Hey Arnold Fanfic: " Misterio de Halloween"

*Disclaimer: 'Hey Arnold!' no es de mi propiedad, pertenece a Craig Bartlett y Nickelodeon. Esta historia sólo tiene como fin entretener a los lectores y fans como yo.

¿Cómo les va? Ésta historia no será un one-shot, quizás sea un two-shot o algo así, de capítulos cortos. Incluirá algo de misterio, diversión, suspenso, etc. No será la clásica historia de amor; quiero hacer participar a todos los personajes. No aclaro qué edad tienen, pero calculémosle, unos 9 o 10 años…

Me gustó mucho haber escrito una historia de un solo capítulo como lo fue "El Cumpleaños de Arnold"; hace que el contenido sea preciso, justo y perfecto en argumento. Espero que ésta también sea de su agrado. ¡Como siempre, muchísimas gracias por tomarse el trabajo de leer, más aún de comentar y de agregarme a favoritos! Es indescriptible el placer de saber que les gusta lo que escribo. Aprovecho, para recomendarles que visiten "Mi Corazón se fue a la Jungla Contigo"; otro de mis fics, que ese sí tiene y tendrá muchos capítulos. Sin más preámbulo, ¡aquí les va! ¡Déjenme conocer su opinión, estaré muy feliz de leerla!

-" Misterio de Octubre "-

Capítulo 1: "Dulce Halloween"

Las hojas anaranjadas de un tono añejo inundaban las calles de Hillwood. El comienzo del otoño ya se podía apreciar fácilmente en el ambiente. Naranja. ¡Todo era color naranja! ¡Las casas decoradas, plazas, centros comerciales, todo! Típica festividad de Octubre, donde absolutamente todos los niños invadían la ciudad con su entusiasmo dulce. Más bien, con su entusiasmo POR los dulces.

-No lo entiendo, Phoebe. Cada año es la misma estupidez. Cada maldito año debes tener una tonelada de dulces, para dárselos a una tonelada de niños, y soportarlos con sus estúpidos disfraces. -Dijo la chica rubia, mientras salía de la Escuela con su mejor amiga-

-Helga! ¡No seas aburrida!

-¿Aburrida, yo? ¡Por favor! Hay otras maneras de divertirse, y pasar el tiempo, amiga.

-Sí, pero cuánto tiempo más celebraremos Halloween? No seremos niñas para siempre, Helga.

-¡Enhorabuena! Cuando no lo seamos podremos hacer lo que queramos.

-¿Y eso sería...?

-No soportarlos. Hacer cosas más emocionantes. Phoebe la miró con incredulidad.

-¿Quién sabe? Tal vez éste Halloween sea distinto.

-Sí, cómo no. -Dijo con fastidio-

-Tú no lo sabes. Tal vez te alegrarías más con un par de dulces.

-Con comida solamente me conformo. ¡Muero de hambre! ¿Vamos por algo para masticar?

-¡Seguro!

Al día siguiente...

Sr. Simmons: -¡Hola niños! ¡Buen día! Antes de que empecemos con ecuaciones, quería darles un anuncio.

-¿QUÉ? ¿Ecuaciones?! ¡Oh no, ya me duele la cabeza con tan solo pronunciarlo!

Sr. Simmons: -Cálmate, Harold. No son difíciles, y lo ayudaré si no entienden -Respondió el siempre feliz Maestro Simmons- Lo que les iba a anunciar es que la Escuela organizará un Baile "otoñal"

-Y "Especial" -Agregó Helga haciendo sarcásticamente comillas con los dedos- todos rieron.

Sr. Simmons: -Les decía... Un baile otoñal sobre Halloween...

-¡Bien! -Los niños festejaban al enterarse del evento a realizarse-

Sr. Simmons: -Todavía no sabemos bien cómo será, pero seguramente tendrá una consigna o tema.

Helga: -Claro, y qué más que los estúpidos dulces y disfraces, eh?

Sr. Simmons: -Ya lo veremos, el Sr. Wartz debe indicarnos.

Helga: -Genial, una fiesta mexicana.

Arnold: -Qué buena noticia lo del baile, ¿no Lila?

-Oh, sí, suena definitivamente emocionante, Arnold -Dijo con su típica voz pausada, la pelirroja-

-¡Arrgh! ¡Lila! Esa boba. Siempre revoloteando cerca de Arnold! ¡Siempre teniendo una maravillosa idea! ¡Siempre acompañándolo a cuanta fiesta, evento o celebración exista! ¡Cómo la odio!- pensaba Helga-

Arnold: -¡Sí, suena magnífico! Irás, ¿verdad Lila?

Lila: -Sí, Arnold! ¡Suena genial! No me lo perdería por nada del mundo. Además, ¡adoro Halloween!

Arnold: -Fantástico, también yo.

Sr. Simmons: -¡Empecemos! Si 2x9 = 18 ¿cómo será 9X= 18?

