"La sombra es compañera de la luz, y mientras esta es más fuerte y luminosa, más fuerte y oscura se vuelve la sombra gracias a ella……Pero, a diferencia de la sombra, la luz puede estar por sí misma, puede seguir adelante sin depender de nadie. En cambio, la sombra necesita de la luz para existir, o si no pierde poder, o incluso puede llegar a desaparecer."
Yo soy una sombra, y necesito de alguien para que sea mi luz. Dependo completamente de esa persona, y entregar "mi sombra" es como entregar mi alma, todo mi ser, todo lo que soy.
Ahí estás tú, mirándome desde arriba, con una enorme sonrisa de blancos dientes, el sudor cae por tu morena piel, mientras que con tu mano despeinas mi cabello, felicitándome. Tu tacto es tan cálido, se siente tan bien, tan acogedor. Simplemente te sonreí, aunque no sabes todos los sentimientos que van tras de esa sonrisa. Me muestras tu puño, y yo lo golpeo con el mío, como siempre lo hacemos cada vez que nuestro trabajo en equipo es exitoso. Te admiro, eres mi amigo más querido, por ti, iría hasta el fin del mundo, para estar junto a ti.
…
"¿Eh? ¿Qué pasa?..."
"¿Por qué pones esa cara tan seria?..."
"¡Hey, no te voltees! ¡Mírame! ¡¿Por qué te vas?!..."
"¡No me dejes sólo por favor!..."
"¡¿Por qué me dejas?! ¡Todo se está volviendo oscuro!..."
…Puede que sea una sombra, pero le temo a la oscuridad, a estar sólo.
-¡AOMINEEE~!-grito tu nombre a todo pulmón, pero tú te sigues alejando. Cada vez estas más lejos, que ya me es imposible alcanzarte.
No quiero... No quiero que me dejes... Te necesito...
-..ko.
-..roko!
-¡Kuroko!
Desperté de golpe, levantándome del asiento tan rápido que me mareé. Me queje, llevando mi mano a mi frente. Reviso a mí alrededor, estaba en el camarín del gimnasio de la escuela. Ahora recordaba, Riko nos había hecho entrenar hasta el agotamiento, y yo no aguanté más y caí dormido sobre las bancas.
-¡Kuroko!
Miré a mi lado, y Kagami-kun estaba en toalla, aún con el cabello goteando. Me miraba con preocupación, según yo interpreté.
-Kagami-kun...- dije en tono bajo, aún somnoliento.
-¿Qué haces acá? ¡Todos ya se fueron!- me dijo.
-¿Ah sí?...- mire a mi alrededor, y era verdad, no había una sola alma más que nosotros dos.-¿Q-Qué hora es?..- miré a un reloj que colgaba desde una de las paredes. Habían pasado dos horas y media desde que entramos al camarín. Abrí los ojos asombrado, para luego darme cuenta de algo.- Kagami-kun… ¿Y qué haces tú aquí?...
-Riko me obligó a trotar 60 vueltas a la cacha de atletismo, pero además de esas vueltas que las habría hecho en unos minutos, bueno, se presentó un asunto y… acabo de terminar, y vine a las duchas. Pero no te vi cuando entré...
-Ah...- me limité a decir. Me sentía muy extraño. ¿Qué tipo de sueño había sido ese? El corazón me latía con fuerza en el pecho. Kagami-kun dijo mi nombre.- ¿Qué?- le pregunte.
-...Kuroko… Estas llorando...
-¡Finalmente! ¡Maldita sea!- me apoyé de mis piernas, agachando la cabeza y respirando muy agitadamente. Estaba furioso, cansado y sudado.
-Que suerte la mía.- dije sarcásticamente, técnicamente gruñendo.- Bueno, no tengo nada que hacer, solo me daré una ducha y me iré a casa.
Me dirigí al camarín, y al entrar noté que todos ya se habían ido, aunque era obvio, ha pasado dos horas desde que terminó el entrenamiento, y desde que Riko que obligo a correr a la cancha. El agua tibia era deliciosa, me lavé bien el pelo, y limpié todo mi sudor.
Ya saliendo de la ducha, iba a los casilleros a buscar mi bolso con mi ropa, para poder cambiarme. Pero note que había una persona acostada sobre una de las bancas. Al parecer dormía. ¡¿Qué hacía alguien ahí a esas horas?! Entonces, vi su cabello color celeste.
