Hell-o~

Ay, tenía muchas ganas de escribir un fanfic Kacchako~ Me alegro poder traer el prólogo

Disclamer: Boku no hero no me pertenece ni sus personajes. La historia está situada en el mismo universo pero en una temporalidad distinta. Este fanfic contiene smut/+18 eventualmente en algún capítulo, lea bajo su propio riesgo.

Sin más, a leer~.


Falling back to you

Prólogo

[Kacchako]

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Desde que Ochako Uraraka había egresado de la Universidad, muchas cosas habían cambiado. Ser una héroe profesional había dado muchos vuelcos a su vida. Ahora con 23 años, Ochako tenía una agenda que respetar, reuniones a las que asistir, gente que salvar, trabajar en una agencia no le daba la mayor libertad tampoco, pero así era su vida, y así era como lo había imaginado, podía mantener a sus padres con tranquilidad sin el estrés de cómo sobreviviría a la semana siguiente o si tendría que saltarse almuerzos seguidos por una semana.

Pero aún así, cuando Uraraka se levantaba cada mañana, sentía como si algo ya no estuviera ahí.

Se deslizó fuera de su cama para ducharse rápidamente y ponerse su traje de héroe, algunos hábitos eran fuertes y seguía llegando unos cinco minutos tarde a donde fuese.

Tras llegar a la agencia, compartida con varios héroes con los que creció y apurarse a la sala de reuniones, buscó el puesto que Tsuyu siempre le guardaba a su lado, pese a los años su amistad era una de las cosas que no se había disuelto.

Por lo que había escuchado la reunión era importante, más de lo que cualquiera otra que hubiese hecho hasta el momento, tenía esos nervios en el estómago como la primera vez que la llamaron oficialmente a terreno después de que se volvió héroe profesional, e incluso había escuchado por los pasillos que habían llamado a agencias aledañas para hacer soporte en la misión, sin duda sería una grande.

Su celular vibró en su bolso que mantenía sobre sus piernas, discretamente prendió la pantalla para leer por encima lo que sea que le hubiese llegado, era un mensaje de Midoriya:

"Deku: Buen día Uraraka! Almorzamos hoy?"

En general Izuku no tenía tiempo para almorzar con gente, por muy buenos amigos que fuesen, ser el héroe número uno no era algo que te dejará precisamente con mucho tiempo, no pudo evitar sonreír al pensar que podría verlo después de tantas semanas, Tsuyu la observó por encima del hombro y cuando vio que la jefa miraba en su dirección le dio un codazo discreto para que alzara la vista y mínimo pareciera que presta atención.

—Si no hay ninguna duda, procederemos a hacer pasar a los miembros participantes de las otras agencias para fijar el plan de acción de manera más concreta.

¡Mierda! No escuchó nada. ¿Qué era lo que iban a hacer? Miró a Tsuyu con caos y la chica rana le dio un apretón en el muslo junto a una sonrisa. Estaría más que despedida si no fuese por esta chica.

La puerta de la sala de conferencias se abrió y la gente comenzó a pasar, entre medio de toda la fila, esas características pecas y el cabello verde captaron su atención de inmediato. ¡Por eso podía almorzar con ella! Estaba aquí mismo. Izuku levantó la mano con timidez desde la esquina y Ochako le sonrió en respuesta.

Entonces su vista se perdió cuando a sus sentidos llegó otra cosa reconocida. ¿Qué era ese olor? ¿Perfume? No solo eso, mezclado con sudor, no olía mal, era la perfecta descripción de varonil, pero ella lo conocía. Mejor que nadie ahí. Las imágenes de la reunión se mezclaban con sábanas sudadas, mordidas y gemidos. Recuerdos entremezclándose, revolviéndole más el estómago de lo que estaba antes. Muchas veces caminando por la calle lo había sentido, con vergüenza a voltear la mirada porque ya ni sabía cómo saludarlo, como hablarle, sin que le doliera. Alzó la vista casi temerosa, las piernas temblando. El cabello rubio y la mirada carmesí no se habían alejado de su silueta nada más entró a la habitación, una sonrisa casi diabólica la miraba. Katsuki Bakugo, el hombre menos discreto de la tierra.

—Como bien les comenté con anterioridad, estos serán los héroes que nos acompañarán —eran cerca de 7-8 personas más las de la propia agencia. Uraraka sentía como se asfixiaría en cualquier momento con esa mirada encima— Se dividirán en grupos de a tres para actuar con mayor cautela, tuvimos que pedir apoyo de algunos héroes del top 10 para poder desmantelar con seguridad esta organización. Dentro del día les enviaré e-mails con la confirmación de los grupos en los cuales actuarán y su posición al momento de la redada. ¿De acuerdo?

Al unísono, casi como si hubiese sido ensayado, un "sí" se esparció por la habitación.

—Se pueden retirar.

Las sillas comenzaron a moverse a medida que la gente se levantaba, Tsuyu la agarró del brazo y le dio un suave apretón mientras Deku se acercaba a ellas con una sonrisa. Uraraka lo observó por un segundo antes de que su mirada chocolate se encontrada con el rojizo de Bakugo. Tembló. No lo había visto en muchísimo. ¿Qué, cinco años? ¿CINCO PUTOS AÑOS? Y la última vez que intercambiaron si quiera una palabra fue cuando Bakugo decidió que no podía estar en una relación con ella. Que no merecía una relación con ella.