-¿Qué? ¿Es una especie de chino, acaso? ¡Ahh! ¡Mi cabeza! ¡Ya me estoy confundiendo! -Gritó Harold-

-El resultado es 2, Sr. Simmons.

Sr. Simmons: -¡Muy bien, Phoebe! ¡Así es! ¡Despejamos "X", dividimos "18 en 9", y listo! ¿Ven que era fácil? -Y todos ponían cara de aburrimiento-

En el almuerzo...

Gerald: -¿Qué hay, viejo?

Arnold: -Hola Gerald! -Hacen su clásico saludo-

Gerald: -¿Qué opinas del baile, amigo? -Dijo mientras se servía un pudín-

Arnold: -Será genial, Gerald! ¿Irás verdad?

Gerald: -¡Claro, Arnie! A gastar suelas, ¿eh?

Arnold: -Jaja, ¡así es! Me pregunto si deberemos disfrazarnos...

Gerald: -¡Sí, seguramente! ¡¿Qué usaremos?!

Arnold: -Ya veremos...

-Atención alumnos, les habla el Director Wartz, quiero anunciarles que se realizará un baile de otoño por Halloween, al cual están cordialmente invitados a asistir. Cada maestro le indicará a su salón cómo deberá ayudar con la ornamentación y cómo vendrán vestidos. Consistirá en lo siguiente: dentro de cada salón, la pareja que más dulces logre recaudar, ganará 500 dólares. Obviamente, deben 'ganarse' los dulces, de casa en casa.

Helga: -¡¿QUÉ?! ¿Cómo pueden obligarnos a pedir dulces? Es infantil, estúpido, y además, ¿cómo sabrán que no hicimos trampa?

Sr. Wartz: -Eso es muy simple, Srta. Pataki. Irán con una planilla en la que aquellos que les den dulces, deberán firmar que les han sido entregados.

Helga: -Ajá. Sí, claro. Como si la gente entregara dulces 'bajo firma'. Qué ridículo. -Wartz frunció el ceño-

Arnold: -Vamos, Helga, ¡será divertido!

Helga: -En el mundo de un cabezón como tú, probablemente sí.

Harold: -Oh, Helga, ¡ella siempre tan amargada! Apuesto a que en tu vida te dieron un dulce en Halloween, jaja.

Sr. Wartz: -Pero eso no es todo...

-¿Qué? ¿Qué otra cosa hay? (Se preguntaban todos)

Sr. Wartz: -Lo diremos más adelante, mientras tanto, maestros, hagan los sorteos en los salones. Buenos días.

Lila: -Me pregunto qué será 'eso otro' que anunciarán luego...

Sheena: -Yo también, Lila...

Lila: -Qué lindo será ese baile, Sheena. ¿Ya sabes con quién irás?

Sheena:-No, aún no me invitan. ¿Y tú?

Lila: -Eh, sí iré, pero tampoco me invitaron aún.

-Oíste eso, Gerald?

-¿Qué cosa, amigo?

-A Lila aún no la invitan. Debo hacerlo yo.

-Arnold, cuántas veces te lo dirá: no le agradas mucho. Sólo le agradas.

-Pero eso puede cambiar, ¿no?

-Lo que tú digas, viejo... -Con una ceja levantada-

-Esa tonta de la Señorita 'perfección'. ¡Cómo la detesto! Y el idiota de Arnold, tras ella. ¡Argh!

¡Riiiing! -¡Chicos, a clase!

Sr. Simmons: -Bueno niños, haremos el 'sorteo de parejas'. Pondré sus nombres en esta pequeña bolsa y elegiré al azar.

Veamos... ¡Gerald y...Lila!

¡Sheena y Phoebe!

¡Lorenzo y Nadine!

¡Curly y Harold!

¡Sid y Stinky!

¡Helga y Arnold!

¡Rhonda y Eugene!

¡Brainy y Peapod!

-¡Oh por todos los cielos! ¿Qué puede ser mejor que ésto?! ¡Seré la pareja de Arnold para buscar dulces! ¡Genial! ¡Genial! Y me aseguraré de que me invite A MÍ al baile de Halloween, ¡muejeje!
-Pensaba Helga-

-Oh, veo que ya han conformado las parejas. Bien, aquí está la otra parte de la consigna: hablarán con sus padres (cada pareja) y así cada niño/a irá a buscar dulces con el padre o madre de su pareja. Qué tal, eh?

Peapod: -¿Qué? ¿No iremos con nuestra pareja? Eso es... Terriblemente desconcertante.

-Sí que lo es, Peapod -Agregó Rhonda-

-¡¿QUÉ?! Iré con el 'ciruela - pasa', ¿y no con mi amado? ¡Qué burla! Qué hábil y desafiante eres, ingrato destino. Haces que mi pareja sea Arnold, y en vez de eso,

¿Tenga que ir con uno de sus abuelos? Vaya destino.

¿Y él? Y él, pobrecito... ¡¿Irá con la inútil de Miriam o el insoportable de Bob?! ¡Rayos!

