Hola,
hace tiempo que no traducía nada, y aunque siempre he estado centrada en Merlin, este es otro fandom en el que estoy siempre perdida, me encanta la superfamily, y tenía ganas de traer al español algunos de los fics que más me han gustado.
Esto es una traducción del fic "Me, you and Peter too" de starspangledsprocket, lo pueden encontrar en inglés en archieveofourown. Pido me disculpen cualquier fallo en la traducción, siempre intento revisarlo una vez traducido, pero a veces no tengo tiempo, y son tantas cosas...
Pues nada, espero que lo disfruten :D
Capítulo 1
Exceptuando que su mejor amigo seguía a la fuga y todavía tenía lavado el cerebro, las cosas para Steve iban realmente bien desde la caída de SHIELD. El rastro había desaparecido misteriosamente justo a las afueras de Moscú –algo que había puesto de los nervios a sam- pero Steve estaba bajo la impresión de que, cuando estuviera preparado, Bucky iría hasta ellos. Se las ingeniaron para colectar información por el camino, después de todo, y – por ahora, al menos – Steve estaba contento de que eso fuera suficiente. Conocía a su mejor amigo mejor que nadie, vivo o muerto.
A partir de ahí habían vuelto volando al apartamento de Steve en DC – un poco alicaídos, pero con bastante esperanza – sólo para encontrar…
"¿Stark?"
Se estaba cansando de que la gente irrumpiera así en su casa.
"Ey, Cap," replicó el billonario, bajando de un salto de la mesa en la que estaba sentado. "Bonito piso. Vecinos un poco más…extravagantes de lo que habría imaginado que estarías más cómodo, pero felicidades por haberte sumergido de lleno en siglo XXI. Y ey, ¡has hecho un amigo! ¿Interrumpo algo o-? "
"¿Qué haces aquí, Stark?" le cortó Steve, porque no estaba de humor para su sarcasmo.
"Guau, joder, sólo estaba de broma, Cap, pero te has puesto un poco a la defensiva, ¿no? ¿Tienes algo que contarnos-?"
"Stark."
"vale, vale," asintió el hombre, alzando sus manos en defensa a la vez que encogía un poco los hombros. "Yo sólo, he tenido algunos problemas últimamente, así que me he estado quedando en el edificio de Nueva York mientras mi casa de Malibu es reconstruida. Estoy bien, por cierto – gracias por la preocupación. Pero de todas formas, estaba revisando los sistemas – ya sabes, poniendo algunos parches y mejoras – cuando JARVIS, mi mano derecha, me dijo que había una brecha de seguridad, y que SHIELD me estaba apuntando.
"Por supuesto, indagué un poco – merodeando para comprobar esa información salió lo del Helitransporte – y el resto no es muy difícil de sacar. Yo, uh… simplemente me pasé para, agradecerte, supongo."
Las cejas de Steve se alzaron con sorpresa, porque, honestamente, lo último que esperaba de parte de Tony Stark, entre toda la gente, era un gracias.
"Parece que te ha dolido físicamente decirlo, tío," replicó Sam cuando fue obvio que Steve estaba demasiado impresionado para hablar. "No sueles dar las gracias a mucha gente, ¿verdad?"
"Sólo a los que se lo merecen," replicó Stark, encogiéndose de hombros. "escuché que habías salido bastante machacado, y sólo… si tan sólo hubiera revisado esa información ante-"
"Está bien, Stark," le dijo Steve, porque el hombre parecía que de verdad estaba sufriendo con esta conversación, y no iba a hacerlo disculparse al mismo tiempo que le agradecía.
"Puedes…" Stark dudó un momento, uniendo las cejas mientras miraba sus zapatos. "Puedes llamarme Tony, ya sabes. Si quieres, es-"
"Tony," le cortó Steve, porque el hombre podía ponerse a parlotear sin parar. Pero no se perdió la pequeña y genuina sonrisa que aparecía en los labios del hombre. "está bien. ¿Algo más?"
