Cap. 1

Yusuke se mantenía quieto, observando como sus cosas continuaban desperdigadas por todo el suelo de aquel pasillo y algunas incluso rotas, dejaban ver sus piezas por todas partes sin un orden; aunque por fuera se podía ver tranquilo e incluso sereno, por dentro su corazón seguía latiendo a una gran velocidad como si acabase de correr alguna maratón o desde una larga distancia, con prisas y sin descanso.

Levantó una mano y se la pasó por el rostro como si con eso pudiese apartar sus pesares para luego, descender la mano hasta hacerla descansar en su vientre aún plano e indicativo de los ejercicios a los que se había visto obligado cuando trabajase como detective del mundo espiritual.

Pero todo eso había acabado…

Así como su vida hasta ese día en que su madre le hubiese arrojado del departamento donde vivía con esta y lanzado sus cosas como si no valiesen nada; había sido una clase de suerte que solamente lo hubiese abofeteado y no le hubiera arrojado el colchón de la cama a la cabeza y gritando que seguramente ahí había ocurrido todo.

No podía estar mas alejada de la realidad por supuesto.

-Vamos a estar bien… todo estará bien…

Susurró en un tono muy bajo y suave, tratando de convencerse a sí mismo de cada una de sus palabras al tener la impresión de que cada una de sus emociones, se vería reflejada en su interior y por lo tanto, repercutiría de ahí en delante en todo lo que se le venía encima; parpadeó una última vez antes de despedirse en silencio de la mujer que le había dado la vida y que le había enseñado muchas cosas a pesar de todos los tropiezos y su última pelea.

Después de todo… había sido principalmente por ella que había regresado a la vida.

Porque… un hijo nunca debía de hacer que su madre llorase por él.

Sonrió y cerró los ojos un momento, reflejando algo de cariño en su semblante para luego dedicarse a recoger cada una de las pertenencias que se suponía que tenía hasta que pudo hacer un bulto demasiado grande en el interior de las sábanas que habían sido parte del arrebato destructivo de aquella mujer; gracias a la fuerza otorgada tras mucho entrenamiento podía cargar con ello sin apenas molestarse.

Inclinó una vez la cabeza en dirección de la puerta de lo que había sido su hogar antes de darse la vuelta y marchar.

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De primer instancia había pensado en quizá pedirle alojamiento a Kuwabara en lo que resolvía donde viviría y cómo lo haría.

Ni siquiera pasó por su cabeza ir a buscar aquel pequeño carromato que su madre le había conseguido para trabajar puesto que seguramente iría a por él para quemarlo o venderlo al mejor postor que encontrase; no le iba a permitir tener ni la mas mínima posibilidad de tener algo de lo que ella le hubiese brindado anteriormente.

Porque tal cuál y como le había dicho… "ya eran demasiadas decepciones de su parte"

Decepciones

No entendía como ella podía ser tan fría y cruel con su situación tomando en cuenta que era algo por lo que ella misma había pasado cuando él estuviese a punto de nacer; sin embargo tal vez era justamente el hecho de que se trataba de su único hijo varón y que así como ella lo veía, el que hubiera sucedido algo como aquello solamente le quitaba un estatus que por mucho se había ganado el chico a base de ser el mejor en las peleas.

Ni siquiera el mismo entendía el porqué de lo que le había ocurrido!

Lo único que tenía claro era que ahora se encontraba solo y que así como su madre había hecho en su juventud para mantenerlo, iba a ser su turno de hacer lo propio para asegurarse de que no iba a dejar todo tirado por el suelo.

Sería lo mejor que pudiese ser, costase lo que costase.

Pero… después de meditarlo profundamente ir a donde Kuwabara no iba a ser realmente una opción. De inmediato querría saber que sucedía y si no era él, su hermana se encargaría de averiguar los motivos y razones por los cuáles había sido echado casi a patadas de su hogar; aunque ya no podía llamarlo así, de todas maneras prefería guardarse su actual estado físico para sí mismo y en secreto el mayor tiempo posible.

Hiei y Kurama?

No creía soportar la mirada de compasión por parte del ex zorro y estaba muy seguro de que el koorime solamente aprovecharía para hacer burla de aquello por lo que estaba pasando y mentalmente no se sentía con tantas fuerzas como para soportar pasar por aquello.

Se detuvo debajo de la luz amarilla de una de las luminarias del parque y se sentó en una banca, dejando a un lado aquel extraño bulto con el que cargaba y en donde llevaba todas sus cosas antes de recargarse en el respaldo de metal de esta y dejar salir un suspiro cansino; cerró los ojos pensando que no tendría nada de malo si se quedaba dormido ahí, después de todo no le daban miedo los asaltantes de noche

Definitivamente, él era mas peligroso

Abrió los ojos con lentitud y entonces sonrió de lado con fastidio

Claro

Era esa la razón por la cual el gran Enma había enviado a esos ridículos sirvientes suyos para que le dejasen inconsciente y luego, provocarle el terminar de aquella manera con la pútrida intención de hacerle desear suicidarse.

Pero no estaba tan loco como para eso y su estado no tenía por qué significar el fin de todo. Había cosas mucho peores y que estaba seguro no le iban a traer la misma satisfacción aunque de ahí en delante, todo se convertiría en un gran sacrificio pero al final… valdría la pena; tal vez había gritado, golpeado cosas e incluso llorado a solas cuando nadie podía verle al darse cuenta de lo que perdería pero… quién había dicho que la vida era fácil? Sobre todo la suya?

Finalmente sonrió de lado para luego clavar su vista en una casa cercana, cuyo jardín se extendía maravillosamente hacia enfrente y que estaba en venta.

Suspiró profundo y sonrió un poco mas antes de apuntarla con su dedo como si estuviese a punto de atacar

-Algún día… esa casa será nuestra. No podrán decir que no tuvieron una vivienda decente y con espacio para jugar- dijo antes de gemir y dejar caer la cabeza hacia atrás- pero no será hoy. No tengo tanto dinero y por lo pronto, tenemos que encontrar un techo aunque sea temporal para vivir

Asintió antes de comenzar a escuchar voces que se acercaban desde una esquina y levantar la cabeza con curiosidad

Una pandilla de ladrones iba por el otro extremo de la calle fumando, tomando y riéndose de las desgracias ajenas al tiempo que presumían de su último asalto… y entonces, Yusuke Urameshi sonrió como no lo hacía en mucho tiempo

-Bueno, mamá siempre asaltaba a los ladrones para sobrevivir, verdad?- dijo antes de enderezarse y ponerse de pie para luego percatarse de que aquellos sujetos lo habían notado y ahora, caminaban sonrientes y torcidos hacia él- esto no será siempre, al menos hasta que encuentre trabajo y entonces, ya los dejaremos en paz

Aseguró el Masoku para luego, tronar su puño y prepararse para luchar

TBC