Quería mostrarle a la verdadera y sentimental Helga... Supongo que no podré. -Decía para sí, con decepción- a menos...

¡A menos que lo haga con el anciano! ¡Sí! ¡Es brillante! Seré linda con su abuelo y él le dirá a Arnold lo buena, educada y considerada niña que puede ser Helga G. Pataki!

-¿Y cómo decidiremos lo de los padres? -Dijo Stinky-

-¿Sí, por qué debemos incluirlos en esto? -Acotó Gerald-

-Pues, decidimos que esta celebración sea más... Cómo decirlo... 'familiar' -Contestó Wartz-

-Y 'especial' -Agregó Simmons, ante la poca sorpresa de todos-

-Lo decidirán ustedes, niños. Hasta luego. Ah, por cierto. Tienen diez horas para reunir los dulces. Sus maestros les darán las planillas. El sábado a la noche es el Baile, como todos sabrán. No olviden invitar a sus amiguitas, niños...jejeje. Ahora sí, adiós.

Cada uno de los chicos, se reunió con su respectiva pareja, para determinar con cuál de sus parientes.

-Así que... Serás mi compañera, Lila...

-Así parece, Gerald. Más bien, seré la de tu madre o padre -Sonriendo alegremente como siempre-

-Claro, claro. Creo que será mi padre, justo está de vacaciones...

-¡Fantástico!

-Ehh... Supongo que... Eres mi pareja.

-¡Aauch! Estoy bien -Eugene había resbalado- sí, Rhonda. Irás con mi padre, ¿no es genial?

-... Eh, sí... Genial.

-Nadine, qué bueno que seamos compañeros...

-Bueno, pero en realidad ¿iré con...?

-Ah, Sí. ¡Claro! Con mi madre, pues mi padre está de viaje de negocios en este momento.

-¡Estupendo! Creo que irás con mi tío Earl.

-Oh, vaya, vaya, vaya. ¿Pero qué tenemos aquí? Helga G. Pataki, y un Cabeza de Balón. Bueno, no será fácil.

-Hola Helga, yo también me sorprendí con el sorteo y también me agrada ser tu pareja -ironizó algo molesto-

-Oh, ¿qué es esa actitud que noto en tí, tonto? Yo no armé la parejas! ¿En realidad crees que disfruto siendo TU pareja?

-Está bien, Helga. Lo siento. Es que, tendrías que ir con mis abuelos y, no sé si sea una buena idea...

-Ah, así que insinúas que no soy una buena influencia para ellos, ¿acaso?

-¡No, no! No es así, es que, la abuela... Bueno... Ella es... 'especial'...

-Ya veo, Señor Simmons jóven... Bueno, tendrás que ir con Bob, así que tu recorrido no será mucho más 'especial'. Será horrible.

-¿Por qué lo dices?

-Desearás haber sido mi pareja, en comparación con Bob. Ya verás. Tonto.

-Bueno, irás con el Abuelo. Él es... Algo alocado también...

-¡Genial! ¡Me toca ir con la familia más demente del 4to grado! -Arnold levantó una ceja- pero al menos, me divertiré, seguramente ¿no?

-Nos vemos mañana Helga. Iré a tu casa con mi Abuelo.

-Sí, como sea. ¿A qué hora vendrás? No se te ocurra llegar tarde.

-¿Como a las 17 está bien?

-Sí, seguro.

-Bien.

-Bien. ¿Qué tanto me miras?

-No olvides usar un disfraz.

-Será el mejor, ya lo verás zopenco.

Los chicos salían de la escuela, camino al autobús.

-Arnie, no puedo creerlo. A ti te toca con Helga G. Pataki, y a mí, con Lila. Qué cosas hace el azar, ¿eh?

-Sí, y lo peor de todo es que no reaccioné muy bien que digamos, cuando lo supe.

-¿Por qué lo dices?

-No traté bien a Helga cuando hablábamos.

-Viejo, ¿bromeas? Ella es quien maltrata a todo el mundo. Ni te preocupes.

-Sí, pero igual me disculparé con ella mañana.

-Oh, viejo ¿no crees que es 'demasiado'? Además, a ella ni siquiera le afectan las cosas. Es... Como de hielo... Jajaja!

-Gerald!

-¿Qué? Si sabes que es así... Hablando de las parejas, ¿quieres que le hable bien de tí al padre de Lila? Jajaja.

-No, eso sería vergonzoso.

-Era broma, amigo.

Helga al llegar a casa...

-¿Papá? ¿Estás en casa? ¿Iuju...? Maldición, cuando lo necesito...

-¿Qué quieres, Olga?

-Soy... ¡Ahg! No tiene caso. Mira, Bob, la escuela organiza un baile de Halloween, nos asignaron en parejas, y cada pareja debe ir a buscar dulces con el padre o madre de su pareja. ¿Entiendes?

-¡¿Qué?! ¿Qué clase de idea estúpida es esa? ¿Ir a buscar dulces? Ya n tengo cinco años, niña.

