Título: Bajo la sombra de la noche
Autora: Rooss
Disclaimer: Los personajes de Naruto son únicamente de Masashi Kishimoto. La historia es lo único que me pertenece.
Advertencias: Lime. Lemon. Ligero Ooc.
Extensión: Two-shot
Pareja: Sasusaku
Dedicatoria: Este Two-shot va dedicado a todas las chicas del grupo Naruto (Parejas Cannon) Las amo chicas, son geniales! Uju!
Inspiración: Bueno, esto surgió tras subir una imagen a dicho grupo, que elevó hormonas ha ha. Ya la podrán apreciar en la portada.
Otras publicaciones: Fanfic ES
Notas: Esto también es un aporte para el Sasusaku Month ^^ En fin...¡Que lo disfruten!
Primero
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"Sólo estábamos seguros de haber hecho la elección correcta cuando nos decidimos por alguien que nos hace sentir que sí vale la pena respirar, jugar, correr, en fin, vivir"
Roberto Shinyashiki
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(SASUKE POV'S)
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Yo era un niño. Más bien un alma que había sido echada al río a corriente veloz.
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Sin un pasado que quisiera recordar, era como si mi mente por si misma hubiese denegado cualquier recuerdo doloroso.
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Hasta que fui acogido por un tribu de nómadas. Fui llevado y criado por ellos y, sin que yo me diese cuenta, comencé a tener un presente.
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Arraigado a tomar en cuenta todas sus tradiciones y creencias, comenzando a aprender sobre lo que eran ellos fue que conocí una extraña sensación.
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Yo no quería nada de la vida, hasta ese día.
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Era costumbre que ha cierta edad, las mujeres de nuestra tribu fueran unidas en matrimonio con alguien del mismo status familiar que la suyas. Eran reglas y nadie podía romperlas, incluso ellas no podían oponerse. Porque no valían los sentimientos, únicamente el deseo de seguir una larga, pero larga tradición que alguien, en su loco juicio quizá, había podido imponer.
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Para todos era normal, pero hasta cierto punto me parecía egoísta y cruel. Nunca me habia fijado en cosas como esas, yo únicamente disfrutaba de la compañía de esa niña de cabello rosa que siempre jugaba conmigo horas antes de que se ocultara el sol.
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Sakura era una niña muy bella, la más bella que mis ojos pudiesen adorar.
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- Mira, Sasuke-kun - cuando decía mi nombre era como una especie de peligro, pero era feliz, porque ante mis ojos ella y yo solo eramos dos niños que se querían.
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- Sakura, vuelve, ya va a anochecer - Sakura era la hija del macho alfa de la tribu y como tal, su papel era mucho más importante de lo que me imaginaba. Pero eramos niños y lo único que me importaba cada vez que la veía, era que sonriera en secreto para mí.
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- Espera ahí, te daré una sorpresa - nuestros 'padres' eran grandes amigos asi que esa era una excusa más que suficiente para que yo pudiera permanecer cerca de ella todo el tiempo que me fuera posible. Fue así que me convertí en una especie de guardián para ella.
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Pero, que fueran amigos no significaba que fueran iguales.
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- Pero Sakura… - yo la amaba, tanto, que me resultaba doloroso la idea de que con cada día que pasábamos, crecíamos y por lo tanto ella se alejaba cada vez más de mí.
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- Listo ¡Mira Sasuke-kun, soy una novia! - Sakura era una maestra en el arte de crear cosas, a los 8 años habia creado su primer arco. Pero eso irrelevante ahora. Habia deshilado los tallos de varias ramas obteniendo solo tiras verdes y las habia amarrado de tal manera que habia creado un tejido en forma de rombos y se lo habia puesto en la cabeza, dando alusión a un velo de novia.
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Me estremecí, tanto que no recordé que habia dejado de respirar.
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- ¿Me veo linda, Sasuke-kun?
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- T-te ves…preciosa… - una novia de 10 años. Con los nuevos cabellos que le brotaban de la frente, con brillantes ojos verdes, con un sonrojo inocente que no pude explicar.
