Disclaimer:Todos los personajes pertenecen a JK. Rowling.

Este Two-Shot participa en el Reto Harmony + Videos= amor del Grupo HARMONY (HARRRY Y HERMIONE) en fb. Basado en el video Rescue me (modern) de KiwiiChann

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Capítulo Uno.

Hay momentos en la vida donde las personas cambian. Quizá debido a los pequeños nuevos conocimientos adquiridos día a día. Tal vez a los momentos repentinos que requieren un cambio inmediato para adaptarse a la situación. O probablemente debido a esas experiencias dolorosas capaces de cambiar a alguien por completo. Esos momentos que jamás debieron ocurrir, injustos por la crueldad de su naturaleza. Esos que destruyen a una persona, sin que exista forma alguna de recuperar su mente, su cuerpo o esa vida desvanecida en el pasado.

Sin embargo, a veces se crean momentos inexplicables, mágicos. De esos que ocurren una sola vez en la vida y que suelen presentarse únicamente ante los más afortunados. Momentos llenos de alegría. El origen de la inspiración ilimitada. De sonrisas conservadas incluso después de la eternidad. La semilla de un amor. El inicio de una nueva vida. La capacidad de asombrarse cómo si fuera la primera vez. El atreverse a soñar con un mundo completamente desconocido.

Harry James Potter nunca tuvo tiempo para encontrar un amor sincero. Sus relaciones siempre estuvieron basadas en una idea manipulada por el resto del mundo. La idea de un salvador lo puso frente a los reflectores sin ninguna posibilidad de escapar. Aquellas personas que decían amarlo, solamente lo amaron de forma platónica. Pocas personas fueron lo suficientemente valientes para conocer a la persona oculta bajo el peso de un nombre o las palabras de una profecía. Harry se convirtió en una leyenda el día en que sus padres dieron la vida por él. Sin saberlo, su diminuta figura cubierta por una cicatriz, fue lo que le impidió encontrar un amor que no fuera platónico.

Entonces, al final de la guerra, Harry gira el rostro para encontrarse de frente con una imagen que conocía a la perfección pero al mismo tiempo, fue como la primera vez. En medio de una nube de polvo y con heridas superficiales cubriéndole el rostro, Hermione luce como un ser divino. Parece una Diosa Griega que sigue en pie después de una batalla brutal. Con la noche asfixiándose al filo de un nuevo día, con el dorado resplandor de la esperanza abriéndose paso tras el horizonte y revelando ante Harry a una criatura divina. Así como la luz rompe paso a paso la delicada fragilidad de la noche, Hermione se abrió paso entre la oscuridad de la guerra para ponerle fin.

Hermione luce reluciente incluso cuando su cabello se encuentra revuelto debido al constante movimiento en las últimas horas. Sus ojos permanecen cálidos a pesar del sufrimiento causado por la guerra. Queda la esperanza de que la vida pueda continuar su curso, las personas tengan el valor suficiente para encarar las ruinas no sólo de Hogwarts sino de sus propias vidas. Quizá sea una esperanza diluida por el dolor de la pérdida ya que más de uno ha caído en esa guerra oscura. No hay sólo cadáveres sobre la tierra o sangre pintando los terrenos del castillo. Aquellas personas caídas en batalla son héroes, guerreros incansables a los que únicamente la muerte les pudo arrebatar el coraje para seguir luchando. Son amigos, familia, personas que para alguien más lo significaban todo.

No es una sorpresa que al final de la guerra haya personas sin vida contemplando el cielo abovedado sobre ellos. La luz de las estrellas no refleja de ninguna manera la vida que ya no brilla más en sus miradas. Es triste y desconsolador escuchar el llanto de la madre que ha perdido al hijo. El silencio que rodea a aquellos personajes a los que nunca se les pudo conocer por completo, pero que, en el último momento mostraron la verdadera belleza de sus almas. Los sollozos contenidos se abren como mariposas llenando el espacio vacío con el eco de un dolor compartido e incontenible.

Todos han perdido a alguien e incluso una parte de ellos mismos ha quedado atrás. Un episodio de sus vidas. Un fragmento de sus almas. Aquella inocencia de niños. Incluso si antes de esa batalla dudaron, después de ella nadie puede arrebatarles esa valentía. En el mundo mágico el hombre aprende a no temer a los fantasmas, pero quizá el miedo al hombre jamás será superado hasta que se le hace frente. La lucha entre Lord Voldemort fue destinada a pertenecerle al Elegido, pero Harry nunca estuvo solo en los momentos más difíciles.

