My peace after the storm.

Estaba agotado. Jamás había pretendido perder la guerra, perder territorios, ser otra vez humillado por el país con el que tantas hostilidades tenían. Ahí yacía el imperio austriaco, sentado en la punta de la gran mesa redonda, el archiduque se había ido ya hacía unas horas. Contemplaba su mente aquellos años de resplandor como si de un cuadro se tratara, para que los años le trajeran amargos tragos, disolviendo en el aire aquellos años, ahora habían pasado sólo a ser parte de su memoria.

La noche seguía siendo su favorita para echar a volar sus pensamientos, la luna siempre tenía algún consejo que darle, alguna historia que lo calmara, algún consuelo que hacía que el día que venía fuera más ameno, logrando así seguir adelante.

Irónicamente, había guardado con cierta amargura la sonrisa socarrona de Prusia. ¿Tan gratificante había sido pedir un armisticio para él? Por más que lo había pensado año tras año, jamás había entendido ese afán del prusiano por verlo derrotado. De todas maneras, no era algo que de mucho sirviera para él, Roderich quería engañarse a sí mismo y considerar al Reino de Prusia como una tropa de incivilizados que intentaban ser país, pero no. Eran un enorme ejército que formaba una nación, para su infortunio.

La tristeza adornaba al austriaco como si de una corona se tratara, la impotencia era la delgada capa que caía de su cuello hacia el suelo, y la esperanza había pasado a ser aquel anillo que había olvidado colocarse a la hora de salir al mundo exterior. Dejándose de rodeos, y volviendo a la única tranquilidad fingida que en ese momento podía recurrir, llegó a la conclusión de simplemente cumplir con lo pactado. Cedería Holstein a Prusia, firmaría la paz con el Reino de Italia y le entregaría el Véneto, aparte de pagar indemnizaciones por la guerra. Se sentía débil, cada consecuencia eran nada más y nada menos que un duro golpe en el estómago para él.

Se levantó de su silla para irse a dormir, mañana tal vez sería otro día. Silenciosamente, alguien había llegado hasta donde él, tocando la puerta para tocar. Austria descubrió a Hungría detrás de aquella puerta, y la dejó pasar. Como si hubiera leído todos los pensamientos anteriores, la muchacha de destellantes verdes no avanzó más de donde estaba el austriaco, y lo abrazó. Fue calmada, dulce y silenciosa, sus manos acariciaron suavemente la cabeza del castaño, intentando calmarlo de las penurias que había recién pasado. Tal vez no lo iba a rescatar de toda la resolución de una guerra, pero la desesperación del joven austriaco se veía un poco más calmada ante las manos de aquella mujer. Susurró las palabras precisas para el momento, las palabras que borrarían la amargura de aquellos ojos amatistas, que tal vez, le harían ver el futuro de otra manera.

Todo estará bien, señor Austria. Yo estaré a su lado.

Austria le agradeció abrazándola de vuelta, suspirando en aquella cavidad que se formaba entre el hombro y el cuello de la muchacha. Y pensó que tal vez, ella era la mujer que quería a su lado, y que realmente nunca lo dejara solo. Pensó, que tal vez estaba abrazando a la mujer que por fin podría complementar su vida.

Buenos días/tardes/noches, mundo~

He vuelto aquí con un texto cortito, cortito, pero es en esto en lo que me inspiré uwu 3 Espero que les haya gustado, de antemano les doy las gracias por leer hasta acá. ¡Un comentario pequeñito siempre es bien recibido! 3

Ahora que he salido de clases y por fin tengo un poco de tiempo para mi antes de entrar a la universidad, tengo otros proyectos que deseo subir acá uwu Espero que me de la inspiración para poder subir algo decente :33

Eso, muchas gracias otra vez por leer, espero que les haya gustado~