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- Sasuke-kun… ¿me prometerías algo? - tomó mi mano y me hizo pararme en frente de ella. Estábamos a la altura de un pequeño risco y el sol comenzaba a esconderse.
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- Cla-claro… - balbuceé incapaz de ver a algo más que no fuera ella.
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"Eramos niños…y yo ya la amaba"
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- ¿Seré tu novia cuando seamos grandes? - me atraganté, tanto que recordarlo me causa gracia. También me sonrojé, me obligué a bajar el rostro y entretenerme viendo la unión de nuestras manos, entonces lo entendí.
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El velo, el atardecer, su proposición. Alcé el rostro con un semblante estúpido pero inmensamente feliz. Ella estaba a punto de llorar, quizá pensando que habia hecho las cosas mal.
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- "Pero yo…no puedo prometerle algo asi" - vuelvo a mirar cabizbajo, aun sin soltar su mano. Lo he oído de mi madre, de la mujer que me ha criado desde que me encontró, que en cuanto Sakura tenga la edad suficiente se entregará a otro por tradiciones de la tribu y por ser la siguiente en el clan en heredar el apellido.
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"Pero yo la amaba…la amaba mucho"
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- ¿N-no…no quieres que estemos juntos para siempre? - La vi llorar, yo no soy alguien que merezca sus lágrimas. Su pregunta fue demasiado inocente, ¿Qué debía responder? Soñaba cada noche, de manera infantil, vernos felices en un futuro, porque yo deseaba más que nada que ella me eligiera.
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- S-si…si quiero Sakura, es que yo…
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- ¿Sabes? mamá me dijo que cuando dos personas se quieren y se hacen la promesa de estar juntos, se besan - tragué grueso y sentí su mano apretar la mía. Estaba temblando.
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- "Voy a mentir…por esta única vez, para sanar su corazón y el mío también" - eso fue lo que pensé. Tomé el control de su mano y la jalé a mí. Me dio un poco de vergüenza, mi corazón parecía un caballo desbocado y en cualquier momento podría darse cuenta, pero no me importó.
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- ¿Sa-Sasuke-kun?
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Acaricié su cabello por encima del velo de ramitas. Quería que Sakura fuera para mí, lo deseaba tanto. Era el mundo contra dos pequeños niños que querían estar juntos, ella de 10 y yo de 12.
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- Si Sakura… - tome valor mientras la seguía abrazando - si serás mi novia y estaré contigo siempre - no quise que llorara, no era mi intención sin embargo ella me mostró mas lágrimas, pero eran de felicidad y me devolvió el gesto, abrazándome con más fuerza.
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- ¿E-Enserio Sasuke-kun?
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- Si - reí porque por primera vez me sentí plenamente feliz. Porque yo era alguien para ella, a pesar de haber llegado a la tribu sin ser nadie. Ella me quería - ya no llores, quiero que seas una novia linda - le dije y eso pareció gustarle bastante pues me abrazó con más frenesí que antes - Sakura…te quiero… - solté y a pesar de sentirme feliz, lo solté como si yo estuviese sufriendo - te quiero… - repetí - te quiero… - y repetí hasta que mi voz se volvió un hilillo.
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- ¿Sasuke-kun? - no apartes tu mano, recuerdo que eso fue lo que supliqué mentalmente cuando colocó su mano en mi mejilla - yo también te quiero… - se lanzó a abrazarme una vez más - ¡te quiero mucho! ¡Prometo ser la mejor novia! - reí en medio de mi cumulo de tristeza.
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- "Quiero besarla…" - casi rogué, porque quizá no se me volvería a presentar una oportunidad igual. Me sentí pésimo, porque le estaba prometiendo algo que realmente parecía imposible pero a la vez yo deseaba que se pudiese cumplir - esto…Sakura… - la miré con vergüenza.
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- Dime
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- Yo… ¿puedo besarte? - cerré los ojos esperando un rechazo el cual no sucedió.
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- Si, Sasuke-kun… - y antes de que me diera cuenta ella me acercó a sus labios y se apoderó de los míos en un diminuto roce. A medida que intentaba cerrar los ojos para disfrutar la sensación tampoco quería hacerlo, porque verla, sonrojada y feliz me hizo sentir vivo.