-¡Como sea, Bob! La pareja que más dulces recaude, se ganará 500 dólares. ¿Qué me dices?

-Mmm… No lo sé. Me perdería las luchas...

-Vamos, papá. Sólo es un día... E irás con el tonto de Arnold.

Básicamente él hará todo... ¡Eh sí! Él hará todo.

-Mmmm… De acuerdo. ¿Me costará algo?

-¡¿No entendiste nada?!

-Bien, mañana iré con tu amiguito Alfred a buscar dulces. Ahora déjame ver la televisión. Y tráeme más palomitas, niña.

En casa de Arnold...

-Abuelo, ¡ya llegué!

-Hola, chaparrito, ¿cómo estás?

-Bien, todo bien ¿y tú?

-Me alegro... Aquí, viendo mis novelas... ¿Sabes? Amanda está engañando a Tom y él no lo sabe y... -Genial, Abuelo, pero hay algo que debo anunciarte, es de la escuela...

-¿Oh, de qué se trata?

-Verás, están organizando un baile de Halloween, y en parejas, debemos pedir dulces...

-¡Suena divertido! ¡El espíritu del azúcar de cada octubre...!
-Sí, pero cada pareja irá con la madre o padre de su pareja a recolectarlos...

-Oh, ¿y quién te tocó a tí?

-Helga.

-¿La de la única ceja? ¡¿La del insoportable padre?!

-Sí, pero tú irás con ella y yo con su padre...

-¡Oh, santos cielos! Tendrás que estar con ese idiota, engreído y mala persona de Bob Pataki, pobre de tí, hombre pequeño.

-No será tan malo, Abuelo... Si ganamos, nos llevamos 500 dólares.
-¿Por qué no lo dijiste antes? ¡Ahora me gusta...!

-¡Abuelo! El dinero no lo es todo...

-¡No, no lo es! ¿Pero a todos les gusta, no? Jejeje! Bien, iré con tu amiguita gruñona, espero que se comporte.

-¡Genial! ¡Ah, por cierto! Debes llevar un disfraz...

-Arnold, seré viejo, pero sé perfectamente que en Halloween se usan disfraces. ¡No soy Puki!

-¡Alguien dijo "Puki"?

-¡HABLANDO DE ROMA! -Ironizó Phil-

-¡Soy Cleopatra!

-¡Vieja loca!

-Hasta mañana, Abuelo, Abuela.

-Que descanses, hombre pequeño.

-Adiós Kimba!

-¡¿Qué rayos puedo ponerme?! Veamos. ¡No! ¡Basura!. Y ¿este...? ¡No! ¿Qué tal...? ¡Hiiiugh! Es... ¡es horrible! Rayos, no me gusta nada de lo que tengo. ¿Qué puedo usar? Piensa, Helga... Mmm -Poniéndose el dedo índice en el mentón- ¡Lo tengo!

El guardarropas de Olga, muejejeje -Se frotaba las manos como quien trama algo- de todas formas, no se dará cuenta.

¡Vaya! -Abre el armario- ¡esto me sentará muy bien!

**** Al día siguiente...

Helga despertó de golpe. La luz del molesto sol rojizo se filtraba tímidamente por sus cortinas, escandilándola. -¿Qué hora es...? -Mientras se desperezaba... -¡¿Qué?! ¡¿Las 09:45?! ¡Criminal!

¡Ahhhhhhhhhhh! Debo haberme quedado dormida, ¡qué idiota! Arnold y el anciano estarán aquí en quince minutos, ¡voy a morir! Dicho lo anterior, corrió a bañarse.

-Te ves muy guapo, Arnold. -Dijo Phil, cuando iban camino a casa de Helga, en el Packard-

-Gracias, Abuelo. Tú no te ves nada mal.

-Jejeje, ¡lo sé! Éste disfraz de Superman hace que me vea musculoso, y ¡muy guapo! -Arnold le dedicó una sonrisa-

-¿Y dónde vive tu amiguita, la del padre odioso?

-En la próxima calle...

-Bien, ¿aquí?

-Sí...

Ambos descendieron del vehículo, y tocaron la puerta.

-¡Ya voy, ya voy! -Gritaba un hombre algo molesto desde adentro-

-Papá, recuerda lo que hablamos -susurraba una chica-

-Seee, como sea, Olga.

-Soy Helga, papá -se escuchó decir, ahora en un tono más elevado-

Al abrirse la puerta… Tanto Phil, como Arnold, casi no reconocen a Helga.

Vestida de azúcar un dulce para ti…

Te voy a derretir en el calor de mi voz,

te quitaré el aliento y no me dirás adiós.

Tengo planeado en mi mente,

el acto perfecto para retenerte.

Voy a vencer a mi miedo,

ahora sentirás lo que puedo causar cuando quiero.

Cristales de azúcar reflejan la luna,

Lágrimas de alivio te muestran caminos,

Un paso más cerca la escarcha se quiebra

No tiemblo de miedo sino... De lo que te quiero.

