Masashi Kishimoto : Naruto :: Satoshi Tajiri : Pokemon
Esciam : renacer de los ninjas invocadores.
Que conste que soy friki, y que escribo lo que se me ocurre y me da ganas, aunque termine siendo largo y sin ir del todo al punto… En fin, ojalá les guste!
1. El Clan Tajiri y un pedido de Gamamaru.
Tsunade está sentada frente al escritorio. El que antes había sido de su maestro, su tío abuelo y mismo abuelo… Y del padre de Naruto y esposo de Kushina. Un buen muchacho, pero cuyo recuerdo no le hace sentir que no debería estar ahí, que ese escritorio y silla están hechas para alguien más… Omnipotente.
Tsunade no ha podido evitar que Sasuke deje la villa para unirse a la causa de Orochimaru. Por más que es obvio que lo único que quiere de Sasuke es su cuerpo, y que por eso Orochimaru ha tentado al muchacho con lo que él desea; no hay peor ciego que el que no quiere ver. Eso es algo muy común entre los Uchiha. Para el mal de ellos y Konoha misma.
Pero Tsunade no puede dejar de pensar que ella debió ser más proactiva. Tal vez debió hacerlo conocer a Anko, o haber hablado con él sobre lo que en verdad significa esa marca en el cuello: que él es de la propiedad de Orochimaru… ¡Hacer algo! Pero ella fue pasiva. O confió en que Hatake no lo sería, con la fama que él tiene de nunca dejar a un compañero en el campo de batalla…
Tsunade exhala un gran suspiro. Sorprendida, se da cuenta de que ha estado cerrando los puños tan fuerte que le duelen los huesos. "Maldición, me los he agrietado de nuevo". Se dice de mal humor y, mientras se muerde el labio inferior, bufa otro suspiro y se rodea las manos con chakra médico para sanarse los pequeños huesos.
Se pone en pie y va hacia los asientos frente a su escritorio. Bajo una de las patas de éstos ha puesto un sello contenedor en miniatura. Ese es uno de los último suministros de sake que le quedan dentro de esa oficina. En serio que Shizune ha mejorado su juego. ¡Ha dejado de tomar más de la mitad de lo que siempre hacía por culpa de ella! Desde que la instituyó como su asistente, se ha convertido en una piedra en el zapato.
Ella bien puede hacer mucho de ese papeleo con media botella de sake dentro. De hecho, eso es lo único que lo hace soportable la mayoría del tiempo. Si no está muriendo del aburrimiento, lo está de la indignación o la furia. Es lo mejor para todos que ella atenúe varias de esas emociones con un poco de sake. Es eso o remodelar la montaña de los hokages con sus puños.
Mientras mantiene subido el sofá con una mano, acerca la palma de la otra a la pata. Hace funcionar el sello con chakra y saca rápidamente una botella de sake tomándola del cuello, el sello brilla celeste. Tsunade saca el corcho usando solo el pulgar, baja el sillón al suelo y se devuelve hacia el escritorio mientras sorbe un gran trago.
Siente radiar hacia ella la desaprobación del ANBU que la resguarda. Eso le importa muy poco. Si fuera por ella, en vez de estar juzgándola desde la sombras, el ANBU sería de más ayuda en una misión, resguardando Konoha o hasta trabajando en las reparaciones. Tsunade sabe que ella está más que segura allí. Y que si estuviera en problemas, puede salvarse sola.
No, desde hace mucho que su peor enemigo es ella misma. El chakra médico que debe usar para contrarrestar su alcoholismo y los efectos secundarios de su taijitsu solo es el principio. Su principal enemigo es la técnica sanadora que ha usado para regenerarse a ella y a otros desde las puertas de la muerte. De esa manera, ha envejecido su organismo irreparable. Acortado su vida sin pensar en el futuro. El genjitsu en su apariencia no solo encubre su verdadero aspecto, también la verdad de que ella se ha traído a sí misma la muerte… Intentando evitarla. Su cuerpo ha sido tan desgastado que es hasta mayor en comparación al Sandaime cuando murió.
"Hablando de verdades que no me gusta afrontar". Pero otra de las grandes verdades que no le gusta afrontar, y es por la cual está emborrachándose, es que se siente culpable por todo tipo de cosas, aunque no podría haberla previsto. Como que Sasuke se fuera detrás de Orochimaru. Su culpa se remonta más allá de la estúpida decisión del Uchiha.
Tsunade supo rápidamente sobre los experimentos de Orochimaru. Horrores que iban contra la humanidad en general y el código de conducta de los médicos en particular. ¿Y qué hizo ella? Seguir emborranchándose, apostando y haciendo como si eso no fuera con ella. Como si el hecho de que su compañero de equipo se hubiera convertido en uno de los más pérfidos ninjas renegados, no tuviera ni el valor de un chisme de cantina.
Tal vez pudo haber evitado que Sasuke casi matara a Naruto si hubiera estado buscando a Orochimaru, como Jiraiya. O, algo que hubiera sido mucho más práctico, pudo volver a Konoha para analizar los experimentos y los sujetos de éstos que se encontraron. Ayudar con el dolor de los sobrevivientes y encontrar curas a sus deformaciones. Ella pudo haber encontrado cómo quitar el sello maldito que le lavó la mente a un genin. El sello por el cual éste terminó traspasando el pecho de su compañero de equipo con un chidori.
El mundo ninja está podrido, Konoha no está exento de ello. Y Tsunade, en vez de hacer frente a la verdad de que ella era parte de él y que tenía cierto poder para cambiar algo del mundo, solo siguió regodeándose en el dolor, tratando de dormirlo con sake y apuestas.
Sorprendida, se da cuenta de que no queda ni una gota más. Frunce el ceño y se controla de tirar la botella hacia la pared. Todavía siente esa maldita culpa, dolor, desesperación y vacío. Necesita más alcohol o… Sí, por medio del chakra controla su metabolismo y hace que el efecto de la droga sea muy rápido, fuerte y duradero.
Con una sonrisa, se recuesta en el sillón. Puede que sea un mal hábito, pero es lo que funciona contra esas malditas emociones.
Después de pasar un día en el quirófano salvando la vida de Naruto y sus amigos, se lo merece. Estuvo tan cerca, tan cerca de perderlo… Y todo por culpa de su traidor ex-compañero de equipo Orochimaru, al que ella hizo como que no existía por casi diez años…
El leve golpe de vidrio grueso contra madera la hace abrir los ojos y levantar la cabeza. Ya había sentido su presencia. Había pasando por la ventana hacía un instante y solo el leve olor a sake hace que ella no lo eche de una vez. Está cansada, no tiene fuerzas ni para saludarle, menos para tratar con Jiraiya.
