Disclaimer:

Todos los personajes pertenecen a JK. Rowling.

Este Two-Shot participa en el Reto Harmony + Videos del Grupo HARMONY (HARRRY Y HERMIONE) en fb. Basado en el video Fix You de xWhatsYourFandomx

Título: Fix You

link: www. youtube watch ? v = F7xAb C4vRDs

Sumary: Aquel día en la Mansión Malfoy, Bellatrix tortura hasta la locura a Hermione, provocando que caiga en un estado de silencio total. Los meses transcurren después de la Batalla de Hogwarts y su situación no parece mejorar, haciendo que Harry tome la decisión de viajar en el tiempo para recuperar a su vieja mejor amiga.

"El aleteo de las alas de una mariposa

puede provocar un Tsunami al otro lado del mundo"

-Proverbio chino

Capítulo 1:

—Harry, estaré eternamente agradecido por tu cooperación con el Ministerio, realmente nos has ayudado mucho, más que cualquier auror graduado —confiesa Kingsley mientras caminan por los corredores del Ministerio.

Harry sonríe.

—No es nada señor, es un placer ayudar, y no subestime tanto a su equipo, sin ellos no podríamos haber atrapado a los últimos mortífagos señor...

El nuevo Ministro sonríe apoyándole una mano en el hombro.

—Harry, ¿podría llamarte otra vez en caso de algún problema? Sé que estás ocupado con la Academia pero...

—No dude en llamarme, no importa la hora, intentaré ayudar si así lo necesita —responde cortésmente, ganándose otra sonrisa de Kingsley.

—Entonces si es así Harry, quiero presentarte a alguien, ¿puedes esperarme aquí? Solo será un momento —le pregunta y el chico asiente.

Apenas el Ministro desaparece, Harry comienza a caminar rápidamente por los pasillos. Tiene poco tiempo, lo sabe, pero debe intentarlo.

Cuando llega al sector de "Departamento de Misterios", saca una pequeña bolita de su bolsillo, una que le había regalado George en caso de meterse en algún problema.

Harry lanza la pelotita por el suelo, la cual rueda rápidamente. El mago espera un momento, y después de unos segundos entra al Departamento. Todos allí se encuentran tomando una profunda siesta, y Harry sabe que deberá felicitar a George cuando lo vea.

Elige una de las puertas, de las cuales está prohibido su paso, y se encuentra con un lugar polvoriento y oscuro.

—¡Lumos!

Camina rápidamente por la habitación, sintiendo la adrenalina corriendo por su cuerpo. Debe ser rápido, Kingsley no debe tardar en volver, en buscarlo...

Se mueve velozmente buscando por las mesas, los estantes, hasta que da con el...

Con el famoso diario de los que muchos murmullan en los pasillos del Ministerio...

Harry lo toma entre sus manos, con el corazón latiéndole agitado, sabiendo asustado a lo que se tendrá que enfrentar.

ooOoo

Cuando entra a la habitación blanca, la encuentra junto a la ventana, sentada en una silla de madera, con la mirada perdida en el paisaje.

—Hola Hermione —la saluda él, aunque sabe perfectamente que no obtendrá respuesta alguna.

Se sienta junto a ella y toma su mano inerte, como suele hacerlo siempre. Se siente fría contra su piel, esa es una de las cosas que más extraña de ella, la forma en que entrelazaban sus manos por cualquier cosa, la calidez de su suave piel...

—Hoy no fui a la Academia. Lo sé, lo sé, sé que está mal, que no debería perderme... ni un día de estudio —dice con una sonrisa triste, recordando cómo lo regañaba en Hogwarts cuando faltaba a clases o se quedaba dormido.

—Pero hoy es un día diferente -prosigue suspirando, vuelve a mirarla, daría todo por ver la expresión de ella al revelarle lo que está a punto de hacer —. ¿Recuerdas que solías decirme que viajar en el tiempo era peligroso?

Sin respuestas. Pero Harry no se sorprende.

—Bueno, he robado del Departamento de Misterios un diario que creo que puede hacerlo... —se ríe recordando lo difícil que había sido deshacerse de Kingsley —, no te molestes, debía intentarlo. Sé que es malo robar, pero esta vez era necesario... desde que escuché el rumor de lo que habían encontrado no podía dormir pensando en si funcionaría o no.

