Atención:

Los personajes no son de mi autoría, esta historia puede tener contenido ofensivo, lenguaje inapropiado y escenas de violencia. El que avisa no traiciona, disfruten de la lectura.


Christa Renz retuerce nuevamente el doblez de su pollera sudando frío, por no decir helado. Con pasos apresurados y con la respiración entrecortada.

Todavía los pasillos estaban vacíos y se alegraba con el alma haber llegado con tiempo para encontrar un lugar donde mimetizarse con el paisaje y de esa forma poder finalizar su último año escolar con un excelente anonimato. Acomodó su remera antes de entrar al curso.

Christa Renz no era mala, es más, podría ser confundida con un ángel pero tampoco tendría sentido juzgar por las apariencias, ya que Christa había cometido un error…forma suave de referirse a un delito.

Por eso estaba ahí, la corte había ordenado que fuera a otra escuela por ser víctima y victimario.

Ella hablaba lo justo y necesario y, hasta había días que los pasaba en completo silencio.

Y Christa no molestó, hasta que la molestaron tanto, que su bondadosa paciencia se quebró.

Era consiente de donde estaba, esa enorme escuela del estado poseía el rejunte de delincuentes juveniles que en otros establecimientos habían sido expulsados o simplemente no fueron aceptados, además de algún pobre ser humano al cual, seguramente, nadie debía querer para que lo inscribieran ahí.

Christa tenía que cumplir un castigo y era ese. Asistir a ese colegio.

Y tenía miedo. Ella no era ruda, ni peleadora, no sabía como pisar fuerte y mucho menos hacerse respetar.

Se iba a convertir en la perra de alguien, así como sucedía en los documentales de cárceles. Sus piernas suaves y pálidas temblaron ante la idea, tomó con fuerza las manijas de su mochila y entró, con el consuelo de que nadie estaba adentro.

-Y EXPLOTÓ!-Gritaron al tiempo que abrían la puerta de una patada.

-Nadie te cree, Sasha.-Se quejó uno de los chicos que venía entrando con ella.

-A caso no les emociona que este sea el último año?!-Habló mientras se arrojaba a buscar un asiento.

-Me da igual.-Una joven de pelo azabache contestó mientras que a su lado un chico rubio notaba la silenciosa presencia de Christa, dándole un codazo a la chica mostrándole su descubrimiento.

-Eren.-El niño llamó a su otro compañero para señalar al otro lado del aula.

Sasha fue la primera en caminar hasta uno centímetros de Renz, quien parecía no captar su presencia.

-Holaaaaa!-Canturreó la castaña mientras comenzaba a violar todas las leyes de espacio personal sentándose al lado de la pequeña, haciendo que se sobresaltara y los auriculares se cayeran de sus orejas.

Hubo un silencio hermético, donde los pulmones de Christa y nadie más se movieron.

-Es hermosa!-Habló Sasha obnubilada por los ojos celestes de la rubia.-La ven!?-Preguntó emocionada a sus amigos al tiempo que se giraba para comunicar ese echo.-Es perfecta!

Renz se puso colorada y podría jurar que sus mejillas iban a reventar.

-Soy Sasha, él es Eren, ella Mikasa y el rubiolas es Armin.-Señaló a cada uno mientras los nombraba con una rapidez inhumana.

-La estas asustando!-Armin la retó.

-Armin, es como vos pero en versión mujer! Y hermosa!

Eren comenzó a retorcerse de la risa, logrando que Mikasa sonriera y el rubio se molestara.

-Cómo es tu nombre?-Preguntó esta vez el pelinegro que se estaba recuperando del ataque de risa.

-Christa.-Se presentó entre rápidas y suaves palabras.

-Que hermoso nombre, combina con vos a la perfección.-Sasha no le sacaba la mirada de encima, hacía tanto tiempo que no veía a un ser tan tierno y perfecto que hasta sentía que era una alucinación.

-Dejala en paz!-Mikasa le ordenó.

-Bueno.-La castaña se quejó y cruzó sus brazos indignada, con un puchero en su rostro.

Los otros tres ya habían ocupado sus respectivos lugares y sacaron sus cosas.

Sasha los observó y luego se giró donde la rubia se mostraba aún avasallada.

-Sentate conmigo, así no estás sola en tu primer día.-La sonrisa que le regaló fue tan genuina que doblegó un poco el miedo de Christa, la cual solo asintió. Braus saltó emocionada.-Querida Mikasa, hoy me siento con ella.

-Me da igual.-Contestó perdiéndose en la pantalla del celular.

-Christa, decime, no sos de hablar mucho, no?

-No.-La dulce voz apenas sonó y su compañera de banco logró entenderla por el gesto negativo que hizo con su cabeza.

-No hay problema, puedo vivir con eso, Mikasa tampoco hablaba mucho, no hicimos amigas y aunque ella no lo admite logré que por lo menos sus insultos sean audibles. Como el rechazo emocional constante.