―Sé que te gustará, hime. ―su voz se oye conciliadora―. Es una de las mejores que tengo. Viene justo desde el castillo del Daimyo del País del Arroz.
Ella ahoga una carcajada sin humor, pero coge la botella y la descorcha.
―Querrás decir el País del Sonido.
Jiraiya se sienta en el filo del escritorio y cruza los brazos. Da un suspiro cansado.
―Muy posiblemente.
Tsunade toma de la nueva botella y Jiraiya la mira en silencio. Por más que sabe que muchas de esas miradas se centran en su amplio pecho, a Tsunade no le importa. No es como si él estuviera intentando tocarla o riendo perversamente por sus fantasías al respecto. Que se esté comportando tan bien solo puede significar que… Da un suspiro y se deja de recostar en el sillón.
―Bien, ya estoy lo suficientemente borracha ―dice ella, después de tomarse más de la mitad de la botella en dos sorbos―. Dime de una vez, ¿cuál es la mala noticia?
―No sé si es mala. Ojiji-sama ha demandado una audiencia con los Doce de Konoha.
―¿Ojiji-sama?
―¿Gamamaru-sama, Ogama-sennin? ―al darse cuenta de que ella no sabe de quién habla, da un suspiro y cambia de táctica―. El gran sapo sabio que hizo la profecía sobre mi aprendiz y…
―¡Ah, el sapo senil! ―Jiraiya tiene un tic nervioso en un ojo por la irritación, pero no dice nada―. ¿Y qué quiere él con mis más competentes genins?
Aunque el tono es ligero, en la mirada de ella se ve que lo está tomando en serio. Puede que no crea mucho en la profecía que le hiciera a Jiraiya, pero el viejo sapo ha estado vivo desde antes de los tiempos del Sabio de los seis caminos. Tsunade sabe que no han sido pocas las profecías que ha dicho y se han cumplido en su muy larga vida.
―Gama me ha contactado para decirme que, según lo que ha pasado… Ayer. ―los dos saben que habla de la traición del casi último Uchiha por reunirse al bando el maldito de Orochimaru. No es necesario decirlo con palabras―. Una de las profecías de Ojiji-sama se han cumplido. Algo de dos muchachos con ojos rojos peleando a muerte, pero los dos sobreviven, por más que uno de ellos termina con un hueco en el pecho. Dice Gama que Ojiji-sama la dictó hace unos ocho años, y que pidió que cuando se cumpliera, vayan a verlo "el que sobrevive a una muerte segura, y los diez renacuajos que él siente como sus camaradas. A ellos les dictaré el camino que deben seguir para llegar a la grandeza y, con ella, a la esperanza de paz para todo el planeta". ―eso último lo leyó de un pequeño pergamino.
Tsunade, que había estado acercando la botella de nuevo a su boca, la baja al escritorio. Prácticamente siente como el ANBU a su derecha y en las sombras se pone firme, muy interesado en esas palabras.
La hokage intenta parecer no tan sorprendida y preocupada.
―Así que la paz del mundo recae en once genins… ―trata de burlarse ella, pero no lo logra.
―Me sienta mejor que de solo un aprendiz mío. ―se encoge de hombros Jiraiya.
Tsunade se recuesta en el respaldar de su sillón nuevamente. Se mantiene pensativa por un momento, antes de terminarse rápidamente el sake.
―Tendrá que esperar unas semanas para verlo a todos. Varios de ellos casi mueren ayer. No les daré el alta por más que tu viejo sapo sennin haya pedido cita con ellos hace ocho años.
Jiraiya se yergue. Su expresión mucho más relajada. Deja de cruzar sus brazos.
―Claro, claro… Kami, bastardos afortunados. Todas las veces que me has dejado en el hospital, y son ellos los que terminan siendo tratados por tus hermosas manos, hime… ¡Oh, eso me hace pensar una gran idea sobre…!
Estaba tan concentrado en reírse perversamente mientras busca su libretita que, tonto de él, no ve venir el puñetazo que su iracunda princesa hace impactar contra su mejilla.
Fue a dar a la pared contraria de la oficina. Tsunade mira hacia allí y sube las cejas de la sorpresa.
―Vaya, solo tiene una grieta. En verdad que los sellos protectores en esas paredes son fuertes. Normalmente, uno de mis puñetazos lo hace derribar la pared y salir volando por lo menos cien metros en el aire. ―se encoge de hombros y se pone en pie.
El ANBU cree que se levanta para ir a revisar a Jiraiya, que se mantenía en el suelo y gimiendo de dolor penosamente. Pero lo que Tsunade hace fue ir a una puerta lateral sin más. Ahí está el fuertemente sellado servicio sanitario.
Tanto sake tiene que terminar en algún lado.
Al verla irse, Jiraiya deja de gemir, se pone en pie y se acaricia la mejilla inflamada. Escupe sangre. Una lástima que ya muy pocas veces Tsunade revisa si se sobrepasó en golpearlo o no… En serio que verla agacharse y acercar su rostro, y sobre todo, esos pechos hacia él, han sido de los mejores momentos de su vida.
Mientras el ANBU no cree del todo lo que acaba de ver por parte de los dos sannin que aún son respetados en Konoha, Jiraiya sale por la ventana. Tiene un hospital que visitar.
-o-
Shizune entra a la habitación de la hokage seguida por Tonton. La cerdita está en el suelo porque tiene a su espalda, anudado por unos mecates, todo un archivador. Shizune también lleva uno de lado en su hombro como si de nada se tratara. Lo único que les fue difícil a las dos fue la movilidad. No es fácil caminar por pasillos, llenos de ninjas burócratas, con esos muebles a la altura de golpear cabezas y espinillas.
―Buenas tardes, Tajiri-san. ―sale a su encuentro el ANBU.
Shizune se impresiona de oír el sonido de su apellido. Desde que viaja con Tsunade nadie la recuerda por su nombre completo. El dolor y melancolía que siente al oírlo la toma por sorpresa.
―Por favor, llámeme Shizune-san, Chacal-san ―pide ella, mientras mira alrededor de la oficina―. ¿Y Tsunade-sama?