"Tu habitación," soltó Tony elocuentemente, para después suspirar – obviamente exasperado consigo mismo. Era un poco adorable, en realidad. "Quiero decir que tengo una habitación preparada para ti en la torre – para todos los Vengadores – y estoy sugiriéndote mordazmente que la tomes. Por mucho que odie decirlo, Furia nos cubría las espaldas, y ahora que no está, vamos a necesitar mucho más que un fascinante discurso de Natasha o Hills para protegernos – especialmente con todos los secretos de SHIELD filtrados. Tenemos que permanecer juntos – la seguridad en el número, y todo eso."
Steve entrecerró los ojos. "¿Qué estás sugiriendo?"
"Que no estamos exactamente en buenas miras ante el público –o, más importante, el Gobierno – ahora mismo, y tenemos que ser cuidadosos," replicó seriamente el genio. "Escucha, Cap, estás acostumbrado a batallas que tienen trincheras y armas, pero yo estoy acostumbrado a batallas con estrados y especulaciones del público. Tan sólo… ¿confía en mí en esto?"
Steve lo observó un poco, tratando de descifrar si era sincero o no, y…por una vez en su vida, estaba seguro de que el hombre lo era. Eran sus ojos los que lo delataban, en realidad, y, de la nada, se le ocurrió a Steve que puede que esa fuera la razón de que el castaño llevara tanto gafas de sol –porque sus ojos lo contaban todo. Entonces, por supuesto, se dio cuenta de lo extraño de su pensamiento y lo guardó rápidamente en el fondo de su memoria.
"Steve," dijo, cruzando los brazos frente al pecho.
"Yo, uh…¿qué?" preguntó Tony, frunciendo un poco el ceño en confusión.
"Si tú eres Tony, yo soy Steve," le dijo, y vio que la realización de lo que eso significaba iluminaba la cara del genio.
"Bien, eso es…está bien," asintió, sonriendo de nuevo. "Y, ey, tu amigo puede venirse también, si quieres. En realidad, sería una buena idea si lo hace – vi imágenes de su traje, y-"
"Tío, tengo un trabajo," le cortó Sam, imitando la postura de Steve con sus brazos. "Hay muchas formas de ayudar a la gente, y no todas incluyen superhéroes."
"También hay miles de veteranos en Nueva York," se encogió Tony. "Puedo hablar con el consejo militar-mover hilos para que seas transferido a-"
"¿Así que has leído mi expediente?"
"-Nueva York y puedas…espera, ¿qué?"
"¿Has estado husmeando en mis asuntos?" repitió Sam, con ojos de piedra. Steve era vagamente consciente de que tendría que ser él quien rompiera cualquier tipo de pelea que hubiera entre los dos hombres.
"Bueno, no, yo… yo solo estaba…" tartamudeó Tony, para después pasar a su personaje público, se fijó Steve después de haber visto unas cuantas sonrisas genuinas. "Tenemos que cuidar a nuestros soldados, ¿no? Sería terrible si al final resultaras ser un asesino de supersoldados o algo. Necesitamos a Steve con vida."
y…uh. ¿De verdad que Tony se había tomado tantas molestias sólo para asegurarse de que Steve estaba a salvo? Eso era un poco extraño por parte del genio, porque, sinceramente –aunque ya no se odiaran- tampoco eran realmente amigos.
"¿Así que tuviste tiempo para revisar mi pasado, pero no para investigar una fuente que podría habernos ayudado? Gruñó Sam. "Parece que tienes tus prioridades en orden."
"Niños," avisó Steve antes de que Tony pudiese replicar, porque, después de los meses que había tenido, no tenía ganas de tener que lidiar con esto también.
"Debería marcharme," dijo Tony tenso, mirando al suelo de nuevo antes de volver a mirar a Steve. "Si aún te quieres mudar –que espero sumamente que si- un par de transportistas vendrán mañana para recoger tus cosas. Los demás Vengadores ya están ahí, así qu-"
"¿Natasha también?" preguntó Steve, genuinamente interesad, porque no había sabido nada de ella desde hacía tiempo.
"Um, sí," replicó Tony, obviamente sorprendido por su interés. "En realidad, ella también preguntó por ti. ¿Vosotros estáis…?"
"Somos amigos," replicó Steve con firmeza, porque –aunque fueran algo más, que por supuesto no eran – no sería de su incumbencia.
"Habla por ti," murmuró Sam por bajo, para sonreír cuando Steve le lanzó una mirada poco impresionada.
