This is not my story, I'm translating with the previous permission of the real autor GeekChic12. She's the best! Thnks a lot Geekchic, this is an honor. Hope you all, enjoy!
Summary: Nos conocimos. Salimos juntos. Fuimos a casa. No éramos amantes. Ni siquiera amigos. Éramos compañeros de cama. Y funcionó... hasta que dejó de hacerlo.
Disclaimer de la autora 1: SM es dueña del pie*. Yo solo lo hice limonada.
Disclaimer de la traductora: Estoy a punto de comerme el pie, y la limonada y vaya que voy a gozar, pero claro, les dejo unas cuantas mordidas a ustedes ;)
*Pie: ya saben (pai) el postre que se come lenta y deliciosamente.
Hay reglas. Ignóralas y estás jodido, y no de una buena manera.
Capítulo 1: ¿Puta?
Bella POV
Sentados en un grupo de bancas de un moderno restaurante de Seattle, el esposo de la Dra. Cullen, Emmett, estaba destrozandonos con el toque único de su vida como amo de casa —desde hecho que debía alejar a las mamitas lanzadas en los parques de juego, hasta la adición de su vecino de tres años edad a su nunca acabable lista de niños que nunca estarían permitidos de salir con alguna de sus hijas.
—Apenas el otro día, Lily fue a...-
No registré nada más de lo que Emmett dijo después de ver hacia la puerta y lo vi a él.
Noté su distintiva fanfarronería antes incluso de verlo a la cara. Era menos una caminata y más un acecho sexual. ¿Como podía parecer tan casual en medio de un ajetreado restaurant? Y aun más importante ¿Que mierda hacía él aquí?
¿Pensaría él que nuestro trato se rompía si me veía en una cita?
Vi al piso y fuera de su campo de visión, tratando de esconderme detrás de mi cabello. Tal vez él no me notaría. Di una ojeada nuevamente, y Rosalie y Emmet compartieron una mirada confusa antes de observar sobre sus hombros. Él estaba dirigiéndose junto donde estábamos.
Silenciosamente repetí, gírate, gírate. Gira. En mi cabeza.
Rosalie volvió la mirada hacia mi por un momento con una sonrisa emocionada, justo antes de de voltearse verlo a él, poniéndose de pie para ofrecerle un ligero abrazo. Sus ojos se abrieron de par en par mientras mi atrapaba en su mirada antes de que los brazos le rodeasen. —Edward, estoy tan contenta de que lo hayas logrado —, dijo ella. —Estaba preocupándome un poco.
Joder, por supuesto. Hay sólo unos cuatro millones de personas en el área metropolitana de Seattle, la mitad de los cuales son hombres. ¿Por qué no iba a ser 'E', el barman que había conocido hacía un par de meses, también el hermano de la Dra Cullen, Edward, quién es dueño de un restaurante?
Y mi cita a ciegas.
Me saqué de mis pensamientos cuando Rosalie dijo mi nombre. —Isabella, éste es mi hermano, Edward Cullen, famoso restaurateur-
Edward la cortó, frotando la parte posterior de su cuello. —Es un bar, no es un restaurante, Rose. Y realmente no soy famoso.
—Ustedes sirven comida—, argumentó antes de volverse hacia mí. —Está siendo modesto. Seattle Magazine hizo un artículo de página completa sobre su bar. Se quedaron entusiasmados con el ambiente, el personal, y la comida.
Sus ojos brillaban de orgullo cuando se volvió de nuevo a Edward. —Estoy orgullosa de ti, así que sólo vamos a tener que dejar que me jacte un poco de mi hermanito.
Ella me miró con intención, diciendo: —Mi soltero hermano pequeño—, y guiñó un ojo. Su guiño extrañamente parecido era la única semejanza familiar que pude ver.
Rosalie absolutamente radiante mientras me presentó con un movimiento de su mano. —Edward, ésta es la doctora Isabella Swan. Ella es una residente de segundo año de cirugía general y mi nueva aprendiz.