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Al final cerré los ojos y me dediqué a sentir y soñar.
…
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…
Con el paso de los años aquella promesa quedó como un crudo recuerdo.
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En cuanto Sakura tuvo la edad suficiente, las tradiciones de la tribu la envolvieron y se dio cuenta que le habia mentido. Dejo de hablarme por ello y aunque sentí su rechazo como mil agujas perforándome, al final supe que era lo mejor.
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Yo no representó nada a comparación de Naruto, el niño que creció con nosotros, mi único amigo, quien no me veía con mirada hostil al no pertenecer desde mi nacimiento a la tribu, y la persona cuya importancia era del mismo nivel que la de ella, de élite por asi decirse y, al ser el hijo de alguien tan importante como el padre de Sakura, su compromiso fue sellado la misma tarde en la que yo le mentí y le prometí que sería mi novia.
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De eso, ya han pasado 8 años.
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- ¡Bloquea! - un paso atrás, un brazo al frente - ¡bloquea de nuevo! - su cabello va y viene, se mueve con frenesí y sus ataques son certeros - ¡a la izquierda, a la derecha! - uno, dos, tres remates más, Sakura ha ganado la partida y Naruto habia terminado empapado.
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- "Hn, predecible" - dije en mi mente mientras dibujaba una sonrisa autosuficiente. Si bien Naruto era hijo de una persona fuerte, él era un caso un tanto cómico. Sakura, al ser la hija del líder de la tribu, estaba sometida a ser 'la mujer perfecta'; hacía de todo, cocinaba exquisitamente, era hábil creando armas improvisadas, sabía a la perfección casi todas las plantas conocidas y por haber, era bastante buena con el arco, bailaba de tal manera que me excitaba con solo verla y… - "¿Por dios Sasuke, otra vez?" - me reprendí sacudiendo la cabeza con fuerza y es que habian sido muchas las veces, desde que comencé a darme cuenta que mi cuerpo reaccionaba con solo verla, que no dejaba de fantasear con ella cuando tuve edad suficiente para darme cuenta a lo que se refería la palabra 'excitarse'.
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Era imposible no desearla, ahora con 18 años era toda una mujer, la más bella de la tribu. Se habia convertido en una guerrera salvaje y, eso, ante los ojos de los hombres era lo mejor que hay en una.
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Su cabello habia crecido también. Su piel seguía siendo exquisita, sus manos eran tan suaves que me hacían erizar con solo pensar que me recorrían todo el pecho.
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Podía imaginarme como bajarían desde mi clavícula hasta mi pecho mientras continuaban descendiendo, era tan erótico y tan inesperado los sueños que tenía con ella que más de una vez me habia tenido que auto complacer solo pensándola.
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- "Maldición… ¿otra vez?" - me estremecí dándome cuenta que lo habia vuelto a hacer, fantasear con ella y cuando me di cuenta mi pene estaba comenzando a desafiar la gravedad -"¡¿Cómo es posible…?!" - me mordí el labio reprimiendo un gemido. Solo la habia visto entrenar como de costumbre con el idiota de Naruto, admito que me habia excitado la forma en que se movía pero…
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- ¡Hey Sasuke! ¿Estás bien? ¡estas rojo!
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- "¡Cállate idiota!" - quise coserle la boca a Naruto. Sakura me miraba, tan serena como siempre y es que desde que se habia dado cuenta que le habia mentido, comenzó a tratarme con indiferencia. No la culpaba, aunque debo de admitir que me dolía su desinterés hacia mí, pero eso no quitaba que se habia vuelto una mujer bastante deseable, lo cual provocaba incidentes como el de ahora, que últimamente ya no podía controlar cada que la veía - e-estoy bien
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Los vi salir del agua; esa mañana habian decidido practicar dentro del río solo para aumentar un poco la dificultad al moverse.
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Venían hacia a mí y yo y mi 'pequeño problema' no estábamos listos para enfrentarlos.
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- ¡Incluso estas sudando! - se burló Naruto. Sakura llegó detrás de él. Con ese pecaminoso atuendo que ya parecía ser su favorito.
