Hitsu x Gin 1

En Teoría del Caos, se le llama Bifurcación a un suceso capaz de producir caos –o turbulencia- y cambiar el orden y la dirección de un fluír de acontecimientos. Es el final seguro de un efecto Mariposa –en el cual una multitud de pequeños hechos producen uno enorme, a la larga- , un salto violento, incontrolable y que producirá resultados más allá de lo previsible, antes de que el orden retorne por sí mismo. Una bifurcación es como un accidente de tráfico, la caída de un meteorito, una revolución o enamorarse de quien menos lo esperas, por las razones que menos te imaginas. Una bifurcación produce el efecto de un infarto, de la muerte de alguien, del nacimiento de alguien o de la llegada de alguien a tu vida.

Una sola mirada puede producirla.

Toushiro Hitsugaya, nuestro capitán de fría razón y certera lógica –y cuidado!! Un axioma de la teoría del Caos es "la lógica engendra monstruos"- no sería capaz de creer en ello. Un cuento lleno de sinrazones…con algunas razones zoológicas mientras caminamos sobre el texto.

Basado en :

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por favor, mirad la foto en 4:50, ésa, precisamente, fué la que me dió la base del capítulo. Es breve...

1era Bifurcación:

Open your eyes

Ocurrió la primera vez que miró sus ojos. Y no pudo recuperarse de ello, así de simple. Shinsso silbó a toda velocidad, atravesando la capa de Gin

-Desearás no haberte quitado…-añadió éste

Shinsso se extendió, dispuesta a atravesar a Hinamori cuando Matsumoto la frenó.

La mirada de Ichimaru Gin había sido absolutamente fiera, inhumanamente perfecta. Tocó a Hitsugaya sin que éste se enterase, donde éste creía no poder ser tocado y el capitán de hielo, después de eso, sentiría una especie de calor incómodo en su pequeño corazón, acostumbrado a la soledad de su adultez prematura.

Mas tenía que concentrarse; pronto habría enfrentamientos, las cosas indudablemente marchaban mal…como cuando cae una hoja en un arroyo y termina por causar, más adelante, un remolino enorme…cansado de pensar, se fue a dormir. Y soñó…

niebla, mucha, como la que deja el hielo al derretirse. Una boca, susurrando algo incomprensible, en su oído, lamiendo despacio el pabellón y mordiendo suavemente el lóbulo y él, sintiéndose estremecer; no podía mirar, sentía pánico de sólo pensarlo. La lengua que lo acariciaba se posó suavemente en sus labios, mientras todas las emociones contradictorias hacían presa de su corazón ¿Quién se interesaría por él, si no lo veían más que como un chiquillo? ¿Cómo podía hacer ver a cualquiera –CUALQUIERA- que estaba hambriento de sentir? Se aterró frente a la insistencia de la caricia húmeda y se obligó a mirar. Los ojos frente a él, dos rubíes infinitamente bellos, eran lo más hermoso que hubiera visto antes; pensó en algo que había visto una vez en el Mundo Real, la fascinación del conejo frente a la cobra, la forma en que éste se había quedado inmóvil, admirando la belleza de la serpiente, hasta que ésta lo hizo su presa, pese a que el conejo habría podido huír fácilmente…Toushiro notó que los ojos del otro lloraban, al mirarlo. Y no se detuvo entonces y comenzó a besar las lágrimas, reteniendo el fino rostro en sus pequeñas manos, sintiendo a la vez un terror espantoso y un profundo alivio. Al fin, besó la boca del extraño, buscándola con ansiedad y hallando respuestas en ella

"Shiro-chan"

Al oír la voz, reconoció al que estaba besando. El horror le hizo despertarse a la mitad de un grito, jadeando, el corazón acelerado, la espalda empapada en sudor frío, el sexo erguido entre sus piernas…

Eso era ilógico. Demencial, irrazonable.

Toushiro se levantó y mojó su rostro en agua helada, mientras miraba la luna, por la ventana del baño, obligándose a ser el mismo de siempre. Con certera lógica, regresó los acontecimientos, como una cinta grabada, para averiguar, por sí mismo, qué diablos le estaba sucediendo. El conejo y la cobra. Algo había soñado de ello; trató de analizar el sueño, sin prestar atención a sus propias sensaciones.

Oh…pero…fue delicioso…su boca…y su lengua…

Sacudió la cabeza, borrando la imagen recién pasada; claro, eso fue, la primera vez que vió los ojos de Ichimaru Gin, algo que dudaba que hubiera pasado antes.

Infinitamente más oscuros que los de Renji, más profundos que los de Byakuya y más insondables que los de Aizen, sin ningún rastro de ingenuidad o inocencia en ellos. Increíbles. Hermosos. Absolutamente perfectos…

¡Con razón los escondía! Que él recordase, nadie le había hecho ese efecto jamás antes, por el sólo hecho de mirarlo

Te gustó. Saberte indefenso; no tener que levantar la guardia, no tener que atacar, como siempre, admítelo. Podías haberlo hecho polvo de nieve y hielo con un solo silbar de Hyorinmaru, lo sabes. Pero sólo te hiciste a un lado. Eres un conejo…y él…

Toushiro acalló su voz interior y se miró al espejo. Este le devolvió la imagen de un niño de unos catorce años, cuando más, con el gesto demasiado serio para ser infantil. Si acaso, una parodia de éste. Negó con la cabeza y se fue a dormir.

Aunque me parece que quedó un tanto apresurado. Y de hecho, el tema no me agrada. Gracias por leerme. Namasté.