-¿Kuroko?...- mencioné para mí mismo. Me le acerqué y lo miré desde arriba. Tenía su cara neutral, y respiraba muy tranquilo. Me lo quedé mirando por un largo momento, no sé cuánto, pero verlo de esa forma era agradable, y de alguna manera, adorable.
De repente, hizo un ruido extraño, como un quejido. Al instante, su rostro cambio a una expresión de angustia y miedo. Su respiración se agitó, y hacia raros ruidos entre sueños. Se movía, y apretaba los ojos. Entonces, sollozó.
-¿K-Kuroko?...
Él siguió agitándose y quejándose, pero cada vez era mucho más intentos.
-¡¿Kuroko?!...- me comencé a asustar. A pesar de que lo llamaba no despertaba.
-¡Kuroko!- me acerqué a él, y le toqué el hombro. No despertó.
-¡Kuroko!...
-A-aomine…- susurró entre sueños. Me quede impactado, no podía creer lo que había oído.
De sus ojos comenzaron a salir lágrimas, y sollozaba intensamente. Me desesperé.
-¡Kuroko! ¡KUROKO!
Finalmente despertó, dando un gran brinco. Miró a sus lados, no se daba cuenta que aún estaba aquí.
-¡Kuroko!- lo volví a llamar, entonces me notó.
-Kagami-kun...- dijo adormilado.
-¿Qué haces acá? ¡Todos ya se fueron!- le dije algo alterado, por lo que intente calmarme un poco, pero realmente me tenía preocupado.
-¿Ah sí?- solo contestó. Maldito idiota!- ¿Q-Qué hora es?..- preguntó, y cuando le iba a responder, noto el reloj tras mi espalda.- Kagami-kun... ¿Qué haces tú aquí?...
-Riko me obligó a trotar 60 vueltas a la cancha de atletismo, pero además de esas vueltas que las habría hecho en minutos, bueno, se presentó un asunto y… acabo de terminar, y vine a las duchas. Pero no te vi cuando entré...
-Ah...
Al parecer no se había dado cuenta de lo que pasaba.
-Kuroko...
-¿Qué?
-...Estas llorando...
Él me miró sorprendido, mientras llevaba una de sus manos a sus ojos, y notó que tenía lágrimas saliendo de ellos. Tenía una cara muy rara, completamente impactado. Sin aviso, comenzaron a brotarles más lágrimas, mientras miraba sus manos húmedas.
-¡Hey, Kuroko!- me acerqué a él, tocándole el hombro.
-Lo- Lo siento Kagami-kun… No te preocupes, no es nada...- su voz temblaba un poco.
-¡¿Cómo que nada idiota?! ¡¿Qué fue lo que pasó?!
-De verdad no te preocupes Kagami-kun- miró al suelo, apartando la mirada y limpiándose los ojos, dejando de llorar.
Sentí una ráfaga de frío, y me di cuenta que aún seguía desnudo. Sin decir nada, me fui a cambiar. Kuroko chifló, y unos segundos después apareció Nigou corriendo. Lo tomó en sus brazos y lo acarició con una sonrisa triste. Nigou me lamía la mano y la cara, como si intentara animarlo. Era una escena bastante tierna, a pesar de que ser ese mugriento animal peludo y baboso.
Me terminé de cambiar, y salí del camarín junto a Kuroko. Nigou iba dentro del bolso, y se puso inquieto, y supimos que quería ir al baño. Lo soltamos en el parque, y nos sentamos en el pasto.
-Kuroko… ¿Qué fue lo que soñaste?...
-...Estas llorando...
Me llevé mi mano a mis ojos, y los sentí húmedos. Efectivamente había llorado. Me vinieron todos los recuerdos de esa pesadilla.
Aomine-kun me estaba dejando atrás, solo, en la oscuridad. Siempre me dolió, pero después de nuestro encuentro y la paliza que nos dio, me dolió mucho ver lo diferente que era, en lo que se había convertido.
Mi pecho dolía, dolía mucho, y sentí mi cara siendo invadida por lágrimas que no podía contener.
-¡Hey, Kuroko!
-L-Lo siento Kagami-kun...- trate de no hacer notar mi problema, pero me dolía tanto, que mi voz tembló de forma tan vergonzosa.- No te preocupes, no es nada...- le mentí.
-¡¿Cómo que nada idiota?! ¡¿Qué fue lo que pasó?!
-De verdad no te preocupes Kagami-kun...- miré a otro lado, y me sequé los ojos con mi mano. Tenía que dejar de llorar, no podía ser tan idiota.
