Tsubasa RESERVoir Chronicle y sus personajes no me pertenecen.


Niño.

Se enamoró de ella. Tan simple de explicar como el eterno sinsabor del agua clara o el brillo traslúcido de la luna al anochecer.

Sus ojos se fijaron en ella, jóvenes e incrédulos a aquellos rasgos que la hacían distintas de todas las personas conocidas en este país, en el propio y sueños dormidos de sucesos aguardando. Aun si el concepto de amor le era vago en aquel entonces, observar la enorme sonrisa infantil le movió profundamente, cambiándolo de alguna manera.

Le prometió protegerla, porque el significado de aquella palabra sí le era bastante familiar y era lo más cercano a devoción infinita que podía ofrecerle. Juró, en silencio, que lo que fuese que tuviese esa sonrisa de especial jamás sería corrupta antes de pasar por él mismo. Apenas la conocía y probablemente no tenía idea alguna de la magnitud de algunos deseos, pero se aferró a ello.

A la idea de verla reír cada día mientras pudiera, a la oportuna seguridad de atesorar el recuerdo cuando le tocara volver al hogar; sostuvo el juramento, en el iluso pensamiento de que cumplirlo no iría más allá de acompañarla a los lugares que deseaba mostrarle o darle la razón cuando se quejaba del comportamiento de su hermano.

La quiso mucho. Tanto que, al borde de perderla y entender el dolor que causaría, luchó con todo lo que tenía y más; incluso cuando una estúpida duda le impidió tomar su mano y salvarla de ese hombre extraño de mirada perversa, continuó con la esperanza de ser suficiente y rescatarla.

Muerte se incluía sin duda en el grupo de esos términos de los que no esperaba aprender tan pronto. Sospechaba, sí (habiendo escuchado lecciones de su padre y consejos de su madre) que existían seres capaces de condenar a la perdición a cualquiera, magia o sin ella. Muerte y Sakura. Su yo de hace siete días habría parpadeado en confusión ante el pensamiento sólo.

¿No era pues la princesa la encarnación de vida, luz y sueños de quien se hallase en la gracia de su presencia?

—Esas alas negras son un sello de muerte —pronunció el hombre como mofándose, portando una sonrisa torcida—. Cuando el sello grabado haya cubierto su cuerpo completamente, será el final.

Para conceder un deseo, justificó sin molestarse en ocuparse de él por completo. Y el niño imaginó gris, velas encendidas y una ciudad encerrada en infinitos sollozos; vio, impotente, las expresiones decepciones de sus padres y el susurro penoso de Sakura.

—¿Por qué no la tomaste, Syaoran?

La vio, envuelta en oscuridad, miedo y una sonrisa que ahora no significaba nada y que brindaba una amargura similar a la anterior dicha otorgada. El dolor no le enseñó todo, cerró los ojos a las advertencias externas y sólo se propuso cumplir la promesa, como lo único ya a lo que podía aferrarse.

Había renunciado a cuanta felicidad tuvo en su vida anterior. ¿A qué más habría de sostenerse?

En el fondo siempre fue niño, ingenuo, persistente, ignorante de mucho; y no comprender realmente el precio de algunos deseos destruyó en definitiva su concepción de promesas vacías y el amor frágil que juraba sentir. Cambiar los caminos de mundos infinitos suele tener ese tipo de efecto en las personas.

La amó todavía, a pesar de ello; cual eco de sus tiernos días de infancia, risas y la paz interior que nunca volvería a sentir.


N/A. Esto empezó como Cardcaptor Sakura, pero uno no sabe a qué rumbos llevan este tipo de cosas. Es Tsubasa&Tsubasa, en caso que no se entienda. Toca desde el momento en que "Syaoran" llegó a Clow hasta antes de pedir su deseo. El pobre no sabía (con total certeza) qué consecuencias traería y es lo que desee plasmar. Sugerencias, dudas, críticas y demás con reviews.