—Es un gusto conocerte, Isabella,— dijo.
Mis ojos se estrecharon en el énfasis que puso a la última parte de mi nombre. —Igualmente, Edward.
Él me sonrió antes de acomodarse a sí mismo en la cabina.
Los dos nos sentamos en un incómodo silencio, excepto cuando la camarera llegó para nuestra orden. Afortunadamente, Emmett se apresuró a llenar el silencio con más pruebas y tribulaciones de la vida diaria con sus tres niñas.
Sentarse al lado de Edward era una tortura. Mi cuerpo conocía tan bien al suyo— su tacto, su olor, su sabor. Y lo que sentí cuando me probaba. Pero mi mente tambaleaba. No salimos en público . Teníamos un sistema. Comenzó con un mensaje de texto. Puede ser que sea un directo necesito un polvo, o una más explícito Quiero oír tus dedos deslizándose dentro y fuera de tu coño mientras chupas mi polla, con una hora y el lugar.
Nos conocimos. Salimos juntos. Fuimos a casa. No éramos amantes. Ni siquiera amigos. Éramos compañeros de cama. Y funcionó. Para mantener el sistema funcionando, tuvimos reglas. Una especie de contrato. Y este desastre estaba definitivamente en contra de las reglas.
Necesitaba pensar, y no podía hacerlo sentada a su lado. Su distintivo olor— a colonia mezclada con bourbon dulce y ahumado escocés de su bar —cargaba pesadamente el aire entre nosotros, invadiendo mi espacio. Podía sentir el calor de su cuerpo a escasos centímetros del mío. Y yo sabía exactamente qué se escondía bajo sus perfectamente entallados pantalones.
Sacudí los pensamientos de mi cabeza y me excusé para ir al baño.
Después de mojar una toalla de papel, me apreté contra mi frente y la parte posterior de mi cuello. Me sentí mejor después de un momento, y mi rostro inundado previamente estaba volviendo de nuevo a su palidez originales. Abrí la puerta para regresar a la mesa, y allí estaba, su largo cuerpo apoyado contra la pared de enfrente, con los tobillos cruzados a sus pies. La poca luz en el pasillo se reflejaba en el pequeño anillo en el extremo de la ceja.
Ese sexy como la mierda aro en la ceja.
Bastardo.
—¿Qué demonios estás haciendo aquí?— Grité-susurré entre dientes.
—Tú planeaste esto, ¿no?— él respondió con los ojos ligeramente entrecerrados.
—¿Planearlo? ¿Cómo mierda pude haber planeado esto? ¡Yo ni siquiera sabía que tenías una hermana!
—Oh, vamos. ¿Cuántos Edward Cullen crees que hay por aquí?
Mis manos se apretaron en puños. —¡Yo no sabía tu apellido! Ni siquiera sé tu nombre. Te presentaste como 'E'. Eso es todo por lo que alguna vez te llamé.
Él sonrió. —¿Normalmente duermes con gente de la que sólo conoces su primera inicial?
—¡No!— Respondí con indignación. —Sabes que esta es la primera vez que he tenido un ... lo que sea que este arreglo se llame. ¿Y tú? ¿Se te ha ocurrido pensar que Bella era la abreviatura de Isabella?
Edward se encogió de hombros. —Yo realmente no pienso en ello, para ser honesto. ¿Por qué no te llama Bella, de todos modos?
—Ella sólo me llama Swan o Dr. Swan en el hospital.— Un pensamiento se me ocurrió, y no me gustaba la forma en que me hizo sentir. —Entonces, ¿estás saliendo ahora? ¿Qué pasó con la exclusividad?
—Yo podría decir la misma cosa.— Su expresión no cedió ni un poco. Por todo lo que podía decir solo al mirarlo, estábamos hablando de las condiciones meteorológicas.