Kagami-kun de la nada se fue de mi lado, y yo lo seguí con la mirada. No había notado que estaba desnudo, lo cual me sorprendió. Tenía un cuerpo muy tonificado, realmente lo envidiaba.
-¿Nigou?..- susurré, buscándolo con la mirada. Vi su bolso, y estaba vacío. Chiflé para llamarlo, y unos momentos lo vi corriendo hacia mí con su camisa del equipo.
Lo recogí, y él me ladró, mostrando su lengua. No pude evitar sonreír. Comenzó a lamerme la mano, y después me lamía cerca de los labios. Puede que suene tonto, pero creo que se dio cuenta que no me sentía bien. Reí bajo, me había subido el ánimo gracias a él.
Kagami-kun terminó de cambiarse, y salimos juntos de la escuela. Caminábamos en dirección nuestras casas, cuando Tetsu se retorcía dentro del bolso. Comprendí que quería ir al baño.
Nos dirigimos al parque más cercano, y saqué a Tetsu del bolso, y se alejó caminando a unos arbustos. Kagami-kun se sentó en el pasto, y yo lo acompañe.
-Kuroko... ¿Qué fue lo que soñaste?...
Esa pregunta me tomó desprevenido, y lo miré algo nervioso. Siempre pongo una expresión neutra, pero a veces hay momentos que mis emociones no pueden ser ocultadas.
No podía, no podía decirle que el sueño era de Aomine-kun, con sólo oír su nombre sus ojos rojos se llenan de ira. No le puedo decir tampoco, que el hecho de que él me haya dejado fue la razón por la cual lloraba, no podía decirle cuanto me dolió que se fuera de mi lado, lo mucho que significaba para mí.
-No quiero hablar de eso...- me limité a decir.
-¡¿Cómo que no..?!- me gritó enojado, como esperaba que reaccionara, pero entonces se quedó callado.- Kuroko, no sé qué fue lo que pasó, pero yo quiero ayudarte...
Lo miré, y me di cuenta que su rostro era más relajado de lo normal, que me miraba directo a los ojos.
-... No te obligo a que me cuentes, ¡solo!...- se detenía, casi tartamudeando-... quiero que sepas que yo estoy aquí para apoyarte ¿ok?...
Toda la angustia y dolor en mi pecho se fue opacando, mientras miraba que una sonrisa se formaba en su rostro.
-Gracias...- intenté sonreír, pero creo que me salió algo como una mueca de dolor, porque Kagami-kun no pudo ocultar una pequeña risa.
Entonces, vi que levantó su puño, y me lo dejo ahí. Sonreímos juntos cuando chocaron nuestros puños juntos, haciendo ese típico saludo de ambos.
Era una agradable sensación hacer eso con Kagami-kun, a veces era rudo y se enojaba con mucha facilidad, sin contar que es un terco de primera, pero me ha mostrado facetas suyas que me hacen darme cuenta que es un gran tipo.
-No quiero hablar de eso...- me contesto.
¡Bastardo! ¡Yo acá muriéndome de preocupación y él no quiere contarme nada!
-¡¿Cómo que no...?!- me di cuenta que no puedo forzarlo a decirme, pero realmente, sentía que debía hacer algo, después de todo, es mi compañero, y aunque es raro, también mi amigo.-Kuroko... No sé qué fue lo que pasó, pero yo quiero ayudarte...
Él me miró, y realmente quería demostrarle que mi intención era ayudarlo. Lo mire a sus ojos y trague saliva, para después, sin darme cuenta y sin intención, sonreír.
-...No te obligo a que me cuentes, ¡solo!- estaba volviendo a levantar la voz, así que intente calmarme, pero mi voz salió algo temblorosa. Qué vergüenza...-...quiero que sepas que yo estoy aquí para apoyarte ¿ok?...
Me miró un poco más tranquilo, y me sentí más a gusto, porque parece que mis palabras le habían hecho bien.
-Gracias...- dijo con una mueca bastante rara, como una sonrisa chueca, y se me escapó una pequeña risa. Frunció el ceño y le sonreí, ofreciendo mi puño, y él chocó el suyo contra el mío.
Llego Nigou de la nada apareciendo a mi lado. Me sobresalte, aunque ya no le tenía tanto miedo como antes. Era diferente a todos los perros, tenía un aura humana que me agradaba, muy similar a la de Kuroko, sin contar que tienen un gran parecido, y que antes tampoco me agradaba y ahora resulta que es mi amigo.
