Orihime Inoue
Una pequeña niña de un peculiar cabello estaba tomada de la mano de su padre y su madre, los tres se encontraban vestidos de negro al igual que los demás presentes. La Niña lloraba, era el entierro de su hermano mayor quien había muerto a causa de Leucemia.
Lloraba porque la había dejado sola luego de prometerle que no lo haría, ¿que sería de ella ahora? A sus escasos 8 años nunca visualizó una vida sin su hermano mayor que era su acompañante en todo, su cómplice, era más su padre que sus padres.
-. No llores hija, a Sora no le gustaría verte triste - le dijo su madre secando sus lágrimas, una hermosa mujer de la que había heredado ese singular cabello.
Le permitieron un momento a solas en su tumba. Recordó las palabras que le dijo su madre y limpió sus ojos. Pasó los dedos por el tallado del nombre en la lápida
Sora Inoue
Gran hijo, hermano y empresario
En paz descanse
?
-. Te prometo hermano que seré buena, haré todo bien, seré tu orgullo y el de mamá y papá ¿sabes que ahora que te fuiste tendré responsabilidades con la empresa? No me gusta eso, pero te haré sentir orgulloso.
Ulquiorra Cifer
Un niño de pálida piel, ojos esmeralda y cabello negro estaba frente a una lápida, sólo. Un domingo en la mañana, tenía 2 años visitando ese lugar cada domingo.
Ahí yacía su abuela paterna, el ser que el más amaba en todo el mundo, con quien soñaba al menos una vez a la semana y a quien extrañaba cada día desde que no estaba. Estaba de rodillas, contándole todo lo que había pasado en esa semana.
Se cantó a sí mismo feliz cumpleaños como solía hacerlo su abuelita, nunca estarían separados un cumpleaños. Ya era el segundo que celebraba sin un abrazo de su parte. Sus ojos se llenaron de lágrimas y se abrazó a la lápida en la que se leía el nombre "Aiko Cifer"
El Niño lloró, lloró como solo en soledad se permitía hacerlo. Limpió sus ojos y levantó la mirada. Vio a una niña de raro cabello.
-. ¿Sabes? Estoy segura de que donde quiera que esté te sigue amando. - dijo La Niña que probablemente no tenía idea por quien el lloraba.
-. Gracias... - susurró. La Niña de más o menos su edad se había acercado a él.
-. Feliz cumpleaños- dijo dándole un abrazo. El no supo por qué pero lo correspondió. Correspondió el abrazo de aquella radiante extraña.
-. Gracias niña.
