Capítulo 1

La muerte, un aspecto, una fuerza de la naturaleza, una entidad que tomaba en cuenta ninguna emoción, simplemente era una finalidad, algo que todo ser material tiene como último ritual de paso a la siguiente vida, algo que ni siquiera la representación de la muerte misma conoce.

Todo ser vivo tiene que morir, la muerte es algo inevitable, sin embargo había aquellos que por alguna razón u otra preferían una existencia prolongada, algo parecido a la inmortalidad, la muerte a pesar de no tener noción de lo bueno y lo malo, la molestia u obligación como cualquier entidad consiente, si conocía los efectos de su propósito, creando tramas para que todo aquel que intente evadir su destino nunca lo logre verdaderamente, muchos fantasmas han pasado a la otra vida después de pasar una existencia miserable como simples espectros, un castigo común de la muerte.

A pesar de todo esto, había quienes podían ser lo suficientemente sensatos como para aceptar la muerte con los brazos abiertos, el hermano más joven de Peverell fue uno de ellos y a la vez uno que logró evadirla en el pasado, dando como comienzo a los eventos que llevarían al mayor error de la muerte en una de sus tramas.

Los descendientes de este hombre tenían en su posesión una reliquia dada por la misma muerte.

De ellos nació un niño que evadió la muerte en el mismo día de la muerte, llegando incluso a poseer las tres reliquias de la muerte y aceptándola sin pedir nada más que descanso en paz.

Este conjunto de requisitos fueron reunidos.

Se creó una entidad fuera del plano terrenal, un ser de conciencia humana y poder más allá del permitido, el maestro de la muerte. Superior a la muerte, el maestro de la muerte podía traer y matar a su antojo desde la muerte, este poder no podía ser sostenido por nadie más que la muerte y a pesar de poder decidir no llevarse una vida la muerte era inevitable, siempre tiene que haber un comienzo y un fin.

Y asi el hombre forjado en miseria, esclavitud, hambre, abuso, ignorancia, extremo control, manipulación, miedo, desesperación, sufrimiento, guerra, batallas, mentiras, calumnias y soledad, dio paso a un ser superior, abnegado por los que ama, y un hombre de acción, noble y tranquilo, un misterio que incluso la muerte con su infinita capacidad de leer a los seres mortales no podía descifrar.

En su búsqueda de conocimiento la muerte se acercó a este hombre extraño que ahora era parte de su reino, buscando por que con tanto poder, porque teniendo una mente humana, aún no había usado absolutamente nada de ello, lloraba la muerte de sus amigos sabiendo que podía traerlos a la vida, incluso permanentemente, darles vida inmortal, pero el solo lloraba como si fuera inevitable, la muerte a pesar de saber que asi es como deben ser las cosas, quería conocer la extrañeza de este evento.

Sin poder ir en contra de su maestro la muerte tomo forma física nuevamente desde hace milenios y se presentó ante él, un ser andrógino que había sido recibido con un saludo agradable y tratado como si fuera otro ser que merecía ser tratado como un igual, no había miedo, no había horror, no había arrogancia, no había confusión, simplemente lo acepto como un hecho tal, como la muerte veía todos los eventos que deben ser como son.

En su búsqueda sin motivo de conocimiento la muerte se dejó mimar como un ser tangible tomando la forma de una hembra de la especie humana, una mujer con características atractivas que solo un ser más allá de lo terrenal podría lograr tener, cabello negro, piel blanca, ojos negros y cuerpo delgado, curvilíneo y tonificado. La muerte había tomado un género por primera vez en su inmortal existencia y se dejó mimar como una mujer frente a un hombre.

El hombre y la mujer, inmortales, poder en la muerte y de planos superiores compartiendo su soledad. La cama caliente que un cuerpo humano podía crear era algo apreciado para el hombre, para la mujer era un estado de descanso en esencia satisfactorio, sin embargo la búsqueda del saber de la muerte siempre quedo sin resolver, ella no era un ser mortal y nunca lo fue, no era un ser en sí, ella era un elemento inevitable, era un concepto, un estado de ser, no un ser. Ella no tenía la capacidad de desarrollar sentimientos de ningún tipo, al menos no aquellos que estén dirigidos a otros seres. Era la muerte, todos eran iguales para ella, y a pesar de todo esto ella podía admitir que su maestro era capaz de sobresalir incluso ante sus ojos. Si ella fuera un ser capaz de sentir, sería la mujer más feliz, sería una entidad "complacida", para un concepto, ser bueno o malo, disgustada o complacida no era posible.

Esta realización incluso saliendo de sus hermosos labios no afecto la interacción con su maestro, ella sabía que era solo una especie de idea y no un sentimiento, pero ella podía permitirse fingir que ella sintió un calor llamado "amor" en el fondo de su pecho.

Los años pasaron y la muerte llego a conocer por medio de la observación y el objetivo de afecto lo que era el amor, tal vez se tardó 550 años en conocer cada pequeño detalle que el amor podía producir, pero al menos cuando tuvo sus datos en orden la muerte se paró completamente desnuda frente a su maestro, lo beso lo más lenta y suavemente posible.