Entonces el pelinegro no sabe qué más hacer. Su vida siempre se ha regido por esa profecía oculta en el Ministerio. Ahora todo parece como un cuento bizarro sobre un mago tenebroso y un niño indefenso. Una historia sobre dos hechiceros con el mismo poder en busca de objetivos opuestos. Ambos destinados a luchar hasta que sólo uno quedara en pie. No queda más por decir, después de ese cruel final, quizá no queda más por hacer.

Nadie dijo algo sobre curar las heridas, borrar las memorias o intentar sonreír con el corazón roto. Al final del día, el oro acumulado en Gringotts no es capaz de recuperar vidas o unir las partes de un alma desgarrada.

Los verdaderos ricos son aquellos capaces de contemplar un nuevo amanecer al lado de sus seres queridos. Son aquellos que conservan la esperanza cuando parece ser lo único que queda. Los victoriosos no se alzan entre risas o cánticos de guerra sino que más humildes de lo que un día llegaron a ser, se arrodillan para susurrar una plegaria. En el momento en que todo termina surge esa chispa de vida nueva. Tal como lo haría el fénix, un nuevo mundo surge de las cenizas. Los héroes contemplan el cielo y los ganadores son aquellos que pueden abrazar a sus seres queridos.

Cuando Harry se contempla a si mismo, no tiene nada. Probablemente su bóveda en Gringotts siga repleta de oro, pero el destruir a Voldemort no le regresa a sus padres ni quita el dolor, el miedo o la frustración de los años pasados. Vivir como lo hecho él a lo largo de siete años, probablemente más que eso, no es vivir por completo. A lo largo de su estancia con los Dursley, Harry no puede recordar un momento feliz sin involucrar a Hogwarts. Viviendo en Hogwarts, no puede recordar un año en el que su corazón no se contrajera con el temor al futuro. Cuando una pequeña luz de esperanza se abría paso en su vida, la oscuridad llegaba rápidamente para extinguirla.

Harry escuchó muchas veces decir al tío Vernon que la perfección no es de humanos y aquel capaz de alcanzarla simplemente no es humano. Quizá tenía razón pues en el momento que el marrón se combina con el esmeralda en una mirada compartida, Harry contempla el rostro de la perfección inalcanzable. En el mundo de la magia, Harry aprendió a creer en hombres lobo, basiliscos, centauros y gigantes. Sin embargo, hay una criatura que no aparece en los libros. Al terminar la épica batalla, Harry Potter se ha convencido de la existencia de los ángeles gracias a Hermione Granger.

Es imposible determinar en qué momento las cosas cambiaron por completo. Los últimos meses no fueron sencillos y Harry todavía no puede creer que siga vivo. Pero entiende bien una cosa; jamás lo hubiera logrado sin la ayuda de Hermione. Es por eso que el pelinegro se siente como el hombre más afortunado del mundo. Nada tiene que ver con la fama o el reconocimiento que seguro está por llegar. No hay mayor recompensa que pueda sustituir la presencia de Hermione. Eso es lo que hace de Harry un hombre rico en una era desdichada.

Durante siete años, el objetivo principal de Harry fue sobrevivir. Por un largo tiempo todo mundo esperó demasiado de alguien que apenas era un niño. Pero no Hermione. Ella jamás le pidió algo imposible. Nunca le reprochó sus decisiones incluso si no eran las correctas. Jamás lo abandonó a pesar de que su propia vida estuviera en riesgo. ¿Quién ha salvado al mundo mágico? Hermione. Lamentablemente el mundo permanece ciego ante ese conocimiento y pone laureles en la cabeza de la persona equivocada. Aunque Harry conoce la verdad y no acepta la gloria.

Con pasos decididos se acerca a Hermione. Sus rostros parecen el reflejo del otro. Sus ojos brillan mientras los primeros rayos de luz dorada iluminan una pintura de destrucción y esperanza. Ambos sonríen. Quizá de alivio, quizá de felicidad o tal vez por qué es la única forma para retener las necias lágrimas luchando por escapar. Han pasado por demasiado como para no querer llorar. Han ocultado sus emociones por tanto tiempo que no hay formas suficientes para dejarlas salir. Y quizá jamás exista una manera para sanar todas las heridas, pero hay forma de seguir adelante con pasos firmes y la frente en alto. Pero ninguno quiere hacerlo solo porque no hay forma de ganar esa batalla por sí mismos.

