Shuffle Wife

Capítulo 1

Los Taisho, los Higurashi y los Cougler.

Una despampanante mujer de hermosa y tersa piel nívea, cabello lacio de intenso castaño oscuro y hermosos ojos del mismo tono; los cuales llevaba protegidos por unas costosísimas gafas para el sol. Se encontraba retozando sobre una colchoneta inflable en medio de la piscina de su espectacular casa ubicada en Malibú.

Estaba disfrutando del precioso día soleado de verano. Mientras que el mundo entero parecía estar a sus pies, puesto que ella se sentía la reina del mundo y nada, ni nadie podría hacerle sentir lo contrario ¿o sí?

Aquella mujer llevaba la palabra ambición en la frente y era precisamente su esposo quien

según ella, no estaba a la altura de sus costosos caprichos.

En cuanto lo escuchó pasar por su lado para despedirse, sintió que su día perfecto había

llegado a su fin.

Sango: ¿ya te vas a trabajar?

Inuyasha: sí, así es, hoy veré a un importante cliente, con el cual podría ganar mucho dinero

Sango: eso espero, ya que el día que nos casamos me prometiste lo mejor de lo mejor y hasta ahora sigo esperando que cumplas con ello

Inuyasha: ¿otra vez con lo mismo? Sango, deja de ser tan ambiciosa. Desde el día que nos casamos te he complacido en todo y es por ello que estamos hasta el cuello de deudas, así que… por favor, confórmate con lo que ya tienes

Sango: ¿qué me conforme dices? (se acercó a la orilla y con ayuda de su esposo, tocó suelo) no. Definitivamente eso no. Yo quiero y me merezco lo mejor y ello incluye una vida llena de lujos y caprichos sin límites

Inuyasha: hasta ahora te he dado todo aquello que me has pedido, pero sino pagamos las deudas, creo que tendremos que conformarnos con una vida menos… (Miró alrededor) lujosa

Sango: nada de eso, lo que yo quiero lo consigo, así que te buscarás un segundo empleo, asaltaras un banco o estafarás a tus clientes, pero tú a mí me das lo que yo quiero y eso significa una casa en Beverly Hills y por su puesto lo que te vengo pidiendo desde hace un año atrás; quiero un hijo

Inuyasha: (roló los ojos y soltó un suspiro) que no entiendes que aún tenemos que terminar de pagar la hipoteca de esta casa y lo del bebé… ¿cómo lo vamos a concebir?, ¡si nuestra vida sexual es un desastre!

Sango: tú bien sabes que el médico ordenó que sólo tuviéramos relaciones cuando esté ovulando, de lo contrario todo el costosísimo y tedioso tratamiento no dará resultado, y como casi siempre tú estás fuera de la ciudad en la fecha… entonces no es mi culpa

Inuyasha: de acuerdo, por lo que veo tú quieres hacerme quedar como el culpable de todo y tú ser la pobre y sufrida esposa cuyo esposo no le da nada

Sango: por supuesto que no cielo, es sólo que ya me aburrí de la vida que llevamos y quiero más, quiero fiestas espectaculares todos los fines de semana, deseo renovar todo mi guardarropa, cambiar de auto y desde luego vivir entre los famosos, nada más eso pido

Inuyasha: ¿nada más? ¿Te parece poco acaso?

Sango: desde luego que me parece poco ya que podría pedir mucho más, pero por consideración a ti no pido más. Después de todo sino fuera que te ayudo con lo que gano, tú no podrías ni darme de la mitad de lo que ya tengo

Inuyasha: dirás que todo lo que ganas lo gastas en ti y lo que no te alcanza, me lo pides a mí

Sango: cariño, no en vano tengo que tolerar los caprichos exagerados de mi odiosa jefa y ser prácticamente su esclava, pero algo si te prometo, en cuanto ocupé su puesto te ayudaré con algunos de mis caprichos

Inuyasha: ¡ay Sango! No sé en qué momento dejaste de ser la encantadora mujer con la que me casé y te convertiste en una codiciosa súcubo

Sango: (le acarició la mejilla) yo también me pregunto en qué momento dejaste de ser el esposo ideal y te convertiste en un incompetente incapaz de hacerme feliz (le dedicó una sonrisa, le dio un sutil beso y se metió a la casa)

Inuyasha sabía que estaba mal seguirla amando, después de cómo se comportaba con él pero, se repetía así mismo que una vez que complaciera todos sus caprichos ella volvería a ser la misma cariñosa y atenta esposa que alguna vez fue.

