Autora: Kayazarami
Pareja: Koizumi / Ootani
Género: Romance, Humor
Resumen: Un encuentro entre Risa y Ootani cuando las cosas entre ellos comenzaban a ser algo más que amistad.
Disclaimer: Lovely Complex pertenece a Aya Nakahara y yo escribo sin ánimo de lucro.
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Ven un segundo
Risa Koizumi / Atsushi Ootani
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—Koizumi... —no se dio por enterada, al reconocer la voz que la llamaba—. Koizumi... —lo ignoró deliberadamente—. ¡KOIZUMI!
—¡¿Qué?! —gritó en respuesta la aludida, dándose la vuelta y lanzando una mirada envenenada al aire.
—Ya que por fin me contestas, larguirucha, ¿podrías inclinar tu cuello de jirafa y mirarme a la cara?
Risa sonrió con malicia y lo miró, sacándole la lengua.
—Perdona, es que empieza a dolerme el cuello de tener que agacharme cada vez que te veo.
Un suave rubor se extendió por las mejillas del chico, mientras sus ojos se cerraban y la boca se contrajo en una mueca de enfado.
—Bueno, mejor ser pequeño a tener que esta viendo como todo el mundo necesita una silla para poder verme la cara —sonrió—. Deberías abrigarte más, Koizumi. Por esas alturas en las que vives seguro que hay mucha corriente y no queremos que te resfríes, ¿no? —sonrió malignamente.
—Maldito enano enclenque, te juro que algún día...
—Bueno, si, ya vale los dos. ¿Querías algo, Ootani? —preguntó Nobu, dándole un codazo en las costillas a Risa para que se callara. Estaba claro que por si sola nunca conquistaría a Ootani. Más que eso, por si sola ni siquiera sería capaz de cerrar la boca más de 30 segundos para respirar.
—¡Ah, claro! Ven un segundo, Koizumi —le pidió agarrándola del brazo y comenzando a arrastrarla hasta un aula vacía.
—¿Eh? —Nobu se quedó pasmada—. ¿Yo no puedo ir?
—¡A ti no te interesa Omibôzu! —le gritó Ootani desde la lejanía, mientras metía a Risa en la clase, cerrado la puerta tras de sí.
Dentro de la estancia, Risa se sentó en uno de los pupitres vacíos, mientras se resentía del golpe de Nobu.
—¿Has conseguido entradas para el concierto de Omibôzu? —le preguntó, incrédula. No es que estuvieran agotadas, es que era imposible. No había planeado ningún concierto del cantante hasta dentro de dos meses.
Ootani suspiró y la miro con una mezcla entre malicia y otra cosa difícil de definir.
—Pues claro que no, tonta. Si no da conciertos hasta Abril.
—¿Entonces? —indagó, sin comprender.
Ootani no respondió. Se acercó lentamente, como casualmente, a la chica.
—¿Qué no recuerdas lo que dije ayer? —le preguntó.
Ella se quedo extrañada un momento, hizo memoria... Ah, si, aquello. Enrojeció violentamente. Ootani lo notó y con una pequeña sonrisa de suficiencia, tomó su rostro entre las manos y la besó.
Porque ahora esa cabeza hueca era su novia.
Fin