Kuroko guardó al cachorro dentro del bolso, y continuamos nuestro camino.
Sé que él no me quiso contar lo que pasaba, que aún lo que dijo entre sueños me daba vueltas por la cabeza:
Aomine-kun…
Gruñí para mí mismo, pensar en él sacaba lo peor de mi, y suponer que él quizás sea la razón por la cual Kuroko lloraba, me da muchas más razones para odiarlo.
No le quise preguntar, simplemente no hablamos todo el camino. Ya era muy tarde para ir por un batido y una hamburguesa, por lo cual llegamos a nuestro punto de separación, y cada uno siguió su camino.
Llegué a mi casa y me preparé la cena. Antes de irme a dormir, hacía más calor que lo normal, así que me quedé en bóxers. Cuando me acosté no podía conciliar el sueño.
Lo que había pasado hoy me daba vueltas una y otra vez. ¿Qué le pasó a Kuroko? Nunca lo había visto llorar de esa forma. Sus sollozos volvieron a mis oídos, y sentí una gran angustia. Quería ayudarle, pero no sabía cómo... ¡¿Qué tenía que ver Aomine con todo esto?! ¿Le habrá hecho algo? ¡Si es así yo...!
¿P-por qué me importa tanto?... Bueno, Kuroko es mi amigo, y claramente no quiero ver a un amigo así, pero el sólo pensar que él está mal me llena de preocupación y frustración.
Me dolió el pecho, y puse mi mano ahí, quejándome. Me di vuelta de cara contra la almohada para dejar de pensar en estupideces y por fin logras dormirme, mañana sería sábado y teníamos que ir a entrenar al gimnasio de la escuela.
Apareció Nigou por atrás de Kagami-kun y él pego un brinco. Verlo asustarse siempre me causa gracia, pero después de decirle enojado que no lo volviera a hacer, le acarició la cabeza. De esos actos me refería, él realmente es muy cariñoso si se lo propone.
Caminamos en silencio, y ya era tan tarde que no pudimos ir a comprar mi sabroso batido de vainilla como todos los días, así que seguimos de largo. Nos separamos en la calle de siempre y me despedí con la mano.
Llegué a mi casa, y estaba vacía. Nunca acostumbro a comer en casa después del batido que me tomo junto a Kagami-kun todos los días cuando volvemos de la escuela, pero como no fue posible, abrí el refrigerador y encontré comida instantánea.
Ya lista mi comida, y con los platos de agua y comida de Nigou llenos, me senté en un sofá, que tenía vista a una ventana. Estaba de noche, y la luna llena brillaba. Pensé en mi sueño, pero quise apartarlo de mi mente. Quería pensar en otra cosa, en algo que me agradara y no me traía malos recuerdos...
Sentí la lengua de Nigou en mi tobillo, exigiendo mi atención. Dejé a un lado la caja de comida a medio comer, y lo tomé en brazos. Se acomodó en mi pecho, y lo acaricié. Me alegro haberlo adoptado. Era mi compañía, y era como verme a mí mismo en forma de perro. También, me alegro al saber que este es el único perro que a Kagami-kun le agradaba.
Kagami-kun... Recordé lo amable que había sido hoy conmigo, cada día me impresionaba más. Me alegraba poder conocer esos lados de él. No era como Aomine-kun...
Aomine-kun tenía una luz increíblemente poderosa, pero esa luz daba terror, alejando y asustando a quienes están a su alrededor. Yo no me habría ido de su lado, me habría quedado siempre con él, como amigo, pero fue él quien me dejó atrás, siguiendo sólo su camino, y dejándome el camino oscuro.
Esos momentos tenía miedo, mucho miedo, de que nunca pudiera encontrar a otra persona que fuera mi luz, hasta que conocí a Kagami-kun.
Cuando lo conocí, me di cuenta que su luz era poderosa, pero irradiaba luz dañina y algo turbia, ya que trataba mal a los demás, viéndolos por sobre su hombro y menospreciándolos, como a mí en un principio. Pero yo sabía que eso se podía cambiar, no estaba lejos de alcanzar a los de La Generación de los Milagros, y aún no era muy tarde para evitar que se vuelva como uno de ellos: engreído, vil, haciendo lo que se la gana, aislado de su equipo.. Un monstruo. Yo le guiaría por el buen camino, para hacerle notar que un trabajo en equipo es el mejor de todos, el que más alegra y beneficia. Técnicamente, lo estaba eligiendo como mi nueva luz.
