Reto Crepusculo 2011 ;)
Espero les guste...
A pesar de todo
Capitulo 1
Donde todo inició
La perfección era la única palabra que podía caber en su cabeza, no se podía permitir errores, no después de diez años encerrada en ese lugar. Lo único bueno que había sucedido en todo ese tiempo, aparte de estar viva y no haber sido obligada a tomar sangre, era el tener a sus hermanas y hermanos. Después de la masacre en Forks hace diez años, no había vuelto a saber de sus padres y de ningún miembro de su familia.
Los recuerdos de ese día eran muy vividos, todos estaban allí tratando de protegerla, todos estaban arriesgando sus vidas por ella. Aro había solicitado una pequeña reunión con ella, la causante de todo eso, él tenía que salir de dudas y saber si era un peligro para ellos. Ella no se rehusó, sin embargo, tuvo mucho miedo, aun le temía. El viejo vampiro, tomó una de sus manos y exclamó con emoción varias palabras, ella pidió por sus padres y él le había prometido que nada les iba a suceder, que ingenua fue.
Su madre les había encomendado su vida a su protector, su mejor amigo y hermano, Jacob. Pero con el pasar de los minutos se dieron cuenta que era demasiado tarde para eso. El primero en morir fue Emmett, su tío; luego fue Rosalie, su tía y por último su abuela Esme. Los detalles eran tan vividos que le dolía recordar, pero lo hacía como penitencia.
"Emmett gruñía ante el peligro, todos podían escuchar la conversación de Bella con Jacob y de cómo Reneesme se entristecía por ello. Edward respondía todas las preguntas e indicaciones que él decía en su mente, nadie estaba preparado para eso, pero mientras más lejos se encuentre la niña mejor. Entonces, todo sucedió en cámara lenta. Emmett percibió el movimiento que, sus enemigos, estaban a punto de dar; se adelantó e intentó evitar a toda costa sus planes, pero nada de eso funciono porque la mayoría de la guardia Vulturi se encontraba allí, estaban desarmados ante una potencia.
Rosalie gritó encolerizada y dolida por la muerte de su esposo, Carlisle intentó detenerla porque sabía que algo malo saldría de todo eso y así fue. La rubia fue la segunda en caer, fue despedazada e incinerada casi de inmediato. A estas alturas, ya nadie parecía capaz de controlarse, Bella y Edward siseaban y gruñían amenazadoramente. Alice y Jasper ya no trataban de controlar los sentimientos de nadie, el dolor era mayor y ese poder no iba a funcionar. Esme lloraba, sin lágrimas, a causa de la pérdida; cada uno de ellos era como sus hijos.
Nadie fue capaz de notar como uno de los vampiros se acercaba a Carlisle, nadie excepto Esme. Ella trató de evitar a toda costa que su marido fuera atacado, pero en el intento, ella se vio afectada por el mismo.
Los gritos de Carlisle se escucharon por todo el lugar, le habían quitado su alma gemela y a dos de sus hijos. Las palabras dejaron de existir y todo sentimiento de odio fue saliendo desde su interior. Ya no existían hermanos y tampoco amigos, él solo quería matarlos.
-Ya basta… -la dulce voz de Renesmee se escuchó por todo el lugar. -¿Si me voy con ustedes, los dejaran en paz?
Aro guardo silencio por un momento, observaba asombrado como los padres de esa pequeña se rehusaban a su decisión, que para él, era la más sabía de la noche.
-Si vienes conmigo, ellos vivirán –acordó con una sonrisa falsa en los labios.
Cuando su mano tocó la suya, la niña se estremeció y dejó que unas cuantas lágrimas rodaran por su rostro. Se giró y vio a sus padres llorando sin lagrimas y a su abuelo sin vida en su interior, aun estaba afectado por la muerte de Esme. Por último, miro a los ojos de ese lobo que fue como su hermano y suspiró antes de desaparecer en el oscuro y espeso bosque."
-Deja de recordar eso, Ness, me entristece –dijo una de sus hermanas, su nombre era Dominique.