Suelta un suspiro mientras Hermione sigue inmóvil junto a él. Parece un ángel con ese camisón blanco y el cabello largo hasta la cintura. A veces en las noches, sueña que ella voltea y le responde algo con una sonrisa.

Extraña su sonrisa, su voz... Harry intenta mantenerse fuerte, intenta no volverse loco, pero hace unos pocos días se había dado cuenta de que había olvidado su tono al hablar, su risa, aquel brillo peculiar en sus ojos...

Los Weasley han intentado apartarlo de ella, diciéndole que debe seguir con su vida, mirar hacia adelante, pensar en el futuro.

Pero Harry no puede. Apenas puede dormir sabiendo que ella está sola en una habitación pequeña y oscura. Se culpa, claro que se culpa, todos los días, a todas horas... sabe que si hubiera llegado un minuto antes... unos pocos segundos...

Todo hubiera sido diferente.

Le había planteado la idea a Ron de volver al pasado, pero él lo había mirado como si se hubiera vuelto completamente loco. Aquel pelirrojo que siempre había sido su mejor amigo, ahora ya no lo era. Harry se siente traicionado, enojado por su actitud.

Ron no ha venido a visitarla por meses. Ni siquiera ha pregunta por ella. Se ha rendido.

Harry no se puede permitir darse por vencido, necesita intentar todo lo que sea posible para traerla a la normalidad. Por eso saca de su chaqueta el diario, el cual se ve gastado y viejo...

—Lo más gracioso es que todavía no me he atrevido a probarlo, sabes... creo que tengo miedo de que no funcione, de que sea solo un rumor —sonríe con pesar mientras abre el diario —. Tiene que funcionar. Debe funcionar.

Las páginas están amarillentas y arrugadas, como si el diario se hubiera caído al agua, con tan solo echarle un vistazo, se puede notar de que el dueño anterior había sufrido varios inconvenientes. ¿Acaso habría viajado con él? ¿O sería solo un diario común y corriente que solo había ganado historias y rumores estúpidos?

Si fuera otra situación, si las cosas fueran diferentes, Harry ignoraría una tontería así, pero está tan desesperado que sabe que es la única opción que le queda para traer a Hermione de vuelta.

Saca una pluma con un pequeño frasco de tinta. La moja allí, intentando armarse de valor por la locura que está a punto de cometer. Porque si lo que dicen del diario es cierto, lo que está por enfrentar será aún más peligroso que todas las cosas que vivió en su vida.

—Lo intentaré todo, lo prometo Hermione —le jura, mirándola por última vez, se acerca y le da un dulce beso en la mejilla —, nos volveremos a ver.

Vuelve a enfocar su mirada en el diario abierto, lleva la pluma hacia el cuaderno, y escribe lo primero que se le viene a la mente.

"Llévame a ese día, al sótano en la Mansión Malfoy"

El diario lo encandila con su luz, haciendo que Harry cierre inconscientemente los ojos. Es como si las hojas lo tragaran, de una forma violenta hasta casi sacarle el aire.

Cuando abre los ojos se encuentra en el sótano gris, oscuro. Los gritos de Hermione resuenan como en sus sueños, dolorosos, desesperantes, hasta hacerle doler el corazón, solo que esta vez, es la realidad, es el pasado.

Lo ha logrado.

El chico baja la mirada y allí, se encuentra con el elfo, el cual le regala una sonrisa.

Apenas puede creer lo que está sucediendo. Una sonrisa de felicidad se le escapa.

—Harry Potter, Dobby ha venido a rescatarlo.

El mago se lleva una mano a la cicatriz, le duele tanto, un dolor que con el tiempo había olvidado. Piensa en lo que hizo mal en el pasado, sabe que tiene que hacer las cosas diferentes, darle prioridad a ella.

—¡Dobby tienes que sacar a Hermione de allí! ¡Llévala a la casa de Bill y Fleur, al refugio en las afueras de Tinworth! ¡Y luego vuelve aquí! —exclama tan rápido que Ron lo mira sorprendido.