Steve suspiró, y asintió. De verdad, sólo quería que esta conversación terminara. "Supongo que te veré mañana."
"Genial," sonrió Tony –esta vez, de verdad, pero Steve se negó a pensar mucho en ello. "Me voy entonces."
"¿Cómo entraste aquí?" preguntó Steve, siguiéndolo hasta la puerta. "Me habían dicho que este sitio tenía buena seguridad."
"La agente trece me dejo pasar," se encogió Tony, como si fuera lo más normal del mundo.
"Por supuesto que lo hizo," suspiró Steve, abriendo la puerta para el hombre. "¿Puedo suponer que la conocías de antes?"
"Bueno, ahora que lo mencionas," replicó Tony, con una sonrisa nostálgica, "Su tía a veces me cuidaba cuando era pequeño, y he mantenido el contacto. Acepto toda la responsabilidad de que Sharon sea capaz de hackear tan bien."
Lo gracioso era que Steve podía imaginárselo –un Tony adolescente sentado pacientemente con una pequeña Sharon mientras le enseñaba como hackear servidores del gobierno. Era una pena, en realidad, que el hecho de que ella le hubiese mentido había eliminado todo interés en ella, porque era bastante su tipo.
"Da igual, te veo mañana Steve," continuó Tony, ofreciendo un pequeño adiós con la mano mientras salía por la puerta.
"Hasta mañana," replicó, y cerró la puerta suspirando mientras apoyaba la cabeza en ella –no muy seguro de dónde se había metido.
"No sé si el tio está asustado de ti o quiere tu polla, pero, sea lo que sea, te mereces algo mejor," soltó Sam desde su espalda. Suspirando de nuevo, Steve se alejó de la puerta y se acercó hasta la encimera, encontrándose al otro soldado con la cabeza en su frigorífico.
"No tienes permiso para comerte mi comida si insultas a mi equipo," replicó, sentándose tras la barra.
Sam simplemente se dio la vuelta y le miro de buena gana.
Con toda honestidad, Steve había esperado que mudarse con el resto de los Vengadores sería una completa pesadilla. Eran completamente diferentes, después de todo, y –con sus historiales y trabajos- un poco nerviosos también. Pero resultó ser que después de meses, había… funcionado. Sam vino a regañadientes, pero con el tiempo admitió que estaba atrapado en el mundo de los superhéroes y se mudó con ellos dos meses después. Tony y él seguían sin ser los mejores amigos, pero, ya saben…paso a paso.
Tony y Steve, ¿sin embargo? Eso era una historia completamente diferente. Hay que admitir que el primer mes y poco había sido un poco incómodo entre ellos, pero –tras la insistencia de Natasha, en realidad- Steve finalmente reunió el coraje para contarle al genio la verdad sobre lo que le había pasado a sus padres. Tony no se había sorprendido tanto como esperaba – le dijo a Steve que ya tenía la sensación desde el principio de que habían sido objetivos, aunque no estaba seguro de quien era el responsable. No obstante, se lo agradeció a Steve, y toda la situación los acercó muchísimo.
Ahora, casi seis meses –y tres más intentando encontrar a Bucky sin éxito- después, Steve se sentía seguro al decir que Tony era su mejor amigo. Su mejor amigo de este tiempo, al menos. Por supuesto que quería también a Sam mucho, pero, gracias a su trabajo, no lo veía tan a menudo. Con Pepper como CEO de su empresa(y nada más, ahora, porque habían roto definitivamente tres meses después de que Steve se mudara), Tony estaba casi siempre en la torre, y –sin importar lo ocupado que estuviera en su taller- siempre tenía tiempo para Steve.
Como ahora, por ejemplo –Tony estaba completando una mejora en el servidor de JARVIS aparentemente, pero lo estaba haciendo desde una Tablet a la vez que introducía a Steve en el mundo de Star Wars con la trilogía original.
"Voy a hacerlo más inteligente," le dijo a Steve en voz baja. "Ahora mismo puede tomar sus propias decisiones, pero sólo dentro de unos parámetros, y sólo con las órdenes que le doy. Para cuando acabe, será básicamente una mente independiente."
Steve no sabía si esa idea le aterrorizaba o le encantaba, así que no dijo nada. Una cosa estaba clara – Tony era un completo genio.
