Es 1 de septiembre, este año empezaré 7º curso en el colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, el idiota de mi hermano ha conseguido ser capitán del equipo de Quidditch de Gryffindor, lo que significará que estará por encima de mí en el campo, por suerte yo soy Premio Anual y sigo siendo su superior. A ver si él y su pandilla de amigos lo entienden de una vez por todas, ja, merodeadores, alborotadores sin sentido diría yo. A lo lejos veo a mi amigo Lucius, que mira con disgusto a mi "adorada" familia, él es el único que sabe que no los soporto, son unos falsos, aquí actuando como si me quisieran, pero si incluso han adoptado al niñito mimado de Sirius Black, que ahora habla con Dorea.

- No entiendo por qué esta prisa por llegar al andén, James. Todavía falta mucho. Les dice Dorea a mi hermano y a Sirius, Y así es, hemos llegado una hora antes.

- Es que, mama Dorea, Jamie está algo impaciente por ver a alguien… - dice Sirius moviendo sugestivamente las cejas.

- Jajaja – ríe mi padre, no entiendo porque le ríe las gracias a este patán. – Y ese alguien… ¿No será una chica?

- Justamente viene por ahí ¡HEY, PELI-PELI! ¡EVANS! VEN A CONOCER A TUS SUEGROS – Grita Sirius, es que no lo soporto, ¿Tiene que ser tan molesto y vulgar?

La pobre chica estará mortificada, como todas la niñitas buenas de este estúpido colegio. Para mi sorpresa la chica le grita de vuelta. Le llama imbécil y un montón de improperios más. Y me fijo en ella, ¿Cómo no la había hecho antes?, es preciosa: su pelo, rojo como el fuego, flota a su alrededor como una aureola. Sus ojos verdes, como un campo de trigo en primavera, brillan con el brillo de mil esmeraldas.

- ¡VENGA LILY, SABES QUE ME ADORAS!

En tus sueños, pienso yo.

- ¡EN TUS SUEÑOS, BLACK! – Grita la chica en respuesta, Lily, Lily Evans. Repito su nombre en mi interior, quiero recordarlo, tengo que encontrarla otra vez.

¡Por fin! Sí, por fin me he librado de mi familia. Ahora estoy en el vagón de los prefectos, esperando a que comience la reunión de todos los años. Estoy hablando con Malfoy, que es prefecto de la casa Slytherin, junto a Severus Snape, o mejor conocido como Snivellus, como lo suele llamar mi querido hermano. Estamos hablando de todo y de nada, porque estoy pensando en mis cosas y no les estoy haciendo ni caso. De repente se abre la puerta, y cuál es mi sorpresa cuando me encuentro a la chica que antes le había gritado a Black. Toda mi atención se posa en ella y levantándome, me dirijo hacia ella y le digo:

- Hola, yo soy John Potter.

- ¿Potter? – dice ella - ¿Eres hermano de James Potter?

- Sí, pero no te asustes. – le digo al fijarme en la expresión que ha tomado su cara – Yo no soy tan pesado como él.

- Lo siento, pero no me llevo bien con tu hermano. Si me permites, creo que es un arrogante, mujeriego y pesado, muy, muy pesado. Por cierto, yo soy Lily Evans.

Sonrío por lo que me dice y no puedo dejar de admirar su preciosa sonrisa y las graciosas pecas que adornan su cara.

- No te preocupes, aunque es mi hermano, sé cómo es y lo pesado que puede llegar a ser.

Veo que se relaja al pronunciar mis palabras. En ese momento se acercan Malfoy y Snape hasta nosotros.

- ¿Qué haces aquí, sangre-sucia? – dice Malfoy despectivamente.

Veo que la cara de Lily se convierte en indignación y con un precioso gesto le contesta:

- Deberías tener más respeto, Malfoy. Yo también soy prefecta y por tu insulto te voy a quitar 70 puntos a tu casa.

- ¡Asquerosa Muggle! Ten cuidado no vaya a pasarte algo este año. Vigila tus espaldas.

Lily sonríe y vuelve a decir:

- 100 puntos menos Malfoy.