—Claro, Harry Potter —susurra el pequeño elfo antes de desaparecer.

Los gritos de Hermione aumentan y Harry tiene que sentarse en el suelo cuando el mundo comienza a girar hacia su alrededor, siente arcadas, se asfixia...

—¡Harry! —exclama el pelirrojo sosteniéndolo.

Los gritos de Hermione cesan y a pesar del dolor, Harry sonríe aliviado, lo logró. Dobby logró salvarla.

Todo se vuelve blanco otra vez.

ooOoo

Se despierta agitado mientras los rayos de luz del sol ciegan su vista. Siente una mano en su hombro, y una voz conocida:

—Harry, ¿estás bien?

Al abrir los ojos se encuentra con el rostro de Kingsley, el hombre tiene un aspecto demacrado y asustado. Harry se frota los ojos confundido y mira hacia su alrededor. Hay una pequeña fogata prendida a pocos metros de él, están rodeados de árboles, el sol saliendo del horizonte... Se encuentra en el bosque, otra vez.

—¿Qué... qué sucedió? —pregunta y suelta un gemido al sentir un aguijonazo en la pierna. Se levanta el pantalón y se encuentra con una herida vendada.

—¿No lo recuerdas Harry? -exclama alarmado —¿Tan fuerte fue el golpe? Por Merlín...

—¿Dónde está Hermione? ¡¿Dónde está?! —se encuentra gritando, desesperado por saber que fue de ella.

El Ministro lo mira con tristeza.

—Hermione ha desaparecido, hace meses Harry, nadie sabe de ella —murmura clavando su mirada en la fogata. Los pájaros hacen sonidos desde los árboles mientras Harry se lleva las manos al rostro.

—Ayer... ayer recibí una lechuza, nos informaron que tú y Ron estaban en peligro, y... los que quedamos en la Orden... fuimos a ayudarlos pero... nos ganaron en número Harry... —le explica con los ojos llenos de lágrimas —, los perdimos a todos... solo... solo quedamos tu y yo...

—No. No puede ser —susurra —¿Vol... Voldemort sigue vivo? ¿No lo derroté?

—¿Qué te ha sucedido Harry?

—¡Dime! ¡¿Qué sucedió aquella noche en la Mansión Malfoy?! ¡Cuando nos atraparon!

—Hermione, Ron y tú salieron vivos de allí... —responde confundido —, Harry no entiendo tú...

—¿Y los demás?

—Murieron.

Harry se lleva una mano a la cabeza, de repente siente un dolor allí más fuerte que el de su pierna. Kingsley lo ayuda a recostarse en la hierba otra vez y le ofrece agua, pero el chico la rechaza.

Ha salido mal. Ha salido peor de lo que se imaginaba.

Piensa. Piensa. Intentando asimilar todo, como lo que hizo cambió por completo su historia.

Si el enano murió nunca pudieron entrar a Gringotts, nunca pudieron tener en sus manos la copa de Voldemort, y menos tener la posibilidad de destruirla. La diadema de Ravenclaw... sin dudas, sin la ayuda de Luna Lovegood habría sido incapaz de llegar a tiempo antes de que atacaran el castillo.

—Hermione... ¿cómo desapareció? ¿y Ron... el...?

Kingsley le da una mirada que le da a entender que el pelirrojo no lo ha logrado.

—¿De verdad no recuerdas como perdieron a Hermione? -le pregunta después de un momento de silencio.

Harry niega con la cabeza, intentando mantener la calma.

—Los mortífagos descubrieron el refugio de Bill y Fleur, Ron, Hermione y tú pasaron mucho tiempo escapando por el bosque, pero Voldemort y sus seguidores fueron más rápidos, cada vez... parecían ser más... y un día... simplemente se separaron en el bosque y Hermione desapareció. Buscaste mi ayuda, me pediste que la buscáramos, pero nunca pudimos dar con ella. Fue como si se la tragara la tierra...

—¿Todos... todos murieron? F-fred... George... Arthur... Remus... Thonks... ¿todos?

Kingsley da un pequeño asentimiento.

