La confesión de un youkai:
-letras cursivas pensamientos-
narracion -simples letras y
-conversaciones-
En medio de aquella habitación la cual había sido invitado cordialmente por una miko futurista se halla el ser menos cálido.
Ahí estaba sentado en medio de aquella habitación, observando como la 'humana' conversaba con su futuro esposo y no era el orejas de perro, sino el lobo sarnoso, como ahora él también o sea Sesshomaru lo llamaba.
Veía como ella le enviaba sonrisas a su futuro marido, a su parecer eran fingidas.
-en serio estás de acuerdo con esta unión –susurro la bestia que en él vivía.
-el que esté de acuerdo o no, aquí no importa, no la puedo obligar a que desista –respondió derrotado.
-inuyasha se debe estar revolcando en su tumba –dijo molesto de nuevo yako.
Volvió a observar como Kouga le tomaba de la mano a la humana y ella se había puesto de mil colores y una mueca algo extraña, cosa que era de admirar, ya que ella ya no era la inocente niña que el conoció en los días de batallas contra Naraku, sino que ahora tenía un bello niño que jugaba con unos caballitos de madera delante de la chimenea.
Al parecer aquella pareja no se dio cuenta de la mirada asesina que emitió el Lord, pero si se percataron de la repentina salida de éste y vieron como el pequeño de apenas 4 años salía tras de él.
-te dije que era mala idea que invites a Sesshomaru –profirió algo disgustado.
-es el tío de mi hijo y se ha portado muy bien con nosotros, después de lo que ocurrió –defendía la azabache con tono triste las últimas palabras.
-Kagome… -llamo Kouga a la vez que veía como su futura esposa derramaba lágrimas de nostalgia por aquel ser que alguna vez fue su rival y ahora ya no existía.
-necesito estar sola –respondió a la vez que se limpiaba las lágrimas y salía de aquella habitación.
Últimamente había notado que ella estaba más sensible de lo habitual, aunque le molestaba que aun recordara al hanyou, se había prometido que en cuanto ella se uniera a él, ya no sufriría más.
Vio cómo se marchaba la que era 'su amor eterno' por la cual dejo a Ayame…
Si aquel día en que Ayame y Kouga hicieron el ritual y que se debería haber consumado la unión, Kouga la dejo, claro está que no llego a consumir aquella unión.
Recordaba como Ayame le reprocho y le rogaba que se quedará a su lado…
-me piensas dejar por Kagome ¿verdad? –Reprocho la pelirroja, mientras sus ojos acuosos derramaban lagrimas incontenibles- yo puedo amarte como ella nunca lo hará, dame la oportunidad, te amo Kouga, por favor…
-yo…-dijo avergonzado por a verla puesto en semejante situación- no te amo, solo siento un cariño que no es el suficiente para hacerte feliz –respiro hondo y le toco la mejilla- tu mereces la felicidad completa y es algo que no te puedo dar, discúlpame por darte esperanzas.
Retrocedió unos pasos para irse, pero fue sujetado fuertemente del brazo…
-escúchame Kouga –mientras hacía más presión en aquel brazo y clavándolo como os cuchillos su mirada- Kagome nunca te hará feliz ella solo ama a inuyasha, tu nunca podrás tenerla, nunca –destilando una mirada de odio, parecía que aquellas palabras fueran una maldición- y así como tú me engañaste con tu falso amor, algún día tendrás lo mismo, recuérdalo- soltó en ese momento el brazo y secó furiosamente los ojos y se fue, envuelta con un aire de odio que jamás Kouga había sentido.
Mientras el tenia estos recuerdos en aquel palacio que Sesshomaru había mando a construir para Kagome.
La azabache se había retirado a lo profundo del bosque, quería estar sola y poder calmar aquel dolor que aun la aquejaba y que el tiempo aun no podía hacerla superar.
-¿acaso nunca podre sosegar este dolor? –Tocándose el pecho, mientras se sentaba al pie de un árbol- en vanos son mis esfuerzos, me parece todo una mentira, el que estés muerto…- enterrando su rostro en aquellas palmas que estaban vacías, sin aquel ser amado.
Las horas pasaban y una azabache estaba tendida al pie del árbol, había llorado hasta dormirse teniendo sueños extraños que provocaron que despertara muy agitada, abrió los ojos con esfuerzo y vio la bella luna que reinaba.
-deben estar preocupados por mi –decía a la vez que se levantaba- más que nada mi pequeño.
Luego de aquellas palabras ella partió, sintiendo muy cerca la presencia de Kouga, que era seguro que la buscaba, pero ella no deseaba hablar aun, así que alzo un campo protector para avanzar a su palacio.
-la verdad no debo casarme con él, esto es una engaño –se reprochaba mentalmente- Kouga no se merece esto, el busca en mi algo que nunca le podre dar, y seguro me va a detestar, no debo hacer caso de Sango… -recordaba a su amiga que había insistido mucho en aquella unión- aunque ella solo me aconseje por el bien de mi pequeño Daichi… debo de poner un fin a esto.