Casi como flashbacks de guerra se arremolinaron al fondo de su cabeza, las lágrimas, el dolor, los gritos, ese último beso, sus meses juntos, su agonía juntos. Todo tan secreto. Todo tan estúpido. Y ella tan estúpida. ¿Cómo siquiera confió en él? ¿Cómo siquiera creyó que ella sería distinta a las demás? ¿Cómo fue tan-?

—¿Uraraka? —la mano de Deku en su hombro la sacó de trance, la chica musitó un desatento "¿Umm?" tras mirarlo—. Te preguntaba si almorzamos juntos.

Claro, por supuesto que sí. Y ahí había estado él, Izuku. Recogiendo sus trozos, intentando amarla de la manera más "Deku" que conocía. Al final ni siquiera eso resultó. Él tenía su tiempo copado con ser el héroe número uno, y ella un corazón roto. La persona que había amado por cuanto, ¿tres años? En la escuela de héroes no había sido capaz de arreglarla, nada había podido. Y ni las noches más buenas de su vida le habían podido sacar el amargo sabor de los labios de Bakugo de su recuerdo.

—¡Sí! Por supuesto. Iré a buscar mis cosas y vuelvo.

Salió rápidamente de la sala de reuniones para ir a su oficina donde había dejado su abrigo y algunos documentos que no le había entregado a Tsuyu de su última misión. Mínimo Deku podía sacar su mente del caos que había dentro. ¿Cómo es que nadie le dijo que él estaría ahí? Ah, bueno, es que nadie sabía. Más que Tsuyu, y en ese entonces Kirishima, que de hecho estaba por ahí también pero no había tenido la oportunidad de saludar. Claro que nadie sabía. Ni siquiera Izuku. Habían sido seis meses de secretismos y aún así era como si nunca hubiese ocurrido. Dio un largo suspiro antes de voltearse y poner su mejor cara para que Izuku ni se preguntara que estaba pasando por su mente, pero ahí estaba.

Rubio, fornido, más alto que como lo recordaba, el cabello alborotado y los ojos como rubíes brillando.

Se le cortó el aire. Carpeta al suelo. Papeles en todos lados. Caos.

Se apresuró a abalanzarse al suelo para recoger todo, sin siquiera emitir un murmullo, el corazón latiéndole tan fuerte que lo sentía en la garganta. Recogió todo lo más rápido que pudo y se levantó tratando de verse lo más firme y "no-llevo-cinco-años-anhelando-verte" que podía.

—Permiso. Necesito salir —y más encima, le tapaba la puerta. Como si no fuese suficiente su presencia ahí en la empresa. En su oficina.

—Ochako —el corazón le tembló y las piernas se le pusieron como jalea. Escucharon su nombre en esa voz ronca de nuevo era algo para lo que no estaba preparada. Esperaba un "cara-redonda", o mínimo un "Uraraka", pero saltar directamente con Ochako era para matarla.

Agarró todo su valor tratando de que la voz no le temblara.

—Muévete Katsuki. Tengo que irme.

Katsuki.

Antiguamente sólo lo llamaba así cuando estaban solos, escondidos en alguna de sus habitaciones en UA.

Una sonrisa socarrona se escapó de los labios de Bakugo.

—Quiero hablarte.

—Mira tú. ¿Me dejas salir?

—No.

—No tengo nada que hablar contigo.

—¿No? ¿No tienes nada que hablar conmigo porque en cinco años nunca me devolviste una llamada? ¿O porque jamás me quisiste volver a abrir la puerta?

—¿Tenías algo distinto a "Lo siento Uraraka, no puedo seguir esto" en ese entonces? ¿No se lo puedes decir a alguna de tus muchas otras novias? Oh, espera, yo no fui tu novia. Sólo tu entretención por medio año.

Bakugo se quedó en silencio, su sonrisa desapareció, y la miró con los ojos entrecerrados. Quería romper algo pero algo de autocontrol tenía de mayor.

—Muevete, Bakugo.

En silencio, se movió de la puerta.

Había muchas cosas de las que se arrepentía, y Bakugo no era la clase de persona que se arrepentiese de nada, pero ahí estaba ella y se arrepentía cada maldito segundo. ¿De qué? ¿De ser cobarde? ¿De no haberla mirado a los ojos en su último mes antes de la graduación y decirle que lo que más quería además de ser un héroe era estar con ella? ¿Qué era demasiado cobarde para comprometerse? De todo, mierda, de todo.

La había llamado, muchísimas veces, la había ido a buscar, había tratado de encontrarla, de cambiar de parecer. Había dejado de lado su puto orgullo por ella por seis meses seguidos tratando de dar con ella. Pero Uraraka nunca volvió. Y los años pasaron y las chicas en su cama iban cambiando pero aún así nada lo traía de vuelta de ella. Y lo odiaba. Odiaba pensar en ella cuando había alguien más entre sus sábanas. Odiaba pensar en ella cuando veía cosas de su agencia en la tv. Odiaba cada maldito segundo desde entonces.

Chasqueó la lengua mientras la veía irse. Ya la había perseguido una vez. Claramente no lo quería cerca. Pegó una patada discreta a la puerta cerrada de la chica y caminó fuera del edificio.


Obviamente un prólogo es cortito ;; en general soy asquerosa para actualizar "en tiempo" pero haré mi mejor esfuerzo~

¿Review~?

Blue—.