Beyblade no me pertenece...
Creo que han pasado nueve días. Nueve días han pasado sin realmente dormir. Nueve días han pasado y aún estoy esperando por el sol…
-oO08( Nueve Días en Espera del Sol )80Oo-
por Kiray Himawari
Día Uno; Cada Día es Diferente…
Sentía dolor. Puedo recordarlo. Siempre sentía dolor… No sé en qué estaba pensando cuando callé mis labios, mi mente. Por supuesto, era la clase de persona que no quería parecer débil o frágil como la gente enfermiza, solamente porque creía que era fuerte, pero no lo era. Era un completo idiota.
Ese día era un día soleado, las nubes jugando en el cielo, el viento era tan pacífico, tan cálido, y las personas caminaban y corrían. Lo sé, sueno como un soñador, pero lo era, en ese tiempo era un soñador y, por supuesto, un mentiroso. Odiaba cuando todos ellos trataban de decirme qué hacer con mi vida, como si hubiera la necesidad de estudiar, jugar, hablar, sentir, vivir, respirar… Pero no quería. En ese tiempo lo único que quería era estar solo, morir… Sí, lo sé ahora, pasaba por una depresión; sólo quería dormir sin soñar.
Por las noches siempre escuchaba sus voces una y otra vez, los odiaba porque ellos no querían rendirse conmigo. Ellos me amaban por quien era, pero yo me odiaba a mí mismo por ello. Quiero decir, ¿por qué debería amarme? No quería saber del mundo porque tenía miedo de que me gustara, sólo porque me haría débil… Realmente tenía miedo de sentir. No sé cuándo comenzó, pero por supuesto que el dolor fue la excusa para empezar a resquebrajarme. Entonces un día ellos notaron mis movimientos.
Inició nueve días atrás, alrededor de las siete de la noche. Estaba sentado en una silla en espera de la llamada de mi médico. Había pasado media hora o algo así cuando una enfermera anunció mi nombre, así que me levanté y caminé lentamente. Sólo quería terminar todo eso de mi mala salud en los recientes ocho meses. No quería ir a ver al médico, pero toda la gente a mi alrededor presionó demasiado. Sabía que siempre dolía, sin embargo no quería ver al doctor porque tenía miedo de saber que algo estaba mal. Traté de engañarme a mí mismo. Sé que suena estúpido, pero realmente lo estaba; estaba asustado. Entré y pude ver que la oficina del doctor era grande con una sola ventana; había dos libreros llenos de libros y revistas médicas, un escritorio amplio y bien pulcro con algunos talonarios de recetas médicas y una finísima pluma. No era la primera vez que entraba a un consultorio médico, pero nunca olvidaría ese día en esa oficina.
El médico hizo su pregunta tradicional, "¿qué te trae por aquí?" En realidad quería contestar que el motivo de mi visita era porque en el lugar donde residía no dejaban de insistir para que me realizara un chequeo médico, pero la mirada impaciente y suplicante del Sr. Dickenson, mi tutor, me obligó a responder con algo de sinceridad, si así se le podía decir. Comencé a relatar entonces mis síntomas, los cuales escuchó con suma atención. Al finalizar con mis palabras meticulosamente seleccionadas para aminorar cualquier diagnóstico, el médico comenzó a hacerme preguntas puntuales. En mi interior el pánico se hacía presente, sabía que mis respuestas darían en el clavo, así son los médicos, casi siempre son precisos. Por último el médico me pidió recostarme en una camilla para poder realizar una serie de pruebas que le ayudarían a rectificar sus sospechas. Pasaron tres minutos luego de que todos tomáramos asiento nuevamente. Recuerdo haber estado jugando con mis pulgares, un gesto que denotaba mi nerviosismo, mi ansiedad. Esos ciento ochenta segundos me parecieron una eternidad, tiempo suficiente para que sus notas quedaran pulcramente hechas en su cuadernillo.
Tomó aire y habló con voz clara y calmada. Paso a paso desmenuzó sus sospechas, reflexionó sobre mis padecimientos una vez más y terminó por soltar la bomba de mi entonces desgracia. Ni siquiera presté atención a las demás explicaciones, estaba absorto en mis pensamientos, los cuales consistían en mi miedo más grande, mi miedo a morir…
Sí, cada día es diferente, cada día te acercas más a la muerte, cada día es un paso más hacia el fin.
~oO080Oo~
Gracias de antemano por sus lecturas
Bueno, aquí es el momento para disculparme por la falta de actualizaciones en mis otras historias, estaré de vacaciones muy pronto y espero tener lo necesario para poder actualizar más seguido. También siento que es el momento para hablar un microminuto de esta historia: Sentí la necesidad profunda de hacerlo; esta es una de esas historias que suelen llamarse como "sanadoras", por lo que su contenido puede parecer extraño. Esta historia va a constar de nueve capítulos, que espero subir a diario, es decir nueve capítulos en nueve días. Muchas gracias por las lecturas y su paciencia con su servidora y ya saben...
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