Con dicha determinación, alzo el campo protector y se dejó hallar…
-Kagome –grito el lobo que iba hacia ella muy velozmente- me tenías preocupado, ¿Dónde estabas? –revisándola minuciosamente con la mirada.
-Kouga… yo… -pero fue acallada por un beso muy posesivo del lobo, pero a los pocos segundos reacciono.
-suéltame –grito a la vez que lo empujaba- no lo vuelvas a hacerlo jamás.
La miro con extrañeza, vio aquellos ojos que emitían cólera. Nunca había visto esa mirada y hasta cierto punto le provoco temor.
-no entiendo porque me dices eso- acercándose de nuevo, pero deteniéndose en el acto al ver como la energía espiritual de la azabache hacia presencia.
Haciendo uso de todo su esfuerzo y recriminándose de que ella era la principal culpable de la actual situación, logro tranquilizarse…
-me siento muy avergonzada… -empezó a decir, pero fue interrumpida.
-no deberías es cosa natural en una pareja –tratando de sonar calmado, porque a él también le había disgustado la reacción de la miko.
-déjame terminar, por favor -alzando una mano en señal de que pare- lo que te quería decir es… -observando los ojos azul zafiro que parecían rogarle que no emitiera tal frase que lo destruiría- es que nuestra relación no puede seguir –desviando la mirada hacia el suelo.
-mientes, me estas mintiendo –tomándola por los hombros- tú me amas y si estamos así es por la culpa de ese maldito de Sesshomaru.
-no le digas de esa manera- zafándose de aquel agarre- aquí él no tiene nada que ver -respiro hondo y continuo ante un molesto lobo- se trata sobre nosotros dos, yo he tenido la culpa no debí aceptar tu proposición, debí ser más valiente- comenzó a explicarse- sentí mucha tristeza que mi hijo se criará sin un padre y por eso te acepte, mas todo lo que podía ofrecerte era mi amistad pero me engañe al pensar que tal vez podría amarte y termine engañándote, ahora tengo que admitirlo abiertamente que no te amo y eso nunca va a cambiar… lo siento, perdóname –suplico la azabache muy dolida y con una sensación de paz a pesar de todo.
-ya es muy tarde Kagome –tiñéndose los ojos por primera vez a aquel lobo de un color rojizo- tu eres mía y no puede nadie cambiarlo, deje todo por ti y no pienso aceptar esto –tomándola fuertemente por los hombros arrinconándola contra un árbol mientras hundía sus labios en su cuello dispuesto a marcarla.
-Kouga suéltame –dijo con gran esfuerzo- te digo que me sueltes, no me obligues a hacerte daño.
-inténtalo, tú poder no me hará nada –reto muy seguro a la vez que bajaba la blusa de la chica para darle la marca definitiva.
-trate de ser buena contigo, Kouga – volvió a hablar la azabache a la vez que lo lanzaba contra un árbol con todo su poder espiritual- las cosas ya están dichas, es mejor no volver a vernos –sentencio a la vez que por última vez veía a un lobo maltratado sobre aquel árbol echo leña.
La fuerza con la que lo había lanzado fue más por su poder espiritual, en aquel instante le dio una buena descarga de reiki y de paso lo había sellado temporalmente sus poderes, más que nada por su seguridad hasta que se calmara.
Había retomado su rumbo, no faltaba mucho para entrar a su palacio, cuando dio la vuelta y le hablo a la nada o eso parecía.
-Gracias por no interferir, Sesshomaru.
Luego de aquello entro rauda a sus aposentos.
-todo este tiempo supo que tú estabas en aquel lugar –empezó a hablar yako.
-sabía que me había sentido, quise intervenir, pero aquella mirada me detuvo de hacer algo –comento avergonzado
-desde cuando una mirada te frena de hacer lo que tú deseas –dijo burlón- o es que acaso ella ha entrado en tu duro corazón.
-basta –dijo molesto- ella siempre será la esposa del hanyou, solo la cuido por el bien de mi sobrino.
-sigues tratando de engañarme, bien sabemos que la 'humana' despierta otras cosa en ti y no es precisamente una amistad, sino que tienes expectativas de algo más, debe ser más sincero y no en un inseguro.
-que es lo que pretendes, que vaya y le ofrezca algo que ella ni es sueños va a aceptar, soy el Gran Sesshomaru y no pienso aceptar negativas y menos de una 'humana' –dijo esto último con fingida molestia.
-monta un teatro en otro lugar, se bien lo que tu deseas y si dices que nadie le da una negativa "al Gran Sesshomaru", conquístala o fuérzala y decídete de una vez, pareces un cachorro huérfano cuando estas lejos de ella y sumiso cuando estas cerca –dijo con gran molestia aquella bestia- a mi es de mi agrado a pesar de su mortalidad.
En el palacio de kag:
-No debí llegar tan lejos, si él me odia, será solo culpa mía –decía en voz alta ante una muda sango- debo volver a mi tempo debo dejar que todo se calme, es lo más justo –hablaba dando mil vueltas en aquella habitación.
