Hola soy nueva en esta página, soy inariama-chan espero que les guste esta historia y que la poyen, por mucho tiempo deje de escribir, pero ahora después de mucho tiempo espero que me vaya bien; sin más que decir les dejo con esta historia.

Advertencia: AU Occ

Disclaimer: Inuyasha y sus personajes no me pertenecen si no a su creadora Rumiko Takahashi.

"Corazones de Tinta"

Capítulo 1

Era imposible saber en qué estaba pensando, ya había transcurrido una hora desde que se habían encerrado en la oficina para discutir sobre la publicación del nuevo libro; una hora con 15 minutos para ser exactos, cosa que empezaba a fastidiarle, no llegaban a un acuerdo y ahora comenzaba a cuestionarse si la junta había sido buena idea.

— ¿Dudas de mi escritor Kohaku?

El hombre de mirada ambarina pareció tomar interés por la junta y Kohaku lo noto, ahora comenzaba a creer que después de todo no lo conocía del todo; entonces recordó que solo unas pocas veces lo había visto, en cambio a la hermosa Rin, ella era como el sol, siempre dispuesta a sorprender a sus colegas.

— ¡Claro que no! Es solo que los miembros han discutido el tema, quieren una historia de amor, única, que nadie más haya escrito.

—Mi escritor aquí presente se comprometió a realizarla—Hizo una pequeña pausa la mujer—Ahora lo que no comprendo, es que al entrar hoy por la mañana me comentó Luna, que a su escritor igual le prometieron dicha historia—Reprocho.

—Sabes cómo son las cosas Rin, el trabajo es dado a más de un escritor, si no gusta el primero hay más donde escoger—Se excusó Kohaku.

Rin vio de reojo a su escritor, permanecía pasivo, casi ausente. Aquella escena le recordaba a la novela que miraba por la tarde, donde al niño lo llaman a la dirección por su mal comportamiento y donde después de algún tiempo la fiel madre acudía a su auxilio.

— ¿Para cuándo la quieres? —Pregunto sin rodeos la mujer.

—Eso no es algo que valla de mí, son los socios, que la quieren cuanto antes.

—Bien, danos 5 meses.

— ¡Eso es muy poco tiempo! Como sé que no me fallaran.

—No lo hará, confía en mi Kohaku—Dibujo una bella sonrisa la mujer.

—Yo lo hago, es solo que dudamos en que el señor Taisho tenga el suficiente talento para escribir una apasionada historia de amor.

La atención se centró sobre el hombre de mirada ambarina, el cual al notarlo cambio de postura y se dispuso a participar en la discusión.

—He escrito 20 libros, y los 20 han estado por más de 2 años en los primeros lugares de venta, ¿Crees que no tengo el talento? —Dijo el hombre con voz firme.

—Lo sé, pero no ha escrito ninguno sobre el verdadero amor, todos son de sodomía y de amores obsesivos—Menciono Kohaku—Trágicos, melancólicos e incluso de suspenso, pero nunca sobre amor.

—Puedo hacerlo—Sentencio el hombre.

—Claro que puede, he leído cada uno de sus libros, señor Taisho, pero la cuestión está en que quiera hacerlo.

Sesshomaru poso su mirada fría sobre su jefe, identifico en su mirada que había cierto desafío, perfecto, pensó. Él nunca se había rendido ante un desafío ni mucho menos cuando se trataba de escribir.

— ¿Qué me hace falta Kohaku? —Pregunto sin rodeos.

—Sentir, vivir, amar—Contesto—un libro no solo es una historia, sino es algo que se vive, que hace que el lector sea transportado a otro mundo. Eres bueno, pero, ¿tienes ese don de hacer que la gente solo te quiera a ti, que prefiera tu libro antes que cualquier otro?

—Todos quieren mis libros.

—Las chicas claro, eres apuesto y bien parecido, pero ¿qué hay de los demás, de los hombres, niños y ancianos? Queremos que nuestros escritores gusten a todos, sin importar edad y sexo.

