Félix no estaba seguro de cuando fue que las cosas cambiaron, de porque volteaba la cabeza intentando encontrarla.
Tal vez... desde que la rechazo. Desde que ella se rindió. Desde que ella ya no lo siguió más.
No la extrañaba.
Se decía múltiple de veces, al pensar en Bridgette. Pero entonces... ¿Por qué la buscaba? ¿Por qué intentaba encontrar sus ojos en la multitud? Esos ojos que veía en todas partes... hasta en su Lady.
Quería que lo invitara a salir. Quería oír su voz, su risa. Y ver su radiante sonrisa.
¡No!
Gritaba en su mente. Agarrándose con las dos manos su cabeza.
¡No podía estar pasando!
No obstante lo estaba. Su corazón lo confirmaba, esos akumas en su estómago se lo reconfirmaban.
Tragó saliva mientras la miraba. A Bridgette a esa chica increíblemente optimista, efusiva y alegre. La que hace un tiempo atrás no paraba de seguirlo, insistiendo para que salga con ella.
Hasta que la rechazo y ella tomó su distancia. Una distancia que ahora el mismo quería acortar. ¡Qué irónico!
Mírame... sígueme... persígueme... invítame... ámame...
Deseaba, anhelaba. Cada vez que la miraba. Cada vez que pensaba en ella.
Llegó un punto en que no lo pudo soportar. Pasó un tiempo en que ya no lo pudo aguantar.
...
Por eso un día, la tomó de la muñeca y la arrastró hasta la salida. Sin importarle las miradas curiosas de los demás.
— ¡Ya me canse! —Exclamó ante un sorprendida y colorada Bridgette por la cercanía que tenía con Félix y la situación que se encontraba con él— ¡Agh! —Respiró hondo. Y espetó: " Por favor, se mi acosadora por siempre"
"¿Que tipo de confesión fue esa?"
Se preguntó al segundo, volviéndose su rostro sombrío. Sin embargo a Bridgette pareció no importarle esa clase de palabras.
— ¿Esta realmente bien? —Preguntó con los ojos brillosos— ¿Puedo seguirte por siempre?
Félix asintió, al segundo lo reafirmó con un "Si" y con solo esa palabra el mundo de Bridgette se empezó a iluminar. Sí, no fue la mejor elección de palabras, pero si Bridgette se quedaba a su lado para siempre... ¿Qué más importaba?
