Capítulo 1: Lareine Gautier


Nota: Este fic se desarrolla al final del tercer libro, sin tomar en cuenta los sucesos ocurridos en el cuarto, aunque tomé algunos datos de éste, así que disculpen las incoherencias...pero hagamos de cuenta que algo así pudo suceder...


Un nuevo año de estudios dio inicio en Hogwarts. No había estudiante más entusiasmado que Harry por volver a clases, pues los Dursley nunca habían estado tan insoportables como ese verano. Así que regresar al castillo le había causado una ilusión terrible. En ese momento todos se encontraban en el Gran Comedor.

-Qué largas me parecieron estas vacaciones...—Pensó Potter, recordando los horribles momentos que había pasado con sus tíos—Incluso estuve encerrado dos semanas sin comer otra cosa que las sobras de Dudley...

Malfoy miró a su odiado enemigo desde la mesa de Slytherin con una sonrisa torcida, después murmuró algo a sus amigos, Crabbe y Goyle. Harry desvió la mirada ante aquello, pero a los pocos segundos una rana de chocolate se estrelló contra su mejilla.

-Hay cosas que nunca cambiarán...—Pensó Potter, entornado los ojos.

Los pensamientos de Harry fueron interrumpidos por la voz de Dumbledore:

-¡Bienvenidos, bienvenidos sean todos, mis queridos alumnos! Me alegra comunicarles que iniciaremos el año con una agradable sorpresa...

El director guardó silencio y miró atentamente a su alrededor, provocando una oleada de murmullos.

-¿Ahora qué le pasará al viejo?—Preguntó Malfoy a sus tontos amigos, los cuales se limitaron a reír como un par de monos.

-Ojalá cancelaran todos los exámenes...—Comentó Ron.

-¡No seas tonto!-Atacó Hermione al instante.

Ambos intercambiaron una mirada poco amigable. Harry sintió un escalofrío, pero no dijo nada. Prefirió estar atento a los movimientos de Dumbledore, el cual parecía buscar a alguien entre la multitud.

Entonces la profesora McGonagall apareció en el comedor y, con paso rápidos, se acercó al director. Se inclinó junto a él y le murmuró algo al oído. Parecía un poco excitada. En cuanto terminó, Dumbledore se puso de pie. Sus ojos tenían un extraño brillo.

-¡Por fin ha llegado!—Exclamó.

McGonagall asintió. El resto de los profesores y todos los estudiantes comenzaron a murmurar nuevamente. Una figura envestida en una larga capa negra había aparecido. Nadie pudo ver de quién se trataba. Dicha persona se acercó a Dumbledore e hizo una pequeña reverencia.

-Discúlpeme, no pude llegar antes...—Dijo la persona al inclinarse. Era una mujer.

El director de Hogwarts sonrió amablemente y a continuación se dirigió a los estudiantes:

-¡El puesto para profesor de Defensa contra las Artes Oscuras ha dejado de estar vacante!

Snape se revolvió como una serpiente agonizante en su asiento. ¿Cómo era posible? ¡Estaba seguro de que sería él ese año!

-¡Je, je, je! ¡Miren a Snape!—Murmuró Ron, divertido.

-¡Ron!—Dijo Hermione, reprimiendo una sonrisa; después de todo no era bueno burlarse de un profesor.

Harry no dijo ni una palabra, tenía la vista fija en la nueva profesora. ¿Acaso sería tan buena como Lupin? ¡Era una lástima que él ya no se encontrara allí!

Dumbledore se aclaró la garganta y, con gran entusiasmo, exclamó:

-¡Ahora les presentaré a su nueva profesora...

Snape estaba a punto de estallar.

-¡¿Por qué tanto suspenso?! ¡Ni qué fuera cosa de otro mundo!—Comentó Ron, molesto ante tanto misterio.

El director continuó:

-...Lareine Gautier!

Hermione ahogó un quejido. La mujer se volvió ante el grupo de estudiantes quitándose la capa y sonriendo. Todos se quedaron sin habla, incluso los gemelos Weasley, que discutían sobre artículos de broma.

La tal Lareine era, verdaderamente, una hermosa criatura de otro mundo. Era joven, muy joven, de unos veinte años. Llevaba puesto un elegante y ceñido vestido negro sobre su delgado cuerpo. Un extraño amuleto de metal colgaba de su cuello. Su larga cabellera negra era larga y rizada. Pero, lo más llamativo de todo, eran sus ojos púrpuras. Harry no podía dejar de admirarlos, al igual que todos los presentes.

El joven Potter se percató de que Gautier lo miraba fijamente. La muchacha parpadeó un par de veces y dirigió una amable sonrisa a Harry, el cual se sonrojó al instante y bajó la mirada.

Cinco minutos después el lugar regresó a la normalidad. Se llevó a cabo la rutina del sombrero seleccionador y la deliciosa cena sin demás contratiempos. A pesar de todo, Harry no se atrevía a despegar la vista del plato. En cambio Hermione estaba muy contenta.

-¡No puedo creerlo! ¡Lareine Gautier será nuestra profesora!—Dijo la joven, con las mejillas incendiadas por la emoción.

-No entiendo por qué te emocionas tanto...Si fueras chico lo entendería, porque es muuuy hermosa—Dijo Ron, con la vista puesta en la nueva profesora.

Hermione enrojeció profundamente y atacó:

-¡RON! ¡¿Es posible que no sepas nada sobre la maravillosa hechicera Gautier!?

Al escuchar aquello, Harry por fin levantó la vista del plato y miró a su amiga con interés.

-¿Hechicera?—Preguntó.

-Así es—Respondió Hermione, sacando un papel de su túnica y mostrándolo a los dos chicos—Es un pequeño artículo de El Profeta. Salió hace dos días.

Harry y Ron miraron el recorte y pudieron leer lo siguiente:

Lareine Gautier visita el mundo de los magos: La gran hechicera estará entre nosotros por algún tiempo. Hay rumores de que visitará la prestigiada 'Escuela de Magia y Hechicería Hogwarts'. Sin embargo, el verdadero motivo de su visita continúa siendo un misterio. Es extraño que Gautier abandone su mundo.

A un lado del texto aparecía una borrosa foto de la hechicera.

-Por lo visto los rumores eran ciertos...—Dijo Hermione con tono pensativo.

Ron estaba un poco molesto, tomó el artículo y, señalando la imagen, exclamó:

-¡Aún así nunca había escuchado hablar de ella! ¡¿De qué mundo vino?! Además...además...¡¿Por qué esta fotografía tan mala?! ¡Es un insulto!

Hermione se encogió de hombros, después dijo:

-A Gautier no le gusta que le tomen fotos. Muchos la han intentado, pero...bueno...a decir verdad yo tampoco sé mucho de ella...pero...pero...

La frase de Hermione quedó en el aire. Los tres amigos se volvieron para mirar a la misteriosa hechicera, la cual charlaba con Dumbledore y la profesora McGonagall.

El lugar de Snape estaba vacío.