―Fue por algo de comer. ―ante una mirada suspicaz de Shizune, él pronto comenta―: Lobo está con ella, y él es uno de nuestros mejores rastreadores, Taji… Shizune-san. Hokage-sama no nos va a dar esquinazo esta vez.
Shizune solo suspira, como diciendo "eso espero, pero no estoy tan segura". Ella sabe que Tsunade algunas veces se autoinflinge un estado de profunda somnolencia después de una borrachera. Casi siempre lo hace en los días de aniversarios de sus seres amados y perdidos, o cuando acaba de vivir algo que la desbalancea.
La traición de Sasuke Uchiha, la casi muerte de varios genin, entre ellos Naruto Uzumaki, y la noticia que tuvo hace pocas horas de que un sabio tiene que decirle algo a unos genin para que salven el mundo… Sí, es posible que Tsunade-sama esté durmiendo en una esquina, presa de un sueño prácticamente catatónico. En total paz, su conciencia totalmente apafada.
―… No debe sentir pena o vergüenza.
―¿Eh? ―Shizune se sonroja. Había estado tan ensimismada en su preocupación por su shishou, que no se había dado cuenta de que el ANBU le seguía hablando―. Disculpe usted, Chacal-san, ¿me puede repetir lo que acaba de decir?
Ella baja el archivador de su hombro para ponerlo a un lado del sillón. Luego usa la técnica del escalpelo para cortar los mecates que mantenían el archivador sobre la espalda de Tonton. Al estar tan ocupada, no puede ver como el ANBU hace el ademán de rascarse la mejilla, por más que la máscara se lo impide. Tampoco ve, mientras acomoda ese mueble, que el ANBU se mueve de una manera que dice a las claras que se siente incómodo y nervioso.
―Eh, solo le decía, Shizune-san, que no tiene porqué sentirse apenada. Su Clan puede estar extinto, pero su fuerza e importancia se mantiene hasta hoy. ―Shizune abre más sus ojos, mientras Tonton le "dice" algo amenamente a su amiga, como para confortarla. El ANBU sigue hablando, cada vez más emocionado―. El Clan Tajiri fue uno de los más grandes de las Naciones Elementales, en la historia es nombrado como uno de los clanes básicos. ―Shizune, que ha estado sacando papeles de los archivadores, se sonríe un poco―. No solo fueron los percusores de los Clanes que emparejan animales y humanos, como los Aburame y los Inuzuka, si no que también fueron los primeros en conseguir los contratos de invocación. Realmente, me impresiona que se haya extinguido aún antes de que se hicieran las villas ocultas. En verdad que debieron tener muy mala suerte, ¿eh? ―Shizune se gira para mirarle seriamente, y él hace el movimiento de "firmes"― ¡Disculpe la impertinencia de mis últimas palabras, Tajiri-sama!
Shizune abraza los papeles a su pecho, pensativa. Le parece algo extraño ese marcado y súbito interés del ANBU en la historia de su Clan, un clan virtualmente extinto desde hace más de cien años. Sin embargo, Chacal había sido uno de sus compañeros en la Academia y, aunque no fueron amigos porque ambos son de esas personas dadas a la timidez, siempre se llevaron bien. Los dos eran de los pocos que en verdad les interesaba las materias más intelectuales de la vida shinobi.
―No se preocupe, Chacal-san ―dice ella mientras va a dejar los papeles al escritorio. Subrepticiamente, escanea con sus mediocres habilidades sensoriales si hay algo mal con el chakra del ANBU. Un ninja paranoico es un ninja vivo―. Es verdad que los Tajiri tuvimos mala suerte en los tiempos de las guerras feudales.
―Muchos la tuvieron. Grandes clanes ahora mismo solo tienen pocos ninjas enlistados, como los Yuhi o los Hatake. Pero lo peor de todo, han perdido gran parte de su cultura y conocimiento, lo cual es lo que verdaderamente hace grande a sus habilidades.
Tonton, dándose cuenta de lo nerviosa que estaba Shizune, también se ha acercado al ANBU para olerle sigilosamente. Y lo que huele le hace sonreír en su porcina manera. En seguida se lo hace saber a su amiga con sus relinchos. Al oír lo que la cerdita le dice, Shizune baja la mirada para que su cabello cubriera su enorme sonrojo. "¡Le gustas y mucho!" le acaba de decir Tonton.
Shizune respira lentamente, nerviosa. No ha pensado en Chacal de esa manera, pero tampoco lo ha desdeñado. Además, no es como si tuviera una fila de pretendientes de dónde escoger. "Vamos Shizune, coquetea… Tsunade-sama te dio aquella lección para hacerlo". Shizune, mueve algunos papeles, mira hacia abajo y suspira hacia los pechos que ella no tiene y que son el centro de las estrategias de seducción que le había enseñado su shishou. "Será hacerlo a la manera Shizune". O sea, ser ella misma pero sonreír más. Simple, poco efectivo según su experiencia, pero simple.
―En nuestro caso, no es solo eso, Chacal-san ―le dice ella, esperando que no estuviera tan sonrojada como se siente. Sonriendo, se acerca de nuevo a él―. ¿Sabía que los Tajiri también fuimos la inspiración de los marionetistas de Suna? Nuestra fuerza venía de nuestros compañeros, y ellos eran tan fuertes que nosotros nos refugiamos detrás de sus escudos. ―Se acerca a él y, con un movimiento de cabeza, le pide que le siga hasta el sillón―. Los Tajiri solo entrenábamos en velocidad y comunicación, pues éramos criados para no estar en medio de la batalla y dar las órdenes. Esa especialización fue nuestro final.
―Entiendo, ―sigue él, sentándose lo más cerca que se deja de ella. Sus rodillas casi se tocan―, así como se le gana a las marionetas de Suna, se ganaba a un Tajiri matando a los ninjas detrás de las órdenes o a la forma en que ellos se comunicaban con sus animales.
―Compañeros, así les decíamos. ―Mira hacia Tonton con una sonrisa. La cerdita le hace un ademán hacia Chacal y le sonríe antes de gruñirle unas "palabras" alentadoras―. No eran animales, es verdad que casi ninguno podía hablar pero… Eran tan o más inteligentes que los humanos y su corazón, amistad y lealtad iban más allá.
Chacal se mueve medio centímetro más cerca. Sus rodillas apenas se tocan y la sonrisa y sonrojo de Shizune se intensifican un poco más. Si Chacal no tuviera la máscara de ANBU puesta, ella vería que él está igual de sonriente, sonrojado y hasta más nervioso. La verdad es que a Chacal le había gustado Shizune desde antes que se fuera y, cuando la vio volver, ese interés que se había convertido en un tierno recuerdo, había resurgido con una gran intensidad en él.
