Naruto Uzumaki

Negro y azul penetrándose, las ventanas del alma que me invitaron a perder mi inocencia, cautivándome. Mi cuerpo se debilitaba, el soldado apodado como el más valiente del escuadrón veinticuatro, quería ovillarse en una esquina y llorar. No quería abandonar la seguridad de esa casa vieja y solitaria, ni correr al campo de batalla, había perdido todo el coraje para luchar en la Segunda Guerra Mundial. Me gustaría haberle dicho a Sasuke que se quedara adentro, que por favor se escondiera, pero sus ojos danzando en coraje, me decían suavemente que esa no era una opción.

El chico que me robaba el aliento recargó la metralleta mirando sin atisbo de terror la matanza en ese lugar desprotegido. Pero mis manos afirmaron las suyas y lo jalé con todas mis fuerzas, no lo soltaría, no aun. Su trabajado cuerpo, cubierto por un sucio traje militar verdoso, quedó acorralándome contra la pared. Sujeté su rostro pálido firmemente con mis manos mal cuidadas.

—Sasuke, si algo sucede allí afuera... necesito que sepas que eres lo mejor que he tenido en la vida, que si dijera que no he soñado con vivir junto a ti, en una casa lejos de la ciudad, con nuestros niños correteando en el jardín, sería una farsa. Eres lo que me mantiene con vida... y te amo.

Vi la sonrisa de Sasuke perdiendo el último rastro de orgullo. Era la sonrisa más bella, sincera y cálida que nunca había visto en la vida. Apoyó sus manos en la pared y me robó un último beso. Fue lento, profundo y cargado de amor.

—También te amo, Naruto, perdóname por no conocerte antes.

—Hagamos una promesa.

—¿Ahora?

—Sí, escucha teme —ambos reímos, como si fuéramos adolescentes enamorados con toda una vida por delante—. Terminaremos con esto, me pedirás matrimonio y seremos la primera pajera gay en los archivos del país, ¿de acuerdo?

—Naruto... —susurró en un hilo de voz. Pero no pensé lo que eso significaba, dormiríamos juntos, nos pelearíamos, pero nos reconciliaríamos, porque eso es lo que hacen las parejas.

—¡Prométemelo! —grité, sin importar que alguien afuera nos escuchara, y viniera a matarnos. Volvió a sonreír y pronunció las palabras que tanto ansiaba escuchar.

—Lo prometo.

Con una nueva esperanza recargué mi metralleta, y salimos a la par. Nuestros compañeros perdían la vida, pero el enemigo perdía aun más. Un chico de cabello rojo se escondió detrás de un cumulo de tierra.

Sasuke, saldremos vivos de esta, ok? Volverás con tu papá y mamá, y me presentarás a todos, incluido tu hermano.

Asomó ligeramente su cabeza por el borde, acercando su ojo a la mira.

Incluso si la noche es oscura, estaré ahí para ti, porque nunca será uno sin el otro.

Apuntando...

Aunque creas que estás solo, siempre te acompañaré.

Un agujero se asomó en mi pecho. Sasuke se quedó congelado donde estaba.

Viviré, justo en tu pecho.

Unos brazos me levantaron del suelo, como si fuera el objeto más delicado del planeta.

No llores, Sasuke... ¿no ves que me harás llorar a mí?

Me apoyó en sus rodillas, no escuchaba nada a mi alrededor, pero parecía cantarme una cuna.

Te pido que hagas algo, no descanses, aun no es el momento. Sasuke. ¡Sasuke!

Mis labios se movían vanamente. Entonces mis ojos se cerraron, viendo por última vez como una sonrisa inundaba su sien sangrante.


Notas de la autora: prólogo, ready! Espero les haya gustado ^^, dentro de poco publicaré el primer cap, que por cierto, será como luz en la tragedia, bye bye!