Hola de nuevo ! Esta es mi nueva historia, primero quiero disculparme públicamente con aquellas que leían mis historias y ahora descubrieron que no están, esto se debe, como ya les he explicado a algunas que alguien hackeo mi cuenta y borro mis historias, solo pude salvar love story porque era la única que tenía un respaldo, asi que ruego me perdonen, mas adelante las retomare, seguramente, aunque obviamente no serán iguales, les ruego tengan paciencia bueno, también voy a iniciar una precuela de love story de nombre aun en proceso, que cuenta la historia de los chicos antes de que inicie love story, de cuando eran pequenos, también paciencia porque tengo un bloqueo.

Aquí le presento mi nueva historia, se llama faithfully y esta inspirada en la cancion del mismo nombre de los genios de journey! principalmente se inspira en la línea que dice "They say that the road
Ain't no place to start a family
" bueno si por algo no han oído la cancion óiganla! Porque es genial! Se que en la serie esta cancion es Finchel! Pero como saben yo tengo algo con Fabrevans! Asi que esta historia será fabrevans 100%, y como muchos de ustedes saben que no me agrada Finn sorry boy! Talvez habrá Puckelberry, pero Fabrevans es endgame para mi! Jajaja, por motivos obvios de toda persona fabrevans, no existirá Mercedes en este universo alterno (Take that! Bitch) y claro que habrá unholy Trinity friendship (Quinn, Santana y Britt) mmm por lo pronto eso es todo! Ah y al contrario de lo que acostumbro, en este fic Quinn y Judy (su madre) si se llevan bien! Besos y lean! Fer

La gente se enamora.

Todo el tiempo, a veces por largas temporadas, otras veces solo por un par de días. Hay personas que se enamoran todo el tiempo, a otras un solo amor se les hace eterno, y con ese basta.

La gente se desenamora.

Por las causas más insignificantes, una simple disputa, "diferencias irreconciliables" alegaron los abogados de mis padres hace unos años, en la intimidad de nuestro comedor extendiéndole un bolígrafo a cada uno de mis progenitores, para que firmaran la que sería su "carta de libertad".

O algunas otras veces, cada vez mas y mas frecuentes, simplemente el amor acaba, se va llevándose consigo aquel sentimiento que ahora hace falta, y que hace que aun las parejas más hermosas y estables terminen dándole el "si" a su renovada soltería.

Y así como he visto personas enamoradas por mucho tiempo, las he visto con el corazón roto, y no se cual de los dos estados dura más tiempo, o cual cala más hondo en el corazón de nosotros los seres humanos.

Mi mamá dijo que mi padre aun me amaba, cuando este salió de la casa azotando la puerta aquella noche, con solo la valija que usaba para sus viajes con dos mudadas de ropa distintas y un mismo par de zapatos, pero por alguna extraña razón, no le creí.

El no solamente la estaba dejando a ella esa noche, me estaba dejando a mi también, y aun ahora, no se con cuál de los dos hubiese preferido irme de haber tenido la posibilidad de elegir.

Pero no la tuve, y dos semanas después, mi madre empaco las maletas y nos fuimos de la ciudad de Chicago, que habia sido nuestro hogar desde que tenía memoria. Solo nos llevamos la ropa y los objetos personales, mamá pensó que era una forma de comenzar de nuevo, yo sabía que era su manera de decirle adiós a mi padre de una vez por todas, y dejar en claro que ya no quería (mos) nada suyo.

Después de eso conocimos muchos lugares, pasábamos mas tiempo en las distintas carreteras interestatales que en una vivienda establecida, aunque nuestros códigos postales también variaban con frecuencia. "Florida", "San Francisco", "Nuevo México", "Alabama" solían decir las tarjetas que le enviábamos firmadas a mi abuela reportándonos periódicamente, pero ninguno de esos lugares los conocí realmente, solo recuerdo el olor a cuero del auto y la manos de mi madre tecleando a gran velocidad en su computadora, cada vez que nos deteníamos.

Mi madre trabajaba en una gran compañía que vendía seguros a todo el centro del país y gran parte de la costa este, pero a pesar de contar con un puesto significativo en la empresa, su trabajo era fácilmente realizable por medio de la computadora, un par de video conferencias, e-mails, o llamadas a larga distancia era lo único que necesitábamos para subsistir, mientras recogiéramos el dinero que se le depositaba en su cuenta cada mes.

Yo tomaba clases a larga distancia en mi vieja escuela, la profesora le enviaba los materiales a mi madre por correo así como los exámenes, que debía realizar en alguna escuela de paso bajo la supervisión de un profesor para que se lo enviaran a mi profesora de vuelta esa misma tarde, con todas mis respuestas.