―Habla como si las invocaciones ya no existieran, Shizune-san.
―Es que ya no están. ―ante la mirada baja y melancólica de ella, Chacal hace un movimiento con su mano, como si quisiera tomar la de Shizune―. Los ninken de los Hatake o los Inuzuka, los halcones y cuervos, o las invocaciones de los sannin… Ellos no son nuestros compañeros. ―Mira de nuevo hacia Tonton, que le sonríe de vuelta, cariñosamente―. La única y última que queda es Tonton.
―¿Eh? ―fue la inteligente respuesta de Chacal. Shizune ríe un poco detrás de su mano.
―No sé cómo explicarlo, porque nuestros compañeros, los nin-animales y las invocaciones son eso: animales que pueden usar chakra. Sin embargo, hay algo en nuestros compañeros que simplemente eran más. ―Chacal afirma con la cabeza y se acerca medio centímetro más a ella―. No sé como explicarlo. La mayor diferencia es que todos nacían de huevos, y la gran mayoría, en vez de crecer, cambiaban.
―¿Cómo, cambiaban?
―Cambiaban. Su cuerpo se desarrollaba al instante en una nueva forma de la especie.
Chacal y Shizune se miran a los ojos. O lo harían si no hubiera una máscara entre ellos. El interés entre los dos mezclado con el interés por el tema. Sin darse cuenta, Shizune estaba acercando la mano a la de él, cuando el súbito comentario del ANBU evitó que lo hiciera.
―Pero, ¿por qué ya no están? ―dice Chacal―. Como se habrá dado cuenta, uno de mis grandes aficiones es la historia, y no creo haber leído o sabido de que hubieran matado a los compañeros de los Tajiri.
―No lo fueron, Chacal-san. Solo fue la vida. Murieron por la vejez.
―Pero, ¿cómo es…?
―Eran pocos y la mayoría de diferentes especies. Aunque intentamos hacer todo lo posible para que producir nuevos huevos, en un momento simplemente fue imposible.
―Pero entonces ―Chacal aún no lo entiende―. ¿Por qué no renegociaron los contratos con las invocaciones de dónde provenían, o buscaron más especies como hacen los Aburames?
―Ellos no eran invocaciones, ni especies que se encuentren en este Continente.
―¿Pero qué? Pero si en este mundo solo está este Continente, las Islas de las Invocaciones al oeste y, más allá del País del Agua, está la barrera de las corrientes rápidas.
Shizune le palmea la mano e, igual de improviso como fue esa acción, fue la de él cuando giró la suya para entrelazar sus dedos con los de ella. Shizune está tan emocionada de encontrar a alguien tan interesado en historia, que simplemente sigue hablando más enérgica y alegre.
―¡Por eso mismo, Chacal-san! En Konoha se dice que se trata de solo un mito, como el del Sabio de los Seis Caminos; pero yo, en lo personal, creo en la historia de mi Clan. Los Tajiri no somos de este Continente, ni tampoco de las Islas de Invocaciones. Se supone que llegamos al Continente Elemental por una tormenta que hizo a nuestro barco deambular hasta llegar a las grandes corrientes. Milagrosamente, nuestro barco aguantó lo suficiente como para llegar al sur del País del Agua. Pocas personas de nuestra familia sobrevivieron, pero todos sus compañeros lo hicieron gracias a… Una técnica de sellado que perdimos hace mucho tiempo. Las historias sobre la tierra de dónde vinimos, donde se habla muy parecido a las Naciones Elementales pero se escribe diferente, han llenado la imaginación de nuestros niños por generaciones. Y creo que aún se siguen contando, por más que ya muy pocos quedamos con el apellido Tajiri, y solo yo he llegado a ser más que chunnin por décadas en una familia que ya es como cualquier otro familia civil en Konoha.
―¿Como qué historias? ―pregunta Chacal, apretando emocionado la mano de ella en la suya. Shizune se sonroja un poco más, pero sonríe alegre y iba a iniciar con sus historias…
―¡Oh, amor de sabelotodo! ―una voz divertida los hace recordar en dónde están. Los dos sueltan sus manos, se levantan y se ponen posición de firmes ante la hokage. Tsunade solo mira a uno y a otro. Una sonrisa maliciosa en su rostro―. No muy refrescante, pero sí entretenido. Ya veo que es lo que pasa en esta habitación cuando yo no estoy.
―¡Hokage-sama!
―¡Tsunade-sama! ―exclaman ellos, muy avergonzados.
Su jefa solo les hace un ademán con la mano. La Senju camina hacia su escritorio, extendiendo su sonrisa.
―Pues apruebo el amor, ¿cómo vamos a tener nuevos ninjas en años futuros si no estoy de acuerdo con él? Es más ―Tsunade los mira perversamente divertida― creo que debería mandarles una misión. ¿Por qué no pedirles que restituyan el Clan Tajiri a su anterior poderío…?
Chacal parece roto de lo shockeado que está. Shizune está tan roja que casi que toda su sangre está en su rostro, y tiene un tic nervioso en su ojo. Tsunade se ríe mientras se sienta.
―Es broma, es broma. Chacal, llame a Lobo. Lo perdí hace unos diez minutos y debe estar desesperado buscándome.
Guardaespaldas y asistente volvieron a su trabajo, aparentando lo mejor posible que nada había pasado. Pero cierto nerviosismo y sonrojo en ellos alrededor del otro hace evidente que no es así. Tonton y Tsunade tienen episodios de risa y burlas en todo ese día. La hokage lo agradece, solo con eso su humor mejoró en mucho.
Ninguno de ellos tendría idea de que, solo unos pocos días después, Tsunade sí les estaría encomendando esa misión de restituir el poderío del Clan Tajiri a ellos dos, liderando un grupo de cuatro genin.
-o-
―Vamos de una vez. Mientras más rápido vayamos a ver a ese Sapo-jiji, más rápido seré más fuerte y más rápido podré ir detrás de Sasuke-teme y traerlo a Konoha a punta de patadas en su trasero. ―es la respuesta que le da Naruto Uzumaki.
