MARIPOSA – CAPITULO 1

Unos pantalones negros, una blusa gris, unas botas por encima del pantalón sin tacones, sentada en el techo de la azotea, con los ojos cerrados.

Las campanas de una iglesia cercana... solté unas risas. ¿Cercana? No había iglesias cerca de este lugar. Me retracto, no había nada cerca de este lugar. Me encontraba en el fin del mundo, siendo "alumna" de un instituto para personas especiales… Bufe. Personas especiales, era una forma sutil llamarnos especiales. Anormales seria la palabra correcta.

Lo peor de todo era que volvería al lugar donde había estado toda mi vida, donde había crecido, donde había aprendido todo lo que sabía, todo. Donde estaban mis amigas… Aunque no las recuerde, se que tenia amigas ahí. Creo.

No recordaba nada de lo que había vivido antes de encontrarme en el salón de la señora Bennet dos años atrás. Nada. Ni familia, amigos, solo recuerdo el cartel de una ciudad. Forks. Otra ciudad para anormales. También recordaba que era culpa de ellos que yo no pudiera saber ni recordar nada.

Me lo habían dicho o mejor dicho lo había leído en sus mentes, ya que volvería a ese lugar, porque no podía controlar mis… ¿temperamentos? Eso habían dicho. Aunque había miedo y terror en sus ojos cuando se dieron cuenta que habían dejado libres sus pensamientos para mi.

- ¿Dónde está la señorita Swan?

La voz chillona de la directora Mallory, del… instituto, por llamarlo de alguna manera, retumbaba en mi cabeza. La brisa del viento golpeó mi rostro, abrí los ojos cuando mi corazón empezó a latir más rápido, las hojas de los arboles no se movían.

Cerré los ojos. Una camioneta negra con los vidrios tintados de negro, pasarían los grandes portones dentro de unos minutos. Ellos venían a buscarme. Ellos me llevarían de nuevo a Forks.

- Encuentren a Swan.

- Es imposible que la encontremos si estás gritando. Sabes cómo es ella... Aparecerá cuando quiera. Ya déjala.

Dijo con tono de cansancio Jane. La adoraba, era tan tierna y dulce. Me había cuidado, protegido de todos, enseñándome todo lo que sé de mis… poderes y de otras cosas de chicas. Pero lo más importante para ella fue enseñarme como darme cuenta cuando alguien quiere o desea hacerme daño.

- Ya están llegando, es que no sientes esa energía...

Un escalofrió recorrió mi cuerpo entero, los pelos de mi nuca se erizaron. Esa energía. Miedo, peligro. Todos en este lugar lo sentían y eso me afectaba a mí.

- Te advierto Señora Mallory, la lastiman y juro que te arrepentirás por haberla mandado ahí.

- No la lastimaran, ella es uno de ellos. Ellos son su familia. ¿Es que no te has dado cuenta?

Mis ojos se cerraron. Mi familia. Apreté mis puños con fuerza, la rabia estaba recorriendo mi cuerpo, oh no, esto no era bueno. Apreté los dientes con fuerza para tranquilizarme, comenzaba a temblar violentamente.

Una familia que me había abandonado y luego de dos años aparece como si nada. Los temblores continuaban. Una familia que habían borrado mis recuerdos… todo. Hasta mis sentimientos.

- ¡Ellos la usaran! Sólo la quieren para una cosa, es que no se da cuenta de que es un error mandarla ahí.

- No es mi problema. Ya no será un estorbo aquí.

- Te arrepentirás señora Mallory, lo juro. Le sucede algo y juro que te arrepentirás.

Hice todo lo que pude para ponerme de pie, era complicado ya que me temblaban violentamente las piernas. Cerré los ojos, no entendía que me pasaba, me costaba respirar, y mi cuerpo temblaba, se sacudía hasta un punto que no podía controlarme.

Quería huir, o al menos, estar en un lugar más seguro que una azotea. Me imagine una carretera y cerré los ojos. Sentí como el viento golpeaba, sonreí, era muy fácil huir siendo como era.

Abrí los ojos, mi sonrisa fue aun mas radiante, la carretera. Pero esa sensación que hacía que mi pecho estallara en mil latidos por segundos era el temor que tenia. No estaba sola. Deje de respirar cuando los sentí… me gire lentamente y ahí estaba la camioneta y el maldito portón negro de la entrada del internado o instituto, como quieran llamarlo.

Tres hombres bajaron de la camioneta, estaban impecablemente vestidos de negro, eran bastante guapos, pero no me recordaban a nada, ni siquiera me tenían cara conocida pero ellos a mi sí me recordaban, lo podía ver, en sus enormes sonrisas de alegría y de… ¿duda?

- Respira Bella.