-¿Sí? Ustedes deben ser el niño, Alfred y el anciano, ¿no? -Preguntó Bob, sin interés-

-Steely Phil, para tí, Pataki. Por cierto, ese disfraz de Elvis, te queda un poco pequeño, ¿no crees?

-Arrrghh -Bob se estaba enojando-

-¡Papá! -Helga intentaba calmar los ánimos-

-Hola Helga... -Decía un Arnold boquiabierto-

-Hola Cabeza de Balón, hola señor. ¿Qué tanto miras, tonto? Sí, soy yo.

-Puedes llamarme 'Phil', pequeña.

-Gracias.

-Eh, no, nada… es decir, buen disfraz.

-Bien, basta de ceremonias. ¿Dónde vamos, niño? Espero que no tenga que pagar nada por esto.

-En absoluto, Señor Pataki. -Mientras seguía mirando a Helga-

-Bien. ¿Hasta qué hora debemos implorar por dulces?

-Hasta las cuatro.

-Supongo, que haremos una pausa para almorzar, ¿no? Bob Pataki no puede pensar con el estómago vacío...

-Sí, obviamente...

-Cuidado, Pataki, trata bien a mi nieto. O te las verás conmigo.

-Sí, sí, sí. Trata bien a Olga.

-Helga, ¡papá!

-Nos vamos.

Helga llevaba un vestido turquesa, con volados en tonos blancos y rosa. Uno de esos rosas, femeninos, chillones. Perfectos en cantidad. Cabello suelto, apenas sujeto por una vincha hecha de flores.

Arnold, por su parte, se disfrazó de médico. Tenía chaquetilla blanca (típica de ese atuendo), camisa roja a cuadros, y pantalones azules, para no variar demasiado. Siempre fue un niño a lo 'clásico', y esta ocasión, a sus 9 años no sería la excepción. Sobre sus hombros, llevaba un estetoscopio, y un maletín (estratégicamente, acompañando el 'look' y, para cargar los dulces).

-Bien, a las 12 en punto, hacemos una pausa para almorzar, luego continuamos.

-Genial.

-Genial.

-Está bien por mí -Dijo Bob, sin inmutarse-

-Bueno, Helga, ¿ese es tu nombre, verdad?

-Eh, sí... Un momento. ¿Cómo lo supo?

-Jejeje, Arnold siempre habla de tí. Y de esa otra niña... ¿Cómo era...? Lily?

-Helga frunce el ceño, y reacciona- ¡¿Qué?! Lo aniquilaré, qué rayos tiene que hablar de mí, por ahí... ¿Con cuanta persona se cruce...?

-No, jeje. Él sólo dice que eres... Especial. Que tienes una gran personalidad... Una muy... Interesante.

-Ehh... Ah. Sí. ¡Por supuesto! Helga G. Pataki tiene carácter -Disimulando- Y bien, ¿dónde iremos?

-Conozco un lugar donde estoy seguro que nos darán miles de dulces...

-¿En serio?

-Así es, ¡sujétate! Jejeje! -Phil arrancó con su auto a gran velocidad-
-Genial, moriré en el auto con el anciano, y Arnold tendrá que vivir con Bob. -Pensaba Helga-

-¿Adónde iremos, Sr. Pataki?

-No lo sé, niño. Esperaba que sugirieras algo 'brillante'.

-Bueno, podríamos recorrer el vecindario.

-See, supongo.

Al descender del vehículo, Arnold dio una mirada general a las casas, para decidir a cuál puerta golpear primero. Una vez que eligió...

-Déjamelo a mí. Haré esto más rápido y menos tedioso -¡Ring!-

-Sí, ¿qué se le ofrece, señor?

-Sí, bueno, acabemos con esto. ¡Dame los dulces, mujer!

-Qué maleducado. Además, Halloween es para niños. ¡Adiós! -Pum!- cerrándole la puerta en la cara a Bob.

-Qué solidaria es la gente. ¡Arrgh!

-Tal vez -con miedo- si usted aplicara las frases convencionales...

-¡Oye, Oye, Oye Alfred! ¿Quién es el adulto sabio aquí, eh? ¡Si Bob Pataki quiere hacer las cosas de determinado modo, así se harán, mocoso!

-Eh... Está bien, sólo era una sugerencia...
-Bien. Sigamos.

Y así, Bob continuó siendo antipático, anti-Halloween, anti todo. Y conseguían dulces, sólo cuando Arnold pedía por su cuenta. Era la peor mañana que el Cabeza de Balón pudo tener hasta el momento.

Mientras tanto, el Abuelo y Helga...

-Oiga, hay tiempo... Es decir, ¿no debemos morir, no? ¡Para pedir dulces, necesitamos vivir!

-Jajaja, calma pequeña. Acabamos de llegar.

-¿Qué es esta zona?

-La zona de la gente rica.

-¿'Gente rica'? ¿Cómo?

