¡Holaaaaa! Aquí estoy de nuevo, con otro fic ( y esto no significa que dejaré a los otros) que realmente estaba planeando publicarlo desde la Navidad pasada. Es un regalo para mis lectoras (y si llegan nuevas, bienvenidas! xD) por todo el apoyo que me han dado durante el año. Gracias a todos los reviews y mensajes que me llegan he decidido mostrar más y más lo que escribo, así que aquí está un regalo adelantado para estas fiestas :D Espero que les guste, está basado en una de mis películas favoritas con los personajes de glee, y a mi estilo, claro :P
He tomado algunos dialogos e historias de la película, algunas historias las he mezclado, y otras las he creado yo... :)
Aviso: La serie Glee y la película Love Actually no me pertenecen. Todos los derechos van a Ryan Murphy y Richard Curtis :)
La inconfundible voz de Bryan Ryan hizo salir a Rachel de su fantasía mientras miraba al baterista de la banda, Finn Hudson.
Habían estado todo el verano, y gran parte del otoño de gira, y ella se había enamorado perdidamente de él.
Rachel era la corista, él el baterista, y se veían casi todo el tiempo, así que había saltado la chispa, sin embargo, él no parecía darse cuenta. Solo la saludaba con una cálida sonrisa, y rara vez recurría a ella. A Rachel no le quedaba más que resignarse, y observarlo atentamente en los ensayos, ya que en los shows decidía ser totalmente profesional.
-¿Qué pasa, Bryan?-preguntó, algo distraída, mientras veía de reojo como Finn bebía de su café.
-Necesito discutir contigo una cosa-dijo él, ni siquiera mirándola.
-Dime… ¿en qué te puedo servir?
-Bueno, solo quería preguntarte… ¿desde cuándo eres parte de esta gira?
-¿Perdón?
Bryan asintió.
-¿Cuánto tiempo llevas viajando conmigo y la banda?
Rachel lo pensó por un momento.
-Cinco meses, siete días, dos horas, supongo…
-¿Y cuanto tiempo llevas enamorada de Finn, mi baterista?
Rachel se quedó con la boca abierta. No sabía que decir.
Soltó una risita nerviosa, y bajó la vista.
Después decidió mirar a los ojos a Bryan, y decirle la verdad.
-Cinco meses, siete días, y…una hora…
-Me lo imaginé.
-¿Crees que todos lo saben?-preguntó, abrumada.
-Sí-respondió él, con tranquilidad.
-¿Y crees que Finn lo sabe?-preguntó, aún más avergonzada.
-Sí.
-Oh, eso es…una muy mala noticia…
-Me parece que es hora de hacer algo al respecto…-dijo él.
-¿Cómo qué?
-Invítalo a tomar algo y menciona como de pasada que quieres tirártelo y hacerlo el padre de tus hijos.
Rachel abrió los ojos como platos.
-¿Tú lo sabías?
-¡Claro!-admitió- Y Finn también…
-Oh, Dios mío…
-Piénsalo, por el bien de todos nosotros. ¡Estamos terminando la gira y ya casi es fin de año!
Bryan le dio una palmada en la espalda y se fue a hacer una prueba de sonido. Rachel se quedó atónita, y no pudo moverse hasta que…
-¡Vamos, Rach, tenemos que ponernos en nuestros lugares!-le gritó Finn, desde la batería.
Maldición, pensó ella, mientras tragaba saliva y se ponía en posición.
-¡Estoy harto, amigo, harto!-exclamó Noah Puckerman mientras él y Sam Evans se tomaban unas cervezas en el mismo bar de siempre.- ¡No hay mujeres en Lima!
-No hay mujeres que desean acostarse contigo-lo corrigió él-Pero de que hay mujeres, las hay.
-Lo he intentado haciéndome el seductor, el excluido que no tiene familia y se le acaba de morir su perro, el gracioso… ¡vamos, si una vez fingí tener acento británico!
Sam soltó una carcajada.
-No es gracioso-repuso Puckerman- Este lugar simplemente no es para mí. Tal vez si estuviera en Los Angeles, o en Nueva York… ¡Nueva York! ¡Ahí sí hay mujeres! Y con suerte, mujeres a las cuales les guste mi lindo mohawk.