"Talvez no sea capaz de sentir emociones, pero estoy segura que incluso alguien como yo puede admitir, que lo que tenemos y la forma en que mis acciones son ahora más acertadas de lo que fueron al principio, que esto es como un concepto "ama" a otra existencia. No puedo sentir, pero conozco el amor a través de mis conocimientos."

"Solo quiero que sepas esto, ningún ser, entidad, existencia, concepto o cualquier otra cosa que pueda existir o no existir tocara este cuerpo humano, esta entidad, este ser conceptual, excepto tú, Harry James Potter, eres y serás mi dueño sin importar nada, el único permitido en toda mi inmortalidad para tocar mi existencia. Para todos los motivos, yo, la muerte, estoy casada contigo maestro."

Esas palabras quedaron grabadas en la existencia inmortal, un ser insensible llego a conocer el amor por medio de otro ser, sus conocimientos le dieron la capacidad de declarar fuerte y claro que ella amaba a otro ser, de forma extraña, pero "amor", un amor conceptual, solo una idea, pero tan real como el amor verdadero.

No había más recompensa para un hombre que una mujer incapaz de sentir, te amara.

Pero todo esto no podía simplemente seguir como era, la muerte siempre había conocido un propósito de su existencia, al menos hasta que un nuevo propósito se presentó ante ella. La muerte era inevitable y solo la muerte podía tener este tipo de poder, conociendo esto la muerte "sabia" que su maestro no podía permanecer como "el maestro de la muerte", pero esto chocaba con su nuevo propósito, la felicidad de su maestro, su maestro que era feliz junto a ella, que la amaba y sufriría si incluso la alejaba de ella. Asi la muerte busco y busco por años hasta que encontró una solución, un trato.

Su maestro podía enojarse, podía gritar, pero no lo hizo, solo sonrió tristemente tomo la mano en señal de aceptación, sabía que la muerte no tenía sentimientos, solo conocimiento, ella tenía motivos y se los había explicado, nada emocional había entrado en la conversación o motivos de su decisión, dolió, pero su maestro acepto con sufrimiento reflejado en sus ojos verdes su decisión, ella "sabia" que el sufriría como ella sufriría si fuera capaz, ella lo amaba, pero no era capaz de sentirlo, tan extraño como sonaba.

El trato era simple, el regresaría al pasado, en un momento donde las reliquias de la muerte estuvieran reunidas de forma conocida para su maestro y ser destruidas para que ningún otro ser pueda convertirse en su maestro, a cambio, ella lo enviaría en un momento donde él podría ser feliz, encontrar una mujer que le podría dar un amor verdadero tan fuerte como ella lo amaba en su forma extraña.

Su maestro la había acercado y con una pasión que los nervios y partes sensibles de su cuerpo humano habían estallado en placer, una despedida que en las memorias de la muerte será recordada como la imagen perfecta de dos amantes que se profesaban amor, incluso si actualmente ella no podía sentir nada más que lo que su actual cuerpo le proporcionaba.

El beso dio paso a las caricias, los cuerpos juntos en intimidad enredados en las sabanas. La muerte y su maestro descansaron juntos por mucho tiempo antes decidir que tenían que despedirse. La muerte llevo a su maestro hasta la salida, lo beso con el amor que siempre quiso poder tener, el amor que se merecía.

Su maestro la miro como si quisiera usar su poder para evitar la despedida, pero el ya no era un simple humano, él era ahora un ser con una comprensión mayor, alguien más sabio, incluso después de que ya no sea el maestro de su esposa seguirá teniendo algunas habilidades que solo alguien que poseyó el poder la muerte podría tener. Sonriendo asintió mientras caminaba en una dirección indefinida en un extenso campo de niebla gris.

"No te preocupes si te enamoras de otras chicas, no morirá repentinamente. Solo recuerda que siempre seré tu primera esposa."

El maestro de la muerte giro para mirarla sorprendido solo para darse cuenta de que ya no estaba ahí, sin embargo la muerte lo dejo con una última frase.

"Yo te seré fiel, pero tu disfruta de la vida, tanto como disfrutaste a "La muerte""

Harry James Potter abrió los ojos con incredulidad, si no fuera porque conocía muy bien a su amante el juraría que el tono sensual y provocativo, asi como la risa divertida de la muerte en su voz, era tan real como cualquier ser sensible.

Sonriendo Harry se recuperó, sacudiendo la cabeza se giró para caminar. El cuerpo del maestro de la muerte comenzó a desaparecer en niebla, mezclándose con la niebla en los alrededores desapareciendo gradualmente hasta que el último paso que se dio desaparecía en solo unos segundos después dando por finalizada la existencia del maestro de la muerte.

La muerte miro el espacio vacío de su dominio. El cuerpo humano que alguna vez uso para estar con su esposo despareció de la existencia. La muerte era solo un concepto más, observando y esperando. La muerte quería sentir tristeza por su soledad, pero ella al final, nunca podrá. Lo único que sabía, era que ella fue amada y eso… era suficiente.