Sesshomaru se sintió ofendido, claro estaba que era un genio al escribir; pero en cuestione de escribir sobre un amor apasionado, único e inolvidable era pésimo. En particular el gustaba de los romances obsesivos, sodomizados y prohibidos, pero nunca de los puros e inocentes. Se transportó a sus tiempos de universidad, para ser exactos a su clase de literatura, él se había pasado toda la noche escribiendo un poema, el mejor de su carrera pensó. Al leerlo procuro ponerle un énfasis muy especial, quería que sus compañero sintieran lo que el sintió cuando lo escribió. Al terminar de leer sus compañeras habían caído rendidas y ni que decir de sus compañeros, pero la maestra, ella dijo que carecía de verdaderos sentimientos, parecía algo superficial, algo burdo e incluso sarcástico; la odio desde ese momento y por el resto de su carrera aquello había sido su ruina, pero jamás lo dijo ni mucho menos se lo demostró.

Ahora ambos se encontraban solo en su oficina.

— ¿Qué me recomiendas? —Pregunto Sesshomaru a su publicista.

—Necesitas ayuda—dijo la chica mirando hacia su colega y amigo—Sabemos muy bien que tu punto débil es el sentimiento.

—Gracias por recordarme el sermón de Kohaku.

—Por dios, él ama tus libros—Dijo Rin convencida—el problemas son los socios.

—Entonces ¿Qué hacemos para convencer a los socios?

Hubo un gran silencio entre ambos, Rin estaba verdaderamente preocupada por él, jamás en sus 10 años de carrera se había encontrado con una situación como esta, hasta ahora se había sentido orgullosa por tener a uno de los mejores escritores, pero ahora dudaba en que el pudiera hacer el trabajo. Kohaku había aceptado la oferta de los cinco meses, pero ahora comenzaba a tener dudad de que se pudiera cumplir el plazo acordado.

—Déjame ver que se puede hacer, mientras tanto, busca inspiración—Le ordeno la chica.

—Bien, me largo de aquí.

Una vez que el hombre ya no estuvo más en esa oficina, la chica suspiro, era imposible, simplemente era exasperarte y hasta cierto punto inmaduro.

—Tal vez yo soy una mala publicista.

No, eso era darle demasiada importancia a Sesshomaru Taisho y también a su ego, pensó Rin.

—Tengo que buscar una solución, si bien es hermoso y muy buen amante, el carece de algo y los socios lo notaron.

Si bien no existía un hombre perfecto, Sesshomaru Taisho era el único que se jactaba de todo ello, su ego era grande,pero su belleza y galantería lo eran igual. Se maldijo en silencio por haber caído una vez en los encantos de ese hombre, pero ahora no era tiempo de pensar en eso, debía de encontrar una solución y pronto.

—Bien ¿Cuándo saldremos?

La chica levanto la mirada, luego de estar por media hora mirando el menú, miro al chico que se encontraba frente a ella, era apuesto, pero no era su tipo y estaba el hecho de que era su mejor amigo.

—Estamos haciéndolo—Respondió la chica mirando de nuevo su menú.

—Me refiero a una cita romántica, Kagome—Dijo el chico quitándole el menú.

Kagome Higurashi era su mejor amiga, pero hace apenas unos dos años comenzó a sentir no solo una gran amistad, sino algo más. Era hermosa, resaltaba de entre las demás mujeres, pero más que nada su forma de ser le agradaba, era sociable pero odiaba acudir a fiesta y estaba algo alejada de la vida nocturna, era más de quedarse en casa con una copa de vino y leyendo un buen libro. En fin era perfecta para él ya que actualmente no se pueden hallar una chica como ella, tan única.

—Es la décima vez que hablamos de esto Koga, eres mi amigo y no saldré contigo—Dijo Kagome —porque sé que pasara si la relación no funciona.

—Por favor Kagome piensa como una persona normal no como una terapeuta.

—Lo siento, cinco años en el campo y toda mi mentalidad cambio, no puedo.

Kagome tomo de nuevo el menú y llamo a uno de los camareros.

—Emparedado de jamón y queso con papas—Ordeno—Para llevar por favor, gracias.

El chico se fue de la mesa, para proseguir su trabajo. Koga miro a Kagome con cierto rencor; no entendía que eso le dolía y demasiado.

—Vamos Koga, hay otras chicas por ahí.

—No son tú, además no son mi tipo.

—Bien, platiquemos de otra cosa, esto comienzas a incomodarme.

— ¡Valla una terapeuta incomoda! —Grito Koga a carcajadas.

—No es gracioso, sabes bien que no tengo experiencias en eso de las citas ni mucho menos con el sexo opuesto —Menciono Kagome con resignación—Ellos prefieren a las chicas femeninas y sociables.