Al mismo tiempo en la ciudad de Topanga…

En la cocina de una acogedora casa, se encontraba una risueña mujer caucásica de vivaces ojos color chocolate, cabello ondulado negro y contagiosa sonrisa.

Ella estaba muy feliz preparando varias porciones de desayuno y empacándolas en diferentes recipientes de colores distintos y mientras lo hacía señalaba cada uno designándolo a diferentes personas.

Orgullosa de su trabajo, empezó a preparar lo que sería el almuerzo y en cuanto el hogar se llenó de un exquisito aroma, su esposo se hizo presente.

Miroku: (la tomó por detrás la cintura y le deposito un beso en la mejilla) buenos días preciosa ¿cómo te encuentras el día de hoy?

Kagome: hola cariño, ¿Qué haces despierto a esta hora? Creí que dormirías hasta tarde como de costumbre

Miroku: hoy no hermosa, hoy tengo algo muy importante que hacer y es por ello que debo salir en este momento

Kagome: en ese caso toma tu desayuno primero, ya lo tengo listo y empacado por si deseas llevártelo

Miroku: gracias encanto, tú siempre tan atenta y dulce conmigo

Kagome: es lo menos que puedo hacer por ti, después de todo soy tu esposa, ¿no? (le dedicó una encantadora y dulce sonrisa)

Miroku: (al ver los recipientes listos) ¿hoy también traerás a la casa a tus alumnos?

Kagome: uhm, en realidad son un grupo nuevo, como mis pequeños están de vacacione, casi todos están fuera de la ciudad

Miroku: uhm, eso quiere decir que otra vez deberé compartirte con un grupo de pequeños alborotadores. Qué bueno que no soy celoso o de lo contrario te secuestraría y te tendría toda para mí (la atrapó de la cintura y besó su cuello con pasión)

Kagome: ahora no cariño, debo terminar con los almuerzos para los pequeños

Miroku: pero preciosa, esperar hasta la noche, no se me hace justo, por qué no dejas lo que estás haciendo y nos dedicamos a nosotros (la volvió a besar) solo un rato ¿Qué dices?

Kagome: (se zafó del agarre y lo hizo a un lado) lo siento, pero debo terminar de cocinar, en menos de media hora los niños estarán acá y no tengo tiempo para… tú sabes.

Miroku: ok, ok, tendré que esperar hasta que sea mi turno como siempre

Kagome: no lo tomes así, sabes que de ser por mí, dejaría el trabajo y me dedicaría solo a ti, pero si algún día queremos poder tener todo aquello con lo que soñamos entonces debemos trabajar muy duro para conseguirlo

Miroku: (acarició un mechón de su cabello) lo sé preciosa, lo sé, pero eso deberías dejármelo a mí, sé que no nos ha ido muy bien económicamente últimamente, pero te prometo que no será por mucho.

En cuanto logré conseguir un mejor empleo, te daré todo aquello que te mereces.

Kagome: gracias cielo, pero yo también quiero ayudar, ya que estamos junto en esto

Miroku: (le dio un beso en la frente) Eres la mujer más adorable que existe y me siento sumamente afortunado por tenerte como mi esposa

Kagome: yo también soy feliz a tu lado mi amor

Miroku: (al sentir la atmosfera que se estaba formando) ¿en serio tienes que recibir a tus nuevos alumnos? No lo sé, ¿no puedes pedirles a sus padres que no los traigan o que vengan más tarde?

Kagome: lo siento mi amor, pero trabajo es trabajo y yo aún debo terminar de cocinar

Miroku: está bien, por hoy los pequeños ganan, pero mañana serás toda mía… todo el día (lo dijo con un timbre de voz lascivo)

Kagome: de acuerdo, te prometo que mañana no saldremos de la habitación (le dio un dulce beso) ahora ve a hacer aquello tan importante o llegarás tarde.