Han pasado cuatro días desde la ida del Uchiha, y Naruto sigue estando en cama. Puede que tenga la ayuda del kyuubi y el tratamiento de la mejor ninja-médico del mundo, pero la verdad es que Naruto fue empalado por una mano y cientos de minirayos que, no por pequeños, eran menos potentes. Se ha despertado apenas hace tres horas, gimiendo de dolor y pidiendo ramen.
Luego, cuando se dio cuenta de que lo último que recordaba no era una pesadilla, hizo como que volvía a dormir bajo la cobija para que nadie viera sus lágrimas de dolor y culpa.
Jiraiya le ha ido a visitar y se ha sentado en silencio a los pies de su cama. Solo cuando el cabello rubio de Naruto, seguido de su rostro, volvieron a emerger de debajo de las cobijas; fue que le contó las noticias que tenían sobre Orochimaru: que el sannin serpiente se había hecho de un cuerpo hace poco, por lo que tendrían tres años de tiempo antes de que poseyera el de Sasuke. Eso hizo que la mirada de Naruto se iluminara por un momento, seguido de una determinación que, de alguna manera, le ensombreció. Naruto no parecía muy interesado en todo lo que le dijera después, Jiraiya odia lo tan apagados que estaban sus ojos. Todo él parecía herido, casi inerte, hasta lo más profundo de su espíritu. Jiraiya pensó por un momento en que debiera hablar con él de cómo afrontó la traición de Orochimaru. Pero, como en verdad no lo ha superado, le pareció que serían palabras vacías.
Por lo que Jiraiya intentó hablar con él sobre Sasuke, y que Naruto no tenía culpa ni responsabilidad en lo que el Uchiha decidiera o no hacer. Pero el joven Uzumaki se mantuvo tercamente en que él le había dado su palabra a Sakura. Viendo que no lograba avanzar mucho con el tema, Jiraiya decidió cambiarlo nuevamente. Fue cuando le contó sobre Gamamaru-sama, su profecía sobre su sobrevivencia y el pedido de que él y los demás genin que él sintiera como camaradas fueran a verlo. Jiraiya se siente alegre y aliviado al ver que Naruto por fin se interesa cuando oye la parte del "camino para conseguir grandeza". Tanto que por fin habla con su acostumbrado timbre animado, aunque fuera para pedirle irse de una vez mientras intenta salir de la cama al instante.
Pero Naruto pronto entiende que, por el momento, eso no es muy posible. Tiene varias pistas para dar con esa idea. Entre que Jiraiya le hace recostarse, el dolor que siente en el pecho, la dificultad para respirar y los mandatos de la robusta enfermera que entró en seguida a ayudarle; es difícil no darse cuenta de que no puede salir del hospital todavía.
Naruto nunca se ha sentido tan mal por tanto tiempo. ¿Así es como se sienten las personas que duran taaaaaanto en sanar? Pobre gente, hasta agradece tener al kyubi dentro de él porque le ha evitado esa prolongada sensación hasta ese día.
En verdad que Sasuke debió hacer un número de él si ni siquiera el biju lo había podido sanar del todo en cuatro días… Pero Naruto no quiere pensar en eso.
―Bueno, pensándolo bien ―dice el Uzumaki mientras la enfermera mantiene una mano rodeada de chakra médico sobre su pecho y otra muy fuertemente sobre su frente, como recordatorio que debe quedarse muy quieto―. Creo que es mejor que esperemos a que Choji y los demás puedan salir del hospital para ir a ver al Sapo-jiji todos juntos.
―¡Excelente decisión! ―responde Jiraiya.
―Muy acertada, Uzumaki-san ―dice la enfermera, mientras deja de usar chakra médico y se acerca a la puerta―. Pronto vienen con la comida, espero que no vuelva a hacer nada que ponga en riesgo la sanación de sus heridas hasta ese momento. Si es así, se quedará sin postre.
Naruto no dice nada. Ya ha probado la comida de ese lugar, y ninguna de ella es redimible, ni siquiera el postre.
La enfermera se queda un momento frente a la puerta y luego se gira hacia ellos. Algo en su expresión se ha suavizado.
―Todavía no es hora de la visita, pero ya que hemos hecho una concesión, ―mira hacia Jiraiya―, creo que haré otra. Su amiga, la de las flores, ha estado todo el tiempo esperando por verle. ―sonríe un poco más―. Voy a ir de una vez a por ella.
Mientras ella sale de la pequeña habitación con ramos de flores coloridas en varios lugares, Jiraiya y Naruto se miran. El muchacho con una gran sonrisa que le hace hasta brillar los ojos, el hombre con una mirada perversa y una ceja levantada, entre juguetón y orgulloso.
―Así que una amiguita ―sube y baja las cejas dos veces, su sonrisa ensanchándose―. Tan joven y ya rompiendo corazones. Tengo que conocerla, confieso que me da curiosidad saber tus gustos, ¿o esa amiga es aquella pelirrosa con un temperamento salvaje de la que tanto hablas? Tal vez hasta me dé algo de inspiración para mi siguiente libro… Una escena de un buen sado… ―se ríe un poco, con esa risilla con la que se puede reconocer a un pervertido fácilmente.
―¡Oi, ero-sennin, si solo escribe una palabra en ese libreta sobre Sakura-chan, juro por kami que…!
Pero Naruto no puede terminar de amenazar debidamente a su sensei porque la puerta se abre nuevamente y con un "… claro que le encantará verla" de la enfermera, una muchacha entra prácticamente trastabillando al cuarto.
Naruto no puede evitar perder un poco la sonrisa. Aunque solo puede ver el cabello de la chica, pues ella mantiene el rostro totalmente bajo, solo con eso sabe que no es Sakura-chan. El silencio es tan incómodo que la enfermera tiene que romperlo. Le pone una mano en la espalda a la chica para que dé un par de pasos, mientras le dice:
―Vamos, Hyuga-dono. ¿No ve qué lindas flores le trae su amiga, Uzumaki-san?
Naruto sonríe muy grande en seguida, y mueve una mano para rascarse en la nuca.
―Sí, Hinata-chan. Muchas gracias por las flores que me has regalado y por venir a visitarme mientras dormía… ―Hinata dice algo que no se oye, hace un asentimiento de cabeza y mueve de detrás de su espalda sus manos para presentar el ramillete de ese día. Naruto sonríe aún más―. ¡Son naranjas! ¡Son las flores perfectas para alegrar un poco más este sitio!
Naruto sabe que Hinata ha dicho algo más porque oye el rumor dulce de su voz, pero no logra dar con el significado de sus palabras.