—Es por eso que tienes que salir conmigo, yo te encuentro…

Kagome se levantó de su asiento, sabía muy bien como terminaría esa frase y no estaba dispuesta a permitirse escuchar eso, en primer lugar era su muy querido amigo, en segundo lugar tenia demasiado trabajo como para andar de novia por ahí y tercero el simplemente no le gustaba como novio.

—Escucha, cuando quieras hablar como amigos y no de tus sentimientos me hablas, no tengo tiempo para esto—Dijo Kagome.

—Eres demasiado amable, porque tú rechazó no me duele lo suficiente como para odiarte y no verte más.

—Créeme soy admiradora de tu perseverancia, pero me conozco.

—Sí, ya me lo has dicho muchas veces—Dijo koga con una sonrisa—Bien, yo espero por tu comida y te la alcanzo, vete antes de que de verdad te odie.

Kagome le mostró la sonrisa más hermosa que tenía, Koga había soportado miles de cosas con ella, estaba la vez en que ella lloraba por la muerte de sus padres , el cual ocurrió en aquel terrible accidente de auto y hace un par de meses cuando le diagnosticaron cáncer a su abuela. Él era un buen amigo y se lo agradecía todos los días. No todos los días podías encontrar amigos como el, simpático, amable y compresivo.

—Gracias Koga, nos vemos el sábado.

—Sí, ya vete.

Koga Nara, era enfermero del hospital general de Japón, contaba con 26 años y hasta ahora tenía todo lo que había soñado. Una casa propia así como un auto para transportase, era atractivo, no le faltaban citas, pero no quería a cualquier mujer, solo quería a Kagome Higurashi.

—No me rendiré.

Sesshomaru conducía hacia su casa, era el único lugar en donde podía ser él, sin gustar a los demás, sin hablar a alguien y sin preocuparse por nada.

—Claro que puedo hacer un libro de amor, después de todo las mujeres gustan de un buen romance.

Se detuvo en la entrada de su casa, eso sería engañar a la gente y él no era de esa clase de persona. Pensó seriamente en leer libros, historias, pero eso sería copiar. Él quería algo original, los demás querían eso, nadie ama a un escritor que copia a otros.

—Esto será difícil.

Pero nada era difícil para Sesshomaru Taisho, al entrar a su casa dejo el saco negro en el perchero, al igual que la corbata, últimamente comenzaba a ver frío. Su mirada se dirigió al calendario en la pared.

—Octubre 20—Susurro—A partir de hoy tengo cinco meses para escribir mi mejor trabajo.

Dejo a un lado el calendario y se sentó en su mullido sillón, por unos momentos miro su reflejo en el televisor de plasma. Había cambiado mucho, por años había llevado el cabello corto, pero ahora estaba en una coleta debido a lo largo que estaba, era tan negro que apenas lo podía distinguir en aquella oscuridad que inundaba su casa, sus ojos iluminaban el televisor, como los de un gato. Ámbar como los de su querida madre y fríos como los de su padre. Dejo a un lado su reflejo y encendió el televisor.

— ¿Qué demonios haces aquí? —Dijo mirando hacia un lado.

Donde hacia un momento no había nadie, ahí estaba aquel ser que le ponía los nervios de punta, que era un crio pero que sin duda alguna era su único hermano.

—Visitándote hermano—Contesto el chico arrebatándole el control y cambiando con demasiada rapidez los canales.

—Hubieras avisado—Dijo mirándolo con dureza.

—Si lo hubiera hecho tu no me hubieras recibido, lo se te conozco muy bien.

—Inuyasha para de una vez con eso—Dijo levantándose de su lugar.

—Ya, tranquilo, no hay nada buena mejor escuchamos música.

— ¿Qué ocurre?

Siempre que su hermano quería escuchar música era porque algo había pasado, ya sea a él o su familia.

—Tu sí que me conoces bien Sesshomaru—Dijo suspirando— Lo mismo de siempre, Papá tiene una nueva amante y nuestra madre esta alterada.

Sesshomaru permaneció en silencio, si había algo que odiaba más que no poder escribir de amor era que su madre sufriera, ella era la única mujer en su vida, era su mundo.

—Creo que se divorciaran—Confeso Inuyasha—Él no ha ido a dormir, desde la semana pasada.