Sí, ellos me conocían. Mire al hombre que dijo mi nombre con cierto temor. Lo único que pensé era que las piedras preciosas eran horribles en comparación con aquellos ojos esmeraldas.

***MI PERSPECTIVA***

El hombre de ojos color esmeralda se acercó a ella muy lentamente, él la miraba de una forma rara. Inspeccionando cada parte de su cuerpo, ojos, cabello, como si tratara de estar completamente seguro de que no faltaba nada en ella. Era bastante ridículo pensándolo bien.

- No te haré daño.

Bella no confió, dio dos pasos hacia atrás. Imagino un lugar, cualquier lugar donde irse.

- ¡No!

Ella miro al joven que estaba detrás de él. No entendió porque lo dijo. Él o ninguno de ellos podía evitar que ella desapareciera. Por decirlo de alguna forma.

- No te haremos daño, te lo aseguro, mi nombre es Carlisle y ellos son Jasper...

Dijo señalando al que había gritado hacia unos instantes. Era rubio, tenía los ojos verdes, su mirada era algo intensa, parecía amable, o eso ella pensaba. Y luego señalo a un joven de unos 2 metros, era... ¡enorme! El tal Jasper rió disimuladamente. Ella lo miro y trato de leerlo... pero no puedo.

- Y él es Emmet…

- Somos buenas personas muñeca.

Dijo el tal Emmet guiñándole un ojo. Carlisle y Jasper pusieron los ojos en blanco, y Emmet rió muy fuerte. Eso era raro para Kristen, escuchar una risa tan fuerte era incomodo, pero lo raro era verlos tan...

- ¿Felices?

Kristen dio dos pasos mas hacia atrás, estaba asustada.

- La asustas genio.

Dijo el hombre alto y rubio.

- ¿Ustedes son…?

Ellos se sorprendieron al escuchar su voz, era suave, delicada, te paralizaba.

- Si.

Logro decir Carlisle, Emmet y Jasper no pudieron decir nada.

- Ustedes me abandonaron.

- No, bueno, si. Era necesario, corrían peligro… tú y…

- No… no me interesa.

Dicho eso cerró los ojos, dio un paso al frente…

- ¡No!

Grito Jasper de nuevo pero era tarde porque Bella ya había desaparecido. Carlisle se giro con una sonrisa y dijo.

- Maldición, el mismo poder.

- Tiene más, muchos más.

La voz de Jasper sonó seria e incómoda.

- Ella no puede entrar en mi cabeza, pero mierda, casi lo logra, nunca nadie ha podido, ella estuvo a un centímetro.

- Ni siquiera se esforzaba, ella es igual a él.

Las palabras de Emmet fueron divertidas con un toque de sorpresa.

- Jasper, llama a Alice y averigua si lo han encontrado.

- Sabes que si…

- Llámala.

Dijo un autoritario Carlisle. Jasper y Carlisle se giraron confundidos para mirar a Emmet, que estaba soltando pequeñas risitas burlonas.

- ¿Ahora qué?

Dijo exasperado Jasper.

- ¿Se imaginan? Ellos… ¿juntos? en un mismo lugar.

- No, no me imagino, no lo quiero imaginar…

La voz de Carlisle se volvió seria, y Emmet dejo de reir.

- ¿Por qué? Acaso no te gustaría verlos juntos…

- Ellos no se recuerdan idiota… ellos nada mas verse se odiarian, acaso no lo recuerdas, Rosalie tiene razón, a veces parece que tu cerebro fuera…

- Jasper, basta. Emmet, eso es algo imposible.

Dijo mirando a Emmet.

- Ellos no se soportaran. Se amaron una vez, pero no se recuerdan, no será el mismo sentimiento.

- Bueno, ya conocen la frase…

- ¿Qué frase Emmet?

Jasper pregunto.

- Del odio al amor… hay un solo paso.

- Pero...

Jasper se rió al "leer" los pensamientos de Carlisle.

- Recuerda que ellos ya estuvieron enamorados... esto sería diferente.

Carlisle y Jasper se sintieron mal al ver el rostro triste de Emmet.

- Bueno, que más queda. Amaba la pareja que hacían. Eran el uno para el otro.

- Si.

Suspirando Carlisle camino hasta la camioneta.

- Bueno, vamos, debemos llevar a la señorita Swan a su nuevo hogar...

- Nuevo hogar, nuevo instituto...

* ADELANTO DEL CAP 2 *

Su mirada se poso en mis ojos.

- ¿te gusta lo que ves?

No dije nada. Solo me gire de nuevo a mi lugar. Estaba nerviosa… y molesta.

- No me caes bien.

Dije en un susurro sabiendo que el escucharía. Pude sentir como el se levantaba un poco y acercaba sus labios a mi oído y susurro.

- El sentimiento es mutuo.

Un escalofrió recorrió mi cuerpo al sentir su aliento chocar contra mi piel.