Veo a Malfoy marcharse maldiciendo contra Lily. Ya hablaré con él en otro momento, le advertiré de que tenga cuidado con ella. No sé por qué pero tengo la necesidad de verla, de oírla… ¿Me estaré enamorando?

Ella nos mira sonriente y dice:

- Hola, Severus. ¿Cómo estás?

- Bien, ahora que te veo muy bien. – susurra Snape mientras sonríe. ¡No lo puedo creer! Snape está sonriendo ¡Esto es el fin del mundo!

- Bueno me alegro. Ahora me tengo que ir, me está esperando Remus. Encantada, John y espero comprobar que no eres igual que tu hermano, sería un alivio.

Sin evitarlo sonrío al escuchar sus palabras y veo que se marcha para reunirse con Lupin.

Ya estamos todos los Premios Anuales y los prefectos de las 4 casas. Da comienzo la reunión, pero yo no puedo apartar mi mirada de Lily, aquella pelirroja de ojos verdes y con una piel blanca como la porcelana. Veo que me mira y sonríe y yo solo puedo sonreírle y admirar su belleza mientras un hormigueo recorre mi estómago.

Este curso en Hogwarts está empezando a ser más interesante, y todo gracias a Lily. La veo en las rondas, en los pasillos, en los descansos... Estoy empezando a conocer todo de ella, incluso puedo saber cuándo cambia de perfume en Navidad. Debería haberle regalado algo, he estado mucho tiempo preguntándome si debería o no, no quiero parecerme al acosador de mi hermano. Espero que ese nuevo perfume no sea un regalo de James, creo que no soportaría que aceptara algo que viniera de él, al fin y al cabo, ha sido nuestro menosprecio hacia mi hermano lo que nos ha unido.

Noto cuando está triste, contenta, excitada, veo como la rabia y la indignación brillan en sus preciosos ojos verdes cuando alguien la llama "sangre sucia". Veo como increpa y les quita puntos a mi hermano y a sus amigos, aunque sean de la misma casa. Somos tan parecidos, parece cosa del destino.

Veo a mi hermano, con todos sus estúpidos y fallidos intentos de conquistarla, demasiados intentos para mi gusto, es como si la quisiera de verdad; tal vez el inepto de Black tenga razón y mi hermano si esté interesado en ella. Pues lo siento hermanito, pero esta vez no te quedarás con lo que es mío.

Hoy es la final del campeonato de Quidditch (Gryffindor - Rawenclaw), estoy nervioso, es mi último año y, como buen fanático de este deporte, quiero ganar la copa para mi casa. Mientras desayuno, veo a los alumnos ir de aquí para allá con comida en la mano. Todos están expectantes para ver qué pasará en el campo de Quiddich dentro de 30 minutos. Sí, falta tan solo media hora para conseguir la victoria, la mía y la de los leones. La mía, porque he decidido decirle a Lily todo lo que siento por ella y, si todo va bien, esta noche estaré con ella. Estoy deseando ver la cara que se le va a quedar a mi hermano cuando vea que YO, he sido quien ha conquistado a su querida "prefecta perfecta".

Me dirijo a los vestuarios del campo de Quidditch y mientras me cambio, me doy cuenta que mi hermano ya ha llegado y se dispone a dar la típica charla antes de cualquier partido. ¡Qué rollazo!

- A ver chicos, hoy es un día muy importante, ¿de acuerdo? Lo tenemos que dar todo sobre el campo. Nosotros contamos con la ventaja de tener cuatro jugadores del equipo con la última escoba que ha salido al mercado - dijo James con arrogancia - pero eso no nos hace invencibles.

- Venga, James, no alardees que, aunque no tuviéramos las escobas más nuevas ganaríamos igual - ironizó Wood (ajajajaja XD Sí, el padre de Oliver).

- James, ya sabemos lo que tenemos que hacer. No hace falta tu discurso lleno de altanería - le contesto mientras intento no perder la paciencia.