La rubia solo asintió, estaba mareada por la velocidad de las palabras, parecía no necesitar respirar.

Los pasillos comenzaron a llenarse de murmullos y luego de un rato el timbre sonó, informando la inminente entrada a todos los alumnos que se resistían.

Christa se tensó y rezó internamente para poder terminar con vida ese día.

Errantes y sin ganas comenzaron a entrar en el aula demostrando en sus rostros la disconformidad de esa acción.

Lentamente el lugar se fue llenando y Christa procuró no levantar la vista de su celular, temía cruzar la mirada con alguien que no quisiera.

-Si querés un concejo útil de mi parte-comenzó a hablar entre susurros la castaña-tratá de evitar a esos cuatro.

La rubia solo asintió, que le dijera eso no le generaba valentía.

-No creo que los titanes te hagan algo…pero Annie da miedo.-Comentó fingiendo un escalofrío.

-Bueno.-Renz se lo grabó a fuego y solo levantó apenas su cabeza para identificar a los "titanes".

Eran cuatro personas, recién entraban y se dirigían a lo parte de atrás, tres chicos y una chica rubia de gesto severo.

Daban miedo y lo notaba por el gesto de Sasha.

-Pero no te preocupes, vamos a convertirte en la protegida de Mikasa para que te evites un mal momento con ellos.-Bajó la voz.-Sobre todo con Ymir, esa es la peor.

-La rubia?

-No!-Susuró.-Esa es Annie, Ymir es la flaca alta con las pecas, se parece a un chico.

-Ah.-Christa se girò para chusmear un poco tratando de no ser obvia, pero solo pudo notar tres espaldas, aún no se habían sentado, por lo que dedujo que era la de complexión delgada, con una pequeña colita de pelo y de piel morena.

A su lado se encontraba un tipo rubio, solo un poco màs alto que ella.

Podía entender porque los llamaban titanes.

-Pero insisto, tené cuidado con Ymir, está loca y es capaz de cualquier cosa.-La castaña continuó hablando preocupada.

Y como si los ojos de Christa hablaran el enorme rubio se dio vuelta chocando sus miradas, las mejillas de Renz se encendieron y como si le hubieran dado una descarga eléctrica se giró para adelante.

-Los otros dos como se llaman?-Preguntó sintiendo como se clavaba una mirada en su nuca.

-Son Reiner y Bertholdt, son buena gente, todavía no entiendo porque se juntan con ellas.

La pequeña rubia solo alcanzó a mover su cabeza de forma positiva antes de que la profesora entrara al aula y comenzara a dar la primera clase del año.

Cuando la campana sonó fue para informar que el día escolar había finalizado, Christa aún no podía creer que eso haya pasado sin incidente alguno, pero el no haberse movido de su asiento en todo el día no la hacía muy propensa a meterse en problemas. Había escuchado la vida entera de Sasha y por ende la de todos sus allegados y había evitado el contacto visual con todo ser humano que no fuera su compañera de banco.

Mientras guardaba sus cosas y escuchaba como Graus hablaba con sus otros amigos, una voz que no había escuchado antes llamó la atención de las pocas personas que se encontraban en el aula.

-No presentaste a tu amiga, patata.-El tono era burlón y hasta provocativo.

Christa notó que la voz venía del fondo por lo que miró por el rabillo del ojo para ver quien hablaba, notó que esa tal Annie no había abierto la boca…por lo que supo que la que hablaba era Ymir. Su pequeño cuerpo se tensó y trató de guardar rápido sus cosas, pero parecía costarle todo un poco más.

-Es nueva.-Contestó Mikasa.

-Y cómo te llamas?

La boca se le secó y el miedo la congeló, la castaña la ayudó a guardar con el rostro preocupado.

-Christa.-Habló la pelinegra, acercándose a las dos chicas.

-No sabe hablar?-Preguntó con desdén.

-Es muda.-Esta vez habló rápido, ella era la única que parecía no tenerle miedo a la titán.

-Que pena, aunque dudo que con esa carita le haga falta hablar.

Las mejillas de Christa se tiñeron de rojo.

-Ignorala.-Sasha le susurró y tiró de ella para salir del aula al fin.

Cuando Christa Renz se subió al autobús rumbo a su casa se sorprendió de dos cosas, tenía una nueva amiga…la primera en muchos años y la segunda la rapidez con que el temor a Ymir se apoderó de su cuerpo.


Bueno antes que nada saludo a todos y paso a comentarles que soy una recién iniciada en este fandom, y sobretodo una gran enamorada de la pareja YmirxChrista. Ante todo espero realmente que este cap, como el fic en sí sea de su completo agrado y ya saben que cualquier cosa, tanto positiva como negativa pueden dejar un rv, de verdad estaría encantada de robarles un poco de su tiempo con mi historia y que la disfruten.

Muchas gracias. Nos vamos a estar leyendo.

L.