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Una falda bastante corta de polaina que se ajustaba peligrosamente a sus caderas pronunciadas. Su abdomen, el cual ahora era recorrido por delgadas líneas de agua, apenas y era cubierto por las tiras de piel rojizo que contrastaban con su piel nívea; estas recorrían de manera diagonal y enrollaban su cintura de forma casi sensual.
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Los flecos de su corpiño ceñido se alcanzaban a adherir a la tela humedecida de estos, haciendo resaltar sus pezones erectos, debido quizá a la frialdad de salir del agua y, en su cabeza remataba una vincha con una pluma amarilla y otra roja que, a insistencia de ella misma decidió portar esta última como símbolo de que era tan buena guerrera como el resto de los hombres y, es que, usualmente las mujeres eran las que portaban la pluma amarilla, símbolo de fertilidad, de luz y sol, iba más con ellas, sin embargo, Sakura nunca fue muy apegada a estar siempre bajo las obligaciones de las mujeres de la tribu, ella era más liberal y salvaje, razón por la cual portaba igual la pluma roja, símbolo de nuestra tierra, de guerra, grito de batalla.
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Pero detenerme a recordar el significado de nuestros objetos nativos no redujo ni una mísera parte de mi excitación, al contrario, creo que habia sido peor.
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- ¡Sasuke! - Naruto estaba frente a mí, carcajeándose sin razón aparente mientras yo intentaba ocultar mi erección debajo de mis manos, por suerte, la bolsa de piel de jabalí en donde guardaba mis herramientas estaba sirviendo igual de tapadera ante mi vergüenza - ¡Hombre, si estas todo rojo!
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- E-es porque hace demasiado calor, imbécil - espeté mirando a otro lugar. Un error mortal porque las perfectas y largas piernas de Sakura se interpusieron en mi vista.
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- De pie, Uchiha - tragué grueso y no por el tono tan seco con el que me habia hablado, sinceramente ya lo habia superado o eso creía, sino que me sentía un poco incomodo ante mi problema anatómico - nos harás llegar tarde a la ofrenda
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- A-adelántense ustedes - no le di la cara y suponiendo que eso solo sumaría más puntos negativos a mi favor, esperé a que refunfuñara para que saliera disparada hacia la aldea mientras blasfemaba mil cosas sobre mí, como casi la mayoría de las veces. Suspiré.
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- ¿Estás seguro, teme? - lo laceré con la mirada - ya ya, es por ese mal humor que Sakura-chan siempre pelea contigo - rodé los ojos. Si supieras, pensé entre mí mientras lo veía alejarse.
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Suspiros que solo evocaban en mi los momentos que logré pasara con ella. Son preciados y aunque hay ocasiones en las que quisiera restregarle a Naruto que ella me prefería a mi por encima de él, vuelvo a caer en la realidad de nuestros actuales 18 y 20 años, cuando ya a estas alturas ni siquiera tengo la certeza de que si Sakura alberga algo más que rencor hacia mí.
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Yo por mi parte sigo viviendo con ese dulce recuerdo.
- "Yo te sigo amando… con la misma intensidad del primer día en que te vi" - eché una mirada al cielo, cerré los ojos y al cabo de unos minutos sentí mi pene disminuir. Reí con amargura, siempre que me recalcaba mi maldita mala suerte, toda excitación depuraba de mi cuerpo, volviendo a mi estado normal - "patético"
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~….~…~…~…~…~…~…~…~
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La noche de ofrendas, era algo así como el tiempo de despedir la última temporada de cosecha y darle la bienvenida a la nueva.
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El color blanco era primordial en casi todo, simbolizaba paz y felicidad.
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En los hombres no habia mucho que sustituir, salvo la pluma blanca que descansaba en nuestras vinchas, yo por mi parte pasaba de ella, únicamente estaba acostumbrado a usar trozo de tela roja envuelto alrededor de mi cabeza, en este caso era blanco.
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- Toma, Sasuke-kun - los pechos de Ino estaban a la altura de mi ojos. Tragué grueso, aceptando rápidamente la fruta roja que me ofrecía para mirar a otro lado.