-Tu mohawk no es nada lindo…
-¡Si lo es!-exclamó-¡Me voy a ir a Nueva York!
-Noah, eres un verdadero idiota-le recordó Sam-Acéptalo.
Puckerman negó con la cabeza.
-Soy Puckerman, el dios del sexo. Solo que…en la ciudad equivocada.
-Dime que no tienes más sorpresas…-pidió Artie Abrams a su mejor amigo, Mike Chang, mientras se preparaba para llegar al altar.
-No tengo más sorpresas…
-Las prostitutas fueron un error, amigo…
-Lo sé, hubiera sido mejor si fueran mujeres…
Artie respiró profundo, y Mike le dio un abrazo.
-Buena suerte, amigo…
Y justo en ese momento, llegó…
Tina, la prometida de Artie, su futura esposa, y… ¿el amor imposible de Mike?
La novia desfiló por el altar con una gran sonrisa mirando a su futuro esposo, y Mike no pudo evitar sentirse destrozado por dentro.
Estaba enamorado de ella. La amaba más que su trabajo, o las cervezas, o los videojuegos, o su propia amistad con Artie…pero no era para él.
Finalmente, Tina llegó con Artie, y el reverendo comenzó la ceremonia.
-Queridos hermanos, estamos aquí reunidos…
-¿Qué es lo que miras, idiota?-le preguntó Santana a un cliente que se encontraba sentado detrás de ella, mientras limpiaba una mesa a un lado.
El cliente se sobresaltó.
-¡López, a hacer tu trabajo!-le gritó el administrador.
-Imbécil- murmuró.
Decir que Santana López estaba malhumorada era poco.
Trabajar en Nueva York la estaba matando, aunque en un principio pensó que le agradaría.
Extrañaba vivir en un pueblo pequeño en donde la respetaban- más que nada porque temían meterse con ella- y en donde podía estar con…Brittany. Sí, Brittany, su novia.
Había tenido que renunciar a ella para tener un mejor trabajo, un mejor futuro, y al final, terminó trabajando de mesera en un café del Lower East Side.
Por si fuera poco, faltaban pocas semanas para Navidad, y el presentimiento de que pasaría las fiestas sola cada vez era más evidente.
Durante su tiempo libre, revisó su móvil para ver si Brittany le había mandado algún mensaje. Nada.
Era oficial. Aquella sería la peor Navidad de su vida.
-Kurt, querido, tengo noticias…
-Esto no me suena bien, Sharon…
-Toma asiento, por favor- le pidió su jefa.
Kurt lo hizo con suspicacia.
-¿Qué está sucediendo?
-Como sabes, quedan muy pocas semanas para Navidad, y tendremos que sacar una edición especial de la moda de invierno. Para eso se necesitarán escoger muchas prendas, y seamos sinceros, tú solo no vas a poder. Es por eso que he asignado a alguien más para hacerlo.
Kurt se quedó petrificado. Había trabajado en aquella revista de modas desde hace años. Sharon y él eran inseparables. Él era su empleado favorito… ¿porqué quería despedirlo?
-¿Me…estás pidiendo que me vaya?
Sharon soltó una risita.
-Oh, no, cariño, lo que sucede es que…contraté a alguien más para que compartas tu puesto con él.
Kurt la miró con total indignación.
-¡Sharon, pero si yo soy el único que se encarga de la ropa!-exclamó-¿Acaso no te gustan mis combinaciones?
-¡Claro, las adoro! Y no deberías de ver esto así, te estoy haciendo un favor para que te relajes un poco…
-Así que tú también crees que estoy estresado…
-Se te nota demasiado- admitió Sharon- Por fortuna, he encontrado al asistente indicado. Estoy segura de que tú y él se entenderán muy bien.
Kurt dio un largo suspiro, resignado.
Sharon tomó su línea para localizar a su secretaria.
-Mandy, por favor, pasa al nuevo empleado. Gracias.
Y unos segundos después, tocaron a la puerta.
-Adelante- dijo Sharon.