Harry saca su diario de la chaqueta, sabe que encontrar a Hermione no servirá de nada si los demás están muertos y Voldemort se ha apoderado de todo. No sería un mundo seguro para ella si la encontrara viva. No. Debe arreglarlo.

El ministro lo mira sorprendido cuando el chico saca su pluma, dispuesto a escribir.

—¿Harry?

El mago no contesta, a pesar del dolor de su cabeza y de la pierna, se esfuerza por escribir.

"Llévame a ese día, al sótano en la Mansión Malfoy"

El diario comienza a brillar y Kingsley abre los ojos muy sorprendido, pero antes de que pueda decir cualquier cosa, el diario traga a Harry.

—Harry Potter, Dobby ha venido a rescatarlo.

El chico se lleva una mano a la cabeza hasta que el mareo desaparece, esta vez tiene que ser fuerte si quiere conseguir salvarlos a todos.

—Dobby, rápido, ¡Recupera nuestras varitas y vuelve lo más rápido posible!

El elfo asiente y solo tarda un instante en volver a aparecer con las varitas que Ron le había robado tiempo atrás a los carroñeros.

—Ahora llévatelos a ellos Dobby y regresa -los gritos de Hermione resonan con fuerza haciendo que ese dolor en el corazón vuelva a aparecer y a Harry se le nuble la mente por un momento. -Ron... tú y yo debemos ir a buscarla.

Deshacerse de la puerta no es un impedimento difícil, y mucho menos hacer que Colagusano caiga inconsciente. Harry corre en silencio junto a Ron, dirigiéndose a la sala.

Las ve. Ve como Bellatrix le lanza Crucios sin parar a Hermione, mientras esta grita sin parar, inmersa en esa agonía que luego en un futuro sería la causante de su locura, de su silencio...

Harry levanta su varita sin poder evitarlo, recordando las horas infinitas en el hospital, todos esos días en donde intentó sacarle alguna palabra o una sonrisa, la forma en que sus amigos terminaban colocándole una mano en el hombro, diciéndole que ya era tarde, que debía rendirse. Todo por ella. Por Bellatrix, por una causa tan injusta que le hierbe la sangre de odio. Por eso, la palabra sale de su boca sin poder detenerla, y mientras la dice, ve como la mortífaga levanta su mirada llena de pánico, sabiendo que no hay tiempo para evitar ese hechizo que le dará de lleno en el pecho.

—¡Avada Kedavra!

El chorro de luz verde de su varita sale, matando a la bruja al instante. Y por primera vez en meses, Hermione vuelve su rostro a él, lo mira con los ojos llenos de lágrimas y dolor. Y por un momento Harry teme que la haya perdido otra vez para siempre, hasta que de repente ella abre su boca.

—Harry... -murmura.

Harry, Harry, le ha dicho Harry... El chico vuelve a escuchar su voz, y se siente en el paraíso otra vez, después de tanto tiempo...

—¡Harry cuidado! —exclama Ron empujándolo antes de que un hechizo lo dejara inconsciente. El mago cae al suelo tras el empujón, Lucius Malfoy se ve furioso por la muerte de Bellatrix.

—¡Maldito traidor de sangre! —exclama furioso volviendo a lanzar otro hechizo que Harry bloquea con dificultad, Ron intenta ayudarlo, pero su amigo grita:

—¡Ayuda a Hermione! ¡Yo me las arreglo!

Ron asiente y comienza a correr hacia su amiga, pero antes de poder alcanzarla Greyback aparece en la sala y le lanza un Avada Kedavra que impacta en su cabeza.

Hermione suelta un grito atroz que resuena en todo el salón. Ron cae muerto junto a sus pies. Harry no puede asimilar lo que acaba de pasar, sabiendo que un futuro sin su amigo no podría verse nada bien.

Dobby aparece de repente, tomando la mano de Hermione con tristeza. El elfo termina por hacer ese chasquido de dedos, logrando que las varitas de sus enemigos vuelen por los aires y Harry tenga tiempo suficiente para escapar y tomar la mano de su mejor amiga.

ooOoo

Harry se toma su tiempo para abrir los ojos, teme con lo que se va a encontrar. La muerte de Ron lo ha impactado por completo, todavía siente el corazón acelerado, aquel nudo horrible en la garganta.

