primero para aclarar y que todo quede muy claro esta es una ADAPTACION de un libro de otra gran escritora que es Lisa Kleypas asi que la historia es suya y obvio los personajes pertenecen a Sthephenie Meyer espero que les guste
en esta historia Jacob es quien abandona a Bella y Edward es quien la quiere hacer volver a la vida y que sea feliz.
FALSAS PROMESAS
Inglaterra Enero de 1820
-Otra vez estás pensando en Jacob -se oyó la voz exasperada de Renee -. ¡Estás dejando que el recuerdo de ese canalla eche a perder cualquier oportunidad de hacer un buen matrimonio! Es hora de que lo olvides y pienses en tu futuro.
Isabella Swan se volvió con una sonrisa y contempló aquel rostro tan parecido al suyo. Su madre, lady Renee Swan, aún era hermosa a los cuarenta y cinco, pese a que la pérdida del esposo, unos años atrás, le había dejado un rastro indeleble de tristeza en sus suaves ojos castaños.
-He pensado con mucho cuidado en mi futuro -replicó Bella, con calma-. Pienso esperar que Jacob vuelva por mí, todo el tiempo que sea necesario.
Renee suspiró.
-Desde que Jacob se fue, hace un año, te he visto quedarte sola en bailes como este, comportándote como si fueras una flor del empapelado, cuando deberías estar bailando y riéndote con otros jóvenes.
-No me interesa ninguno de ellos. –Bella estiró un brazo hacia su madre y le tocó el brazo, para apaciguarla.
-No entiendo tu obstinación -dijo Renee con suavidad-. Siempre te he conocido bien, Bella, y esto no es propio de ti.
Siempre habían estado muy unidas, sobre todo los cuatro últimos años, desde que el padre de Bella, John, muriera de una enfermedad cardíaca. Hasta eran parecidas, las dos menudas y de cabello oscuro, con ojos castaños, del tono del jerez. Tenían el mismo temperamento, práctico y sensato. "Pero yo no soy igual a ti, mamá", pensó Bella. Ni siquiera Renee comprendía el núcleo romántico donde se albergaban la esperanza, el dolor y los sueños destruidos que había dejado Jacob Black.
Una junto a la otra, las dos mujeres contemplaron la escena familiar que se desplegaba ante ellas: parejas moviéndose al ritmo de una cuadrilla, jóvenes corteses que abordaban a muchachas ruborosas, viudas y damas de compañía que observaban con mirada vigilante a las niñas que debían cuidar. En otra época, Bellahabía participado en las diversiones, haciendo caídas de ojos a los apuestos juerguistas, coqueteando, bailando... le encantaba bailar hasta que las faldas se le enroscaban en los tobillos. Y entonces conoció a Jacob, y su corazón se perdió para siempre. Era el único hombre que querría jamás.
-Mamá -murmuró-, debes aceptar que sé lo que es mejor para mí.
-Pero has estado metida en el campo la mayor parte de tu vida. ¿Cómo puedes saber lo que es mejor? Ahora, estás tomando decisiones que afectarán el resto de tu vida. Cada muchacho que rechazas podría ser el que te hiciera realmente feliz.
-Jamás podría ser feliz casándome con un hombre al que no amara.
-Hay otras cosas tan importantes como el amor. Bondad, afecto, seguridad... todo lo que yo tuve con tu padre. La pasión y el romanticismo se disipan, pero la amistad perdura toda la vida.
-Cuando Jacob regrese, tendré todo eso.
-Me gustaría que regresara -replicó Renee, airada-, así podría decirle lo que opino de él. -Sonrió mientras hablaba, para que los demás invitados al baile de los Stanley creyeran que sostenían una conversación intrascendente-. ¡Dejarte pendiente de las cuerdas de tu corazón durante años, mientras él galantea por todo el continente...!
-Mamá, por favor... ya hemos tenido esta conversación cientos de veces.
Renee le tomó la mano y se la oprimió.
-Ya sabes que lo que te digo es porque estoy preocupada por ti, querida. No creo que pienses que Jacob regresará. Pero eres demasiado obstinada para admitirlo, ni siquiera para ti misma. Tienes miedo de que vuelvan a herirte y has decidido no confiar más en ningún hombre, porque Jacob Black te engañó. Y es mi culpa que le hayas entregado el corazón a un miserable como él.
-¿Tu culpa? -repitió Bella, sorprendida.
-Sí. Desde que Charlie murió, he dependido de tu ayuda para dirigir la propiedad y a los inquilinos. Cuando las otras muchachas estaban bailando y coqueteando, tú sacrificaste tus mejores años sentada tras montañas de libros de contabilidad, tratando de exprimir las monedas para nuestro presupuesto y lograr que las cuentas cerrasen...
-Quería ayudarte. –Bella pasó el brazo por la cintura de su madre-. Si tú y yo hubiésemos perdido la propiedad, jamás me lo habría perdonado. Y creo que nos las hemos arreglado bastante bien.
-Puede ser-dijo Renee, con expresión afligida-. Por desgracia, eres más ingenua que la mayoría de las muchachas de tu edad, Bella. Perdóname que lo diga, pero es verdad. Tienes ideales demasiado elevados... has sido protegida de las experiencias que podrían haberte dado un conocimiento más cabal de la vida. Jacob lo percibió y se aprovechó de ti. Lo que no entiendo es por qué insistes en serle leal.
Como no tenía una respuesta a eso, Bella suspiró y contempló el salón. Los que ofrecían el baile eran los Stanley, porque la hija cumplía diecisiete años. Corrió la voz de que asistirían numerosos solteros, y por eso, padres ansiosos de todo Berkshire y condados vecinos habían llevado a sus hijas. Sin embargo, Jacob Black no estaba presente, y en lo que a Bella se refería, era el único hombre que podía interesarle.
¿Sólo había pasado un año desde que Jacob la cortejara con tanto ardor, con tanta ternura? Había conquistado el corazón de Bella, y después, la había dejado. Había dicho que quería vivir más la vida. Antes de comprometerse con las responsabilidades del matrimonio, de una esposa, hijos, quería hacer un viaje por el continente europeo, pero luego volvería a ella. Le pidió que lo entendiera, y Bella hizo como que entendía, porque se sentía demasiado insegura de sí misma» demasiado embelesada para protestar.
Quizá su madre tenía razón. Bella no quería convencerse de que Jacob jamás regresaría a buscarla. El problema era que no podía olvidarlo, ni seguir adelante con su vida. Ningún otro hombre tenía ese encanto malévolo... nadie más la interesaba.
-Mira allá, Bella-oyó la voz de la madre-. ¿Ves a aquel caballero alto que está junto a la puerta?
Bella fijó la mirada en el desconocido, hombre de unos veinticinco años. Sólo un asiduo deportista podía tener ese cuerpo atlético y esa piel bronceada. Su cabello castaño dorado estaba pulcramente cepillado, encima de un par de ojos café brillante, de gruesas pestañas. Ciertamente era muy apuesto... pero le faltaba el travieso atractivo de Jacob Black. Estaba de pie, con la mano en la cintura de una joven y la guiaba, protector, entre la gente.
-¿Quién es? -preguntó Bella, sin demasiado interés.
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saludos y dejen un RR para ver si les agrada la idea de la adaptacion
Pekelittrell