"Este tio, Han Solo," empezó, frunciendo un poco a la pantalla. "Me parece un poco imbécil."
"Acabarás amándolo," replicó Tony sin prestar mucha atención, con los ojos fijos en la Tablet. "Es el pícaro encantador."
"Te tomo la palabra," sonrió Steve, volviendo a mirar la pantalla. "¿Dónde están todas las mujeres en esta película? Han salido, ¿cuántas? La tía de Luke y la princesa Leia, y ya est-"
Fue entonces cuando la alarma de los Vengadores sonó.
Suspirando pesadamente, Tony guardó su trabajo con rapidez, y pausó la película con el mando. "Lo siento, Steve. Parece que vamos a tener que dejar la mordaz conversación sobre la falta de mujeres de Lucas en esta franquicia para otro momento. Ahora mismo, tenemos un mundo que salvar."
Steve rodó los ojos ante la estúpida frase del genio, pero le siguió fuera de la habitación para ponerse su traje. Con la caída de SHIELD, ya no llevaba su uniforme de comandante, sino un nuevo traje que Tony le había hecho. Nunca se lo había dicho a nadie, por supuesto, pero creía que su actual traje era el que mejor le quedaba. Era como una mezcla de todos sus trajes, y le encantaba.
Una vez estuvieron todos preparados –excepto Thor, que estaba fuera del mundo con Jane, y Sam, que se encontraría con ellos desde el trabajo- se metieron todos en un extremadamente nuevo Quinjet de Tony (ninguno de ellos confiaba en los viejos después de haber descubierto a HYDRA, porque cualquier cosa podría haber sido colocado en el cableado) y se pusieron en marcha.
"Parece que tenemos robots sueltos en Queens," dijo Clint desde el asiento de piloto, lanzándoles hologramas con su mano libre. "JARVIS cree que están ligados a un tipo llamado Destrucción, quienquiera que sea."
Sin SHIELD, ni Furia para decirles dónde y cuándo era su próxima misión, JARVIS era ahora sus ojos y sus oídos –alertándoles tan pronto viera algo en las cámaras CCTV, o si alguien twiteaba o blogueaba algo fuera de lo normal. Hasta ahora, sin errores, estaba haciendo un trabajo cojonudo.
"Ew, ¿Por qué Queens?" se quejó Tony. "Es incluso peor que Brooklyn, por dios."
"Muy gracioso," replicó Steve, golpeando suavemente el hombro armado del millonario, antes de girarse de nuevo a los hologramas. "Estoy pensando en tener a Hulk en este punto para aplastar todos los robots que pueda. Quiero a Ojo de halcón y a Iron Man en apoyo hasta que Falcon aparezca, y después quiero a Ojo de halcón conmigo y la Viuda para la evacuación de civiles. ¿Entendido?"
El murmullo de aceptación fue suficiente para él y cuando se acercaron al punto del objetivo, tiró de la palanca para abrir la puerta, girándose hacia Tony, que estaba ocupado colocándose el casco, y preguntó, "¿Puedo pedir un aventón?"
"Vivo para servir," la voz de Tony salió de su communicador, empapada de sarcasmo, y Steve sonrió, y saltó del Quinjet –riendo con ganas al escuchar al moreno murmurar, "Será hijo de" a sí mismo antes de seguirle.
Sabiendo que el genio no lo dejaría caer demasiado, Steve disfrutó de la sensación de caída libre lo que duró, y entonces –como había predicho- el brazo metálico de Tony lo cogió por la cintura, y él paso su brazo por el cuello de la armadura automáticamente mientras se nivelaban.
"Eres un peligro," le dijo Tony.
"Prefiero yonki de la adrenalina," replicó, aun sonriendo y sin aliento por la prisa.
"Capullo."
"Grosero."
"Sois idiotas, y espero que un robot os coja a ambos," se quejó Clint por el intercomunicador al mismo tiempo que Steve le vio aterrizar el Quinjet cerca.
Aun estaba sonriendo cuando Tony aterrizo con cuidado poco después y, aun con la máscara puesta, podía imaginarse perfectamente la cara de afectuosa irritación que tendría.