Con el paso del tiempo, esa mala vibra iba disminuyendo, con cada vez que Kagami-kun confiaba más en nuestro equipo, y dejaba de querer destrozar a quien se le cruzara. También, con la mejora de sus habilidades, estaba volviéndose más poderosa.
La luz de Kagami-kun no es tan fuerte como la de Aomine-kun, pero si, era mucho más pura, una luz en la cual podía confiar, ya que él mismo me dijo que no se iría.
Me levanté del sofá y me acosté en mi cama con Nigou, quien se acomodó a mis pies. Apoyé mi cabeza sobre mi almohada, pero por alguna razón, la tome y la abrace, acurrucándome en ella.
No me di cuenta cuando tenía a Kagami-kun en la mente como aquella almohada. Me sentía más protegido, menos solo. Escondí mi rostro en la tela, como si aquella fuera su pecho. Sentí una gran satisfacción, y me hizo respirar tranquilo. Me sentía agradecido, de haberlo conocido, de que fuera mi amigo... De qué fuera mi luz.
Oscuro. No podía ver nada, ni siquiera la punta de mi nariz. No tenía idea de donde estaba, pero solo el color negro era lo que podía ver.
Intenté verme las manos, pero no estaban, aunque las sentía mover. No veía absolutamente nada.
Entonces, de mi piel comenzó a salir luz, que iluminó al mi alrededor. Todo mi cuerpo brillaba, y me permitía miras a metro y medio más allá de mí. Mis ojos buscaban por alguna figura, pero sólo había un vacío, con un suelo bajo mis pies. Caminé. Seguía buscando algo. Intenté hablar, pero no pude. Esto me estaba comenzando a asustar.
Oí unos sollozos a lo lejos, que hacían eco, como si donde estuviera fuera un cuarto gigante. Yo conocía esos ruidos, sabía de quienes eran.
Kuroko...
Partí a trote en dirección al sonido, y cada vez se hacía más fuerte. Podía ver una débil luz, que mientras más me acercaba, más clara era mi imagen. Me detuve en seco, cuando me di cuenta que quien lloraba era efectivamente Kuroko.
Estaba en el suelo, sobre sus rodillas, llorando intensamente. Sus lágrimas caían al suelo, y no se detenía. Estaba temblando.
Lo intente llamar, pero de mi garganta no salió ni un sonido. Corrí hacia él, hasta que choqué con algo. No veía nada frente a mí, pero ahí estaba. Había una pared, una especie vidrio, que no me dejaba llegar hasta Kuroko. Lo golpeé, pero no cedió. Levanté la mirada y Kuroko lloraba aún más intensamente, llevándose sus brazos a su estómago, abrazándose. Los sollozos se convirtieron en llanto.
¡Kuroko! ¡Mírame! ¡Heey~!
Golpeaba una y otra vez el vidrio, pero no cedía. Kuroko sufría frente a mis ojos y no podía hacer nada. Hablaba, le gritaba, pero ningún sonido salía.
Entonces, una luz a lo lejos se acercaba. Cada vez estaba más y más cerca de Kuroko. Cuando pude notar, vi el cuerpo de Aomine, sonriendo de forma macabra.
Mi cuerpo hirvió en ira, y golpeé el doble de fuerte aquel vidrio.
¡Hijo de puta! ¡¿Qué haces aquí?! ¡Aléjate!
Aomine me miraba con malicia, y cuando estuvo al lado de Kuroko, le pateó el estómago.
¡KUROKO!
Él cayó al suelo, tosiendo.
¡Vete, huye ahora que puedes!
Kuroko se levantó y se aferró a la pierna de Aomine, temblando. La abrazo con ambos brazos, la acarició, para luego besarla. De sus ojos no dejaban de brotar lágrimas.
Me quedé paralizado ante esa imagen de Kuroko, lamiendo la pierna de Aomine como si un perro fuese.
¡Idiota, no hagas eso! ¡Escapa ahora!- golpeaba una y otra vez el maldito vidrio.
Aomine se agachó, tomó el mentón de Kuroko y le devoró la boca. El hijo de puta le metía la lengua hasta la garganta, y el idiota del otro se dejaba, quedando completamente a su merced.
Las piernas me temblaron, de rabia y desesperación. Le estaba haciendo eso y no podía hacer nada.
-Como puedo ver, sigues siendo mi perra...- Aomine se separó, dejando un hilo de saliva entre sus bocas. Kuroko jadeaba sonrojado.