Un atractivo joven de cabello oscuro y ondulado, con ojos de color entró a la oficina.
Sharon sonrió satisfecha.
-Kurt, te presento a Blaine Anderson, tu nuevo compañero.
Quinn estaba impaciente. Su vuelo se había retrasado tres horas, y temía que todos sus planes se arruinaran.
Por primera vez, había decidido abandonar su trabajo antes de tiempo, y todo para complacer a su novio, Tyler, antes de las fiestas navideñas.
Tyler vivía en Nueva York, y era abogado en una firma muy famosa. Quinn también era abogada, y muchos se preguntarían como es que su novio trabajaba en Nueva York mientras que ella se había quedado estancada en Lima, Ohio. Bueno, la verdad era que Quinn lo había decidido así pues, según ella, tenía que estar al cuidado de sus padres. Una excusa demasiado pobre, que además, la hacía miserable. Por eso mismo, había decidido sorprender a su novio y llegar a Nueva York de sorpresa para así pasar más tiempo juntos. Habían quedado de verse en Lima hasta Año Nuevo, pero Quinn ya no podía esperar, y unos días antes, hizo su único propósito de aquel año, el cual era, desde luego, romper sus propias reglas, y hacer algo…por amor. Aún así le parecía estúpido.
Finalmente, por el altavoz escuchó que estaban a punto de abordar, y se puso de pie con una gran sonrisa en la cara.
Cuando subió al avión, buscó torpemente su asiento, y lo encontró al lado de un chico con un mohawk.
Le pareció ridículo, pero tuvo que conformarse.
-Disculpe, estoy junto a usted…
Noah Puckerman la miró un poco atontado, y se quitó los auriculares para escucharla mejor.
-Oh, sí, claro, adelante…
Quinn puso su bolsa de mano en el estante de arriba, y Noah se puso de pie inmediatamente para ayudarla.
-Gracias…
-No hay de qué- respondió él- Estoy para servirte…
Quinn sonrió incómoda y se sentó. Puck hizo lo mismo sin dejar de mirarla.
-Por cierto, mi nombre es Noah Puckerman- le ofreció la mano.
-Quinn Fabray- le dijo ella, sin responderle el saludo.
Puck se encogió de hombros y miró por la ventanilla.
-No es que tenga familia o amigos en Nueva York con quién pasar la Navidad, pero he decidido ir para tener algo de aventura…-comenzó él.
Quinn lo miró asustada.
Aquel extraño definitivamente no era nada tímido. Ella ni siquiera le había preguntado nada…
-No sé cuáles sean tus planes, pero, cuando lleguemos, podemos salir, si quieres…
-En realidad, voy a visitar a mi novio- le dijo, cortante, sin mirarlo a los ojos.
-Oh- Puckerman estaba decepcionado- Bien por ti.
Mike miraba con tristeza a la pareja de recién casados que bailaba mientras él sostenía su cámara de video. Aquel había sido el peor día de su vida. Ver casándose a su mejor amigo con la mujer de sus sueños. Y lo peor es que él siempre se había imaginado que en la boda de Artie él sería el padrino borracho que terminaría en la cama con la prima de la novia. En realidad, se sentía excluido, fuera de lugar, muriéndose en pleno ambiente de alegría.
Milagrosamente, una de sus mejores amigas, Rachel Berry, tenía la noche libre y había decidido acompañarlo a la fiesta. Se acercó a él y lo miró preocupada.
-Mike, sabes que yo te quiero, y créeme, no te juzgaré, pero sé que Artie es tu mejor amigo, y te ves mal… ¿acaso lo amas?
Mike abrió los ojos como platos.
-¿Qué?-preguntó-¡No!
-¡Oh, lo siento!-se disculpó, Rachel, avergonzada-No es que creyera que eras gay, Mike, es solo que…
-Es ella…-la interrumpió él
Rachel lo miró comprensiva.
-Entiendo cómo te sientes-suspiró-Yo también estoy enamorada de alguien imposible.
-¿Es el baterista de Bryan Ryan con el que compartiste la gira?
-¿Quién más?-dijo Rachel, triste.-Es…atento, amable, talentoso, guapo, pero…no está interesado en mí.