"Ve a por ellos, Shellhead," sonrió Steve, palmeando a Tony en el hombro amigablemente una vez más, antes de correr a unirse con Natasha. Cuando la alcanzó, ella tenía una extraña expresión en la cara. "¿Qué?"
"¿Qué dices de mi amiga Mindy? Era de SHIELD, pero estudié su historial cuidadosamente –está limpia."
Steve suspiró. "Mejor que no empieces con tuve que estudiar su historial antes de considerarla para la próxima, ¿vale? Vamos."
Natasha zumbó, obviamente no convencida sobre algo, pero de todas formas le siguió a la calle más cercana. Gracias a Dios, muchos civiles ya habían tenido el sentido común de salir de sus casas e irse lo más lejos posible, porque los robots de Destrucción ya habían llegado ahí y creado caos. Las casas eran ruinas humeantes; diferentes partes de coches estaban esparcidas por el burbujeante asfalto.
Dios, Steve esperaba que no fuera demasiado tarde para salvar a los que quedaran.
"De acuerdo, Vengadores, ¿estado?" preguntó, tocando su inter. En la distancia, sobre los escombros, vio a Iron Man sobrevolando unos bloques más allá.
"Falcon acaba de llegar," le informó Clint. "Hulk se lo está pasando en grande. Estas cosas son de una calidad de mierda, tio. Pan comido."
"Vale," asintió. "Mantenedme informado."
"Lo haremos, Cap."
Sin más dilación, se giró a Natasha. "¿Tú la derecha, y yo la izquierda?"
"Claro," se encogió ella. "Vigila que no haya ninguno acechando en los escombros."
"Lo sé," rodó los ojos. Natasha a veces era como su madre. "Llama si necesitas algo."
"Llama si tú necesitas algo," replicó ella, y algo en la forma en que lo dijo le hizo pensar que no hablaba sólo de la misión.
Rápidamente echó ese pensamiento al fondo de su mente –porque, honestamente, no sabía de que estaba hablando- corrió hacia los escombros de la primera casa y miró a través de las ventanas rotas. No parecía que nadie estuviera atrapado dentro, pero de todas maneras entró a echar un vistazo, por si acaso.
"¿Hola?" gritó, sin esperar respuesta, mientras empezaba a pasearse por la casa. Las escaleras se habían desplomado, así que no había manera de subir al segundo piso, pero tampoco había ningún coche en la entrada, y nadie contestó, así que estaba bastante seguro en asumir que quien viviera aquí había salido con tiempo.
Estaba preparado para marcharse y mirar en la siguiente casa, conforme con su suposición, cuando escuchó un sonido extraño. Congelado en medio de lo que solía ser la entrada, escuchó por si volvía a sonar. Seguramente no era nada, claro –la integridad del edificio estaba comprometida, así que era lógico que hubieran algunos chirridos – así que eso no significaba-
Y el sonido volvió a sonar.
Frunciendo el ceño miró hacia arriba. Sonaba como… bueno, sonaba algo sibilante, y parecía venir de lo que quedaba del piso superior.
"¿Hola?" gritó de nuevo, más alto esta vez, a la vez que se acercaba a las ruinas de la escalera. No confiaba en que aguantaran, pero iba a tener que arriesgarse y saltar la sección destruida, porque obviamente había alguien –o algo- allá arriba.
No obtuvo respuesta, pero el sonido se volvió más alto, y empezaba a sonar más y más como un lloro desesperado con cada segundo que pasaba. Sin perder más tiempo, Steve comprobó el primer par de escalones –que, por suerte, aguantaron su peso – entonces saltó el agujero y se agarró con fuerza al borde superior mientras el resto de los escalones de desintegraban.
Parecía que tendría que encontrar otro camino para bajar.
Después de un par de segundos para coger su aliento, miró alrededor del rellano. Era una casa familiar –habían fotos de una pareja de ancianos con un niño pequeño por toda la pared –pero el daño del fuego era mucho más pronunciad ahí. El llanto agudo venía de una habitación al fondo, teniendo cuidado con las partes aun en llamas, fue hasta el final del pasillo y abrió la puerta.
Dentro, todo estaba carbonizado. Lo que una vez fue un papel de pared estampado era ahora negro y pelado; las cortinas se habían quemado y colgaban ligeramente del marco, y la cama estaba-
"Oh, no," soló Steve, acercándose y alejando humo mientras lo hacía.