— ¿Por qué no me lo habían dicho?

—Estas ocupado con tu nuevo libro, mamá nunca te lo diría, así que vine a decírtelo y antes que digas algo, estoy de vacaciones.

—Bueno puedes quedarte pero no me molestes.

— ¡Genial! —Dijo Inuyasha con alegría— ¡Vallamos de fiesta!

—Sabes que detesto las fiestas Inuyasha.

—Bueno por lo menos vallamos a un bar, necesito un buen trago.

Su hermano era muy diferente a él, decía lo que sentía, era espontaneo y tan alegre, era solo 8 años menor que el, con 20 años estaba estudiando para abogado, ya que según él quería defender a los desamparados y hacer justicia.

—Bueno, el trago te lo acepto.

—Bien, vamos.

Inuyasha amaba a su hermano, era su modelo a seguir y admiraba como ante situaciones complicadas el mantenía la calma, como era tan sereno pero odiaba que no demostrara sus emociones y que siempre se muestre tan frío.

— ¿Y bien hay alguna chica en tu vida? —Pregunto Inuyasha mientras se colocaba la chaqueta de cuero.

Sesshomaru lo miro y el chico entendió que en cuestiones sentimentales eran parecidos. Sonrió para sí mismo y recobro las ganas de ir a conocer la cuidad, después de todo un año entero fuera de su país no era para más, quería ver que había de nuevo y claro conocer a una chica hermosa.

Rin se encontraba cenando con unos amigos, los cuales hasta hace un par de meses habían decidido divorciarse pero ahora parecían una pareja de recién casados, sí que estaba sorprendida por el cambio.

—Se ven muy bien—Dijo Rin.

—Gracias amiga, de verdad que estamos mucho mejor, ¿no es así Takuma?

—Sí, todo gracias a la terapia de pareja.

—Así es, comprendimos mejor lo que nos molestaba y que el trabajo se interpuso en nuestra relación.

—Me alegra oír eso, ¿A dónde fueron?

—Con la doctora Kagome Higurashi es tan buena, te lo juro, ella puedo reparar todo.

— ¿Todo? —Pregunto Rin— ¿A qué te refieres con eso?

—A que en verdad tiene un don, te lo juro, puede juntar a las parejas, puede curar a chicos con problemas, todo.

—Sí, incluso puede ayudar a aquellos que no demuestran sus sentimientos, como yo—Confeso su amigo.

Rin tuvo que beber su copa de vino, eso no podía estar pasando, podía ser que dios le había mandado una señal, ahora mismo se alegraba por haber asistido a la reunión con sus amigos.

—Yo no le demostraba mis verdaderos sentimientos a Karen y ella me hizo reflexionar mucho, es realmente muy buena es su trabajo.

La pareja se miró y se dio un tierno beso, pero Rin estaba más interesada por saber más de esa Doctora, tal vez, ella era la salvación de Sesshomaru, solo tal vez ella podría ser la que repare los sentimientos de su escritor.

—Háblenme más de ella.

Y la pareja no protesto, toda la cena e incluso el postre, la conversación giró en torno a Kagome Higurashi y su increíble forma de arreglar cualquier problema.

Kagome se encontraba mirándose al espejo de su baño, hacia cuanto que no se detenía para verse, su cabello negro azabache estaba desgreñado y con algunas gotas de sudor, lo que se debía a que había corrido unos 10 kilómetros. Le encantaba hacer ejercicio por la noche, eso le quitaba el estrés de todo el trabajo que tenía, miles de parejas distanciadas, niño con problemas en la escuela y ancianos con depresión por la pérdida de sus parejas. Era imposible no dejarse absorber por todo esa tristeza, pero sus amigos y su abuela eran su luz.

—Abuela—Dijo recordando que el sábado la iría a visitar.

Su abuela Kaede vivía con uno de sus hijos, su tío en este caso, no estaba tan lejos pero no podía permitirse ir a visitarla durante el trabajo ya que ella tenía suficiente con su cáncer como para atosigarla con los casos que tenía.

—Aún estamos miércoles, tendré que esforzarme mucho más.