En la entrada de una casa ubicada en la zona más exclusiva de Santa Mónica…

Inuyasha esperaba de manera impaciente a su potencial comprador, llevaba al menos 15 minutos aguardando a que éste llegará y ni si quiera por delicadeza le contestaba el celular, lo cual lo estaba exasperando.

Tenía otras casas que ofrecer y el dichoso cliente lo estaba retrasando con su impuntualidad.

Justo en el preciso momento que se disponía a marcharse del lugar, un auto se estacionó en la entrada de la residencia y de este bajó un hombre de buena talla, delgado, de ojos color azul intenso, cabello negro corto amarrado en una coleta; al principio a Inuyasha se le hizo demasiada coincidencia que su comprador fuera precisamente su amigo de la universidad, pero en cuanto se le acercó no lo que quedó duda alguna.

Inuyasha: (extendiéndole la mano y los brazos) ¡No lo puedo creer! Pero miren nada más que trae la marea después de tantos años ¡Miroku Higurashi! (se dieron un fuerte abrazo y amical abrazo)

Miroku: ¡ey! Inuyasha Taisho, viejo amigo ¿Qué fue de ti? Desde que nos graduamos no supe nada de ti, fue como si la tierra te tragará o… no me digas que fuiste secuestrado por una seductora mujer y por ello te desapareciste de la faz de la tierra

Inuyasha: algo así, la verdad es que ni bien nos graduamos conseguí trabajo y me casé al poco tiempo y desde ese entonces, mi vida fue otra

Miroku: aún recuerdo las mega juergas que nos metíamos todos los fines de semana y con todas las bellezas con las que nos acostamos. ¡Wau! Definitivamente la época de universidad fue una de las mejores de mi vida, aunque ahora no me puedo quejar, llevo una buena vida, estoy casado con una encantadora mujer y sería más feliz si consiguiera un empleo que me pagué mejor, pero no me quejo

Inuyasha: me alegra por ti, pero a todo esto ¿Qué haces acá? Tú no eres mi cliente

Miroku: oh, es cierto, vi en un anuncio que está fabulosa casa estaba a la venta y pasé a verla y mira que casualidades de la vida, precisamente tú eres el corredor

Inuyasha: (miró su reloj) en vista que mi cliente no vendrá, te enseñaré la casa, total quien sabe y por ahí que te agrade y la terminas comprando

Miroku: puede ser mi gran amigo, puede ser.

Estoy en busca de la casa más hermosa y perfecta para dársela como regalo de aniversario de bodas a mi adorada esposa. ¡Oh, mi linda Kagome! Es tan adorable que se merece lo mejor de lo mejor

Inuyasha: ¡vaya! Quién diría que el incorregible mujeriego n° 1 de todo el país, se volvería fiel a una sola mujer

Miroku: (lo tomó del hombro) eso mi estimado amigo no ha cambiado, yo sigo siendo el mismo de siempre, sólo que ahora lo soy con menos frecuencia. Verás mi adorada esposa es encantadora, dulce, cariñosa, atenta, casera, pero le falta pasión, ambición, fiereza de mujer, ella en verdad es un ángel, pero para esos ratos de locura extrema y desinhibición total… me buscó una compañera ocasional, tú entiendes

Inuyasha: sí, te entiendo, aunque te envidio, ya que mi esposa tiene todo aquello que buscas, pero no tiene nada de lo que tiene la tuya. Sango es una mujer de mundo, negocios, fiestas y lujos extremos, tanto que hay veces que me siento su billetera humana y no su esposo

Miroku: ¡uy amigo! ¿Problemas en el paraíso?

Inuyasha: más que eso, es falta de comunicación. Después de 5 años de casados las cosas no son igual que al principio y más de una vez he pensado en divorciarme, pero créeme me saldría más caro hacer ello, que mantenerme a su lado aguantando sus caprichos

Miroku: lo que tú necesitas es divertirte y relajarte un rato a lo grande. ¿Recuerdas a Bankotsu Cougler?

