Gregory se frotó el rostro una vez más antes de ojear el informe que le había dejado Donovan sobre el escritorio minutos antes.

Tenían un sospechoso acusado de distribuir pornografía infantil y le tocaba a él interrogarlo ya que Donovan se había ido a comer. Suspiró profundamente y miró el reloj. Estaba demasiado cansado para hacer aquello pero solo serían unos minutos antes de acusarlo y dejarlo en el calabozo hasta que llegara un abogado.

Se puso de pie y se colocó la carpeta bajo el brazo, cogió un vasito de agua del dispensador antes de entrar en la sala de interrogatorios. El detenido estaba esposado sobre el gancho de la mesa y al verle entrar sonrió.

—Hola —saludó.

Greg no respondió, se sentó frente a él y dejó el vaso de agua en la mesa. Abrió la carpeta y le miró de reojo antes de ver el informe.

—James Adams… —leyó Greg —. ¿Quiere declarar ya o prefiere llamar a un abogado?

—Gregory Lestrade… —dijo James leyendo el informe del revés —. Lestrade… ¿De qué me suena?

—Señor Adams —repitió Greg —. Está detenido por posesión y distribución de pornografía infantil. ¿Tiene un abogado o quiere que se le proporcione uno de oficio?

—Lestrade… —dijo James de nuevo —. Oh… Ya sé… Samantha Lily Lestrade —dijo pausadamente mientras miraba a Greg.

Este alzó la cabeza repentinamente y le miró.

—¿Quiere un abogado o no? —preguntó de nuevo mientras apretaba un puño.

—Su hija, ¿verdad? Una chica guapa… Morena, pelo largo…

—Cállese —le interrumpió Greg —. Cállese…

—Y con ocho años… Mi edad favorita, de las que se resisten…

Greg se levantó de golpe y estrelló su puño derecho contra la cara del hombre. Este rió y le miró lo que provocó que Greg comenzara a propinarle golpes uno tras otro. Los nudillos se le pelaron pero eso no le detuvo.

Le pegó una patada a la silla para tirarle al suelo, luego le golpeó con el pie en el estómago. Al seguir esposado una de las muñecas de James se dislocó y el movimiento provocó que gritara.

La puerta se abrió de par en par y Donovan le cogió por el pecho separándole.

—¿Qué demonios ha pasado? —gritó.

Greg no se resistió al agarra y se apartó.

—Nada, no ha pasado nada… —dijo.

Dos policías más entraron en la habitación y desposaron a James inmediatamente antes de tumbarlo sobre el suelo.

—¡Me ha atacado! Yo no he hecho nada, y él me ha atacado —exclamó.

Greg gruñó, empujó a Donovan y salió de la sala de interrogatorios directo a su despacho. Se dejó caer en la silla y cerró los ojos. La sangre le hervía, ¿cómo ese gilipollas estaba dispuesto a nombrar a su hija? Alguien como él…

No supo cuánto tiempo había pasado cuando la sargento entró en su despacho.

—¿Qué demonios ha sido eso? —preguntó mientras cerraba la puerta.

Greg se encogió de hombros y apoyo las manos sobre la mesa.

—Me provocó —respondió.

—¿Te provocó? ¿Cuántas veces te han provocado Greg? ¡Y gente más peligrosa que ese tío! ¿Por qué demonios se te ha ido de las manos? —exclamó.

Greg levantó la vista y se encogió de hombros. Donovan bufó desesperada.

—Que sepas que probablemente te denuncie —le dijo

—Me provocó —repitió —. En la grabación aparecerá todo. No pasará nada.

Fue en ese momento cuando Donovan perdió algo de color. Greg alzó una ceja.

—Porque lo encenderías, ¿verdad? —susurró —. Encenderías el video antes de traerme la documentación del sospechoso...

—Yo... Había quedado a comer con Anderson y...

—Genial Donovan. Genial —repitió con ironía.