En la cama- o en lo que quedaba de ella- estaban los restos chamuscados de dos cuerpos. Tristeza y remordimiento se apoderaron del corazón de Steve, porque sabía que había llegado muy tarde; estaban muertos. Mirando alrededor, cogió una manta casi intacta de una pila de madera, que supuso debía ser un vestidor, y tapó los cuerpos para darles algo de dignidad. Tenía que pensar si sacarlos fuera para poder enterrarlos-
El llanto volvió a sonar, sobresaltándole, porque-en su shock- casi lo había olvidado. No fue difícil encontrar la fuente de este, ahora que lo estaba buscando, porque el pequeño de la esquina –cubierto de arriba abajo en hollín, y tosiendo roncamente, pero vivo- rápidamente captó su atención cuando alzó los brazos pidiendo que lo cogiera.
"Hola, amigo," le saludó Steve con suavidad, moviéndose lentamente a través de la habitación para no asustarlo. Acuclillándose frente a él, se fijó en que su pijama tenía el símbolo de los vengadores. "¿estás bien?"
El pequeño olisqueó, tosió secamente en su brazo y negó con la cabeza –su labio inferior temblando. "Me duele el pecho."
La voz del niño estaba rota –había inhalado demasiado humo –y no podía tener más de tres o cuatro años. Tres años, y posiblemente huérfano ahora, Steve pensó distantemente mientras cogía al niño y lo apretaba contra sí. Era diminuto en los brazos de Steve, y tembló de miedo un poco antes de –tosiendo ligeramente- soltar un suspiro silbante y apoyar su cabeza en el hombro de Steve.
"Vamos a sacarte de aquí, pequeño," murmuró, pasando una mano tranquilizadora por el fino y rizado pelo del niño. "No pasa nada, ya estás a salvo."
El silbido continuó mientras iba hacia la ventana, y si alguien podía descifrar un silbido asmático, era él. Pasó la mayor parte de su infancia combatiéndolo, después de todo. El niño empezó a volverse más débil en sus brazos también, y sabía que el tiempo era esencial.
"Natasha, ¿cuál es tu situación?" preguntó por el inter, mirando a través de la sucia ventana. Si, parecía que iba a tener que bajar por la enredadera y esperar que aguantara.
"No tengo nada. Las calles están vacías," replicó ella, y él suspiró con alivio, porque al menos no había más muertos.
"No del todo," replicó, balanceando un poco al niño. "Tenemos dos víctimas mortales en el número seis, y tengo a un niño que necesita asistencia médica."
"Vale, voy para allá. Barton dice que casí han terminado de limpiar, y los servicios de emergencia llegarán en cualquier momento."
"Bien," asintió Steve. "Te veo ahora."
Sin mediar más palabra, colocó al niño sobre una cadera y con su mano libre aflojó las cuerdas de sus hombros. "Ey, pequeño?" preguntó con suavidad, palmeando un poco su espalda. "¿Cómo te llamas?¿Lo recuerdas?"
"Peter," dijo suavemente contra su cuello.
"Vale, hola, Peter," asintió, sonriendo de modo tranquilizador al tiempo que se quitaba la máscara para que viera su cara. "Me llamo Steve. Tenemos que salir de aquí, Peter, y la única forma es escalando por la ventana, ¿me entiendes? Te prometo que no te pasará nada, cariño, pero te voy a poner en mi espalda, así que necesito que te agarres muy fuerte a mi cuello. ¿Puedes hacerlo?"
Peter asintió, tosiendo débilmente de nuevo, y Steve cogió eso como respuesta suficiente. Atando las tiras de su máscara a una de su hombro alzó al pequeño por los hombros, lo levantó sobre su cabeza y lo aseguró entre su escudo y su espalda. Aunque el chico se soltara, no había forma de que se cayera –estaba prácticamente envuelto.
"De acuerdo, Peter, aquí vamos," dijo, y usó su codo para romper el cristal de la ventana. "¿Vale?"
"Uh-uh," susurró Peter.