Inuyasha: claro que lo recuerdo, pero que con eso

Miroku: bueno su boda es este fin de semana y será tan espectacular que reservó un hotel completo en Beverly Hills, durará al menos dos días y como es uno de los hombres más ricos del lugar, no le importaría que vayan uno o dos invitados más a su fiesta, por lo que te propongo que te olvides de tu esposa por un fin de semana y me acompañes para hacer de las nuestras como en los viejos tiempos ¿Qué dices?

Inuyasha: no es mala idea, un viaje de placer no me caería nada mal. Ok, iré

Miroku: muy bien, ahora si muéstrateme esta preciosura de casa que quiero saber si es la adecuada para que mi bella Kagome viva en la misma

Días después en un lujoso hotel de Beverly Hills…

En el jardín del lugar se estaba llevando a cabo una espectacular boda. La novia lucía espectacular con su hermoso vestido entallado que destacaba sus muy bien formadas curvas frutos de diversas cirugías plásticas y el novio no se quedaba atrás ya que era codiciado por muchas de las presentes, las cuales aguardaban tan que la ceremonia terminará para acercársele a felicitarlo "con dobles intenciones"

En cuanto la ceremonia terminó se llevó a cabo una fiesta igual de espectacular, solo que el ambiente fue en uno de los salones del hotel.

Cabe decir que el lugar estaba exquisitamente decorado y que los novios no habían escatimados gastos de ningún tipo ya que todo era de primera y los invitados estaban más que a la altura de dicha celebración.

Aunque entre todos los invitados masculinos, uno en particular llamaba la atención de las damas asistentes ya que más de una pasaba por su lado y le hacía algún tipo de coqueteo como guiñarle un ojo, regalarle una seductora sonrisa, enviarles besos volados entre otros coqueteos.

Era tanto lo que atraía a las damas presentes, ya que entre ellas se lo estaban disputando y no faltaban comentarios como: ¿será casado? ¿Habrá venido solo? ¿Se quedará el fin de semana? Me lo quiero llevar a mi suite; si él fuera mío, me volvería su esclava.

Aquellos comentarios no pasaron desapercibidos por la novia y tal fue su curiosidad que se acercó a una de sus invitadas para averiguar de quien se trataba, y como esta no sabía su nombre lo describió físicamente. Alto, de test clara, apuesto, cabello grisáceo largo, ojos de un color divinamente ámbar, sonrisa seductora y escultural figura.

Ante aquella descripción la novia se quedó intrigada, puesto que conocía a todos los amigos del novio y por supuesto a los suyos, por lo que le consultó a su ahora esposo acerca de quién se trataba.

Sara: cariño, algunos de tus invitados cumple con la siguiente descripción: alto, cabello grisáceo, ojos color ámbar y apuesto

Bankotsu: más apuesto que yo lo dudo (sonrió traviesamente) pero esos rasgos… uhm (hizo memoria) solo pueden pertenecer a un viejo amigo de la universidad al cual no veo hace años ¿Por qué lo preguntas?

Sara: lo digo porque está causando un gran alboroto entre las chicas y más de una quiere secuestrarlo

Bankotsu: ¿en serio? Uhm, en ese caso no hay duda, debe tratarse de Inuyasha Taisho

Sara: así que ese es su nombre, pero… no lo recuerdo como parte de la lista de invitados

Bankotsu: debe haberse enterado de nuestra boda y vino

Sara: y dime… ¿podrías presentármelo?

Bankotsu: nos acabamos de casar y ¿ya me quieres ser infiel? (lo dijo en broma)

Sara: (le dio un golpecito en el pecho) ¡tonto! Tú bien sabes que solo tengo ojos para ti, es solo que, me entró curiosidad por conocerlo ya que ha creado tal alboroto entre las chicas que quisiera saludarlo

Bankotsu: de acuerdo, en cuanto partamos el pastel, lo buscaré y te lo presentaré ¿ok?

