En la incomodidad de esa noche Akko se escabullía por los pasillos de luna nova, era luna llena y los corredores tenían un aspecto lúgubre, pero mágico. El ambiente era un poco frío y el silencio absoluto, el único sonido era el de sus pasos resonando por todo el lugar. Saliendo ya, por las puertas de la escuela para un pequeño paseó por el jardín. Un momento para respirar, entre tantas pruebas y estudios, sin embargo sus planes quedan opacados cuándo, sus ojos divisan una imagen encantadora, quedándose sin aire.
Flores que en maravillan una sutileza, la luz que juega con sus pétalos, es tan solo un momento, pero los ojos lo ven y es eterno. Esa joven; con una sonrisilla y pétalos en los pies, que bajo la luz de un astro semejante a una perla desvela un sentimiento.
Los ojos que atestiguan su brilló son ahora presas y quedan cautivos, en su mente la joven que observa una causalidad, solo desea que ojala la tierra no le bese los pasos a esa preciosa sonrisa perfecta y que ojalá pase algo, para no verla siempre, para no verla en todas las visiones, pero brilló mas todavía cuándo sus ojos azules la alcanzaron.
Que hago, se cuestionó la joven kagari, con un sentimiento ambiguo, quería correr y borrar esa sensación, era pesado y extraño, una incomodidad muy feliz, porque en este momento era feliz, solo con verla, pero esa extraña satisfacción no era normal, renegó de su sentimientos.
Correr, no, ahora desaparecer, ese anhelo era cada vez mas fuerte, con cada pazo que daba esa hermosa ilusión.
Se acercaba paso tras paso, con elegancia y sencillez la joven deseo gritar, si ahora ella le hablase y la mirase su corazón explotaría.
-"Es una hermosa noche, no creé, señorita kagari"-.
Akko se sonrojo, verla tan cerca y tan bella, era cómo un sueño, uno muy único ya fuese por, lo simple de sus vestimentas de dormir o por lo desordenado de sus cabellos, era única dando una impresión de inalcanzable belleza aún sin querer.
-"si"-.
Dijo con las mejillas rojas y la cabeza agachada.
Diana elevó su mirada y observó el cielo, por un segundo pareció tener una pequeña duda, una inseguridad, akko la vio, y un poco distante, pero de una forma diferente a la habitual.
Ambas miraban en distintas direcciones, pero con la simple presencia de la joven cavendish, el corazón de akko se aceleró.
-"Es tardé"-.
Mascullo, en un intento de romper ese sentimiento en su pecho. Ir se y alejarse era una urgente necesidad. A callar a su ahora desbordada mente y silenciar su corazón.
La mirada de diana volvió a ella, con un destello de anhelo.
-"asi es, pero no pude resistirme a esta hermosa vista"-.
Dijo en respuesta, con un dejó de esperanza, como con un sueño envuelto en un papel arrugado, dejando ver una pequeña parte de sus intenciones.
Sus ojos se toparon, Akko sintió un revoltijo en el interior; esos bellos ojos azules e hipnóticos le invitaban a quedarse allí, solo viéndolos.
El silencio creció y diana desvió su mirada a otro lado, akko en ese momento retornó en dirección a los dormitorios, pero una mano se lo impidió. Ese sutil agarré en su ropa la hizo congelar.
-"no quisieras quedarte un poco mas, disfrutar de esta bella noche, tengo un poco de té"-.
Esa proposición fue débil en voz, pero el peso que sintió akko fue enorme. No podría soportar tener la cerca ni un momento mas, ya sentía su corazón palpitar con fuerza.
volteando un poco, pudiendo ver un ligero sonrojo en el rostro de diana, tan tenue que casi era irreal. Ella era simplemente perfecta.
-"no quisiera preocupar a sucy o lotte"-.
Dijo, sin mirar la a los ojos, pero pudo sentir como se entristeció.
-"entiendo"-.
Respondió apartando la mirada, se despidió con una pequeña sonrisa y se regresó así el patio de la escuela. Mientras akko volvió a los dormitorios confundida, se olvidó de sus problemas y la imagen de diana se apoderó de su cabeza. Aún que lo mas seguro, era que ella ya no sabía cómo mirar de nuevo a Diana, tenía el afán de tener la cerca.
Caminó de nuevo por los pasillos de los dormitorios, pero ahora los sentía distintos, ya no eran lúgubres.