Hermione no habla sino que se abalanza hacia Harry con los brazos abiertos, de la misma manera en que lo ha hecho decenas de veces. Se aferra a su cuerpo tal como lo hizo horas atrás cuando lo vio partir hacia la muerte misma. Lo abraza porque nunca quiso dejarlo ir pero no tuvo otra alternativa. Lo abraza para creer en lo que sus ojos ven. Harry ha vencido a la muerte una vez más. Se ha alzado de aquella dimensión desconocida para muchos para darle al mundo una nueva oportunidad. Lo abraza para decirle sin palabras que nunca tuvo que dejarlo ir y que jamás volverá a hacerlo.

Durante años, Hermione se quedó al lado de su mejor amigo, de su único confidente. Hasta que el tiempo unió la sangre en una forma en la que la familia no podría hacerlo jamás. Era imposible considerarse hermanos cuando en realidad siempre fueron almas gemelas. El tiempo se encargó de unirlos, pero también de crear una barrera para mantenerlos vivos. El pensar en lo que podría suceder al perder al otro sería suficiente para romper su concentración.

Harry reacciona de la misma manera, se aferra a Hermione. La abraza con fuerza. La sostiene contra su cuerpo para protegerla de los fantasmas que plagarán sus sueños por las noches siguientes. Se aferra a ella de la misma manera en la que se aferró a la vida al luchar contra sus propios demonios. Es ahí cuando Harry se da cuenta de que no hay demasiada diferencia entre la vida misma y Hermione Granger.

-¡Lo hiciste! – Murmura Hermione sin soltar a Harry todavía. - ¡Lo lograste!

-No pude haberlo hecho sin ti.

Las imágenes llegan a sus mentes como relámpagos. Cada batalla contra la muerte, el destino, el tiempo mismo se reproduce una vez más y los hace lucir como tontos que han buscado por años lo que tenían al lado. Pero ya no importa pues el resto de sus vidas se abre paso frente a ellos dejándolos disfrutar de un momento hecho sólo para los dos.

Es imposible descifrar lo que motiva a una persona en un momento como ese. Pero Harry deja de pensar cuando Hermione decide terminar la conversación con un beso que ambos esperaban desde años atrás. Es un gesto de ternura que sabe a mucho más que alivio. Es un beso llevado por el más puro de los amores, cultivado como una rosa de fuego. Una poción llevada a término a fuego lento, dejándola hervir hasta que se transforma en algo completamente nuevo y simplemente magnifico. Es un beso con sabor a hogar pues no son las grises paredes lo que motivaron a Harry y Hermione para regresar a la escuela sino el conocimiento de que alguien, en algún lugar, los amaba.

Harry no puede sentirse más feliz que en ese momento. El ruido a su alrededor desaparee por completo. Las personas se vuelven una imagen borrosa a su alrededor mientras el mundo sigue girando lentamente. Y ese sentimiento de euforia, de completo abandono en los brazos de alguien, de lealtad infinita y de pertenencia, es algo que Tom Riddle jamás fue capaz de sentir. Aquel mago oscuro buscó siempre la felicidad eterna pero se negó a sí mismo la oportunidad.

Ninguno es capaz de pronunciar esas palabras por las que ambos han esperado todas sus vidas. Quizá porque no es el momento indicado aún. Es el fin de una guerra que les ha quitado casi todo y a pesar de saberse victoriosos, no pueden celebrar del todo. Hay tantos héroes caídos que por un momento el sentirse feliz pareciera ser demasiado egoísta. Así que ambos jóvenes se sonríen una vez más mientras se reúnen con la multitud. Sin pensarlo ayudan a los demás, crean refugios en el gran comedor o buscan provisiones en las cocinas para alimentar a todo sobreviviente. Las horas transcurren rápidamente hasta que por fin el nuevo día los alcanza liberando el aire del polvo y separando la luz de la oscuridad. Es hasta ese momento cuando la realidad deja de asemejarse a un cuento de hadas.

Cuando el silencio se ha restaurado porque la mayoría duerme y el resto permanece sumido en sus propios pensamientos, Harry se levanta para buscar a Hermione. Basta dar unos cuantos pasos para encontrarse de frente con la leona quien parece estar buscándolo también. Quizá ese sea su destino aunque éste no haya sido marcado por alguna profecía. Siempre se han buscado el uno al otro a pesar de las circunstancias. Siempre se han mantenido juntos incluso cuando el resto del mundo los ha abandonado. Cuando se ven separados, siempre encuentran una forma de reunirse y cuando todo finaliza, vuelven a encontrarse sin necesidad de palabras.