-¿Y cómo lo sabes?
-Si lo estuviera, ya me hubiera pedido una cita.
Mike soltó una carcajada.
-Rachel, los hombres somos lentos- le dijo- A veces demasiado. Si no fuera así, tal vez yo no estaría aquí, sintiéndome como un idiota, y en lugar de llorar, estaría…al menos conforme por haber hecho algo.
-¿Y por qué no puedes hacerlo ahora?-inquirió ella.
-Esto es diferente- respondió él- Yo…ya perdí mi oportunidad. Aquí es el momento en el que ya tendré que sufrirlo. Tú apenas comienzas, y al contrario, lo harás de la manera correcta. Mereces ser feliz, Rachel. ¡Es Navidad!
Rachel soltó una carcajada y abrazó a Mike.
-¿Qué demonios pasa con el DJ?-preguntó ella- Solo pone estúpidas canciones de amor, y además, de los años de mis padres.
-Ya lo sé- se quejó Mike- Todo trata del amor.
-Supongo que porque es una boda…
-Lo sé…
-Qué tristeza…
Y entonces, para desgracia de ambos…
You don´t remember me
But I remember you
It was not so long ago
You broke my heart in two
Tears on my pillow
Pain in my heart
Caused by you…
Aquello había sido la gota que derramó el vaso.
-¿Crees que deberíamos darnos un tiro?-preguntó Mike.
-Me gustaría dejar que pasara Navidad- contestó Rachel- Después de eso, lo pensaré…
-Mierda…
-Por lo pronto… ¿podríamos ponernos borrachos?
-Buena idea…
-No quiero ser grosero contigo, Blaine, pero yo ya tengo todo bajo control- le dijo Kurt, mientras ambos entraban a los armarios- He trabajado días enteros seleccionando los atuendos que se utilizarán en las próximas sesiones, así que…sinceramente no sé en pensaba Sharon cuando te contrató, yo puedo…
-Me contrato porque soy un buen trabajador- lo interrumpió Blaine, sonriendo- Tú podrás ser el Karl Lagerfeld de aquí, pero yo no me quedo atrás, y estoy seguro de que con tu experiencia y la mía, le vamos a dar a Sharon un buen resultado.
Kurt alzó una ceja. Blaine no parecía nada intimidado con él, y eso, de cierta forma lo sacó de quicio ya que nunca había tratado con alguien como él, que, además…era atractivo.
-¿Qué te parece si nos vemos mañana para que me muestres tus selecciones?-preguntó Blaine- Así te podré dar mi punto de vista, y hacemos cambios, si se requieren…
-No será necesario…
Blaine se encogió de hombros.
-Ya lo discutiremos…
Santana llegó a casa con la esperanza de tener mensajes en el contestador. No había ninguno.
No tuvo más que resignarse y husmear un poco en su pequeña cocina antes de volver a su siguiente turno.
Se preguntó si Brittany ya la había olvidado.
Desde hace tiempo, la comunicación de ambas disminuía y en un momento llegó a pensar si aún tenían una relación.
Desafortunadamente, lo único que tenía era un cartón de leche. Bebió de ahí mismo, e hizo una mueca al darse cuenta de que estaba agria.
La leche apestaba. Y su vida también apestaba…
Lejos de Brittany todo era basura…
Sin embargo, las cosas iban a cambiar. Brittany tenía planeado algo muy especial…
En el avión, Puckerman comenzó a tener la sensación de total aburrimiento.
Las películas que daban no le llamaban la atención. La rubia que tenía a su lado decididamente le llamaba la atención, pero ella lo había ignorado, y él, francamente se había cansado de insistir, de cualquier manera, sabía que al llegar a Nueva York, las chicas no faltarían.
Estaba a punto de cerrar los ojos para intentar tomar una siesta, cuando sorpresivamente, la rubia se recargó en su hombro. Estaba dormida, desde luego, y Puckerman la contempló como un idiota.
Por un momento, acercó su rostro al de ella, pero después se detuvo. Lo mejor era dejar las cosas como estaban.