El partido da comienzo y cuando vamos 90 - 30 a nuestro favor, me fijo en mi hermano. Está intentando captar la atención de mi Lily haciendo piruetas con la escoba ¡Una tontería! Entonces, llevo mis ojos hasta la cabellera roja que se encuentra en las gradas y observo cómo Lily curva sus labios en una sonrisa. Todo mi ser arde con ese gesto y empuñando el bate de golpeador dirijo sin querer (queriendo) la pelota hacia mi hermano, en el momento en el que él coge la snitch y ganamos la copa.

En la enfermería, ahí está James después de lo que he hecho. Ha caído a 15 metros de altura. Acaba de despertarse y está hablando con nuestros padres cuando llego hasta su cama.

- Ey, John, hemos ganado la copa. ¿No estás contento? Es lo que tu querías - me dice James con su alegría natural

- Claro que estoy contento. ¿Qué mejor que abandonar el mejor colegio de magia del mundo ganando una copa de Quiddich? - susurro yo con arrogancia, esa que intento evitar, sobre todo, si está Lily delante.

- Enhorabuena chicos - dice mi padre. Por cierto, John, tenemos que hablar seriamente contigo. Ha llegado a oídos míos y de tu madre que has estado amenazando a alumnos de primer y segundo año, a hijos de muggles. ¿Es eso cierto?

Esa confesión me cae como un balde agua fría. Al principio intento negarlo, pero ¿para qué? Prefiero que sepan cómo soy realmente y lo que pienso sobre hijos de muggles.

- Sí, es cierto. Pienso que gente así no debería estudiar en Hogwarts.

- ¿Y por qué no? La mejor alumna de Hogwarts es hija de muggles y, por lo que he podido ver a lo largo de este año, sois muy amigos - me responde mi hermano.

Frunzo el ceño. ¡Nos ha estado espiando!

- John, cariño - me susurra mi madre - Nosotros no te hemos enseñado a ser tan prejuicioso. Ellos tienen el mismo derecho que tú a estudiar aquí.

- Madre, papá, lo siento, pero yo no pienso así

- ¿Es por eso por lo que te juntas tanto con Malfoy y su pandilla? - espeta mi hermano ante el gesto de incredulidad de mis padres.

- Pero, ¿cómo has podido, John? Después de lo que me hicieron los padres de esos muchachos te dije que la familia Malfoy y otras de sangre pura nos odian. Ellos son futuros mortífagos. Es que, acaso, ¿Tú quieres ser uno de ellos? ¿Quieres caer tan bajo? - me pregunta mi padre.

- Papá, tranquilízate, que comparta su ideología no significa que vaya a llevar la marca en mi brazo.

- Confío en ti, hijo, y te quiero, y por eso no quiero que acabes siendo un mortífago. No sirve para nada servir a Voldemort.

Veo como mi padre se relaja ante lo que le acabo de decir.

No servir a Lord Voldemort, si eso ya se verá. Lucius ya me ha ofrecido que me una a ellos, pero aún no lo considero.

Hoy vamos a recoger a James a la estación, es el final de curso y dice que tiene una noticia que darnos, seguro que es una de las tonterías que planea con los estúpidos de sus amigos.

Cruzamos la barrera y vemos a la muchedumbre que se aglomera en el andén. Lo único bueno que tiene todo esto es que podré volver a ver a Lily. Hemos estado hablando por carta, pero quiero verla, ya hace tiempo que no la veo, pero su cabello pelirrojo y sus ojos verdes como esmeraldas siguen grabados en mi memoria. Por sus cartas sé que no sale con nadie, me lo habría dicho a estas alturas.

Vemos como mi hermano corre hacia nosotros. A ver cuando acaba esta tontería y puedo ir a ver a Lily.

- ¡Mamá! ¡Papá! - grita en medio de la estación. ¿Es que no puede comportarse como una persona normal?

- ¡Mamá Dorea! ¡Papá Charlus! - grita también Black. ¡Que deshonra para el apellido Black! Normal que su madre le torturara, y para colmo lo he tenido que aguantar todo el año, porque parece ser que Charlus y Dorea lo quisieran adoptar.

- Os he echado muchísimo de menos. A ti también, hermano... no creas que no me sobra amor para repartir. ¿Se puede ser más dramático? Hay veces que no lo soporto.