―¿Eeeeh? ¿Qué dijiste, no te oí?
Mucho más lento de lo que es común para un ninja o hasta un civil, Hinata da dos pasos más cerca de la cama de Naruto, levanta sus manos con el ramo de flores, y los extiende para presentárselo.
―Son tulipanes ―puede oír la pequeña voz de ella esta vez―. Sabía que le gustarían mucho, Naruto-kun.
―¡Estuviste en lo cierto, Hinata-chan! Tulipanes, ¿eh? Nunca los he visto por aquí, pero no es como ande viendo mucho las flores y eso… ―Naruto toma el ramo y Hinata aleja sus manos rápidamente para tomárselas entre sí, cerca de su rostro. Parece que intenta empequeñecerse alrededor de esas manos. Naruto ya sabe que la chica es rara, pero buena persona, así que hace como que nada pasa― Lo cual es raro, porque cuido plantas desde pequeño y la gente diría que porque me gustan las plantas, me deben gustar las flores, pero bueno, me gustan pero no las observo y eso… ―se rasca de nuevo la nuca.
Jiraiya ve de un joven a otro. La chica tan tímida que parece apenas soportar la presencia de Naruto, y Naruto tan… Naruto, que no sabe cómo hacerla sentir cómoda. Se da una palmada en el rostro.
Tal vez si la distrae un poco del joven del que, es evidente, está enamorada; a esa tal Hinata le iría mejor. Ahora que lo piensa, ¿esa no era la chica que Naruto quería vengar al patear el trasero de aquel tal Neji…? Jiraiya sonríe. En verdad que esos dos y su historia tienen mucho potencial. Y si él puede ayudar en ella…
―¡Pero qué descortés de mí! ―lo dice con tanta fuerza que la chica da un respingo junto a un tímido y tierno "eeep"―. No me he presentado… ¡Yo soy el Sabio ermitaño que viene desde el monte Myoboku! ―dice entre grito y canto, haciendo un paso de baile en el mismo sitio y de medio lado a Hinata. Ella levanta la mirada en shock ante ese bizarro despliegue de… ¿coreografía? Naruto solo esconde el rostro detrás de los tulipanes― ¡Soy la locura de todas las chicas! ¡Soy el mejor ninja que jamás ha vivido, el grande, incomparable y galante Jiraiya el Sannin!
Da un brinco y toca el suelo con la mano. El aire se llena de humo que huele como a… ¿Pantano tal vez? Y aparece un gran sapo rojo y con manchas azules, dentro de la pequeña habitación. El pobre está acorralado entre la pared y la cama de Naruto, pero a Jiraiya no le importa, pues está muy concentrado en acuclillarse a su espalda para hacer una pose final a su no-tan-improvisada presentación. La cual termina cuando una muy enojada y corpulenta enfermera brinca para darle una muy fuerte palmada en la cabeza. Tan fuerte que lo tira al piso, donde le cae un mueble con varias gavetas justo en su entrepierna.
―¡Shhh, estamos en un hospital…! ―mira hacia el sapo, Gama, que al intentar acomodarse mueve la cama de Naruto y añade respetuosamente― de seres humanos. Aquí necesitamos silencio y tranquilidad.
Jiraiya se pone en pie, musitando algo sobre falta de respeto hacia su persona.
―Es un honor conocerlos, Jiraiya-sama, invocación-sama ―tanto Naruto, como Gama, la enfermera y finalmente Jiraiya miran en total shock hacia Hinata―. Yo soy Hinata Hyuga.
La chica había hablado en un tono de voz audible, aunque siempre dulce, y había hecho unas muy respetuosas inclinaciones a los dos. Hasta sube su rostro al presentarse, aunque su mirada sigue baja.
―Gama, escriba protector del monte Myoboku. ―él le hace una inclinación que casi hace caer de lado la cama de Naruto ("¡Ey, cuidado Gama!" grita el rubio, pero el mueble vuelve a su lugar, las patas bien pegadas al suelo)―. ¿Ey, Jiraiya? Me cae bien la renacuaja humana, si quieres que firme el contrato, abogaré por ella. Se ve que sería de esas personas que saben en dónde invocar cómodamente a sus familiares ―Jiraiya está muy concentrado en recoger el mueble que había caído sobre él, como para poner atención a insinuaciones de su invocación―. Un gusto conocerla, Hinata Hyuga. Espero verla pronto.
Y, sin más, desaparece… Justo cuando el olor a pantano se había disipado de la habitación, la gran nube blanca vuelve a avivar el olor.
La enfermera se despide después de ver que Jiraiya recoge el mueble y el silencio vuelve al sitio mientras la nube se disipa.
―Es bueno ver que todavía existen personas respetuosas en este mundo ―dice Jiraiya de repente, como tan de repente aparece de cuclillas a la par de Hinata, para tomarle una de sus manos entre las dos suyas―. Es usted una joven hermosa, dulce y respetuosa Hinata Hyuga… ―mira hacia Naruto y le sonríe y guiña perversamente― Entiendo por qué la has escogido. Además, debo decir que te has buscado la mujer justa que pondrá en cintura tu irrespetuoso trasero.
Naruto enrojece tanto y se siente tan fuera de lugar que ni siquiera puede gritarle a Jiraiya como quiere. No al menos hasta cuando oye un golpe seco y se mueve para ver que Hinata ha caído desmallada al suelo, de nuevo.
―¿Ves lo que hiciste ero-sennin? Con todos tus gritos y coreografías y sapos la, la… La hiciste desmallarse. ¡Enfermera, enfermera…! Si algo le pasa le voy a decirle a Baa-chan que fue tu culpa. Ya antes se ponía roja y se desmallaba de la nada, después de que Neji le golpeara el corazón quién sabe cómo está de salud… ¡Enfermera!
Jiraiya ve, muy entretenido, como Naruto se baja como puede de la cama, deja las flores a un lado y trata de despertar a Hinata palmeándole las mejillas.
―¡Oi, mocoso! ¡Que solo se desmayó cuando hablé de lo buena pareja que hacen!
Pero Naruto estaba muy ocupado gritando por ayuda y tratando de despertar a Hinata, que no oye ni una palabra de lo que el sannin le dice. En un momento, la chica empieza a despertar pero, cuando ve quién tiene medio abrazada su cabeza y la mira a pocos centímetros de ella, vuelve pronto a la inconsciencia.