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De algún modo parecía que ella se habia ilusionado conmigo desde muy temprana edad y no es que menospreciara lo bella que se habia puesto, únicamente quería evitar todo rastro de lujuria en mi, ya suficiente habia tenido con mi escena humillante de la mañana.
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- ¡Ah Sasuke, aquí estabas! - en cuanto el insensato de Naruto se sentó a mi lado, la música alegre cesó iniciando con la melodía de la ofrenda. Algunas hogueras fueron apagadas, dejando como única a la más grande, la que se encontraba en el centro - ah, ah, mira, mi bella Sakura-chan
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No supe en que momento me desconecté de todo. Quizá fue cuando la vi salir de la choza principal.
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Más de infarto que de costumbre. Su atuendo habia cambiado, su falda de polaina café ahora era de color blanco, igual de ajustada que la que siempre usaba.
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La diferencia estaba en sus pechos. Estaban expuestos, solo cubiertos por lo largo de su cabello. Un collar de perlas blancas jugaron a mancharse con la pintura blanca de las figuras de su cuerpo ardiente.
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Yo estaba fundido en el deseo tan solo con recorrerla con la mirada, sin perderme detalle alguno de los movimientos sensuales suyos al bailar. Se revolcó en la tierra, tal cual leona salvaje.
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Cada que tomaba entre sus manos las cuencas de perlas y se apretaba a si misma, me imaginaba sus caderas siendo sujetadas por mis manos desde atrás, guiándola a dar varias vueltas hasta volver a mí. Sin darme cuenta, Sakura y yo bailábamos en un mundo absuelto al presente.
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En donde la mantenía abrazada a mí, sintiendo sus pechos desnudos apretándose en mi pecho. Dentro de mi fantasía pude notar una intuición maliciosa por parte de ella hasta que la sentí refregarse de derecha a izquierda sobre mí mientras meneaba sus caderas al mismo compás.
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Temblé, sintiendo su parte baja sacudir mi pene despierto.
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Continuamos bailando sin separarnos, sin dejar el mínimo espacio que evitara que nos tocáramos. El ambiente se volvió pesado y caliente, y nuestras respiraciones se comenzaron a agitar.
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La tremenda calentura que recorrió mi cuerpo me hizo tomarla por su trasero, obligándola a aferrarse a mí junto a un jadeo de excitación.
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Pude haber permanecido disfrutando más de aquella erótica fantasía hasta que pronuncié su nombre. Un error fatal.
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- Ah, Sakura… - solté víctima del placer de mis pensamientos.
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- ¿Qué? - hasta que recordé el lugar donde estaba, el momento en el que me encontraba y con quien me encontraba - ¿Sasuke, tú…?
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Vi a Naruto casi con pánico, incluso sentí los latidos de mi acalorado corazón en mi garganta, sentía que se me iba a salir por los oídos. Toque mi frente, completamente húmeda. Mi rostro estaba acalorado por no decir quizá que hasta rojo como la misma grana. Mis manos temblaban, el sudor era frío y se terminaba de escurrir por mi mentón, fue entonces cuando el peor de los castigos apareció entre mis piernas.
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- Ma-maldita sea - como pude y con todo el dolor al sentir que mi miembro quería explotar, me puse de pie. Para mi suerte, el baile de Sakura habia finalizado y todos estaban más concentrados en las ofrendas, a excepción de Naruto, quien habia notado toda mi fantasía de principio a fin.
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- ¡Sasuke, espera! - hice oídos sordos, atravesando a varia gente, tumbando varias antorchas de manera torpe sin apartar mis manos de mi anatomía despierta.
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A penas alcancé a ver el río me despojé de todo y corrí a meterme al agua fría. Solté un gruñido puesto que a esas horas, solo a un loco (o excitado) como yo, se le ocurriría meterse al agua helada, pero hasta cierto punto me resultaba de algún modo justo, luego de haber fantaseado públicamente con Sakura llegando al punto de casi venirme.
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Haberla deseado, sabiendo que estaba prohibida para mí, me hizo sentir justo aquel castigo sintiendo el agua fría como mil agujas perforarme de la cintura para abajo.