Agarrándose a ambos lados de la ventana, agachó la cabeza y se subió al alféizar, y-volviendo a comprobar que Peter estaba, de hecho, tan seguro como pensaba- se dio la vuelta y se agarró a la enredadera. Parando un momento para comprobar que podía aguantar su peso (y soltando aire aliviado cuando vio que si), bajó con rapidez antes de que la casa se rindiera y se desplomara. El sonido de sirenas se estaba haciendo más fuerte y, para cuando llegó al suelo, podía ver una ambulancia y un camión de bomberos –entre una larga fila de vehículos de emergencia – entrar en la calle.
Con Peter todavía como su prioridad, lo sacó de su envoltorio y lo colocó de nuevo sobre su pecho, acunándolo como el bebé que era. A la luz del día, las pequeñas partes de su piel que no estaban cubiertas con hollín, y sus labios – que estaban abiertos encantados con la idea de meter aire fresco a sus pulmones – estaban empezando a volverse azul. Steve sabía, lógicamente, que lo último que necesitaba era entrar en pánico, pero no podría soportar ver al pequeño morir –no después de haber visto lo que le había pasado a las otras personas de la casa.
"Vamos, Peter," canturreó, acariciándole la espalda mientras iba a zancadas a donde la ambulancia estaba aparcando. "Vamos, bebé, sigue respirando. Sé que cuesta, pero sigue intentándolo por mí."
A pesar de sus palabras reconfortantes, en cuanto un paramédico intento coger a Peter, este soltó un descorazonador lloriqueo. Steve podía ver con claridad en la cara del niño lo mucho que le estaba doliendo, y no pudo evitar la angustia, así que inmediatamente acercó el niño a sí mismo de nuevo.
"Está bien, Peter, está bien. Cálmate, pequeño," rogó, meciéndolo con cuidado se giró a la paramédico. "Ha inhalado un montón de humo, pero estoy bastante seguro de que ese silbido es de asma. Tenemos que-"
"Si no podemos mantenerlo calmado, se va a ser mucho daño," asintió la paramédico. "Parece haberse encariñado contigo –mételo en la ambulancia y veremos que podemos hacer."
Steve asintió, frotando el pecho de Peter para tratar de calmarlo, y siguió a la sanitaria al interior de la ambulancia. Una vez dentro, se sentó en la camilla y sentó a Peter en su regazo –sosteniéndolo contra su pecho. Estaba muy débil a estas alturas, pero Steve no iba a soltarlo, así que no pasaba nada.
"¿Ves?, no da tanto tiempo, ¿verdad?" le preguntó suavemente, tomando una de sus pequeñas manos. "estás bien, Peter. Esta amable señorita va a ayudarte a respirar mejor."
"Se te da muy bien," dijo la paramédico con una sonrisa mientras se subía a la ambulancia y se sentaba en el banco contrario. Aun sonriendo a Peter, conectó unos parches a una máquina del vehículo. "Vale, cielo, vamos a tener que quitarte la camisa y ver tu adorable tripita para que pueda ponerte estos parches en el pecho, ¿vale?"
"Nooo," lloriqueó Peter, removiéndose un poco en el regazo de Steve. "No quero."
"Te prometo que no va a doler, Peter," le dijo Steve, aunque iba a quitarle la camisa de todos modos. No era como si realmente pudiera protestar. "Así la señorita puede escuchar tu corazón. ¿No es guay?"
Honestamente, estaba un poco fuera de su ámbito. ¿Los niños de la edad de Peter decían cosas como guay?¿cómo iba a saberlo? Si la forma en la que la paramédico intentaba esconder su sonrisa le decía algo, era probablemente que no.
"¿Qué es esto?" preguntó ella en vez de comentar nada, cuando Steve le quitaba la camisa a Peter por la cabeza, y un collar que no había visto antes se balanceaba y caía sobre su pecho.
Un rápido vistazo a la placa de identificación que colgaba de la cadena mostró que era una placa médica, y que Steve había estado en lo cierto –Peter tenía asma, y tenía tres años. Su apellido era Parker, lo cual podría ayudar al personal del hospital a encontrar algún pariente. Steve cogió la placa después de que la paramédico se la quitara a Peter, y antes de que pudiera hacer nada más, ella colocó los parches en el pecho de Peter y encendió el monitor del ritmo cardíaco.