James y mi padre se ponen a hablar de su último partido de quidditch. Sí, sí, todos sabemos lo maravilloso que es James. A ver si suelta ya lo que tiene que soltar. Cuando están a punto de rememorar una de las mejores jugadas de James les corto:

- Y... ¿Qué es eso tan importante que nos tenías que decir James?

- Importante y esperada, esperadísima, ¿no es así Corni? - dice Sirius con una sonrisa estúpida en la cara.

James carraspea e intenta ponerse serio.

- Madre, Padre, John. Quiero deciros que después de mucho tiempo siendo libre como el viento, salvaje como un caballo, por fin han conseguido domesticar al gran James Charlus Potter.

- Jajajaja - ríe mi padre - ¿ Y quién es la afortunada ?

- Charlus, como avergüences a esa chica te enteras - le amenaza Dorea

- Bien familia, la vais a conocer inmediatamente, ya viene por ahí. Voy a ayudarla con sus cosas.

Vemos como James se aleja. Lily viene por ahí, a ver si James viene pronto y puedo ir a verla antes de que se marche. James se acerca a ella. ¡Ahora no es momento para discutir, James!. Para mi desgracia veo como James le ayuda con sus cosas sin discutir, sin gritos ni insultos de por medio. No, no, esto no puede ser, no puede estar pasando - pienso mientras se acercan.

- Familia, esta es Lily Evans, mi novia y el amor de mi vida.

- Hola - saluda tímidamente ella a Charlus y Dorea. ¡Hola John! - me saluda con una sonrisa.

Soy incapaz de devolvérsela, todavía estoy en estado de shock. Esto no puede estar pasando - vuelvo a pensar.

- Ya iba siendo hora James, creíamos que no serías capaz de conquistar a tu peli-peli - dice Charlus mientras suelta una carcajada al ver el sonrojo en las mejillas de Lily.

- ¡CHARLUS! Decidido, esta noche duermes en el sofá.

- Pero Dorea, no seas mala conmigo. ¡Porfa...!

- Ay cariño - dice Dorea refiriéndose a Lily y haciéndole caso omiso a mi padre - No le hagas caso al idiota de mi marido. Tengo una idea. ¿Por qué no te vienes a comer con nosotros? Te prometo que mis chicos se comportarán, eso les vale, porque si no les amenazaré con dejarles sin comida.

Dejo que Lily y Dorea se adelanten mientras van hablando de lo idiotas que pueden llegar a ser los hombres (No todos, pero algunos si XD)

- Papá Charlus, te va a costar que te perdone - dice Sirius

- No creas hijo, no creas - le contesta mi padre riéndose.

Odio cuando hace eso.

- ¿Y tú no dices nada John? - me pregunta James

- Enhorabuena James. Lo digo por decir mientras me alejo de ellos. Necesito recuperarme de este golpe. Y encima tengo que comer con ellos.

A pesar de todo, la comida ha sido soportable, parece que la presencia de Lily en la mesa hace que James y Sirius se comporten. Ahora me dirijo al salón donde está Lily, mientras Dorea y Charlus limpian la cocina y James y Sirius han subido a buscar unas cosas que le quieren enseñar a Lily.

Necesito hablar con ella - pienso mientras me acerco al sofá donde está sentada.

- ¡John! - me recibe con una sonrisa - Tus padres son encantadores, y muy divertidos. La comida ha sido genial.

- ¿Pero cómo has podido Lily? - le espeto bruscamente.

- John, pero ¿qué dices?

- ¿Cómo has podido salir con James?. Pero si tú le odias.

- Tú no eres quien para decirme con quien puedo y no puedo salir.

Se está enfadando, lo sé, pero yo también lo estoy.

- Tú deberías haber salido conmigo. Estamos destinados a estar juntos. ¿Cómo no puedes verlo?

- John, estoy enamorada de tu hermano, no de ti, acéptalo.

- Te equivocas, ya lo verás y te darás cuenta Lily Evans, porque tú vas a ser mía.