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Sacudí la cabeza. Era algo que no podía evitar porque solo lograba hacer el ridículo siempre que la veía.
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¿Era tan difícil imaginar lo desesperante que era para mí mantener el control de mi anatomía?
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Ella no lo sabía, quizá se conocía a si misma, pero desconocía completamente lo que mi cuerpo sentía.
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Sin desearlo, recordé nuevamente aquel baile fogoso, lleno de deseo y pasión. Meneé la cabeza nuevamente, liberando mi miembro de una mano solo para darme un golpe en la sien y volver a dibujar una expresión de sufrimiento y vergüenza.
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Aguanté la respiración por 5 veces seguidas y solo cuando por fin creí haber obtenido la tranquilidad requerida para salirme del agua y olvidarse de aquel humillante rato, miré hacia abajo.
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- ¡Ah, no puede ser! - pegué el grito al cielo viendo su miembro tan despierto, o incluso peor. Con el glande rojo e hinchado y pequeñas venas incipientes marcadas a lo largo de este -mierda, mierda, mierda, ¡mierda! - solté con frustración, metiéndome más al agua, hundiéndome casi completamente, dejando únicamente de mi nariz hacia arriba fuera del agua - todo es tu culpa Sakura - farfullé debajo del agua, creando pequeñas burbujitas.
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Permanecí por varios minutos en la misma posición y en ningún momento sentí que mi pene quisiera volver a su tamaño normal. Soltando un último grito a la noche, me aseguré mirando a todos lados no esperando ver a alguien. Todos estarían más que entusiasmados y alegres en la fiesta de ofrenda, asi que, tragándome parte de mi orgullo y llenándome de la vergüenza, sujeté mi miembro con ambas manos y comencé a frotarlo de arriba abajo, repitiendo una secuencia tortuosamente lenta por varios minutos.
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- A-ah… - jadeé soltando toda parte de su excitación al tocarlo.
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Lo volví a hacer. Volví a pensar en ella, en Sakura. Había sido un impulso, era imposible de controlar, sobre todo ahora que estaba realmente necesitado, imaginando ya no mis manos sobre mi miembro, sino las de ella.
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Apretujándolo, sintiendo la suavidad de sus dedos subir y bajar.
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Su boca suculenta, deseosa de besarlo. Suspiré, echando la cabeza para atrás.
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- A-ah…mhhn…ahh… - en donde a cerco mi boca a la de ella. Donde puedo sentir la seguridad de que ella es mía. En donde no me restrinjo al querer acariciar, tenerla desnuda, debajo del agua, saboreando mi anatomía - m-más… - en donde me la imagino delante de mí. Inconscientemente empiezo a mover mis caderas de atrás para adelante, simulando pequeñas embestidas.
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La imagen de Sakura no desaparecía de mi mente y sinceramente no quise hacerla desaparecer, de hacerlo sufriría con el terrible dolor de mi miembro y sería una historia de nunca acabar. Necesitaba descargarme ya, antes de que alguien me encontrara en estas condiciones.
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Me meneé cada vez más rápido imaginándola en mis brazos, jadeando desesperadamente hasta que sentí como me venía por completo.
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- ¡Sa-Sakura…ah! - y aunque no necesitaba decir su nombre, haberlo gritado habia provocado el suficiente placer para que toda mi descarga saliera disparada con suficientemente fuerza que salpicó varios centímetros lejos de mi.
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Estaba hecho. Terminé por secarme la frente para luego sumergir mis manos al agua y enjuagarlas, cuando escuché algo caer sobre la hierba. Me viré muy rápidamente, casi haciendo mi cuello doler, y entonces palidecí.
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Sakura estaba ahí, con las manos quietas y lo que parecía que traía sujetado estaba ahora en la hierba, un tazón de fruta. Con los labios entreabiertos, quizá del asombro y con las mejillas teñidas de rojo debido a la pena.
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No sabía que hacer, tanto ella como yo estábamos mudos. Yo, de la vergüenza sentí todo mi rostro arder. ¿Qué razón darle? ¿Desde hace cuanto estaba ahí? ¿Escuchó su nombre salir de mis pecaminosos labios? Eran tantas cosas que sentí que me iba a asfixiar si no decía algo.