Ha sido su culpa.

Ha matado a su mejor amigo.

Abre los ojos lentamente, encontrándose con un ambiente ya conocido. Se encuentra en la Madriguera.

Ginny Weasley se encuentra a su lado, mirándolo con sus grandes ojos castaños.

—Has despertado —dice con una sonrisa, se acerca a él hasta subirse a horcajadas —¿Listo para otra sección de sexo?

Harry, sorprendido, la aparta rápidamente haciendo que la pelirroja suelte una exclamación cuando cae nuevamente a la cama.

Harry se levanta y corre hacia la ventana, desde allí puede observar el verde, el pastizal que los rodea, confirmado: están en la Madriguera.

—¿Qué sucede cariño? ¿Has tenido una pesadilla?

—N-no —tartamudea —, ¿dónde está Hermione?

—¿Qué? ¿Hermione?

Harry sale de la habitación a toda prisa, topándose con muchos pelirrojos en el camino.

-Hey Harry, te ves muy guapo en bata —le dice Fred guiñándole un ojo.

¿Fred? ¿No ha muerto? El rostro de Harry es tal que el gemelo suelta una risa.

—¿Qué sucede Harry? ¿Has visto a un fantasma?

El chico continúa bajando las escaleras, encontrándose en la sala con Arthur quien está leyendo el Profeta, y Molly quien prepara el desayuno arduamente.

—Harry —lo saluda el señor Weasley extrañado de verlo en bata, aun así, prosigue —, han atrapado al último mortífago, ¿y sabes que es lo mejor? Dobby ha colaborado llevándolo a rastras hasta el Ministerio.

Harry toma el diario y ve la foto de su amigo allí. Está vivo. La razón inunda su mente rápidamente, si él asesinó a Bellatrix Lestrange, Dobby no tuvo motivo para morir.

Pero Ron... Ron está muerto... y aquello lo comprueba cuando Molly le tiende un plato con galletas, aquella expresión... aquel brillo de tristeza en los ojos, fue el mismo que vio Harry después de la muerte de Fred. A pesar de que el tiempo ha pasado, Molly siempre tendrá aquel dolor presente.

—Son de chocolate, tus favoritas Harry —le dice con una dulce sonrisa.

—¿Saben... saben algo de Hermione? —se atreve a preguntar.

A Molly se le borra la sonrisa.

—No hemos hablado con ella en meses Harry, creí que tú lo sabías...

El mago se sorprende.

—Solo sabemos lo que tú nos contaste que está viviendo en la casa de sus padres...

Harry sube las escaleras rápidamente e irrumpe en la habitación de Ginny otra vez.

—Me habías asustado, ¿por qué te fuiste así? —pregunta la pelirroja ofendida.

El chico no contesta, solo se coloca los jeans que ha encontrado en el suelo y una sudadera.

—¿A dónde vas?

Harry sale de la habitación otra vez.

—¡Harry!

El mago sale de la Madriguera e intenta recordar bien la dirección de la casa de Hermione, piensa hasta que da con la respuesta. Se desaparece y aparece en la calle, frente a una gran casa.

El corazón le late con fuerza mientras se acerca y toca la puerta.

Necesita saber cómo se ve en este tiempo. Sabe que debe volver, y solucionar lo de la muerte de Ron, pero antes necesita ver su rostro, tomar fuerzas para volver a atravesar otro viaje en el tiempo.

Abren la puerta. Hermione se sorprende al ver a Harry allí. Y él también se sorprende al verla de esa forma... las ojeras en su rostro están tan marcadas como su palidez, la castaña parece estar desecha.

—Harry... no esperaba tu visita... —dice atónita, se nota que ha estado llorando. Un muggle aparece desde atrás y la abraza con una sonrisa.

—¿Quién es tu amigo?

—Harry... —responde ella, clavando su mirada en el suelo.

Harry observa con detenimiento al hombre que la abraza, un muggle, una persona algo extraña que le da un muy mal presentimiento.

¿Quién es? ¿Y por qué la ha hecho llorar?

