Disclaimer: El Episodio G NO me pertenece a mí sino a Megumu Okada. Saint Seiya a ese ser superior que es Kurumada.
Advertencias: ...
Pareja/Personajes: Aioria de Leo + Shaka de Virgo
Acotaciones:
¡Hola! :D
Hace eternidades me tentaba escribir de relaciones extrañas, raras, escondidas y subliminales, por lo que este par encaja a la perfección y sucumbí D:
¡Anyway, hahaha, espero que lo disfruten y demases!
Existencias
Jamás hablaban. A ninguno le pareció necesario reparar en el contrario más que para, esporádicamente, reunirse a cumplir con los entrenamientos obligatorios.
Al encontrarse siempre bajo el halo de su hermano, Aioria solía pasársela entre los demases postulantes a dorados.
Shaka, por el contrario, estaba demasiado ansioso de respuestas a sus miles y miles de preguntas, por lo que corría con los pies descalzos y perseguía a Saga por el santuario, inquiriendo, interrogando y dudando. ¿Por qué de esto? ¿Por qué de eso? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?
Aioria siempre le pareció soso, vanal… Humano. Lo observaba encajar a la perfección con el resto de niños y ser normal, común y corriente. Se peleaba con Milo todo el tiempo por las cosas más tontas, pero era con el mismo con el primero que se embarcaba en las travesuras más increíbles, más tremendas y más impresionantes para su edad.
Shaka solía maravillarse con la sensación del pasto y el pavimento bajo sus dedos y disfrutaba de su soledad, de sus sueños, de sus preguntas y del correr de los años.
No volvieron a verse hasta que este regresó de su entrenamiento convertido en caballero, cuando habían ocurrido tantas cosas que fue imperiosa una reunión patriarcal que les pusiera al corriente de todo lo sucedido, siendo la novedad y noticia más importante el atentado y posterior ejecución del traidor del santuario.
Sin embargo, ese día en particular estaba lloviendo y Shaka se encontró de pronto con el griego sentado lastimosamente en el suelo. El rostro oculto en las rodillas.
-Al parecer-soltó con suavidad-Tú necesitas un paraguas.
Aioria, quién siempre le pareció demasiado simple y demasiado sencillo, le dio la razón al parpadear de este modo predecible de relatar.
-O en su defecto, un poco de té para recuperar el calor del cuerpo.
A pesar del semblante serio de Virgo, Aioria notó casi de inmediato la semi-sonrisa en sus labios y, prácticamente, como si un dios en particular lo hubiese deseado de pronto, dejó de llover.