-Aquí nos darán los dulces más caros, finos y bueno, más cantidad.. Jejeje...

-¡Wow! ¡Bien pensado!

-¡En marcha!

Al bajar del Packard...

-¡¿Truco o dulce?!

-Oh, ¡qué hermosa niña! ¿Y quién te acompaña? ¡Superman, genial! Ten, ¡muchos dulces para tí!

-Muchas gracias, Señora.

-¡Por nada!

-¡Eso fue fantástico! Una sola casa, y ya tenemos dulces como para una semana...

-Sigamos así, pero la próxima me toca a mí, ¿no?

Era increíble lo bien que se llevaba Helga con Phil; y lo mal que la estaba pasando Arnold con Bob. El portafolios de Arnold (o maleta?) permanecía casi vacío. Bob les gritaba todo el tiempo a los vecinos, logrando sólo la ofuscación de éstos.

-¿Qué te parece si vamos por una salchicha, Helga?

-¡Sí, muero de hambre!

Cuando ya habían ordenado...

-Y dime, ¿qué tal te va en la escuela? ¿Te llevas bien con mi querido nieto Arnold?

-¿La escuela? Oh, bien. Lo mismo de siempre, básicamente. Arnold? ¿Ese cabezón? Es decir... Sí, es... O sea... Emm... Nos 'toleramos'.

¡Es que él es muy metiche! -Exagerando-

-Oh, jejeje… ¡Ya veo! Es que él tiene eso de preocuparse por todos y por todo. Incluso, por sus amigas rubias que lo llaman "Cabeza de Balón".

-Sí, como sea...

-¿Por qué te has puesto de mal humor? Tenemos dulces para 1 año, prácticamente, je, je, je.

-¿Qué? Estoy perfectamente. ¿De qué habla?

-Ahí viene nuestra orden…

-¡Qué suerte!

El Abuelo pudo percibir que la chica no era como siempre aparentaba ser. En un plano de 'distención', hasta era muy agradable. Una chica soñadora, amable, y carismática con la gente. Casi como Arnold. Aunque, no tanto. El plan de Helga marchaba a la perfección.

-Bien, chico. Hasta aquí llega mi ayuda.

-¡¿Qué?! Pero si aún falta para la hora de almorzar... Podríamos aprovechar y...

-Mira niño, Bob necesita comer, ¿sí? Y descansar un rato de ver tantos tontos disfraces. Vete a jugar, y a la tarde nos vemos.

-¡Pero...?

-¡Esfúmate!

Arnold entendió por qué Helga era como era. Big Bob era un hombre poco educado, grosero, impaciente... Pero, a la enésima potencia. Se preguntaba qué tal la estaría pasando su Abuelo. Hubiera pagado por no ser 'equipo' con Bob...

-Y dime, ¿tu padre festeja Halloween usualmente?

-¿Mi papá? ¡Por favor! Él sólo festeja la llegada de mi hermana perfecta Olga, o cuando ve las luchas, o, también, cuando su emporio de localizadores va como él quiere.

-Entonces... ¿Nunca has ido a pedir dulces?

-¡¿Bromea?! ¡Bob espantaba a los vecinos! Cada vez que traté de pedir dulces; obviamente, cuando niña, -impostando una gran madurez o adultez- él maltrataba a los vecinos, estaba de mal humor todo el tiempo, y claro, nadie entregaba ni un cochino envoltorio vacío...

-Oh, ¡qué triste! En nuestra casa siempre festejamos todas las fechas importantes, aunque no lo hacemos el día en que ellas son...

-Qué extraño.

-¡Pero divertido! -Sonreía pícaramente-
-Supongo que Arnold sí debió pedir dulces cuando niño.

-Oh, sí... Pero bueno, pequeña. ¡Lo que importa es que hoy sí los pides! Y vaya que te los dan...

-Es que mi disfraz es espectacular -Con aires de grandeza-.

-Por cierto, ¿qué eres?

-Soy una especie de modelo... Usted sabe...

-¡Oh, claro! Estás muy bella. ¿Qué tal si te dejo en tu casa, así por la tarde terminamos?

-¡De acuerdo! -Respondió una entusiasmada Helga-

Al arribar a casa de los Pataki, -Bob ni siquiera tuvo la decencia de acercar a Arnold en su auto- Helga y Phil encontraron al chico sentado sobre los escalones, con una mano en su mentón, y otra en su regazo.

-¿Arnold? ¿Hace mucho que estás aquí?

-No. Hará como una hora...

-¿Y Bob?

-Nos separamos, aún no llegó...

-Qué raro, él siempre tan hospitalario... –Dijo Helga-

-Y bien, ¿recolectaron algunos dulces? -pregunta con curiosidad, el Abuelo-

-A decir verdad... no. -Dijo el chico, agachando la cabeza-Helga notó que Arnold estaba triste, o más bien, frustrado...

-Pero aún tenemos toda la tarde para revertir la suerte, ¿no? –Intentó levantarle el ánimo Phil)

-Supongo, Abuelo. -Helga no acotó nada-

-¿Vamos a casa, chaparrito?