Ella era la más joven del grupo, la última de las mestizas en haber sido traídas a ese lugar. Dominique tenía el poder de leer la mente y percibir un poco del futuro, específicamente el suyo. Ella era muy hermosa, su cabello rubio caía hermosamente sobre sus hombros y su piel blanca como la leche era un atractivo único en ella. Sin embargo, lo más impresionante, eran sus ojos color avellana, resaltaban lo mejor de ella.
-Deja tú de leer mi mente –respondió Ness con sorna, haciendo reír a más de uno.
Y allí estaban, encerrados en su pequeña caja de cristal, donde eran tratados como reyes y prisioneros al mismo tiempo. Ella se giró para observar a sus hermanos y hermanas, la mayoría estaba conforme con su vida porque era lo único que conocían. Aprendieron a hablar y a defenderse, todo gracias a ella.
Dominique estaba sentada junto a Val, ella fue la primera compañía que tuvo desde su llegada a este lugar. Val tiene nueve años, pero su desarrollo es de una chica de 19 años y mentalmente tiene más edad. Su cabellera negra como la noche y sus ojos azules como el océano, era la mezcla perfecta con su piel bronceada.
Sentados en el sillón estaban Carl y Jessy abrazados. Ambos se conocieron en ese lugar, crecieron juntos y se enamoraron. Por otro lado, en una de las esquinas de la habitación se encontraba Yuly y Esme, ambas llegaron al mismo tiempo a ese lugar. Yuly tenía la piel olivácea y sus ojos verdes, su cabello caía hermosamente hasta sus caderas y de forma ondulada. En cambio, Esme tenía su cabello castaño y largo que caía en pequeñas ondas hasta su cintura, y sus ojos color chocolate reflejaban tanto amor que tal vez nunca sería capaz de expresar con su pareja.
Probablemente morirían allí encerrados, ninguno de ellos sabía a ciencia cierta cuantos años podía vivir un mestizo.
-Espero no sea por mucho, no creo soportar tanto encerrada aquí –dijo Dominique mientras hacia un mohín.
-¿Qué te he dicho de leer mis pensamientos? –replicó Ness irritada. –Mi padre lo hacía y no me gustaba.
-Es algo que no puedo evitar, crees que me gusta vivir escuchando sus pensamientos –dijo señalando a Carl y a Jessy, los aludidos se sonrojaron y bajaron la mirada.
-¿Crees que nos tengan aquí encerrados para siempre? –preguntó Esme caminando hacia ella.
-No lo sé –susurró Ness dibujando una sonrisa.
Cuando ella había llegado a ese lugar, no pudo evitar sentir cierta afinidad. Su mirada le recordaba tanto a su abuela que decidió ponerle ese nombre en su honor. Cada uno de ellos tiene un nombre gracias a ella. Todos se giraron ante el sonido de las puertas que los separaban de su libertad, escucharon los pasos de Jane mientras se acercaba, ¿Qué necesitaba de ellos ahora?
La puerta se abrió lentamente, sin embargo, ninguno se atrevió a mirarla.
-Saludos… -se limitó a decir Jane al entrar. –Les traigo noticias buenas y otra un tanto atemorizante. Créanme cuando les digo que Aro no suele hacer este tipo de cosas.
-Creo que ninguno puede entender lo que estás diciendo –susurró Ness, ella era la única capaz de enfrentarla.
-Tan entrometida como su madre –respondió con sorna. –Pero estas en lo cierto esta vez, debo ser más clara.
La tensión era tan grande que podía cortarse con un cuchillo.
-Tienen treinta minutos para salir de Volterra –Ness abrió los ojos sorprendida. –Ya solo son un estorbo y no los queremos aquí, pero tengan cuidado, tal vez un día necesitemos de uno de ustedes y los buscaremos por todo el mundo si eso es necesario. –Jane se giró sobre sus talones con gracia y se detuvo antes de salir-. Ya lo saben, treinta minutos.
Ninguno se movió o respiro en un rango de cinco minutos, la primera en reaccionar fue Dominique.
-Oh por Dios, debemos irnos… -la rubia corrió hacia un pequeño escritorio que tenían allí. Buscó como loca entre los cajones y gritó emocionada al encontrar lo que buscaba. –Los tengo… Ness, debemos irnos, tú conoces más del exterior que nosotros –chilló Dominique asustada, pero emocionada al mismo tiempo.