—Lo siento.

Greg no respondió y pegó la frente contra su escritorio mientras Donovan salía del despacho. Apenas una hora después Dimnock y dos policías uniformados entraron en el despacho.

—Inspector Gregory Lestrade queda detenido por el intento de asesinato de James Adam mientras estaba en sus dependencias y bajo su custodia.

Greg se rió con amargura y se puso de pie.

—Exagerado... —murmuro.

Dimnock tosió un poco y continuó.

—Tiene derecho a guardar silencio. Tiene derecho a un abogado si no tiene uno se le proporcionará uno de oficio...

Greg no respondió, dejo que le esposaran las muñecas a su espalda y salió con la cabeza bien alta de su despacho. Aquella detención podría provocar el fin de su carrera o incluso que lo metieran en la cárcel pero sinceramente no le importaba. Hubiera matado a ese tipo si le hubiesen dejado y aun así no se habría sentido culpable.

Lo bajaron al sótano, donde le tomaron las huellas y le hicieron unas fotografías para la ficha policial, luego abrieron el calabozo del final, el único vacío y lo metieron dentro.

—Greg... —dijo Dimnock abriendo la pequeña ventanita para ver el interior de la celda —. Te recomiendo que te busques un abogado criminalista... Donovan me ha contado que la cámara no estaba grabando y eso juega en tu contra...

—Adiós Dimnock —dijo Greg mientras se tumbaba en el soporte metálico.

El inspector más joven suspiró, cerró la ventanita y se marchó. Greg se tapó los ojos con el antebrazo y suspiró calmadamente.

Solo podían tenerlo retenido 72 horas antes de acusarle formalmente de algo y en caso de lo hicieran la pena impuesta no sería muy grande porque normalmente el juez "entendía" que trato merecía un pederasta por parte de la sociedad.

No hubo pasado ni 40 minutos cuando la puerta del calabozo se abrió.

—Tu abogado ha venido a verte —le dijo el policía.

Greg se apartó el brazo de la cara y le miró extrañado.

—¿Qué dices? No he llamado a ningún abogado.

El hombre se encogió de hombros y le fue esposando.

—Te espera en la sala de interrogatorios —le dijo.

Subieron al primer piso y entraron en la misma sala donde un rato antes había estado él. Greg casi se rió cuando vio a Mycroft sentado de espaldas a la puerta. El policía le esposó a la anilla de la mesa y les dejó a solas.

—Así que abogado... —dijo Greg rompiendo el silencio al leer la identificación como "Visitante" que tenía Mycroft colgada del bolsillo derecho de la chaqueta.

—Estudié derecho criminalista a la vez que ciencias políticas —respondió Mycroft sacando un bloc de notas y un bolígrafo.

—Vaya. Un año saliendo juntos y me lo dices ahora —comentó Greg.

—No era relevante antes —respondió Mycroft.

—No era relevante... —repitió Greg —. Genial —dijo con ironía.

Mycroft decidió pasarlo por alto y le quitó el tapón al bolígrafo.

—¿De qué se le acusa señor Lestrade? —preguntó Mycroft.

—Tan listo y no sabes leer... Está todo en mi ficha de detención, señor Holmes —dijo con un poco de retintín en la voz.

—Deja de comportarte como un gilipollas —le dijo Mycroft —. Estoy aquí para ayudarte así que explícame como un tío con 30 años de experiencia en el trabajo policial pierde los nervios en un interrogatorio de rutina.

Greg le miró fijamente e hizo una mueca.

—Iba a comenzar con el interrogatorio cuando el sospechoso me faltó el respeto, le pedí en varias ocasiones que dejara ese tema pero él siguió y yo no aguanté más.

—¿Casi matas de una paliza a un hombre por unos comentarios fuera de contexto? —preguntó Mycroft sorprendido mientras lo anotaba todo —. ¿Qué diablos te dijo?