"¿Steve?"
Steve alzó la vista cuando Natasha apareció en las puertas de la ambulancia. "Ey, ¿estás bien?" le preguntó.
"El resto de la calle está limpia," replicó, asintiendo. "Clint sacó a un par de personas de una casa en llamas unos bloques más allá, pero aparte de eso, parece que todos los demás salieron sin problemas."
"Aparte de esas dos víctimas," suspiró, mirando a Peter cuando la paramédico le pasaba una máscara de oxígeno por la cabeza. "Hacía tiempo que habían muerto cuando los encontré."
"La policía y el departamento de bomberos lo están mirando ahora," le dijo Natasha, "No fue culpa tuya."
"Ya," asintió, porque ya lo sabía –claro que lo sabía- pero eso no lo hacía más fácil. "¿Están, um… están los demás bien?"
"Una misión sencilla aparentemente," se encogió ella, y Steve la amó porque no le dijera nada sobre el cambio de tema. "Tony tiene la impresión que los robots están hechos de una peor calidad que los construidos por Tecnologías Hammer, así que no hubo problema."
"¿Dobot?" preguntó Peter, más consciente de lo que Steve lo había visto desde que lo encontró. Lo que fuera que estuviera saliendo de esa máscara estaba haciendo sin ninguna duda milagros. "¿Dobot, Stiv?"
Natasha alzó una ceja, con una ligera sonrisa en los labios. La verdad es que Steve también estaba sorprendido –había asumido que el niño estaba tan desorientado que ni recordaría que le había dicho su nombre. Aun asi, simplemente le abrazó un poco más y alzó una ceja a Natasha –desafiándola a decir algo. Ella no lo hizo.
"Sí, chaval, ¿te gustan los robots?" preguntó, su mente vagando inexplicablemente a Tony por un momento.
"Ajam."
"Por muy estimulante que está conversación sea, deberíamos volver a la torre, Steve," cortó Natasha. "Sabes que Bruce se pone de mal humor si llegamos tarde y tiene que recalentar la cena."
Después de una batalla, las cenas se habían convertido en una especie de tradición para los Vengadores. Tomaban turnos –porque todos estaban agotados después de una pelea –para todo el equipo (excepto Tony y Clint, que siempre hacían trampa y pedían comida a domicilio) y tenían 'cena familiar' antes de cada uno ir por su cuenta. Bruce siempre insistía que la comida no sabía tan bien después de ser recalentada, así que todos se aseguraban de estar allí a la hora cuando era su turno de cocinar, porque hacer a Bruce feliz se había convertido rápidamente en algo importante para todos.
"Creo que podremos manejárnoslas a partir de ahora, si tienes que irte," le dijo la sanitaria. Pero a pesar de sus palabras, Steve estaba reacio a dejar al pequeño, por razones que ni él mismo podía explicar.
"Vale, Peter," suspiró. "vamos a tumbarte, ¿vale? Ahora tengo que irme-"
"¡Noooo!" lloró el niño, poniéndose de morros inmediatamente bajo la máscara de oxígeno. "No, no, Stiv, no te vayas!"
Steve, realmente odiaba que los bebés lloraran cuando había algo que él podía hacer para evitarlo. Girando a Peter con cuidado, lo volvió a colocar contra su pecho y le lanzó a Natasha una mirada de ¿qué puedes hacer?. No había forma de que pudiera dejar al niño cuando este estaba tan angustiado –podría hacerse más daño.
"Supongo que voy a tener que saltarme la cena esta noche," se encogió con seriedad. Se sentía mal por ello, claro, pero sólo era esta vez. Una vez dejara a Peter seguro en el hospital (y habiéndose asegurado de que iba a estar bien), iría a casa.
"Como quieras," replicó Natasha, rodando los ojos mientras daba un paso atrás, "pero tú le explicas a Bruce porque te vas a perder su guisado."
"Sí, señora," saludó Steve, sonriéndole mientras la paramédico cerraba las puertas. Volviéndose a Peter –que se había relajado bastante tras ver que Steve no se iba a ninguna parte –preguntó, "¿has estado alguna vez en una ambulancia? Las sirenas son super guay."
Esta vez, la sanitaria no pudo esconder su risa.