-Tenemos poco tiempo, tomen lo que puedan y salgamos de aquí… -susurró mientras hacia una llamada.
Minutos más tarde se encontraban corriendo sobre los techos de las casas y edificios, no podían ser vistos. Ninguno de ellos sabía hacia donde se dirigían excepto Ness, cuando llegaron al aeropuerto, todos quedaron sorprendidos. Para ella, no era la primera vez que viajaba. Confirmaron sus identificaciones y subieron al avión sin problemas, estaba a punto de salir.
-Oh Dios, allí esta Jane –susurró Val asustada.
-Ya nada puede hacer, ella no sabe que avión hemos tomado –dijo Yuly con temblor en su voz.
-Tampoco puede escucharnos –secundo Carl.
Sin embargo, Ness observaba con recelo. Los Vulturis tenían sus propias cartas bajo la manga, ellos podrían conseguirlos de cualquier forma. Después de tanta espera el avión despegó, ellos iniciarían una nueva vida y ellas los ayudaría, pero primero debía conseguirlos y saber que estaban bien.
En todas las horas que duro ese viaje, casi 24 horas, ella no pudo conciliar sueño. Estaba ansiosa y nerviosa al mismo tiempo, habían pasado diez años desde la última vez que convivió con personas y sobre todo, con ellos, su familia. ¿La recordarían? Eso esperaba porque no sería capaz de soportar tanto.
Renesmee
Sentí la leve presión cuando el avión comenzó a descender, era tan extraño encontrarme aquí, después de tanto tiempo. Escuché los leves suspiros de incomodidad por parte de mis hermanos y sonreí, sabía que eso podía ser incomodo y la posición que tomaron para dormir lo empeoraba. Al aterrizar, todos estaban nerviosos, no sabían qué hacer o cómo comportarse.
-Solo me seguirán, atravesaremos un espeso bosque, que solamente yo conozco. Puede ser que nos encontremos rodeados por una manada de lobos, sin embargo, no pueden matarnos… no lo permitiré –mis palabras sorprendieron a mis hermanos, podía sentir el martilleo de sus corazones en mis oídos y sonreí, estaban asustados.
Al principio, ninguno de ellos sabía cómo actuar, pero trataron de seguir mis pasos e imitar mis movimientos. Estaba más que segura de una cosa, si los olores lograban hacerme perder la cabeza, para ellos debía ser más difícil. Caminamos por las oscuras calles de Seattle, buscaba el puerto, por agua sería más fácil llegar al bosque.
-Pretendes que nademos cuando no sabemos –no era una pregunta, pero Dominique expresó su punto. Ninguno de ellos sabía nadar.
-No es difícil, está en nuestra naturaleza hacerlo… -susurré cuando llegamos al puerto.
-Nosotros necesitamos respirar –dijo Carl horrorizado.
-Creo que ninguno de nosotros nos sumergiremos por completo, ¿cierto? –preguntó Esme con nerviosismo.
-Estás en lo correcto. Solo nadaremos hasta aquel punto, allí inicia el bosque de Forks, tierra de los Quileutes y donde mi familia se encuentra… -dije de forma automática, no quería hacerme ilusiones. –Quiero que mantengas tu escudo sobre nosotros, Yuly, debemos estar prevenidos. Podemos conseguirnos con otros vampiros y no queremos que descubran nuestra identidad.
-¿Debemos llevar estas capas, o podemos deshacernos de ella? –preguntó Jessy con una mueca de asco, nunca fueron de su agrado.
-Tampoco debemos demostrar que no somos vampiros, las capas son sinónimo de realeza Vulturi. Esto… -dije señalando las capas negras-, es nuestra arma secreta.
Sin decir otra palabra, me sumergí en la helada agua y esperé que ellos me siguieran. Al principio titubearon, pero tiempo después, lograron controlar sus miedos y descubrieron que no era tan difícil. Nadamos por dos horas aproximadamente, ninguno de nosotros sería capaz de igualar la velocidad de un vampiro, todos nuestros dones y fuerzas estaban por la mitad.
Cuando tocamos tierra, nuestras respiraciones jadeantes demostraban nuestra debilidad y lado humano.
-Necesitamos descansar… me siento débil –susurró Yuly jadeante.