Harry comienza a cerrar sus puños con fuerza, no lo entiende. ¿Por qué él no vive con ella? ¿Y por qué si se ha despertado junto a Ginny? ¿Por qué Hermione está con un hombre cualquiera y se ha alejado de sus amigos?

—Ben, déjame hablar un rato con Harry, por favor —le pide.

¿Desde cuándo Hermione Granger pide permiso para hablar con sus amigos?

Ese tal Ben asiente algo fastidiado y vuelve a entrar en la casa.

Hermione cierra la puerta y comienza a caminar por la acera, Harry la sigue, todavía indignado.

—¿Quién era?

—Mi novio, ¿recuerdas que te hablé de él por carta? —le pregunta algo extrañada por la actitud de Harry.

—No me gusta —suelta con el ceño fruncido. Hermione sonríe con tristeza.

—¿Desde cuándo juzgas a mis novios? Nunca te ha importado.

—Sí que me importa —se defiende ofendido —, has estado llorando Hermione... y...

La castaña se ríe.

—¿Pero qué te sucede Harry? ¿No deberías estar en la Madriguera con Ginny? No hagas a la pelirrojita enfadar, ya sabes cómo se pone cuando me vienes a visitar... —suspira, y Harry nota algo de resentimiento en sus palabras.

—¿Por qué se enojaría? Eres mi... amiga —suelta intentando comprender la situación.

—Dime Harry —dice deteniéndose —, ¿qué es lo que sucede? ¿se te ha borrado el cerebro? Hace meses que no me vienes a visitar, ¿por qué vienes ahora?

Harry se queda atónito, aún más cuando su mejor amiga, que solía ser adicta al orden y a lo moral, prende un cigarrillo y se lo lleva a la boca.

—La última vez que viniste Ginny apareció y rompió varias cosas de mi casa. Desde que... Ron... -suspira soltando humo por la boca —, desde que él ya no está... Ginny tiene un loco pensamiento de que te quiero robar, ¿no es gracioso, eh?

Harry la observa sin saber que decir. Está tan cambiada... la forma en que habla, la postura de su cuerpo, la ropa, el cigarrillo...

—Tú no fumas —dice enfadado quitándole el cigarrillo de la boca, pero Hermione se ríe y saca otro.

—Harry ya no estamos en la escuela -dice golpeándole suavemente la cabeza con el puño —Vuelve con tu pelirroja, estoy segura de que debe estar esperándote en la cama, con un bonito camisón blanco, preciosa como una muñeca... no deberías perderte eso...

—Hermione... —la llama él, pero Hermione se aleja y lo saluda con la mano.

—Nos vemos algún día Harry. ¡Suerte con la boda!

La chica continúa su camino, sin volver a mirar atrás, dejando a Harry totalmente desconcertado. ¿Se va a casar? ¿Con Ginny?

¿En qué estaba pensando su yo de este tiempo? Harry está enojado consigo mismo, ¿cómo pudo dejar que Hermione terminara tan sola?

Se mete la mano en la chaqueta y saca aquel diario que lo está volviéndolo loco.

—¿No vas a ayudarme maldito diario? ¿No vas a hacer que Hermione esté bien? —murmura furioso.

Se apoya contra un árbol escondiéndose de la vista de los muggles que pasan por allí. Saca su pluma y escribe lo mismo de siempre "Casa Malfoy... aquel día en el sótano..."

El diario lo ilumina con su luz blanquecina y lo traga de nuevo.

ooOoo

La música aturde sus oídos, Harry de repente escucha una música conocida un vals...

—¡Harry elévame! —chilla la voz de Parvati, y cuando el mago abre los ojos no puede creer en donde se encuentra. El salón de Hogwarts con sus elegantes decoraciones, los campeones bailando a su alrededor, y Parvati exigiéndole que baile mejor.

No puede ser... el escribió que quería ir a la Mansión Malfoy...

El tiempo está jugando con él.

Harry gira y gira al ritmo de aquel vals, se siente mareado y no solo por las vueltas que están dando...

—¡Elévame! —insiste la morena, y Harry la eleva, aun confundido.

