Disclaimer: nada, en serio, nada me pertenece. Soy más pobre que una rata. Y eso.
El porqué de esto: pues eso, lo que dice el título. Tengo drabbles y regalos y mierda por ahí desperdigados y no sé dónde meterlos, y como dicen eso de que la unión hace la fuerza, pues los arrejunto todos y a ver qué pasa.
Éste drabble en particular lo escribí para La Regata de la comunidad barcosraros del elejota, por petición de desperatesmirks.
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Glee, Finn/Puck
Es todo ese rollo del coro, quizás. Eso de cantar todos juntos. O, bueno, separados, porque la verdad es que hay veces en que Rachel o Mercedes o Kurt o Artie brillan tanto por encima de los demás que es como si estuvieran en universos oblicuos de esos (paralelos, no. Sus universos se tocan, convergen) y quizás sea por eso. Por lo de tocarse tanto.
Finn es como un obelisco gigante. Es una puta montaña interminable, de mirar hacia arriba y dejarse la nuca porque, joder, es enorme. Finn es quilómetros de espalda y eclecticismo en los movimientos, como si no supiera todavía estar en sí mismo. Sonríe siempre perdiéndose algo, sin entender del todo, sólo por sonreír. Le encanta sonreír, al muy idiota, y la suya es probablemente la sonrisa más estúpida que Puck ha visto en su vida. Con los ojos pequeños, con un poco de hoyuelos. Estúpida y efectiva, porque esa es Rachel derritiéndose bajo todas sus capas de estrella, y ese es Kurt suspendido en un suspiro, y esa es Quinn cogida de su mano, y...
Las manos. Puede, puede que sea eso. Manos que atraparían la luna, que cubren distancias, que se apoyan en su hombro y lo hunden un poco en el suelo (tal vez lo hagan temblar y todo. A lo terremoto. Con epicentro en ese punto que ahora es tierra de nadie). Manos como meteoritos, como todas las cosas buenas (y estúpidas) del mundo concentradas en el sitio equivocado (y francamente estúpido).
Y tiene que ser por eso. Las ganas, las mandíbulas apretadas, el mirar de lejos, al principio. Luego las paredes frías contra la piel, mordiscos que se tragan jadeos, las manos por todas partes. No es que tenga sentido. Las manos de Finn en su cuello, en su espalda, en su boca. Besos como placajes, y como tácticas para burlar al contrario. ¿De un tiempo a esta parte? Nada tiene sentido.
-Hey, tío, espérame cuando acabe el ensayo, ¿vale?
Es de locos. Y el coro es una putada. El coro tiene efectos secundarios y a nadie se le ocurrió leer la letra pequeña.
-Claro, Hudson.
Tanta balada lo está convirtiendo en una niñita sentimentaloide.
