¡Hola!, primero que nada gracias por pasarte a leer esta nueva historia. Pues vengo a dejarles estas pequeñas historias sobre la vida de Robin y Kid Flash. Les explico la dinámica, algunas historias no tienen conexión con otras, son como pequeñas anécdotas sueltas, otras forman pequeñas historias dentro de su historia de amor. Espero les gusten porque a mi me encanta esta pareja y están escritos con mucho cariño. Sin más disfruten esta nueva aventura.


Pequeñas Historias.

El golpe en su mejilla

Llegó lo más rápido que pudo a Mt. Justice y se escondió en su habitación. El chico de cabellos zanahoria se quitó el uniforme de corredor y se tumbó en la cama que a veces ocupaba para dormir cuando el trabajo lo exigía. Esta vez no estaba ahí por una misión y tampoco quería estar con el equipo. En primer lugar ¿por qué había decidido ir a Mt. Justice? En este tipo de situaciones siempre corría hacia los brazos de su tío Barry, pero hoy estaba combatiendo el crimen con la liga de la justicia y atenderlo era imposible.

—Qué bueno que no hay nadie por aquí a estas horas. — Wally se levantó de la cama y caminó hacia el espejo. Se miró y el reflejo lo desgarró, su mejilla lo delataba.

Era un golpe tan fuerte que había teñido su piel de un rojo purpureo. Más que dolerle por fuera, le estaba quemando el alma pues aunque fuese un héroe no podía evitar que ese tipo de situaciones lo lastimaran por dentro: había sido su padre.

— Este se ve peor que el último… Tío Barry llega pronto por favor…— el chico volvió a mirar al espejo y vio a alguien parado en la puerta, alguien que conocía muy bien.

— ¿Rob eres tú?, no te vi llegar… Tuve una pelea en la… — Pero el pequeño acróbata no contestó, no lo dejó terminar su mentira, se limitó a caminar lentamente hacia él hasta quedar tan cerca para contarle las pecas de la nariz, abrió sus brazos y lo envolvió. Cuando Wally sintió la calidez de los brazos de su mejor amigo lo supo.

Supo que él lo sabía y ya no había necesidad de ocultarlo.

Y lloró, el chico con la marca la mejilla descargó su llanto sobre el hombro de su mejor amigo, dejando gota a gota el dolor mientras sentía como una dulce mano remolinaba cabello, así hasta que la tormenta se convirtió en leves suspiros.

—Rob, cántame algo

— ¿qué quieres que te cante?

—Lo que sea, pero cánteme. — Y sonrió por primera vez en el día al escuchar su voz.


¿Qué tal?, ¿les gustó? Espero sus comentarios. Nos leemos luego, gracias por pasarse por la historia.