Y te encanta
Su mano descendía lentamente por mi espalda desnuda, arrancándome suspiro tras suspiro.
Su suave aliento mezclado con tabaco chocaba contra mi rostro, invitándome a probarlo.
Sus labios aprisionaron los míos, robándome un alto gemido.
Una sonrisa sorna se dibujó en su rostro.
―Siempre haces lo mismo, Sasuke. ―Alcancé a decir.
Su mano se había ido aún más abajo del término de mi espalda.
Lo volvió a hacer, tirándome de espaldas de un empujón a la cama.
―Y te encanta ―dijo.
Maldije el hecho de que me conociera tan bien. Sopló levemente sobre mi nariz, mi cuello, y arqueé la espalda.
―Sólo dame un poco más ―pedí.
―Eres tan molesta, Sakura ―recriminó.
Sonreí triunfal.
Acercó la boquilla del cigarro para que le diera una calada.
―Y te encanta.
