Clavándome en ti
Esa última alma aparecía en sus sueños, sus gritos de agonía se volvieron terribles espinas, tratando de llegar a su corazón. El maléfico recuerdo lo hacía sufrir, el había mandado esa alma al paraíso, pero su dolor al morir en tan terribles circunstancias fue tal…que sus alaridos fueron una condena injusta para Alan.
La soledad no ofrece consuelos a los dolores del alma. Pero para fortuna del trigueño Erick no podía abandonarlo, no podía dejar de amarlo. Y en esa oscura noche donde un maléfico recuerdo aterraba su alma .Eric encontró la forma de restaurar un poco su esperanza con un tierno beso… atrapándolo en sus brazos … clavándose en su alma, mucho más que cualquier maléfica espina.