Tiempo después, anunciaron que estaban por aterrizar en el aeropuerto John F. Kennedy, y Quinn despertó.
Se desconcertó al principio al verse abrazada de Noah Puckerman, quien la miró con una sonrisa.
-Supongo que dormiste bien…
-¿Qué demonios hago pegada a ti?-preguntó ella.
Noah soltó una carcajada, y destensó su brazo.
Unos minutos después, el avión aterrizó, y poco a poco, los pasajeros fueron bajando.
Mientras hacían fila para bajar, Puckerman miró a Quinn, y ella bajó la vista.
-Bueno, supongo que aquí termina todo…
Quinn soltó una risita.
-¿A qué te refieres?
-Fue un gusto compartir este viaje contigo- dijo él- Espero que pronto nos volvamos a ver…
Quinn resopló.
-Sinceramente, no lo creo, pero debo admitir que…estuvo bien.
Quinn bajó del avión y Puckerman no dejó de mirarla hasta que se desapareció entre la multitud.
Esa chica le había provocado algo inexplicable, pero, lamentablemente, ya no la volvería a ver nunca más…
Rachel llegó a su casa, calentó una sopa de microondas, y se aventó al sofá.
¿Por qué su vida era tan miserable? ¿Por qué no era capaz de flirtear con cualquier chico, tirárselo, y listo? ¿Por qué le tenía que ser tan fiel a Finn Hudson, que solo hablaba con ella por el simple hecho de ser amable?
La pobre dio un largo suspiro antes de comenzar con su cena, cuando, inesperadamente, tocaron a su puerta.
Corrió a abrir, y ahí estaba él.
Finn Hudson.
Decir que le sorprendió verlo frente a ella era poco.
Rachel estaba desconcertada, y fascinada a la vez.
-¿Finn?
-Hola, Rachel- la saludó- Yo…solo quería entregarte esto…
Le dio un sobre de tamaño mediano con las iniciales de Bryan Ryan.
-Bryan, los chicos y yo nos reunimos hace un rato, y como yo venía por este rumbo, me pidió que te diera esto…
Rachel miró al sobre por un momento, y después le sonrió a Finn.
-Oh, muchas gracias-dijo-¿No gustas pasar?
Finn sonrió.
-No, gracias, solo vengo de pasada…
-Claro- Rachel estaba un poco decepcionada- Entonces…nos vemos luego…
Finn asintió.
-Hasta pronto…
Con su descaradamente bella sonrisa, miró a Rachel por última vez, se dio la vuelta, y siguió su camino.
Rachel no cerró la puerta hasta perderlo de vista, lo cual era algo triste ya que hacía un frio terrible afuera, pero realmente no le importó.
Finalmente, cerró con candado y volvió al sofá.
Antes de retomar su cena, abrió el sobre, sacó una tarjeta, y leyó lo que decía.
Era un agradecimiento de Bryan Ryan por haberlo acompañado durante su gira, y además, una invitación a una de sus fiestas de Navidad, las cuales eran famosas por su estrafalario anfitrión.
Rachel dio un largo suspiro, y volvió a tomar su sopa.
Aquella fiesta podría ser divertida.
Divertida dado que sus amigos estarían trabajando hasta el tope y ella no tendría nada más que hacer.
Siendo sincera, a ella no le interesaba mucho ese ambiente, pero con suerte, Finn estaría ahí, y esa era una oportunidad que no podía desaprovechar.
Tal vez si se paraba debajo del muérdago, él iría a besarla.
Soltó una carcajada debido a su fantasía, y encendió su televisor para seguir con su cena.
Sería un milagro navideño si ella y Finn pasaran la etapa de la conversación formal…
¿Y? ¿Qué les pareció? Ha sido solo para despejarme, y me he divertido escribiendolo, así que si les gustaría que continuara, por favor, dejen REVIEWS! Ya tengo una idea de como podrían seguir las historias, si lo han disfrutado hasta ahora, estaré feliz ;), y seguiré escribiendo) Con gusto seguiría publicando más capítulos semanalmente mientras se acerca la Navidad xD ¡Solo lo haré si me dejan su opinión, ya lo saben! :B
¡Gracias por leer!