Volvió a mirarse, recordó que tenía 26 años y su rostro parecía reflejarlo. Tenía leves arrugas en el contorno de sus ojos, pero comenzó a creer que eran normales para su edad. Pero lo que realmente odiaba de su rostro eran esas benditas ojeras, años de estudio y de no dormir bien habían tenido su recompensa claro pero también sus consecuencias. Sus ojos aun no perdían ese brillo, eran de un chocolate tan intenso que al reflejar el sol parecían cambiar a un tono más claro. Sus facciones no eran nada de otro mundo, eran normales según ella, pero su abuela siempre le decía que eran muy occidentales y hermosas. Sus pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de su teléfono celular.

— ¿Quién será a esta hora? —Dijo mirando su reloj de pulsera.

Miro la pantalla, era un número desconocido, tal vez algún cliente.

—Kagome Higurashi al habla—Dijo con una voz cortes.

Mucho gusto, habla Rin Narada, estoy interesada en sus servicios.

—Si, en que puedo ayudarla.

Le parece que nos veamos para que se lo explique, es algo un tanto complicado de explicar por teléfono.

—Mañana no tengo mucho tiempo señorita, mi agenda está llena.

¿Y por la noche? le juro que me urge mucho.

—Por la noche si puedo ¿Dónde le gustaría que nos veamos?

En el restaurante Paradise ¿Sabe dónde queda?

—Si lo conozco, nos vemos ahí a las 10 pm.

Claro nos vemos ahí, muchas gracias.

La llamada termino y Kagome se preguntaba por qué tanto misterio, sabía que en algún lado había escuchado ese nombre, pero ahora no recordaba exactamente dónde. Busco su agenda y escribió la cita, esperaba que no fuera tan complicado como sonaba, después de todo no había ningún problema que ella no pudiera arreglar.

—Bien es hora de tomar una ducha caliente y acostarse a dormir.

—Así que necesitas inspiración, hermano sí que te complicas la vida, si tuvieras una novia tal vez la inspiración vendría a ti.

Sesshomaru miro a su hermano, le dolía admitirlo pero tenía razón, si querías escribir del amor, tendrías que vivir un romance. Pero él no estaba para eso, siempre se le acercaban chicas que gustaban de lo superficial y que no podían mantener una buena platica. Muchas eran bonitas y se habían acostado con ellas, pero hasta ahí, ninguna le había interesado del todo, con acepción de Rin. Ella sí que había sido especial, pero por ser su publicista estaba fuera de su alcance, además estaba el hecho de que ella había dejado en claro que no estaba dispuesta a mantener una relación basada únicamente en relaciones sexuales. Ella deseaba una estabilidad, tanto emocional como económica y él no podía dárselo, por desgracia era muy egoísta consigo mismo y el no deseaba por el momento estar atado a una mujer ni mucho menos compartir gastos, estaba bien soltero y sin responsabilidad alguna que no sea su trabajo.

—Podía ser esa la solución, pero por desgracia no busco ahora una chica.

—Una chica lo puede todo hermano, deberías buscar una para estabilizarte, ya estas algo grandecito.

—No me vengas con tu sermón.

—Solo digo que estas en la mejor etapa de tu vida, no la desperdicies en relaciones de solo una noche—Dijo Inuyasha mientras bebía su wiski—No te gustaría llegar a casa y saber que no estás solo, que hay alguien esperándote.

—Para eso te tengo a ti—Dijo con sarcasmo.

—Lo digo enserio Sesshomaru, ya es hora de que tu corazón de hielo sea derretido por el amor de una mujer.

Sesshomaru miro a su hermano menor, el muchas veces decía que no tenia ni idea de lo que decía, pero ahora se daba cuenta de que todo lo que el decía era la verdad, entre sus locuras él era la persona que le daba mejores consejos. Pero el amor era algo absurdo, eso solo existe en las novelas, en la vida real no era más que una atracción física y sexual.

—Lo mejor será pedir una ronda más, tu voz comienza a irritarme—Dijo Sesshomaru tapándose los oídos.

—Y tu ego hace lo mismo conmigo.

—Venga, ya deberías estar acostumbrado a él.

Ambos hermanos compartieron una pequeña risa, Inuyasha realmente se encontraba feliz y por lo visto Sesshomaru también tenía problemas, después de toda su visita era la más adecuada pensó Inuyasha. Tenía que hacer que su hermano se sensibilizara y lo lograría. ¿Qué tan complicado seria después de todo?

Espero que les haya gustado el primer capítulo, espero gustosa sus comentarios gracias.

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Continuara…