Hola, queridísimos lectores. Este es mi primer drabble, y mi primera publicación aquí en fanfiction, así que no sabía bien cómo poner todo D: Espero este todo bien.
Acerca de esta historia, como ya dije en el resumen, ni siquiera yo se bien qué es; un yaoi, shonen-ai o simplemente amor de hermanos :')
Espero lo disfruten. Y por favor, díganme que opinan.
El pequeño despertó en el hospital, tenía una mirada vacía, en su mente no había más que su hermano y su clan, más específicamente lo que le había hecho su hermano a su clan. ¿Cómo pudo hacerlo? Su hermano, a quien admiraba sobre absolutamente todo, a quien más deseaba que le viera, que le diera su consentimiento, ¡Que le diera siquiera su atención! Al que amaba más que a nadie. ¡Los había matado a todos! Aún no podía creerlo. ¿Acaso su hermano no amaba a su madre? ¿A su padre? Ellos eran felices. ¿Verdad que sí? Se decía el niño mientras salía, todos hablaban de lo que había acontecido la noche anterior. Le hubiera gustado gritarles: ¡Cállense! Pero ni siquiera tenía verdaderas ganas de hacerlo; no quería nada, estaba vacuo.
No era un sueño, ya lo había notado, de todos modos no había modo de que el hubiera siquiera imaginado una pesadilla tan atroz.
Fue al barrio que había estado rodeado de todos sus familiares tan solo un día antes, ahora estaba abarrotado de los que se encargarían de la investigación; no era la policía, la policía estaba muerta, lo Uchihas estaban muertos.
No supo si no le había visto entrar a su casa o ni siquiera les interesaba. A Sasuke tampoco. Su hogar estaba lleno de bandas amarillas, probablemente ya se habían llevado a sus padres pero el no los quería ver, no los quería ver Así. Entró a la habitación de su hermano mayor; a eso había ido. Todo estaba intacto, era de suponerse ya que ahí no había acontecido ningún asesinato. El niño, de solo siete años vio con desolación las pertenencias del que había llamado "Nii-san" tantas veces. No sabía que pensar de él ahora.
¡Debe ser una broma! Pero mi aniki nunca bromearía con algo así. Se recordó.
Las mantas estaban perfectamente dobladas, blancas, inmaculadas. Se cobijó en ese lecho donde incontables noches había dormido el responsable de sus actuales desgracias, pero también el que había provocado sus anteriores alegrías.
La almohada, el edredón, las sábanas, todo... Todo olía a Itachi, Sasuke podía percibirlo. Se sentía protegido por la fragancia que emanaba aquella tela. Inhalaba con fuerza, sepultado entre los cobertores con la cabeza sobre la almohada, respirando entrecortadamente. Quería llorar, pero aunque ya no hubiera un padre que reprobara ese comportamiento el seguía siendo un Uchiha, el debía seguir siendo un buen hijo, debía hacer lo que se esperaba de él aunque ya todos estuvieran muertos. Su hermano no aprobaría que llorara, ese no era el comportamiento de un buen shinobi.
¿Importaba lo que dijera Itachi? Sí, a Sasuke le seguía importando.
Retorcía las sábanas entre sus dedos, las agarraba con fuerza, esa cama era lo único que podía darle seguridad aún siendo que Itachi fue el que le hirió; no solo le había lastimado con un shuriken, eso no le importaba; Itachi le había herido completo, con sus palabras, con sus acciones.
El chiquillo se puso en posición fetal, enterrado en esa cama, abrazando esa almohada, por completo cubierto por las mantas, buscando el amor que muy a su manera su hermano le proporcionaba. Daba la espalda a la ventana, donde se posaba un cuervo que le veía con detenimiento, que observaba sus movimientos. Bien es sabido que los cuervos no lloran, pero quien invoca al ave si puede hacerlo.
¿Algún review? Gracias por su atención.