Sara: de acuerdo y en cuanto lo conozca, se lo reservaré a Yurumi, que está loquita por él

Bankotsu: ¡ay ustedes las mujeres! No pierden tiempo para poner sus ojos sobre un hombre y reservarlos como si fueran un bolso o un accesorio

Sara: ¡ay vamos! Que daño hace, además sólo será un rato

Al fondo del enorme salón…

Miroku e Inuyasha se habían re encontrado con algunos amigos de la universidad y estaban conversando amenamente, hasta el novio se hizo presente, saludándolos amicalmente a ambos.

Bankotsu: ¡Miroku, Inuyasha! ¡Cuánto tiempo muchachos!

Miroku: ¡ey hombre! Qué bien te trata la vida, te acabas de casar con una mujer preciosísima y la fiesta ¡wuau! Está a todo dar

Inuyasha: felicidades por tu matrimonio y discúlpame por asistir sin ser invitado

Bankotsu: (le dio una palmadita en la espalda) ¡pero qué dices! Eres uno de mis más entrañables amigos y me agrada que estés presente, pero… ¿cómo supiste que hoy era mi boda?

Miroku: casualmente nos encontramos haces unos días y me tomé el atrevimiento de invitarlo. Supuse que no te molestaría y por eso lo hice

Bankotsu: ¡esto es fantástico! Después de tantos años los tres estamos juntos de nuevo, lástima que ya no pueda hacer de las mías, porque bueno, ustedes comprenden, me acabo de atar la soga al cuello (los tres rieron jocosamente) ¿y qué hay de ustedes? Están solteros o ya los capturaron

Miroku: por este fin de semana mi querido amigo somos 100% solteros, luego… uhm, ya volveremos a nuestras vidas habituales

Bankotsu: en ese caso déjenme que les presente unas cuantas amigas solteras, que estoy más que seguro que harán que su estadía por estos lares sea más que placentera

Atravesaron medio salón y se reunieron con Sara y un par de amigas de ella y cautelosamente, los recién casados dejaron estratégicamente a los cuatro a solas.

En cuanto Inuyasha y Miroku estuvieron a solas con las encantadoras damas, no perdieron tiempo para entablar más que una amistad, ya que cuando la fiesta llegó a su fin esa noche, cada quien hizo de las suyas en las suites de las señoritas en cuestión.

A la mañana siguiente en el restauran del hotel…

Gran parte de los invitados aún se encontraban alojados, por lo que la celebración no llegaba a su fin y más de uno aprovechaba para divertirse haciendo uso de todas las instalaciones y servicios que brindaban el hotel.

En una de las tantas mesas, se encontraban los recién casados disfrutando de su desayuno y cuando los amigos fueron divisados por el novio, éste de inmediato los invitó a su mesa.

Bankotsu: y díganme muchachos ¿cómo la están pasando hasta hora?

Miroku: espectacular, estar acá es como estar en el paraíso

Sara: en ese caso ¿por qué no se quedan unos días?

Inuyasha: si por mí fuera con gusto me quedaría pero tengo trabajo que hacer

Bankotsu: ¡ay vamos, no seas aburrido! Solo serán unos días

Miroku: lamentablemente debo secundar a Inuyasha.

Yo también, debo volver, ya que mañana me espera un día pesado en la oficina

Sara: por ello ni se preocupen, tengo muchos amigos médicos entre los presentes y cualquiera de ellos podría extenderles un descanso médico por algunos días y listo, además si lo que les preocupa son los costos de hospedaje, descuiden, este hotel le pertenece a mi familia, así que serían mis invitados durante el tiempo que dure su estadía

Bankotsu: ¡vamos chicos!, ante tal invitación que les acaba de hacer mi esposa, no creo que se vayan a oponer ¿no es así?

Inuyasha: (sintió su celular vibrar) hablando de esposas, la mía me está llamando, con su permiso (se levantó y alejó para contestar)

Miroku: uhm, que se me hace que luego de esa llamada, nos va a salir con que debe irse

Sara: en ese caso que venga su esposa y… trae también a la tuya

Miroku: ¿pero qué comes que adivinas? ¿Cómo supiste que soy casado?

