Hola!

Ya hace tiempo que no subía nada, y la verdad, lo extrañaba. He intentado hacer algo divertido aunque sin dejar de lado la propia personalidad del personaje.

Espero que os guste ;)


Llueve, y la multitud de pequeñas gotas de agua le resbalan por el ala del sombrero, cuidadosamente ladeado, hasta llegar a sus hombros. Los faldones de su túnica están empapados, así como las mangas del abrigo, convirtiendo el negro de las prendas en una tonalidad aún más oscura.

Avanza cuidadosamente por la calle vacía. Los adoquines del suelo están tan pulidos como de costumbre, justo como ella los había dejado. Sus pequeñines.

Por fin la casa aparece ante ella, crujiendo como si se despertara de un largo sueño pero dándole a la vez la bienvenida. Estaba en casa de nuevo.

De una patada tiró la puerta. No era momento para sutilezas, el ansia por recorrer esos pasillos de su niñez y poder ver de nuevo a sus antepasados la corroía por dentro. En un principio no fue capaz de ver nada por la oscuridad que lo impregnaba todo, pero eso no la iba a detener, no a ella al menos. Avanzó a tientas por la casa guiándose por el sonido de las alimañas correteando y volando por doquier. De repente dos discos de un color claro y turbio aparecieron junto a ella, unas manitas repugnantes le rodearon la cintura y escucho un gemido que la hizo estremecerse. ¿Un elfo doméstico? ¿Un asqueroso y repugnante elfo domestico? Sin dudarlo se arranco a aquel ser de sus faldas y lo lanzó hacia donde una vez estuvo la sala de visitas. Un problema menos.

Encendiendo su varita comenzó a subir las escaleras iluminando al pasar las fantasmagóricas cabezas reducidas de todos los elfos domésticos de la familia mientras sus finos tacones se hundían en el podrido terciopelo que cubría los peldaños. Definitivamente no hay nada como el hogar.

Lanzando bolas de fuego para iluminar su alrededor comenzó a bailar por el pasillo. Oh que felicidad. Desde los cuadros sus antepasados luchaban por ver a través de las telarañas como aquella mujer bailaba al son de las silenciadas gramolas.

De sus dedos comenzaron a saltar chispas, las puertas se abrieron a su paso dejando salir a multitud de distintas criaturas: Doxys, gnomos, ratas y demás parientes emergieron desde la oscuridad. Una bandada de murciélagos hizo caer su sombrero al suelo, pero eso no le impidió continuar henchida de felicidad.

Entre las sombras de las paredes cubiertas de moho y polvo se entrevía la sombra de un Grim al que dedicó un simpático guiño: nos vemos luego cariño. Golpeó con la punta de sus dedos una gran lámpara, haciendo caer sobre ella una nube de polvo mezclada con larvas de alguna criatura indescifrable.

Por fin llegó al cuarto que estaba buscando: una gran puerta de madera oscura con el marco tallado en forma de vid rodeando el emblema de los Black. Pasando la mano por la puerta para quitar el polvo descubrió el emblema de su sangre: Toujours pur. Toujours pur. He vuelto a casa.

Como si fuera una niña pequeña en una tienda de golosinas empujó con todas sus fuerzas las puertas y entró corriendo en la estancia. Se acercó hasta el ventanal y arranco las cortinas dejando entrar la luz, ya no llovía. En medio de la polvareda se acercó hasta la cama y se tumbó sobre ella dejando que la felicidad y el éxtasis la envolviera.

En momentos como este sería capaz de perdonarle la muerte a alguna de esas pequeñas ratas muggles. Aunque pensándolo bien, es justo lo que me hace falta para completar.

Con una sonrisa de depredadora y taconeando con fuerza, salió de la casa. En el jardín de enfrente estaba una pequeña niña jugando con el barro.

-Buenos días pequeña, me llamo Bella, ¿quieres jugar conmigo?


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...LunA...