Y como estoy suficientemente cabreado salgo de casa dando un portazo. No pienso volver aquí. Ya veremos cuánto les dura la felicidad porque yo no voy a quedarme de brazos cruzados.

- Y por el poder que me han concedido las leyes mágicas, yo os declaro marido y mujer.

Se besan, se besan apasionadamente con todo el amor que guardan sus corazones y se funden en uno solo porque ahora son Frank y Alice Longbottom. Los presentes aplauden y sonríen con esa muestra de amor y al mismo tiempo se dirigen a felicitarles.

- Enhorabuena Frank - le dice Sirius - ¿Ya has pensado en la noche de bodas?

- Canuto - grita Remus - ¿Crees que es el momento apropiado para decir eso?

Frank y James sueltan una carcajada y el primero le contesta:

- Aunque lo hubiese pensado, no te hubiera dicho nada, perro malo.

- Felicidades Longbottom - le digo yo. Me han invitado pero solo porque la boda se ha celebrado en casa de mis padres. A mí no me hace gracia estar aquí y a Longbottom tampoco. Nunca nos hemos caído bien.

Tras las felicitaciones, nos dirigimos hacia las mesas para comer. A mí me ha tocado sentarme con James, Lily, mi prima Prue, que desde hace unos meses está saliendo con Black, y con Lupin, el licántropo. También se nos unen Mckinnon y una tal Mary McDonald. Yo también tengo acompañante. Se llama Erika Dixon, una chica impresionantemente guapa que ha provocado que varios hombres no le quiten el ojo de encima, como es el caso de Dedalus Diggle. Menos mal que accedió a acompañarme a la boda, con ella se hace más ameno, puesto que no hablo con nadie, ni siquiera con Lily. Desde el incidente en el que le reproché porqué salía con mi hermano, no cruzamos palabra, alguna vez, pero solo por educación. Por eso he venido, para poder verla. En la mesa se hablan de muchos temas pero yo solo estoy interesado en el de esta tarde. Erika y yo somos mortífagos y a las 7 de la tarde tenemos una reunión con mi señor, soy su mano derecha.

- Estoy tan contenta con la boda. Mirad a Frank y Alice, son tan felices - susurra Lily con una sonrisa.

- Te veo así de feliz y no puedo esperar a que llegue nuestro día, cariño.

Todos nos quedamos callados ante lo que ha dicho mie hermano mientras ellos dos se ríen y aclaran:

- Sí, chicos, nos vamos a casar. James me lo pidió el otro día.

- ¡Ay, Diosito!- murmura Sirius alucinado

- Canuto, ¿quieres dejar de ver telenovelas muggles?

Pero, ¿cómo puede ser?, ¿se casan?. Yo no puedo permitir eso. Siempre he visto la felicidad en los ojos de James, desde pequeño, siempre he soportado que la suya fuera a costa de la mía, pero esta vez será al revés. Yo conseguiré mi felicidad y él se quedará sin nada, lo mismo que yo he tenido en todos estos años. NADA, ni de amor, ni de felicidad. Todo era para James, ahora será para mí.

Un chillido me saca de mis pensamientos. Es Prue, que ante la noticia del próximo enlace está muy emocionada.

- Felicidades James. No me lo puedo creer. Tú casándote - grita con alegría. Después se dirige a Lily y la besa mientras ésta se ríe divertida

- Muchas Felicidades, chicos. Ya era hora, James, de que se lo pidieras - dice Remus - Canuto, ¿tú no tienes nada que decir?

- Claro que sí, Lunático. James, hermano, muchas felicidades. Me alegro mucho de que por fin hayas conquistado a la pelirroja.

James y Lily se miran y sonríen

- Gracias Canuto - le contesta este - Pero no te pongas sentimental y ven a darme un abrazo.

Se ríen y se abrazan como lo que son, dos buenos amigos pero, sobre todo, dos hermanos.

- Ya veréis que pronto la felicidad nos llegará y viviremos en paz - susurra Mckinnon con un brillo de esperanza en sus ojos.

- Yo no estaría tan seguro. No sabéis lo que se os viene encima - suelto sin pensar en mis palabras.

CONTINUARÁ...