¡NOO! ¡No, Kuroko~!- mi maldita voz no salía.
-Si, siempre lo he sido... Soy sólo tuyo...- jadeo Kuroko, acariciando su pecho.
Mis dientes rechinaban, y mis manos ya me dolían.
Se volvieron a besar, y Kuroko llevó sus labios al cuello de Aomine. Mientras estaba en eso, él me dirigió su mirada hacia mí.
-Como pues ver, ni en esto me puedes ganar...- río.
Fue mi límite. Un último golpe a ese vidrio y este finalmente se rompió, dejándome paso. Corrí hacia ellos, y cuando estaba a punto de alcanzarlos...
Una potente luz me dejó ciego, obligándome a retroceder. Algo estaba tras mío, y me tropecé, cayendo de espaldas. Aún no podía ver, la luz seguía brillando intensamente.
Cuando se hizo más tenue y pude recuperar la visión, la imagen que tenía frente a mi me dejó helado.
Kuroko estaba desnudo, sudado y jadeando, acostado boca abajo contra el suelo, y Aomine sobre él, igualmente desnudo. Le estaba penetrando, estaba dentro de Kuroko.
Mis labios temblaron, y cuando intente levantarme, mis muñecas y tobillos fueron atados al suelo. No podía, por más que lo intentara, estaba completamente atrapado. Mientras más me movía, más fuerte se amarraban a mí, haciéndome daño,
Levanté la mirada, y Aomine envestía con fuerza el trasero de Kuroko, mientras este se aferraba al suelo, y gemía sin pudor.
¡NOO~!
Aomine pareció oír mi grito, porque dirigió su mirada hacia mí con una sonrisa malévola, y aumentó la velocidad de las embestidas. Kuroko temblaba y lloraba, mientras potentes gemidos se escapaban de su garganta.
-¿Lo ves? No eres suficiente...
¿Qué?..
-No eres nada comparado conmigo...
¡Cállate!
-Tu luz no puede contra la mía...- tiró del cabello de Kuroko, para obligarlo a levantar la cola. Este gritaba de dolor.
¡DETENTE!
-Tú nunca serás su luz...
¡NO LO HAGAS! ¡Lo lástimas!
-Yo siempre seré la luz de Kuroko...
¡NOOOO~!
-Kuroko es mío...
...
Desperté de golpe en mi cama. Temblaba, estaba aterrado. Miré a mí alrededor y vi mi despertador. 3:30 am. Aún no había rayos de luz afuera.
Me cubrí la cara con mis manos. Sudaba, y no podía dejar de temblar. Mi respiración iba desenfrenada. Me era imposible recuperarme de aquel sueño.
Un sueño... Di las gracias, gracias a Dios de que sólo haya sido eso...
Estaba a punto de llorar, pero nunca lo haría por algo tan tonto como un sueño, pero, este casi me da un ataque. Fui al baño a limpiarme la cara, estaba algo pálida. Tome agua helada, y me metí a la ducha, era obvio que no podría volver a dormir, aunque faltarán varias horas para ir al entrenamiento de los sábados por la mañana.
Mientras el agua recorría mi cuerpo, esas horribles imágenes no dejaban de aparecer una tras otra; realmente sentía que aun podía oír los gemidos de Kuroko. Antes de despertar, él levanto la mirada desde el suelo, me miró directo, y susurró mi nombre.
-Kagami-kun~…
Golpeé la cerámica de a bañera, descargando la ira que tenía dentro.
¡¿Qué explicación tenía este sueño?! ¡¿Por qué estaba Aomine en esto también?!... La rabia y el miedo me hacían pensar las peores cosas, que quizás, esa pueda ser una de las razones por la cual Kuroko lloraba la tarde de ayer...
[CONTINUARÁ…]
¡Hola! Bueno, este fic lo tengo hace MUCHO, pero miren, les explico:
Soy admin de una grupo en face donde me dedicaba junto con otra chica a escribir historias a pedidos de fans, y pues, la cosa es que no todo salió bien, y el grupo dejó de funcionar.
Pero, quise salvar este fic y publicarlo, porque a pesar de que no esté tan bueno, a mi me gustó.
Si se dan cuenta, son las mismas situaciones vistas desde la perspectiva de Kagami y Kuroko que se van turnando, para que vean lo que sienten ambos.
La historia ya está hecha y terminada, por lo que las páginas saldrán bastante seguido, depende de como vayan los reviews :3
¡Espero les guste y nos vemos!
