque ayer en la noche se quedó dormido en la playa, y yo no podía dejarlo allí después de que se quedó escuchándome tocar la guitarra. Me habría sentido muy mal si usted llegaba a resfriarse por mi culpa.

No le pidió que la soltara.

No le dijo que le dolía aunque sus manos se estaban poniendo moradas.

No gritó ni se puso a llorar.

¡Y la desgraciada hasta mantenía una sonrisa tranquila!

"Esta mujer no tiene ningún sentido de autoconservación", pensó Kid. Y no se equivocaba.


Espero que les parezca interesante y/o les haya gustado :) Sus reviews me hacen muy feliz y me animan a seguir publicando :D

Como ya sabrán quienes me han leído, soy una lenteja. Planeo mucho lo que escribo porque evito que me queden cosas en el aire. Y no tengo beta ni intenciones de tenerlo, a si que lo releo mucho y aún así se me pasan errores a veces. Este fic, de momento, no tiene un periodo de actualización fijo (de hecho este capítulo lo escribí en Febrero lol)

Gracias por leer, ¡Nos vemos!