Ambos caminan en silencio. Buscan una manera de seguir andando aunque no haya a dónde ir. De todas formas, caminan hasta perderse en los terrenos de Hogwarts donde el cielo les acompaña. El sol se abre paso por sobre las montañas y se refleja en la superficie del lago negro. Harry se siente en la misma roca que los ha visto crecer durante años e invita a la trigueña a seguir su ejemplo. No hay mucho de lo que quieran hablar porque quizá lo que necesitan no es una conversación cualquiera. Para ellos siempre han bastado las miradas compartidas, un simple movimiento que lo significa todo. Un plan creado en cuestión de minutos así como una estrategia improvisada.

-Lo lamento. – Murmura el pelinegro sin mirar a su compañera. – Por no poder salvarte antes de Bellatrix. Por arrastrarte conmigo en todo esto. Por jamás darte las gracias.

Hermione no va a dejar que Harry se disculpe por todas esas cosas que nunca estuvieron en su control. Desde el principio Hermione entendió los riesgos de esa última batalla. Estuvo decidida a pagar el precio de una guerra aún fuera su propia vida. Por que tuvo incontables ocasiones para desaparecer y dejar que el mundo mágico encontrara otra manera de salvarse. Pudo haber huido a Australia con sus padres. Pudo escapar con Ronald cuando el pelirrojo sencillamente dio vuelta atrás. Hermione pudo haber desertado en cualquier momento, pero no lo hizo. No quiso hacerlo porque el joven arriesgando su vida ya no era simplemente su mejor amigo.

Entonces Hermione calla al pelinegro de la única forma que parece entendible. Lo besa suavemente. El gesto es suficiente para cortar el torrente de palabras innecesarias en una situación como esa. Entonces Harry corresponde al gesto de la misma manera y todas las emociones que no pudo poner en palabras encuentran su propia manera de ser expresadas. Entonces el mundo entero se desvanece a su alrededor dejándolos solos aunque no abandonados. Las puertas de un nuevo mundo se abren para dejarlos entrar. Un mundo que ellos mismos han creado a través de la confianza, de la lealtad, del valor y el conocimiento. Una relación que va más allá de etiquetas. No es un romance basado en sobrenombres así que no importa si Harry es "El Elegido" o Hermione una "Sangre Sucia". Solamente importa que sean ellos compartiendo un sentimiento. La magia más antigua y poderosa habita en sus cuerpos, en sus mentes haciéndolos en verdad victoriosos. No son poderosos por haber derrotado al Señor Tenebroso sino porque son capaces de amarse el uno al otro. Son creadores de pureza, de vida y esperanza.

Así que de pronto la vida se reduce a ellos y al compás con el que sus labios se mueven en una conversación silenciosa. Sólo importa la sensación de sus cabellos enredándose en sus dedos y el aliento abandonando sus pulmones para llenar los del otro. Sólo importa la forma en la que sus cuerpos parecen volverse uno sólo aunque el contacto se vea reducido a sus labios y a las manos aferrándose mutuamente.

Aquel beso no es sinónimo de lujuria. No buscan placer carnal. Sólo se buscan nuevamente para encontrarse en una danza lenta aunque no exista la música. Se encuentran en ese lugar que han buscado por largos años. Ese al que la gente llama hogar. Finalmente han dejado de correr persiguiendo monstruos para quedarse en casa.

Nadie puede asegurar la existencia del destino o si en realidad la vida sigue el curso de la suerte. Pero Harry quiere creer que su verdadero destino no era salvar al mundo mágico. Después de todo no estuvo solo en la guerra contra Lord Voldemort. Así que en vez de eso, Harry cree solemnemente que su verdadero propósito en la vida es crear felicidad y quiere empezar con la persona que ha dejado todo atrás para acompañarlo en ese viaje hacia lo desconocido. Harry piensa mover el cielo entero, bajar las estrellas e incluso crear una segunda luna para hacer feliz a Hermione.

En ese momento justo es cuando Harry sabe que está irrevocablemente enamorado de su compañera de aventuras, su mejor amiga, su mejor confidente y si tiene suerte, su alma gemela. Quizá ni siquiera una poción podría haberle dado mejor resultado. Es ahí cuando el pelinegro entiende lo que por muchos años decía el tío Vernon acerca de las tempestades y los días soleados que le siguen. Porque ninguna tormenta dura para siempre incluso cuando la era oscura duró más que suficiente para las generaciones que fueron pare de ella.

Cuando no queda nadie en los terrenos de Hogwarts, sólo Hermione acompaña a Harry. Siempre ha sido de esa manera porque así tenía que ser. Ambos saben, después de otra mirada compartida, que van a compartir el resto de sus vidas.

Continuara...

Espero leer sus reviews y que apoyen esta historia, poniendo el numero 12 en el comentario, saludos

atte: La admin de retos