Era bastante aparatoso aquel estilo de vida, y me parecía que siempre estábamos huyendo de algo, pero mamá era feliz, y yo también podía llegar a serlo.

Con el tiempo.

Solo éramos ella, yo y el viento que soplaba en mi rostro cuando el clima nos permitía llevar las ventanas bajas, y a grandes rasgos, aquello era lo único que necesitaba para vivir.

Crecí demasiado rápido, a pesar de que apenas tenía 16 años, mamá solía decir que yo tenía un alma vieja, como si hubiese reencarnado en un cuerpo viejo que además de darme la apariencia física, también se habia apoderado de mi alma al nacer, y en parte era cierto, nunca tuve que preocuparme de los típicos dramas adolescentes, solamente me interesaba controlar mi vejiga hasta llegar a la gasolinera más próxima, tener comida para cada día, y que el tanque del auto estuviese lleno.

Conocí muchos lugares en los cuatro años que "vivimos en la carretera", pero como todo en mi vida, solo los conocí de pasada, como los carteles que nos abrían paso al llegar que rezaban: "Usted está en…" nosotras estábamos en todas partes, pero aquellos lugares no estaban en nosotras.

Veía a los chicos de mi edad, de paso, mientras comprábamos ropa (el único gusto fino que mamá y yo nos permitíamos darnos mensualmente) o llenábamos el tanque de gasolina, nunca destacamos, aunque sabíamos que éramos diferentes por el simple hecho de tener nuestro guardarropa en el maletero.

Supongo que aquello no importaba demasiado, yo la tenía a ella, y ella me tenía a mi, y mientras tuviésemos dinero para la gasolina podíamos ir a donde se nos antojara, una mañana estábamos en los Ángeles, y tres días después nos instalábamos en Nueva York.

"Te encantara Lima" dijo mi madre con emoción al volante, desde que saque mi licencia nos turnábamos para conducir, generalmente ella manejaba el auto en el dia y yo de noche, para que ella durmiese bien. Lo dude de inmediato, el cielo encapotado nos recibió con ausencia de efusividad mientras mamá bajaba la velocidad, yo no sabía que, aun quedaban un par de donas en la caja del último supermercado al que fuimos y hacia menos de un kilometro habíamos vaciado la vejiga en una gasolinera estatal.

"Te ves muy contenta" no pude evitar sonreír, mamá no era de aquellas personas que se emocionaba por todo, era más bien del tipo de gente que piensa con que van a lograr decepcionarla incluso antes de conocer a las personas, pero algo en su rostro ese día me hizo saber que su felicidad era inquebrantable, no importaba que comentario hiciera yo al respecto de lo ridícula que se veía con esa cara de adolescente impresionable en el rostro.

"Aquí fue donde me crie, nos fuimos de aquí cuando tenia mas o menos tu edad" dijo mirándome de arriba abajo con orgullo, llevaba un pantalón alto ceñido al cuerpo, resultado del último cheque que recibimos de la compañía, una blusa ligera color crema y una chaqueta un par de tonos más oscuros. Mi cabello debía de ser un asco, la última vez que lo habia lavado habia sido hacia cuatro días, en uno de los baños de los hoteles que siempre resultaban ser una salvación, cuando no habia tales recursos, nos conformábamos con asearnos un poco con toallas húmedas, y esperar a encontrar un lugar cercano.

Al hallarlo, cada una duraba cerca de dos horas bajo la ducha o en el interior de la tina, pidiéndole perdón al cuerpo por tales tratos. Ambas éramos bastante sanas, por lo que nunca hubo nada de qué preocuparse que nos hiciera estar en un lugar más de tres días, lo cual era nuestro limite.

"Pensé que eras de Nashville" dice mirando por la ventana, todo era verde, y el pequeño pueblo parecía ser bastante afable y acogedor, uno de esos lugares en los que su escasa población se conoce prácticamente desde el útero, donde los niños juegan y años mas tarde se casan, formando familias que nunca conocen mas allá de los límites de la ciudad.

Una verdadera pesadilla para mí.

"Vivimos aquí mucho antes" dijo bajando la velocidad, mirando extasiada las casas que rodeaban las calles que recorríamos. "Te encantara" dijo guiñándome un ojo y yo no pude más que bufar escéptica.

"Lo dudo" dije con fastidio mirándome las cutículas. "Además, solo estaremos aquí dos días ¿no? Así que vuelve a tus raíces y volvamos a la carretera" dije juguetonamente, pero ella enmudeció y aparto sus ojos de los míos, con miedo y desencanto.

"Cariño" llamo tiernamente y mi estomago se revolvió, el solía llamarme asi, mi padre, Russell como mamá y yo solíamos decirle, porque ella ya no soportaba decirle 'mi ex esposo' y yo no toleraba llamarle 'padre'.