-Necesitamos alimentarnos, un poco de sangre no nos caería mal –todos se tensaron al escuchar mis palabras. Ninguno de ellos había probado la sangre. –No lastimaremos a ningún humano para esto, solo necesitamos animales, síganme, hay un par de osos por allí.
Corrí hacia el norte seguida de mis hermanos, ellos nunca habían casado y yo solo recordaba algo de lo que Jacob me había enseñado. Atacamos y nos alimentamos un poco, no era mucho, pero podíamos recuperar fuerzas de la misma.
-Vamos, no tenemos mucho tiempo… ¿Val? –Ella me observó y asintió, era necesario que nuestras identidades quedaran en secreto. –Dominique, cualquier dialogo que se presente, tú podrás tomarlo.
-Está bien… -susurró asustada.
Nos adentramos en la espesura del bosque, los olores a tierra humedad y a vegetación me transportaron a un pasado en donde fui feliz. De pronto, lo sentí y antes de poder hacer cualquier cosa, ellos aparecieron. El primero en atacar fue un hermoso lobo color arena, Carl salió disparado contra un árbol y Jessy gritó.
-Alto, no nos ataquen, no queremos hacerles daño –gritó Dominique acercándose a Carl. –Esme, necesitamos ayuda aquí… -vi como se tensaba y se levantaba. –No somos unos malditos chupa sangres…
-Cálmate, no caigas en sus provocaciones –gritó Esme mientras curaba a Carl.
Me tensé al escuchar más pasos, esto no estaba saliendo como esperaba. Los gruñidos de los lobos y los pasos de… ¿vampiros? No puede ser, el tratado se había roto.
-No puedo leer sus mentes, tienen una especie de campo de fuerza –dijo uno de ellos, su voz fue como un bálsamo para mi alma, estaba vivo, mi padre estaba vivo.
-Tampoco puedo sentir temor o ira, ellos son diferentes –cuando escuché la voz de mi tío Jasper quise gritar, pero aun no me atrevía a verlos.
-¿Qué buscan en Forks? –La voz de Bella retumbó por los árboles. Lentamente dejé que mis rodillas tocaran el suelo y las lágrimas rodaran por mis mejillas. Estaban vivos, habían cumplido su promesa.
Dominique se acercó a mí y me preguntó si estaba bien, yo solo pude asentir.
-Yuly, puedes descansar… -pude sentir la tensión en el otro extremo del bosque, donde estaban mis padres y la manada, unidos.
Ella dejó escapar un suspiro de cansancio y cayó sobre sus rodillas. Su cuerpo temblaba y su respiración era jadeante, normal cuando se ha usado toda su energía en un poder que aun no controlas.
-Gracias… -susurró con cansancio mientras Dominique se acercaba.
-¿Ustedes…? -preguntó Bella sorprendida
-Son humanas –escuché a Alice sorprendida.
-En realidad somos mestizas, mitad humanos mitad vampiros –corrigió Dominique con sorna.
De pronto, todos se tensaron al ver el avance de un gran lobo. Lloriqueaba y gemía suavemente al acercarse a mí. Mis ojos se abrieron con sorpresa y una sonrisa nació en mis labios.
-¿Te conoce? –preguntó Dominique sorprendida.
Extendí mi mano sin temor, solo dos metros nos separaba y al parecer, ninguno de los dos se atrevía a hacerlo. Después de segundos, minutos u horas, no lo sé, me atreví a tocarlo. Pude ver como su pelaje se erizaba y sus pupilas se dilataban, la reacción de mi cuerpo no fue muy distinta.
-¿Nessie? –susurró mi madre acercándose lentamente.
Mis manos viajaron hacia el broche de mi capa para luego dejarlo caer, entonces allí fui capaz de mirarlos, al fin pude enfrentar la realidad, esa felicidad agridulce de ver a mi familia con vida, al menos gran parte de ella. Mi mamá se quedó allí en su lugar, llorando de felicidad, pero no se atrevía a acercarse.
Acaricie la cabeza de mi lobo, mi mejor amigo y avancé hacia donde estaba ella. Ya no se veía tan alta como antes, pero seguía igual de hermosa como en mis recuerdos.
-Mamá… -susurré con una sonrisa en mis labios antes que todo se volviera oscuro
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