-Sí, ya tengo hambre... Y Helga, ¿Esperarás a tu padre...? ¿O...?

-Eh... No sé... Ya es hora de almorzar... Pero Miriam no está. Ella... Está con Olga -Cruzándose de brazos- así que supongo que mi almuerzo serán un par de dulces, nada más. -Phil no dejaba de sorprenderse por la soledad a la que estaba acostumbrada la niña-

Automáticamente, y como solía hacerlo, Arnold deslizó:

-Helga, ¿Qué te parece si vienes con nosotros a almorzar?

-¡Sí! ¡Fantástica idea!

-Eh... ¿Yo? ¿Almorzar con ustedes? No, eso sería una molestia enorme... -Dejando relucir una modestia hasta antes desconocida- es decir, ¡¿Ir a almorzar contigo, Cabezón?!

-Nuevamente, impostando su característico mal humor, con tal de no quedar 'totalmente al descubierto'-

-Sí, ¿Qué tiene de malo? Es eso... O... Bueno, quedarte sola...

-¡Qué rayos! -El Abuelo miraba divertido- ¡Iré! Pero conste que ¡sólo por esta vez!

-Como tú digas, Helga.

Así, los tres se dirigieron a la casa de huéspedes. Un lugar donde muchas veces la rubia estuvo, más nunca en la compañía exclusiva del Niño Cabeza de Balón, y menos aún, invitada también por el Abuelo. En cierta forma, un sueño que siempre deseó se hiciera realidad, ocurría.

-Bienvenida, Helga.

-Sí, sí, sí. Ya he estado antes, Arnoldo. Gracias, Señor Phil. -El contraste entre cómo se dirigía a cada uno-

-Seguramente la Abuela ha de tener lista la comida.

-Hola Eleonor, lindo atuendo. Ha venido sola, ¿o en esta ocasión tendremos el placer de cenar con el coronel?

-¿Ah? -Helga no entendía nada-

-No te preocupes, sólo síguele la corriente, es una vieja loca -Decía Phil-

-La comida está servida. Hoy: ¡Tacos!

-¡Genial! -Gritaba emocionado Oskar. Oh, ¿y tú eres...? ¡Oh, sí! ¡Pero qué tonto soy! Has de ser la noviecita de Arnold, ¿eh? Arnold, ¡galán! -Ambos chicos se sonrojaron-

-No, no soy su novia. Y ni por un millón de dólares lo sería.

-Gracias, Helga. No, Oskar, no es mi novia.

-Eso dicen por ahora... Jijiji. -Recibiendo una mirada de rechazo de ambos-

-¡ A comer!

Todos disfrutaron de una deliciosa porción de tacos con extra salsa; extra picante; extra todo. Hasta los extras- desubicados comentarios de Oskar.

Una vez terminada la comida, algunos fueron a dormir una siesta, otros salieron y sólo la Abuela quedó lavando los platos. Arnold se incorporó a la labor, mientras Helga, miraba atentamente las luchas junto a Ernie.

-Qué bonita está Eleonor hoy, ¿no, coronel? -decía la abuela, pícaramente-

-Sí, supongo... ¿Por qué le dices 'Eleonor'? -Ante las vacilaciones de ésta, el niño se dijo 'Olvídalo'-

Al finalizar con el lavabo, el rubio fue en busca del Abuelo para 'diagramar' cómo harían el resto de la tarde y noche, los pedidos de dulces.

-Oye, abuelo.

-¿Sí, Arnold?

-Éste Halloween no ha sido lo que esperaba...

-¿Por qué lo dices, pequeño? ¡Para mí, fue muy divertido!

-Me alegra que lo haya sido para tí. Pero es que... Bob Pataki... ¡Ese hombre...! ¡Agh! ¡No me deja hacer ni pedir nada! Todo lo quiere hacer él, y no tiene modales con las personas…

-Calma, hombre pequeño. Sé que es detestable, pero cuando de dulces se trata... ¡No importa!

-¡Abuelo!

-Es broma. Arnold, sólo ¡ignóralo! Verás, yo creía que me aburriría con tu amiguita modelo de la uniceja, ¡pero todo lo contrario! Creo que la prejuzgué. Se comportó excelentemente, y yo creía que era como su padre. ¡Ja!

-¿De veras?

-¡Sí! Me ha tratado muy bien, ¡cielos Arnold! No sé por qué dices que en la escuela es tan molesta. Parece una damita.

-¿Qué? Abuelo, ¿bromeas? Ella siempre o casi siempre... No lo sé. No digo que sea molesta, pero... Es como si... Como si siempre estuviera enojada.

-No siempre lo está.

-Por favor.

-Tal vez ella actúe así con algunas personas, y, con otras no.

-No lo sé...

