Aquí, un One-shot que casi es Drabble! Es corto, pero el sentimiento esta!

Disfruten el LxT!(me pregunto por qué hay tantos pocos fics sobre ellos)

Queonda.


La fiesta había empezado. La locura se arremetía por toda la casa. Había gente que ni él conocía, corriendo en calzones por todos lados, tomando litros y litros de cerveza, sólo divirtiéndose. Podía distinguir a sus amigos de entre la gente, pero había más gente que amigos. Hoy, especialmente, él no se sentía con ganas de divertirse al extremo, como los demás habían dicho y ahora cumplían al pie de la letra. No, algo diferente en ese día le hacía tener ganas de irse a la paz de la montaña a descansar y meditar.

Sí, era la fiesta de la vida, pero él no podía evitar sentirse más que deprimido, ni siquiera ver a Roshi manoseando mujeres le generaba una sonrisa. Algo le faltaba, y lo venía sintiendo hace días, y cada día que pasaba el sentimiento se incrementaba más.

Miró hacia la puerta. La gente no dejaba de entrar, amontonados entre todos, uno sobre la espalda del otro, o tirándoseles encima, con cervezas que ellos mismos habían traído.

De pronto, una mujer posó sus pies, recubiertos con unas botas de lana, en el marco de la puerta. Por alguna razón, Ten Shin Han no pudo despegar sus ojos de esa persona, aunque algo obstruía la vista de su rostro. Sólo podía notarla con un gran abrigo de piel que caía hasta sus rodillas, y una camisa roja a cuadros dentro del pantalón de trabajo, algo gastado. Comenzó a seguir sus pies, que caminaban por entre la gente. Un sentimiento súbito lo hizo seguirla.

La mujer caminaba entre la gente, como si intentara huir. Pero él no permitiría eso. Se movían entre la gente como una serpiente cazando un ratón. Hasta que ella tropezó, y él la sostuvo del brazo con su mano. Pero la fuerza del cuerpo de ella resbalando le provocó caer, aterrizando sobre el cuerpo de la muchacha.

Él abrió los ojos al ver esas pupilas e iris de color verde. Su corazón estaba caliente, y no podía retener la excitación y emoción.

Allí estaba su rubia, Lunch.

Ambos se miraron, sin decir nada. Nadie los miraba, eran dos personas en medio de la nada. Él la tomó en brazos y la llevó a algún lugar, sin saber a dónde.

-Me alegra verte de nuevo- pronunció ella, con vergüenza pintada en su voz.

Él selló sus labios con un beso. Cerró la puerta tras ellos.