Ve a Cedric, vivo, bailando con Cho felizmente y se le hace un nudo en la garganta, pero sabe que hay cosas que simplemente... no puede cambiar.

Luego la ve a ella, a Hermione, bailando tan hermosa con aquel vestido, sonriéndole a Viktor Krum que aquel año había tenido el privilegio de ser su pareja.

Harry se siente tan celoso que ha dejado de prestar atención a Pavarati, quien comienza a quejarse por estar pisándole los pies.

El chico vuelve a concentrarse en su pareja y sonríe como puede, esperando a que el diario lo lleve al lugar correcto, aunque tiene la leve sospecha de que eso nunca sucederá.

El vals termina y la música cambia por completo. Harry ve desde lejos a Ron, que se ha sentado en una de las mesas bastante enojado por ver a Hermione con Viktor.

Termina sentándose junto al pelirrojo, intentando no causar algo que podría llegar a repercutir en un desastre para el futuro.

Harry se pregunta por qué el diario lo ha mandado allí, es como un castigo, porque el muchacho está sufriendo de la misma manera que aquella noche, donde Viktor se mantuvo con ella durante toda la fiesta.

Después la pareja se sienta en la mesa próxima, obligado otra vez a escuchar como el búlgaro no puede pronunciar bien su nombre.

—Ez... miope...

Harry rueda los ojos al escucharlo, ¡se siente tan enfadado!

—No Viktor, es Her...mío...ne —le repite ella con una dulce sonrisa, una de esas que Harry siempre deseó que le regalara a él.

—Ez... miope...

—¡Es Hermione! —grita Harry sin poder contenerse, y todos los presentes se giran a mirarlo.

—¿Ves? Yo te dije que era un bruto -le murmura Ron que parece ser el único divertido con la situación.

Su mejor amiga lo fulmina con la mirada desde su asiento, Harry quiere desaparecer, que el diario se lo trague allí mismo, ¿por qué... cuanto más lo hará sufrir?

En el momento en que Viktor le besa la mano a Hermione, el azabache aparta la mirada. Luego, nota como ella se sienta a su lado.

El "¿Hace calor, no?" nunca llega, y a Harry le preocupa aquello, Ron debe discutir con Hermione si no quiere que las cosas cambien horriblemente.

—¿Qué sucede Harry? -le pregunta ella, clavando su mirada en su vestido.

—Nada... —murmura él, aunque desea decirle, que se muere de celos, que no quiere verlo con él, que no quiere verla con nadie, que siempre ha fingido apoyar su relación con Ron o con cualquiera, y que en realidad siempre la ha amado en secreto...

Todo eso quiere decirle. Pero no. No puede. No debe.

Tiene que salvarla. Fijar su objetivo en ello. No puede ser egoísta.

—¿Ron puedes dejarnos unos segundos a solas? -le pregunta Hermione con un tono triste.

—No pienso moverme de aquí, porque tú esta noche has fraternizado con el ene-... —comienza el pelirrojo, y Harry piensa que se cumplirá aquella discusión del pasado, pero Hermione lo toma de la mano y comienza a alejarlo del salón. En el camino se cruzan con Dumbledore, el cual, por alguna razón lo mira sorprendido.

—¿A dónde vamos Mione? —le pregunta el mago bastante alarmado, sabiendo que no debe cambiar nada antes de lo ocurrido en la Mansión Malfoy...

¿Por qué el diario no lo lleva de vuelta si siempre suele permitirle solo un momento estar en el pasado?

—Harry... —comienza la castaña cuando llegan a un lugar muy apartado de la fiesta, donde solo se escucha la música de lejos. —Has estado durante todo el baile comportándote... extraño —murmura y el chico no sabe que contestar a ello. La escucha suspirar —No quiero sonar paranoica pero no has dejado de mirarnos en toda la noche... ¿Krum... Krum... te molesta?

¡Si por Merlín! ¡Claro que le molesta!

—N-no... él... me agrada —miente y muy mal, porque Hermione frunce el ceño.

—No tienes que mentirme, Harry... ¿desde cuándo lo haces? Siempre solemos... decirnos todo...

Harry se siente mal por ello. Siempre le ha dicho todo, pero menos eso... aquel secreto que tiene guardado en el corazón...