Naruto vuelve a llamar por la enfermera, mientras Jiraiya ríe perversamente y empieza a escribir en su libretita las nuevas ideas que toda esa situación le han inspirado. ¡Su siguiente libro va a ser de los mejores que ha escrito!
-o-
Shino Aburame está sentado en la azotea del hospital, como lo ha estado desde la mañana. Uno de los ANBU que cuidan el lugar no le ha quitado la mirada de encima, pero al Aburame no le intimida. Sabe que su conducta es irregular y que debe ser monitoriado. Es lo lógico, pues no muchos ninjas salen de su casa, brincan por los techos hasta llegar y sentarse en la azotea del hospital sin más.
Shino también sabe que su decisión no es la más lógica, pero no puede dar con otra. Desde que supo lo que había pasado a sus camaradas y sus compañeros de equipo, siente un… Incremento de los neurotransmisores en los centros emocionales de su cerebro. Es decir, está hecho un desastre, y ni siquiera sabe cómo llamar a lo que siente. Solo siente un mejoramiento en su estado anímico estando cerca de sus camaradas, y espiando su recuperación con sus kikaichu. Así que, después de preguntar a sus padres qué les parecía su idea, y que ellos le contestaron que lo ven más lógico que no hacer nada o hacer otras cosas sin convicción; Shino salió de su casa, varios bentos en sus manos, y se acomodó en la azotea del hospital. Tan silencioso e inamovible como el ANBU a unos metros de él.
Había llegado el día anterior de un viaje de investigación sobre algunas especies de hormigas en el País de los Ríos. La primera noticia que le dijeron, cuando fue con su padre al escritorio de asignación de misiones para hacerles saber que volvían a estar en Konoha; fue que varios de sus camaradas estaban mal heridos en el hospital y la clínica veterinaria.
Antes siquiera de decirle a su padre que la mejor decisión era ir al hospital para obtener una más completa información de los sucedido, Shino ya había enviado varios de sus pequeños compañeros a buscar a sus camaradas. Los kikaichu no tienen habilidades analizadoras, pero él puede sentir por medio de ellos la fuerza del chakra de las personas que les mandó a buscar.
Mientras iba brincando y corriendo por los techos de Konoha junto a su padre, Shino recibió la información que quería. Choji y Neji eran los que tenían el sistema circulatorio del chakra con más estrés, seguidos de Naruto y terminando por Kiba, Akamaru, Lee y Shikamaru. Ninguno de sus chakras estaba lo suficientemente fuertes como para pensar que ya estaban totalmente fuera de peligro.
Nadie pudo haber visto lo tensa que estaba su quijada por detrás de su cuello alto. Tampoco la preocupación en su mirada. Y la culpa. Los y las enfermeras y las ninjas médicos solo vieron a un estoico Aburame que preguntó e insistió, en su neutral tono, en que le dieran información sobre varios pacientes.
Como compañero en el equipo de Kiba y Akamaru, él tenía derechos de saber la información sobre ellos, pero no de todos los demás. Si no hubiera sido porque su padre usó la carta de cabeza de clan y parte del Consejo ninja, Shino habría tenido que dar con un plan para infiltrarse en el hospital con el fin de leer los historiales de sus camaradas.
En medio de que la dieran la información, nadie se hubiera dado cuenta de lo afectado que se sintió. Sasuke era el culpable de… Sus camaradas fueron a salvarle, y el Uchiha… Es que Shino ni siquiera puede procesar la información.
Es poco sabido, como todo lo que tiene que ver con los Aburames, que este Clan ostenta el récord de ser el más fiel en la historia de todas las villas ocultas. Aún más que los Inuzuka, o hasta los Senju en la misma Konoha. Ningún ninja renegado ha salido del Clan Aburame, y por el honor de ellos, eso nunca pasará. Simplemente, la traición no está en su naturaleza. Siempre y cuando sean justamente tratados por el Hokage, el Clan Aburame se mantendrá fiel a Konoha. Es más, los ANBU han tenido y tienen más ninjas Aburames que de los otros Clanes, teniendo en cuenta sus diferencias en tamaño, claro.
Porque otra de las constantes del Clan es que es muy pequeño en comparación con los otros grandes clanes de Konoha, y hasta algunos de los medianos. Dada su técnica ninja, a los Aburames les es difícil encontrar pareja fuera del clan por ser "escalofriantes y asquerosos". Además, como saben que la endogamia a la larga trae problemas a la genética de las personas en la familia, han preferido la calidad versus la cantidad en su población. Por eso la soltería es común entre ellos, al igual que la abundante progenie en las pocas parejas mixtas entre alguien del clan y alguien de fuera. A esas familias se le llaman "reinas", y suelen tener casi tanto prestigio como la familia del Cabeza de Clan. Mucho de la logística del día a día es regido por esas parejas, mientras que las familia del Cabeza de Clan suele ocuparse de las leyes internas, la representación en los asuntos ninjas y la investigación entomológica.
Tan dados al análisis como son, los Aburames, y Shino en particular, no han temido analizar el fenómeno de su incomparable lealtad y tanta veneración por las personas que procrean varios niños sanos. Fácilmente se aprecia que los Aburame han desarrollado su cultura de Clan alrededor del actuar de bichos gregarios como las abejas. Para los ninjas del Clan, Konoha es la colmena y el hokage es la reina, por lo que ellos harán lo posible para defender a los dos, siempre en conjunto con las demás personas del Clan y los ninjas de la vila.
Por eso, porque es tan parte de él y de su Clan que su lealtad es hasta es instintiva, es que Shino simplemente no puede comprender o encarar que alguien como Sasuke, al que solo le quedaba Konoha como parte de su familia, decidiera traicionar a ella y a amigos como Naruto Uzumaki.
En su caso, Shino sabe la importancia de ser parte de un todo, de su Clan, del grupo de sus camaradas, de los ninjas, de Konoha… Y por eso es que, como no pudo ser parte de la misión que tiene a varios de sus camaradas en el hospital, es que siente que lo menos que puede hacer en estar con ellos en esas instancias.
Shino mira hacia el cielo azul con apenas rastros de nubosidad. El viento mueve su cabello fuertemente, pero no hace frío. Los kikaichu comen del bento que les trajo, mientras él ríe silenciosamente por detrás de su cuello de tortuga. Los kikaichu de Naruto y Hinata pueden no tener muchas habilidades, pero solo con que estuvieran juntos y sentir los cambios en sus chakras, Shino siente que bien pudo ver como Hinata se desmaya y Naruto no sabe por qué.