Yo, por el contrario, podía sentir el color en ascenso en mis mejillas de nuevo. —Yo sólo estaba haciéndole un favor a Rose, y sólo porque salgo con alguien, eso no significa que me voy a dormir con ellos.
—Sí, bueno, lo mismo, cariño. En ambos casos,— se burló.
Fruncí el ceño. —Estúpido.
Edward ignoró mi pinchazo. —Así que, eres doctora, ¿eh? ¿Cómo es que nunca me lo dijiste?
—No sé. ¿Cómo es que nunca me dijiste que era dueño de ese bar? Pensé que eras el bartender.
—Así que usted pensaba que estaba 'manoseándote' con el personal de servicio, ¿eh?— preguntó, usando comillas en el aire.
—Eso no es lo que dije.
—Ya sabes,— dijo él, me escudriñando con una ceja levantada, —No te veo del tipo médico. Normalmente no lo hago con doctoras.
—¿Qué se supone que significa eso? ¿Y por qué "tipo" me tomas?— Le pregunté, imitando sus comillas en el aire.
Se encogió de hombros.
—¿Qué pensaste que estaba haciendo todas esas veces que no estaba disponible porque estaba trabajando en la sala de Emergencias durante la noche?
—No lo sé—, respondió, encogiéndose de hombros otra vez. —¿Puta tal vez?
—Pensaste que era una prostituta?— Lo miré dubitativo. —Y pensaste que daría mis servicios fuera de forma gratuita?
—Bueno... ¿me has visto? —preguntó con esa maldita sonrisa moja-bragas.
Tenía un punto, pero aún así...
—Oh, Dios mío. Eres incorregible.
—Esa es una terriblemente gran palabra para una prostituta.
—¡No soy una puta!— Mis manos seguían en puños, y hube pisoteado como un niño pequeño. Mis mejillas ardieron en llamas cuando una mujer salió del baño de señoras y me lanzó una mirada antes de alejarse.
Edward se rió entre dientes, el sonido ronco apretándome de la excitación.
Joder, me hubiera gustado que no me afectara tanto. Pero entonces nuestro pequeño arreglo no sería tan satisfactorio como lo es.
—Vamos a ... a volver a la mesa—, le dije, parpadeando otra mirada enojada hacia él sólo por el placer de hacerlo.
—Adelante. No me gustaría que pensaran que nos colamos—, dijo, con aire aburrido. —Aunque a mi hermana probablemente le encantaría. Ella no puede esperar a tener pequeñas sobrinas y sobrinos.
La forma en que su tono se suavizó cuando terminó de hablar me tomó por sorpresa. Nunca hablamos de nuestras vidas, —nuestros deseos o ambiciones personales. Pero fue la vulnerabilidad en su voz que realmente me confundió. Siempre había sido tan seguro de sí mismo. Arrogante incluso. Lo que estaba bien para nuestra situación.
Edward tenía todas las razones para ser arrogante acerca de sus habilidades en la cama.
Como me senté de nuevo en nuestro puesto, Rosalie me miró con los ojos azules preocupados. —¿Todo bien?
—Oh.— Agité mi mano en lo que esperaba fuera una forma despreocupada. —Sí, está bien. Yo tenía algo en el ojo, y me tomó un poco de tiempo extra sacarlo. Lo siento.
Edward llegó meneándose de nuevo a la mesa y se sentó a mi lado otra vez, presionando deliberadamente todo lo largo de su muslo contra el mío.
Maldito sea.
Thanks again Geekchic, this is amazing!
Okay, parece que loquearme un poco con tanta cosa de que me voy, ha resultado en estoooooo! Si!
Me levantaron el ánimo y lo único que haré será seguir escribiendo y corregir el gran listón de horrores que había subido anteriormente. No sé, me entró la depre... y quise largarme con mi sarta de cosas. Jijiji
Bueno, pues éste es un regalo adelantado para todas la lectoras de Sólo un Número, espero que disfruten, en un par de días llegará nuestro tan amado Olderward. Más bello no puede ser.
Besos, Ale!