—Harry... —musita ella con tristeza, llevando una mano a su mejilla con preocupación —¿Qué es lo que me estás ocultando?

El chico entrecierra los ojos con aquel contacto, tan cálido... hace tanto que Hermione no lo tocaba... hace tanto que no se sentía preocupada por él o le hablaba de esa forma...

Quiere contarle, sobre lo que siente, sobre el viaje en el tiempo... escuchar su consejo, pero se calla, lo soporta, asique solo se dedica a mentir:

—Ron... Ron te quiere Hermione... es eso lo que... eso es en lo que he estado pensando toda la noche, por eso me siento preocupado... él está... celoso de Krum...

Hermione se queda con la boca abierta, aleja su mano de la mejilla de Harry, haciendo que el muchacho vuelva a sentir esa soledad aterradora.

—Pero... —la castaña se queda sin palabras, y en aquel momento el diario guardado en su chaqueta comienza a vibrar. Es hora de partir.

Lo último que ve es el rostro sorprendido de su mejor amiga.

ooOoo

—Harry... tocan la puerta —el chico siente que le sacuden el hombro.

Abre los ojos y se encuentra con la sonrisa de Neville. Están en un departamento, y muchos de sus amigos están allí, Luna, Ginny, Dean, Seamus...

—¿Qué?

—Están tocando la puerta Harry —repite Luna suavemente con una sonrisa tranquila.

¿Se supone que esa es su casa? Harry observa a su alrededor, parece ser un departamento pequeño, pero lujoso.

Se levanta antes de levantar sospechas, y camina hacia la gran puerta de madera. La abre, y se encuentra con una Hermione sonriente allí.

—¡Harry! —exclama y le da un gran abrazo, de esos que le sacan el aliento. El chico se lo devuelve y sonríe, feliz porque en este presente ella esté bien, sana y salva.

—¡Han venido todos! —dice feliz.

Hermione lo suelta y comienza a saludar a los presentes, tan radiante de felicidad que Harry no puede evitar sentir un gran alivio en su corazón.

No tiene idea cuales son las características del presente, pero no le importa, si Hermione está bien, está dispuesto a quedarse en este tiempo.

—Hermione... tu aura se siente distinta... —dice Luna cuando todos ya están sentados.

—¿Hay algo que quieras contarnos? —le pregunta Harry riendo, aquel brillo que ve en sus ojos le llena de alegría.

—Harry... amigos... tengo algo que anunciarles —dice nerviosa —Estoy embarazada...

Todos sueltan exclamaciones de alegría, se levantan para abrazarla, pero Harry se queda inmóvil, sin poder creer lo que acaba de escuchar.

La angustia que siente dentro termina haciéndolo soltar:

—¿De quién?

Todos sueltan una carcajada mirando hacia Harry. El chico los mira dándose cuenta de que no debería haber preguntado aquello que seguramente es tan obvio...

Se fuerza a sonreír, para dejar en claro que es una broma.

—Que gracioso Harry, ¿mi mejor amigo no va a darme un abrazo? —le pregunta con los ojos llenos de lágrimas de felicidad.

El mago se levanta con un nudo en la garganta, sabe que debería sentirse feliz por ella, pero no encuentra aquel sentimiento, se siente tan... triste.

La abraza, se hunde en su cabello castaño, y aspira aquel perfume a rosas que tanto le ha gustado desde el primer momento.

—Ya, ya, no se abracen tanto que me pondré celoso —dice Ron entrando por la puerta. El pelirrojo se acerca y le da un beso a Hermione frente a sus ojos.

Ron.

Debió suponerlo... debió deducirlo... si Hermione en su presente real, no hubiera sufrido aquel trauma emocional, ¿se hubiera quedado con su mejor amigo? ¿o podrían haber tenido una oportunidad?

Harry no lo sabe. Y aquello le da impotencia.

Aquel beso que está presenciando lo lastima, asique aparta la mirada disimuladamente y vuelve a sentarse en su sitio, sabiendo que aquella noche entre amigos se hará muy larga.

Continuara...

Espero leer sus comentarios en esta historia y poner el numero 11.

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