—Eso no te importa —respondió Greg mientras se recostaba en la silla.

—Greg... —dijo en tono de advertencia el político.

El nombrado tomo aire y se incorporó.

—Déjame un momento tu teléfono —le dijo.

—Antes cuéntame...

—Te lo voy a mostrar así que dame tu maldito teléfono —le dijo Greg extendiendo su mano hacia él.

Mycroft le miro confundido pero el móvil personal del bolsillo y se lo entregó. Greg lo cogió con rapidez, lo desbloqueó y abrió el navegador. Tecleó en el buscador "Una esperanza mi ángel" y abrió el primer enlace que aparecía en los resultados.

Le entregó el teléfono a su dueño sin mirarlo y hundió la cabeza sobre sus brazos.

—"Esta es la historia de Samantha Lily Lestrade, acompáñanos en su lucha. La lucha de mi pequeño ángel" —leyó Mycroft y bajó el teléfono para mirar a Greg —. ¿Tienes una hija? —preguntó con incredulidad.

—Tenía —corrigió la voz ronca de Greg.

—¿Qué pasó…? —preguntó Mycroft dejando el móvil sobre la mesa.

El policía cogió un poco de aire y se miró las manos antes de empezar.

—A Sammy le detectaron leucemia promielocítica aguda a los cinco años. En un tipo muy raro de leucemia y apenas había casos en Londres así que mi ex mujer decidió contar toda la historia en un blog de internet. Así conoció a familias de Australia y EEUU que tenían hijos con la misma enfermedad, le aconsejaron tratamientos, etc. Pero a los 9 años, después de dos trasplantes de médula ósea y muchísimas sesiones de quimioterapia Sammy perdió la lucha.

Mycroft movió su mano por la mesa para agarrar la de Greg y la apretó con suavidad.

—Mi ex dejó el blog en internet para que familias vieran que podía haber una lucha, aunque nosotros hubiésemos perdido —continuó Greg —. A veces entro cuando la echo de menos… Hay videos donde ella es la protagonista y lee cuentos de princesas —dijo con una pequeña sonrisa.

Mycroft sonrió ligeramente y acarició el dorso de la mano con el pulgar.

—Ese malnacido de Adams nombró a tu hija, ¿verdad?

Greg estuvo unos minutos en silencio, tomando aire y expulsándolo lentamente. Cuando se hubo recuperado, apartó la mano de la de Mycroft y entrelazó los dedos.

—Sí —respondió —. Ese maldito cabrón nombró a mi niña. Y nadie nombra a mi niña. Y mucho menos para decir eso.

Mycroft leyó las notas que había tomado, sacó un informe del maletín y lo leyó.

—Creo que si le pides disculpas, podrías incluso evitar un juicio —le dijo.

—No —respondió Greg.

—Pero Greg —dijo Mycroft —. Si vas a juicio probablemente no te condenen, pero tendrías que esperar en la cárcel hasta la celebración del mismo, piénsalo…

—Me da igual Mycroft, no pienso disculparme ante eso —dijo Greg —. Prefiero ir a la cárcel y que me condenen…

Mycroft suspiró y guardó sus cosas.

—Eres policía… Has metido a mucha gente en la cárcel, esa gente en cuanto te vea te puede matar.

—Que lo haga, me iré al otro barrio pensando que hice algo bueno —dijo encogiéndose de hombros.

—¡Joder Greg no quiero que te pase nada! —exclamó Mycroft golpeando la mesa con el puño.

Greg le miró fijamente y se rió.

—¿En serio? ¿Por qué? ¿Por qué te importo? —dijo riéndose —. ¡Jack! ¡Hemos terminado de hablar! —exclamó.

El policía que esperaba fuera entró, quitó las esposas de Greg y se lo llevó. Mycroft le cogió de la camisa antes de salir pero el inspector dio un tirón y salió junto al policía de la sala de interrogatorios vuelta al calabozo.