Sara: (sonrió con picardía) simple, dos hombres adultos que vienen solos a una boda, es o porque bien son gueys o son casados y buscan un poco de diversión

Miroku: además de bella, astuta. Definitivamente la supiste elegir

Bankotsu: (se recostó en el respaldar de su silla) en realidad fue ella quien me eligió a mí

Sara: (muy sonriente) así es, fui yo quien le propuse que saliéramos desde un inició y fui yo quien le propuse matrimonió, así como soy yo quien quiere proponerles a ti y a Inuyasha que sean parte de nuestro proyecto

Miroku: ¿proyecto? ¿Qué clase de proyecto?

Bankotsu: Sara y yo tenemos planeado producir un programa de televisión de intercambio de parejas y para llevar a cabo la primera temporada pensamos en buscar dos matrimonios en los cuales podamos confiar y estar seguros que harán de nuestro proyecto uno que tenga gran acogida entre los televidentes y es por eso que se nos ocurrió que tú e Inuyasha podrían ayudarnos y nosotros a ustedes

Miroku: no entiendo del todo bien que es lo que se proponen, quizá si me lo explicarán con más detalle, podría darles una respuesta

Sara: sucede que yo soy directora y el productor de televisión y lo que queremos hacer es una especie de reality show, donde dos esposas son intercambiadas y estás deben convivir durante un mes con el esposo opuesto y para esto nuestro Equipo de producción los filmaría uhm, digamos 14 horas al día durante todos los días, y usaríamos solo 1 hora de grabación por día para formar un capítulo y de este modo lanzarlo en televisión local y por cable, claro que esto tiene su recompensa y es que el público televidente podrá escoger a su pareja favorita y el que gané se hará acreedor a un premio en efectivo de doscientos mil dólares

Bankotsu: en realidad son cien mil, pero como ustedes son mis amigos, doblaremos la suma, para que así lo puedan repartir en forma equitativa entre los cuatro; claro siempre y cuando estén de acuerdo y se sometan a todas las pautas del contrato sin violar ninguna de las normas

Miroku: interesante propuesta, pero… ¿no existe ya un programa así?

Sara: sí es cierto, pero aquel programa solo es de 2 semanas y es un solo capitulo de una hora, en cambio nuestro proyecto es más una mini serie que constará de 30 capítulos de 1 hora cada uno y empezará a sería lanzado al aire a la segunda semana de haber iniciado la convivencia

Miroku: interesante propuesta y el premio no está del todo mal, pero ¿qué condiciones tendríamos que cubrir los involucrados?

Bankotsu: los términos y condiciones los discutiremos una vez que los cuatro estén de acuerdo con nuestra propuesta, así que ¿qué decides?

Miroku: cuenten conmigo, por esa suma de dinero estoy dispuesto a hacer lo que sea

Sara: bien, en ese caso solo faltaría que Inuyasha también acepte

Inuyasha: ¿qué es aquello que debo aceptar? (Sara le explicó todo) ¿eso quiere decir que debería convivir con la esposa de Miroku y él con la mía?

Sara: exacto

Inuyasha: no lo sé, Sango es bastante caprichosa y tiene gustos muy caros, por lo que no sé si podrías con ella

Miroku: ¡ay vamos hombre! Solo será por un mes, además al terminar todos saldríamos ganando, ya que serían cincuenta mil en efectivo para cada uno

Inuyasha: de acuerdo, unas merecidas vacaciones de mi esposa me vendrían bien, pero si no la toleras, tendrás que ingeniártelas para hacerlo, porque por nada del mundo pienso perder

Bankotsu: en ese caso lo único que falta es que sus respectivas esposas estén de acuerdo, así que mejor oportunidad que invitarlas a pasar unos días por acá

Esa misma noche en la recepción del hotel…

Una mujer algo caprichosa se encontraba discutiendo con uno de los botones, puesto que no estaba nada contenta con el trato que le daba a su sin fin de equipaje. Ella no paraba de recriminarle que no sabía hacer adecuadamente su trabajo y exigía hablar con el gerente del hotel para su inmediato despido.