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- A-ah…yo…pu-puedo explicarlo - y mientras batallaba con las palabras en mi boca, comencé a salir del agua olvidándome del hecho de que estaba desnudo.
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- ¡A-Aah! ¡N-No…! e-espera…mejor… ¡No salgas!… - volví mi vista y descubrí mis huevos al aire y al causante de todo esto moverse saltarinamente. Me cubrí con mis manos, regresando al agua.
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- ¡L-lo siento…no quise…!
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- ¡So-Solo…! - la vi morderse el labio mientras sacudía la cabeza con los ojos cerrados y se dignaba a darse la vuelta - ¡Sal ya! - obedecí, como quien acaba de hacer una travesura muy mala. Bueno, mi travesura habia trascendido de muchas formas.
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En menos de un minuto, ya estaba con mi ropa puesta, sin embargo, la vergüenza estaba peor.
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- S-Sakura…yo…lo que pasa… - me miró de reojo mientras firmemente se encontraba de pie aun siendo incapaz de poder verme directamente a los ojos.
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- E-eso… - la oí carraspear - l-las ancianas ya me hablaron sobre eso
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- ¿E-eh? - me sentí desubicado.
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- S-se llama excitación ¿no? - me atraganté - ¿t-te sucede muy a menudo? - quise gritar. ¿En verdad estábamos teniendo una conversación de ese tipo?
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- E-espera… ¿qué? - volvió a erguirse, volviendo la vista al frente.
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- Es instinto puramente hormonal…a-algo muy común a esta edad
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- Pero… - quise abogar por mí aunque en realidad era ella quien parecía querer estaba haciéndose cargo de todo - yo… - entonces la miré mejor. Sus manos estaban inquietas y su cuerpo parecía estar perlado de sudor. La forma en que se relamía los labios y en la que evitaba verme solo indicaba una cosa - t-tú… ¿tú también…?
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- ¡N-No te confundas! - y pareció que habia recobrado el valor al señalarme con el dedo de manera feroz, pero su cuerpo daba a entender otra cosa. Excitación.
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- "¿Pero yo…? ¿Se habrá excitado con solo verme?" - ante la idea, trague grueso, sintiendo la garganta seca y nuevamente el cosquilleo por mi entrepierna comenzó a fastidiar - "¡No otra vez!"
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- ¿Qué…? ¿Qué tienes?
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- E-eh, nada… - me mordí el labio mirando hacia otro lado - l-lo siento… - me tragué todo, el orgullo, la humillación. Estaba preparado para su rechazo, para sus gritos, para sus golpes, era lo menos que merecía tras haber hecho lo que hice - n-no pensé, solo…mi cuerpo solamente…
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- N-no te disculpes… - me sorprendí - no me molesta
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- ¿Eh?
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- De hecho… - me quise pellizcar, creyendo que lo que estaba sucediendo tal vez se debía a una de mis fantasías mientras estaba despierto. Sakura se acercó a mí, con las mejillas sonrojadas, pero sin rastro de perversión. A mis ojos parecía tan pura e inocente, que quedé cegado en el momento en el que sentí sus labios rozar la comisura de los míos. Los apretó, casi succionando un poco para luego alejarse una distancia prudente de mi - prefiero que lo hayas hecho pensando en mi que en cualquier otra chica de la tribu - su confesión me dejó estúpido, más de lo usual. Estaba sonrojada, frunciendo los labios de tal manera que en ese momento quise mandar todo a la mierda y besarla como dios manda, sin embargo me contuve.
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- ¿E-estoy soñando? - su risa fue tan angelical, sin malicia, tal y como deseaba oírla.
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- Tú júzgalo - y nuevamente sucedió. Realmente.
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Besó mis labios y tras varios segundos más en los que ella no se alejó, comprobé que en realidad estaba sucediendo.
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Y así, tras mi penoso accidente y su inesperada confesión, nos besamos, bajo esa luna creciente.
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Vengaaa! El próximo está mas intenso xD
¿Reviews?
JA NE!
