Prologo

.

Hoy, desperté con un horrible dolor de cabeza.

Sentía la luz llegando a mis ojos, casi torturándome. Era como si mi cabeza gritara "no volveré a tomar jamás. ¡Jamás de los jamaces! ¡Lo juro!" Pero la parte realista, justo en la otra esquina, se tomaba una imaginaría pastilla para el dolor y decía "¿Cuándo es la próxima?".

Primer consejo para tomar con prudencia:

Jamás vayas conmigo

El segundo:

Jamás vayas conmigo cuando sea mi turno en la barra porque… mierda, si quiero tomar, tomaré contigo. Y si nos emborrachamos, serás en último en perder la conciencia.

.

Y ahí estaba yo. Con un jodido rayo de luz en mi precioso, matutino y desordenado rostro. ¿Ayer me había quitado el maquillaje? ¿Ayer me había maquillado? Mierda ¡Sí! Creo.

Piensa Bells, ¿qué fue lo último que hiciste? La parte realista, la que había tomado la pastilla, se doblaba de la risa al verme hablando sola. La otra parte de mi cerebro, seguía jurando a todos los Dioses que no volvería a tomar en su imaginaria vida.

Yo solo suspire e intenté organizar mis ideas.

.

Recuerdo haber llegado al bar. Recuerdo haberme quejado con Emmet por su mierda de turno en comparación con el mío. También recuerdo la llegaba de blondie y su ataque a Emmett… Blondie era jodidamente una perra cuando se lo proponía. Pero cuando se trataba de Emmett, ella no necesitaba proponérselo para ser una absoluta, total y completamente loca perra desquiciada. Pero era su jodida vida y yo no era quien para meterme en sus cosas.

Recuerdo a los dos caminando hacia la bodega después de unos 20 minutos de gritos sin sentido y sonrisas morbosas. Y luego estaba Edward coqueteando con la chica que venía cada 3 días solo para, técnicamente, mostrarle a sus niñas cuando él estaba a 1 metro a la redonda. ¿Saben qué es peor que ver a tus amigos enrrollándose? Que lo hagan en tus narices y a ti no te pregunten ni el número de los tragos que compran.

Aquella parte de mi cerebro se distrajo de sus suplicas a los Dioses para gritar un "¡Concentrate en alguna mierda!". El lado realista seguía riéndose de mi.

En fin… ¿Qué había hecho después?Recuerdo a Kate y Angela en la barra. Recuerdo que se reían de mi y mis rabietas por el nuevo reparto de horas. ¡Ese par de zorras me las pagarían! Las dos habían empezado a tomar y me sumaron a los tragos esperando emborracharme. Yo lo sé…. Casi tanto como sé que ellas también lo saben.

Luego… esperen. Luego seguí tomando… y tomando… recuerdo estar en el baño con Angie. Creo que le sostenía el cabello… ¡oh no! Mierda. ¡Ella sostenía mi cabello!

.

Odio vomitar. Es una mierda de alcohol perdido.

.

No miento al decir que habría continuado mi rabieta. Definitivamente no lo hago. Tengo esta casi mágica capacidad de quejarme por cosas que al resto del mundo le parecen aburridamente comunes. Yo en cambio, soy una quejumbrosa hasta la médula. Puedo hacerlo por horas y horas y horas….

Si es que no hubiese escuchado ese ruido… hubiese sido mejor que no lo escuchase. Era una especie de quejido/ronquido/gemido. Un sonido masculinamente interesante.

Abrí mis ojos con más rapidez de lo que lo haría comúnmente estando ebria y, como era obvio, me maree aún más.

Tenía una pierna fuera de la cama tocando el suelo. Un suelo que definitivamente no era el mío. Miré el resto de mi cuerpo para sorprenderme con una simple sabana. Encontrarme desnuda no fue una sorpresa. Tampoco lo fue el hecho de estar borracha, desnuda y olvidadiza en una cama extraña.

Lo extraño fue reconocer la casa. Reconocer el suelo. Y reconocer la jodida cama.

Porque cuando me voltee, mi mejor amigo estaba justo ahí, durmiendo tal cual como yo lo hacía. Pero él estaba tranquilo y pasivo, no entrando en un ataque de pánico como la que les habla.

Me obligué a dar estúpidas respiraciones. Parecía a punto de dar a luz.

Eso hizo que recordara la luz en mi cara. Lo que significaba que era de día. Y que yo no había dormido en mi cama, ni en mi casa, ni con mi ropa.

Y juzgando por la desnudes de Edward tan cercana a mi desnudes, haber jugado damas, ajedrez o póker nocturno estaban descartados. A no ser que hubiésemos jugado strip-poker. ¿Quién había ganado?

Un nuevo quejido me trajo a la realidad.

.

Voltee, busque mi ropa en tiempo record, me vestí feliz y contenta hasta que me di cuenta que no tenía bragas. A la mierda, he estado en peores situaciones.

Me atreví a tomar las llaves de su coche. Podría decirle que lo lleve a su casa y me fui en su auto. ¿Sería creíble?

El asunto, es que soy una mejor amiga hambrienta por las mañanas. Por lo que no es de sorprenderse que caminara hasta la cocina y metiera mi intrusa cabeza en el refrigerador de Edward buscando alimento.

-¿Qué haches Bella?

-Absolutamente nada, princesa- respondí con un resto de donut atravesada en la garganta.

-¿sabes que hace mi mami Edward con uno de estos?- pregunto ella con mis mini-bragas en sus manitas- ¿no creo que le queden buenas?

Creo que jamás he corrido tan rápido en mi vida. Ni he inventado mentiras más absurdas. Pero era una niña de cuatro años. ¿Qué clase de cosa es tan imposible para que los niños no lo crean?