Mientras que al mismo tiempo una adorable joven, le pedía información a la recepcionista y le solicitaba la llave de la suite donde se estaba hospedando su esposo.

Una hora después, ambas mujeres se dirigieron a la playa donde había gran cantidad de mesas ubicadas en diversas áreas privadas. Como ambas caminaban distraídamente terminaron chocándose por casualidad, mientras buscaban a sus respectivos esposos quienes las habían citado en dicho lugar.

Kagome: lo siento, no me fije por donde iba

Sango: descuida, no fue nada

Kagome: ay, este lugar es tan grande que dudo mucho que logre dar con el área 5

Sango: ¿área 5? Yo también me dirijo para allá, pero como ninguna está enumerada no doy con la misma

Kagome: ¿qué te parece si buscamos juntas?

Sango: está bien, no veo porque no

Caminaron unos cuantos metros y en cuanto se toparon con un mozo que llevaba una fuente con cocteles, le preguntaron donde era el área 5 y éste las guió hasta la misma.

El lugar era hermoso, estaba cubierto por un enorme toldo árabe, unas cuantas mesas con sillas de fino acabado, música de fondo agradable, bar privado y una privilegiada vista al mar.

Como el lugar estaba completamente vacío, ambas aprovecharon para sentarse en una misma mesa y pedir un par de cocteles.

Kagome: este lugar es ¡bellísimo!

Sango: sí es verdad, creo que en cuanto me mude compraré una casa por acá cerca

Kagome: vivir frente al mar es algo muy agradable. Sentir el arrullo de las olas, el sonido de las palmeras meciéndose y despertar con los primeros rayos del sol es delicioso

Sango: si es verdad, mi actual casa está cerca a Pacific Coast Highway y es tal como dices, pero , ya me aburrí de vivir en Malibú y es por ello que quiero mudarme por acá

Kagome: ¡wuau! Que afortunada eres, vivir cerca a la playa es mi sueño

Sango: ¿y por qué no te mudas?

Kagome: porque mi esposo y yo aún estamos pagando la actual casa en la que vivimos y hasta que no terminemos, no creo que nos podamos aventurar a mudarnos

Sango: ¡¿tú lo ayudas a pagar la casa que ocupan?!

Kagome: sí, ¿por qué? ¿Qué hay de malo en ello?

Sango: ¡ay no! ¿Con qué clase de miserable tacaño te casaste? Yo en cambio tengo una maravillosa casa y no pago nada por ella, quien se hace cargo de todos los gastos es mi esposo, después de todo para ello trabaja, para complacerme en todo

Kagome: (la miró extrañada) pero… si son un matrimonio ¿no deberían compartir los gastos?

Sango: absolutamente no, él debe tratarme a mí como una reina y yo sólo dedicarme a mí, no en vano trabajo, ya que si no lo hiciera (roló los ojos) no tendría todo aquello que me merezco

Kagome: ya veo (miró su reloj) ¿me pregunto por qué Miroku tardará tanto? Se suponía que nos encontraríamos acá hace 10 minutos

Sango: Inuyasha también debería haber llegado, lo mejor será que lo llame (le timbró pero su celular estaba apagado) que extraño, lleva el celular apagado

Kagome: intentaré llamar al mío (a la primera timbrada obtuvo respuesta)

-hola cariño ¿Dónde estás? Te estoy esperando donde quedamos

-ok, entiendo

-está bien, yo aguardo

-yo también te amo (colgó)

Sango: bueno, en vista que mi esposo no viene, lo mejor es que me vaya

Kagome: ¿podrías hacerme compañía solo un poco más? Por favor.

Mi esposo dijo que estaba con unos amigos y que no tardaba en venir, así que si no te molesta podrías quedarte… sólo un ratito más, si, por favor

Sango: está bien, en ese caso pediré otro coctel

Unos minutos después se hicieron presentes Inuyasha; Miroku; Bankotsu y Sara.

Y luego de las respectivas presentaciones, el matrimonio Cougler les hizo la misma propuesta a las chicas acerca de formar parte del reality show que tenían en mente.