-Tal vez actúa así contigo, por algo. -Arnold levantó una ceja, marcando incredulidad-
-Bien, sólo espero que Bob Pataki esté de mejor humor tras haber comido... -dicho esto, el Abuelo se quedó pensando unos segundos-

-Sí, hablando de comida... ¿Sabes qué, Arnold? Creo que esos tacos de tu Abuela no me han sentado muy bien que digamos. ¡Ahhhh! -Gritaba tocándose la barriga- Creo que estaré largo rato en la Oficina, tú me entiendes...

-Pero Abuelo, ¿y quién irá con Helga?

-¡IUGHHH! ¡Tengo una idea! -Saltó el Anciano, mientras se retorcía de dolor-

-Ve tú con ella, e iré en tu lugar con Pataki. Nadie tiene que saberlo. Además, ¡ni que fuera hacer trampa!

-Pero...

-¡Pero nada, Arnold! ¿Prefieres ir solo? ¡Por favor, me duele mucho!

-Está bien, pero ¿y dónde vamos?

-Emm, déjame pensar... ¡Lo tengo! Te anotaré en un papel la dirección de la casa.

-¿Iremos a una casa?

-Arnold, ¡haces demasiadas preguntas! Sí, irán a una casa donde estoy seguro que les darán tantos dulces, que no tendrán que pedir ni uno más. ¡Son asquerosamente ricos!

-Está bien, Abuelo. Además, el baile es ala noche y no podremos demorarnos mucho más pidiendo dulces. ¿Estarás bien?

-¡Oh, sí! Tú no te preocupes, ya se me pasará, jeje.

-Eso espero... Adiós, iré a decirle a Helga sobre los nuevos planes...

-¡Suerte!

-Oye, Helga.

-¿Qué quieres, Cabeza de Balón? Veo las luchas.

-Hay un pequeño cambio de planes.

¿Qué tratas de decirme, Arnoldo?

-El Abuelo no se siente muy bien, e iré en su lugar, contigo.

-Oh, qué mal... Espero que se recupere... Y que tú, no seas un fastidioso aguafiestas del Halloween con Cabeza de Balón.

-ofuscándose-

-Helga, al menos por esta vez, intentemos llevarnos bien...

-¿"Intentemos"? ¡Por favor, Arnoldo! Debes reconocer que morías por pedir dulces con la adorable Helga G. Pataki.

-Si lo asumo, ¿serás educada, no pelearemos y pediremos dulces en paz?

-Mmmm, tal vez.

-Bien. Ansiaba pedir dulces junto a ti, Helga. ¿Vamos? -Y comienzan a salir de la casa de huéspedes-

-¿Lo ves? ¡Mucho mejor!

-Siendo tan simpática y estando tan bella, como me contó un pajarito, seguramente llenamos estas bolsas con miles de dulces y nos llevaremos más que bien.

-¿Eh...? Ehh... ¿Qué? -Helga no lograba terminar de procesar ese comentario- Ah, ¡sí! Lo debes decir por mi disfraz. Bueno, a decir verdad, detesto lucir así. Me puse este atuendo sólo para burlarme de la princesa Lloyd, quien por cierto, me debe una. Es una parodia a Rhonda Wellington Lloyd.

-¡Vaya! Por ser una parodia, y detestar el atuendo, te sienta muy bien.

-Y quién lo diría, 'detestable' y todo, me sienta mejor que a ella misma.

-Ciertamente.

-No debes ser amable conmigo, tonto. Hablando de atuendos, ni con chaquetilla y estetoscopio pareces médico, zopenco.

-Gracias Helga.

-Hoy no es el día de los Inocentes, genio...

-¿Entonces?

-Olvídalo. ¿A dónde iremos?

-El Abuelo me dio una dirección de una casa de gente. Según él "Rica".

-Me pregunto cómo sabe todos esos datos el anciano.

-Jaja, la verdad, tampoco lo sé. Tal vez, por la abuela.

-¡Criminal, Arnold! ¿Por qué no recorremos un poco el vecindario, antes?

-Sí, creo que es buena idea.

-¡En marcha!

CONTINUARÁ….

BUENO, SI LLEGARON HASTA ACÁ, ES PORQUE LEYERON TODO EL PRIMER CAPÍTULO, LO CUAL, ME EMOCIONA MUCHÍSIMO. LO ÚNICO QUE LES DIRÉ ES QUE LOS CHICOS IRÁN A UN LUGAR MISTERIOSO QUE LOS PONDRÁ A "PRUEBA", DONDE PASARÁN BASTANTE MIEDO, JEJEJE. ESPERO SUS REVIEWS, ¡DE VERDAD! ¡QUIERO SABER SI LES GUSTÓ! SALUDOS Y GRACIAS POR LEER.

PD 1: La canción que cité se llama "Vestida de azúcar", de Gloria Trevi. Escúchenla, ¡es muy linda!

PD 2: Tuve que subir de nuevo la historia, porque había quedado mal y tenía partes repetidas. ¡Muchas gracias a Miriamj por agregarme a favoritos en la primera que subí, espero que veas ésta, que (creo) está bien!

=)