"Viviremos aquí" dijo voz baja, tan bajo que el sonido ensordecedor de la radio casi vuelve su voz un hilo inaudible, pero yo conocía bien aquellas palabras, habia pasado cada día de los últimos cuatro años soñando con ellas, no de una manera muy agradable.

Siempre pensé que en el momento en el que me enojara con mi madre por algo serio, le gritaría hasta quedar sin fuerzas, hasta hacerla llorar, reventaría la puerta del auto y correría sin parar, hasta que los pies me sangraran y luego seguir corriendo, pero no lo hice.

Simplemente me quede en silencio, con mi espalda rozando el calor del asiento de cuero que habia sido mi silla, mi cama, mi escritorio de estudio, mi todo esos últimos años, y me quede con la vista fija en el parabrisas, no habia advertido que nos habíamos detenido hasta ese momento, en el que los arboles dejaron de parecer manchas y la carretera móvil.

" ¿Por qué?" fueron las únicas palabras que salieron de mi boca, pero hicieron despertar dentro de la garganta de mi madre miles de explicaciones pendientes que me bombardearon sin piedad.

"La carretera no es lugar para tener una familia, Quinnie" dijo llevando sus manos a su rostro, note que lloraba, a ella también le costaría dejar nuestra fantástica vida atrás para adoptar aquel modelo de vida americana que quería imponerme, en donde importa mas si tienes un techo sobre ti que si posees padres que te amen como ella me amaba a mí.

"Pero…" intente replicar, pero no tenía nada que decir ¿Cómo abandonar aquel auto que amaba? Ese auto en el que pase cumpleaños, navidades, pascuas, inviernos y veranos, en donde sonreí y llore, donde comí y dormí…era dejar atrás una vida completa.

"Empezaras la universidad en un par de años, Quinn" dijo inflexible, " y nunca has ido a la secundaria" exclamo mirándome.

"Pero tengo buenas calificaciones" defendí, y la universidad es dentro de dos años, ella rodo los ojos, en eso nos parecíamos, éramos igual de obstinadas y nunca dábamos por perdida alguna discusión hasta que una de las dos se marchara, y esa era la que perdía.

" ¿Cuantos amigos tienes?" grito dándole un golpe al volante que emitió un agudo sonido recibiendo la respuesta de los perros de los alrededores. "Y yo no cuento"

"No necesito amigos" dije haciendo un mohín "No los quiero"

"Necesitas estabilidad" contra ataco, y yo calle. "Las dos lo necesitamos" dijo mirando los pedales del acelerador y el freno con desenfado, y no pude evitar pensar que todo aquello se debía a que no habia salido con un hombre desde que se divorcio de mi padre.

Pero yo no lo habia hecho nunca.

"Y eso solo lo conseguiremos aquí" dijo como punto final, abriendo la puerta, la imite, aun con decenas de pensamientos bombardeando mi cabeza, el viento helado de Lima, Ohio jugó con mi cabello que se hubiese mecido mas de estar más limpio, y yo lo recogí en una coleta con obstinación.

Yo no quería una casa, o chicos, o una escuela, yo quería vivir, y cuatro paredes no me iban a dar eso.

"Vamos a estar bien" dijo mi madre sonriéndome, y como siempre su sonrisa confiada tuvo un efecto calmante en mi, si ella decía que íbamos a estar bien, era porque sabía que íbamos a estarlo, y porque haría hasta lo imposible para que pasara.

Mire la casa aun con enfado, era grande, un poco mas chica que nuestra antigua casa en Chicago, pero perfecta para solo dos personas que estaban volviendo a la vieja vida de la estabilidad. Las paredes color crema del exterior y la enorme puerta de madera hacían una invitación, el césped estaba bien cortado, todo un sueño para alguien a quien le gusten ese tipo de cosas, supongo.

El rotulo de "se vende" estaba apoyado en la pared, y mi corazón se contrajo, era enserio, no un simple alquiler que duraría menos de dos meses, esta vez, iba en serio.

Mamá abrió la puerta con la llave que llevaba en el bolsillo de su pantalón, y no pude evitar preguntarme cuanto tiempo habría estado planeando aquello, preferí no pensarlo mucho, solo saque nuestras escasas pertenencias del maletero y cerré con fuerza la puerta de "mi hogar andante" como último signo de protesta.

A veces el amor dura, si, pero como todo lo bueno en la vida, tarde o temprano termina, a veces sura poco, a veces estas cuatro años en carretera sin importarte nada mas, pero siempre llega el momento, en el que debes despedirte de eso que amabas, y simplemente volver a empezar.

Y ahora Lima era mi nuevo inicio.

Espero les haya gustado, dejen reviews! besos desde costa rica, díganme que piensan a ver si quieren que siga! Xoxo!