Luego pensará en lo que puede significar las preocupantes fluctuaciones que el chakra de Naruto tuvo cuando ese hombre con tanto chakra habló con él. Por ahora, solo quiere disfrutar de la tranquilidad de saber que Naruto ya despertó y se está recuperando tan rápidamente como siempre, mientras Hinata ha tenido la valentía de estar en su presencia por un buen tiempo. Todos los Aburames saben que las pequeñas cosas de la vida a veces son las que más se disfrutan. Saber que estaban bien las dos personas de su clase que nunca lo miraron con verdadero asco, hace que su tumulto emocional se alivie un poco más.
OoOoO
Los gritos de alarma se esparcieron rápidamente por el campo. Por más que era un día claro, con cielo despejado y una brisa reconfortante; el terror fue oscureciendo los corazones de todos ellos.
―¡Ya viene! ―grita alguien, el que está más al frente. Y corre hacia los demás.
Son más o menos una veintena de personas. Todas de diferentes complexiones y edades pero con algo en común: su uniforme de colores oscuros y sus expresiones de pánico.
―¿Es él? ¿En serio es él? ―preguntaba una.
―No, no puede… ―una voz quebrada quiere negar.
―Sí, es él. El que los atrapó a todos.
Muchos volvieron a susurrar esas palabras "el que los atrapó a todos". Las exclamaciones, preguntas y negaciones se suceden en la pradera en que están. Cuando supieron que personeros de la Liga se estaban acercando para investigar en ese sitio, habían creído que era un equipo común y corriente. Por eso, habían decidido salir todos, ganarles simplemente con superioridad numérica, matarlos y robarles sus bestias.
Jamás habían creído que sería… Él. El entrenador más poderoso que ha habido nunca, el que puede comandar docenas de bestias a la vez. El que también es conocido como "el amigo de los legendarios". Saben que no podrán contra él y su poderoso ejército. Y, aunque entre ellos tienen más de cien para luchar, saben que su única opción es huir.
Los clamores se suceden. La gran mayoría de ellos corren hacia el lado contrario de donde había venido el mensajero, hacia la trampilla en el suelo en donde podían bajar hacia su laboratorio interno.
―¡Vamos, vamos, vamos!
―¡Corran…!
―¿¡Qué pasa, abre de un vez!?
―No puedo ―apenas puede susurrar alguien, su voz quebradísima del temor.
Es verdad, por más que tres o cuatro personas intentan coger la argolla, no pueden. Una barrera que asemeja a un muy grueso vidrio se los impide.
Eso solo puede significar algo: Él ya está aquí. Nadie puede hablar. Los más valientes, o los que están más en negación, se levantan y miran alrededor.
A la luz del día, pueden ver muchas siluetas de todos colores. Todas en sus formas evolucionadas, alrededor de ellos.
Y cuando varios tiraron sus enormes hidrobombas y olas hacia ellos, la inmensa cantidad de agua que había aparecido de la nada los inundó, golpeó, zarandeó y congeló al instante. Varios de ellos tiraron sus bolas para llamar a sus bestias, pero ninguna de ellas salió victoriosa. La luz y el restallar vino desde varios lados también y la electricidad, empoderada por el agua, pronto los hizo sufrir terriblemente. La mayoría murieron, algunos quedaron inconscientes, como todas las criaturas que había salido para ser electrocutados.
De repente, una Kangaskhan y un Mamoswine se mueven a sus lados para dar espacio a un hombre. Flaqueado por semejantes pokemones, parece aún más delgado, bajo y anciano de lo que es. Camina con ayuda de un bastón y tiene una gorra roja puesta al revés en su cabeza. Su rostro es trigueño, arrugado, su cabello totalmente canoso y sus ojos oscuros tienen una expresión de dolor y cansancio ante lo que ve frente a él. El olor de los cuerpos quemados por la electricidad no es nada agradable. Él da un suspiro.
―En este momento, las instalaciones deben haber expulsado a las niñas… ―hasta su voz es triste y cansada. Sin embargo, no tiene que alzarla. Sabe que es escuchado―. Hagan equipos de un normal, un hielo, un psíquico y un sanador, además de un volador como mensajero; cojan varias psico-bolas, y vayan a buscarlas.
Varios pokemones hacen asentimientos de cabezas y, en una organización pasmosa, se unen en equipos de cinco y se dispersan en varias direcciones. No necesita que su maestro les diga que las quiere a todas vivas, y que es mejor una retirada y otra búsqueda a que las maten. Su misión siempre es rescatar y proteger.
―Los tierra y roca, entierren a los muertos. Los defensivos, aseguren y sanen a los vivos… Los demás que quieran venir conmigo y tengan el tamaño adecuado, vamos a bajar al laboratorio. A los que no les he dado indicaciones, aseguren el área.
Todos los pokemones siguen sus órdenes, mientras el anciano, con paso lento, va hacia la trampilla que un Simipour había abierto. Éste entra, seguido de un Greninja y varios más pokemones.
El anciano mueve su gorra hacia su posición indicada, saca un pokedex y está a punto de llamar a la Liga, cuando siente que tiene que mirar hacia la derecha. Ahí, flotando como si nada a unos dos metros en el aire, cerca de él, está Mew. El hombre sonríe.
―Aquí estoy, como me pediste. Gracias, sin tu ayuda, no habríamos sabido de este laboratorio.
Mew le hace un asentimiento de cabeza, da un giro juguetón en el aire, y vuelve a mirar a su amigo. Una voz amable y enérgica le habla en su cabeza. "De nada Ash, pero eso no es lo más importante que he venido a decirte: ¡He arreglado unas vacaciones para ti! ¡La ayuda vendrá en poco más de un mes! Espéralos en la playa hacia más al sureste del continente."
Y así, sin más, Mew desaparece. El anciano mira hacia donde estaba, esperanzado por más que no sabe de qué exactamente estaba hablando el legendario. Siente el peso constante de pikachu, su único pokemon sin evolucionar, subir hasta su hombro. En silencio, acaricia la cabeza de su mejor amigo, y se gira para volver al laboratorio.
Sea lo que sea que esté planeando el pokemon legendario, solo sabe que es para mejorar. A como están, no hay manera de que la situación empeore.
Tomando fuerza para entrar al laboratorio y sufrir de nuevo al ser testigo de semejantes experimentos, Ash se demanda recordar las palabras de Mew. La ayuda está por venir… Da un suspiro. En verdad que necesita unas vacaciones.