-¿Crees que estando lejos todo se olvidará? –cuestiono la taijiya, aun sorprendida de la narración de los hechos por parte de la azabache- no crees que cuando decidas volver el insistirá otra vez.
-Ya sé que no es la solución, pero al menos dejare que las cosas se calmen, pero mi decisión de no casarme con él está tomada y no habrá –dijo segura a la vez que miraba a su amiga- poder que me haga cambiar, mi hijo no necesita un padre en mi época es muy común ser madre soltera y muchas han llevado por muy buen camino la educación de sus pequeños…
-Aun así, tu hijo necesita esa figura paterna – insistía sango- no es sano que…
-¡Ya basta! –Grito al fin la miko- esta también es culpa tuya, me deje influenciar por tus consejos y mira que casi fui ultrajada por el ser que supuestamente me ama y respeta.
Las palabras de sango se quedaron atoradas no podía decir algo, estaba en shock, jamás su íntima amiga le había reprochado sus consejos y es más culpado el resultado de estos, así que soltó un fuerte suspiro y se levantó de la silla…
-disculpa, nunca tuve malas intenciones al aconsejarte, adiós –salió rauda de la habitación, sentía como la rabia la inundaba y más que nada porque el resultado de su consejo casi la vuelve la culpable de un ultraje hacia su amiga.
-maldito, mil veces maldito, yo… yo –decía con la voz entre cortada, la taijiya ya lejos de ahí- quería que hiciera feliz a mi amiga y este maldito youkai, en su primer arranque casi la ultraja, desgraciado, ni que me venga a pedir ayuda, porque esta vez no pienso hacer nada por él.
Flash back:
-por favor sango –rogaba el lobo- habla por mí, convéncela de que me acepte, yo la amo…
-no puedo intervenir en lo que ella decida y más ahora que tiene ese gran dolor.
-por eso mismo, haz que me acepte, así yo podre consolarla y darle esa figura paterna que necesita el pequeño Daichi –volvió a rogar a una sango dubitativa.
-es que –decía muy insegura- tu sabes que a inuyasha no le gustaba que estuvieras cerca de Kagome, no es buena idea –sentencio.
-entonces tu serás la culpable de que Kagome críe sola a un pequeño hanyou que no conoce los límites de su poder, sabes bien que tener un hanyou es mucho trabajo, y quien mejor que yo para darle la guía y el cariño necesario a ese pequeño –parándose delante de una taijiya algo perturbada- piénsalo, ayúdame y así estarás ayudando a Kagome a volver a ser feliz. Recuerda que siempre la he amado y por eso deje a Ayame.
-pensare muy bien sobre esto –dijo al fin algo convencida la taijiya- pero no me termina de agradar que tú que fuiste el rival de inuyasha seas su nuevo compañero…
Pasaron algunos días en los que había pensado todo lo que el lobo le había dicho, llegando a la conclusión que ningún otro hombre o youkai, podría hacer feliz a su amiga y más que nada aceptarla con un hanyou, por lo cual empezó a convencerla a la miko aunque al principio había sido renuente. La miko se convenció, porque ingenuamente pensó que el lobo la podría entender y equivocadamente pensaba que nadie más la querría como esposa por su pequeño hijo.
-gracias sango- decía un eufórico lobo- te garantizo que desde ahora Kagome será muy feliz a mi lado.
-solo te advierto Kouga –dijo seria- que si algo malo le sucede, no habrá lugar que pueda ocultarte de mí.
-ya basta de amenazas y celebra conmigo que al fin me acepto Kagome –dándole algo de sake.
Fin del flash back.
-hoy juro que no descansare hasta darte tu merecido, maldito lobo –sujetando fuertemente a su hiraikotsu con su traje de exterminadora.
Mientras la vengadora de sango se iba en busca del lobo sarnoso, la miko futurista alistaba el sencillo equipaje para irse a su época, el pequeño Daichi aún no se daba cuenta de todo lo que pasaba a su alrededor, pero si bien sabia era que su madre estaba triste, aquel vinculo de hijo y madre le decían que las cosas no estaban bien y como el pequeño de mamá que es, abrazo a su madre muy fuerte…
-cariño que sucede –mientras le devolvía el abrazo a su pequeñín.
-mami, Daichi te ama mucho, no llores –pudo apenas decirle- te amo…
El corazón de la azabache se derritió como la mantequilla, es que aquella criaturita era el vivo retrato de su padre, no había heredado nada de ella, y verlo cada día era para ella ver a su amado, detalle que le hacía más difícil olvidarlo.
Flash back:
En ese instante ella recordó aquel bello y fatídico día…
Había llegado el 4 mes de embarazo para Kagome, el parto era inminente, pero aun así había salido algo lejos de la aldea, ella quería un respiro de sus quehaceres, más que nada porque su energía ya no daba para tantas cosas…
-creo que será una bella hanyou –comentaba el Inu, mientras acariciaba el vientre de su amada.
-yo pienso que será un hanyou, patea muy fuerte –tocando justo donde él bebe le pateaba recientemente.
-bueno, si es un hanyou o una, será nuestro primer hijo –dibujando una dulce sonrisa el Inu.
-¿piensas tener más?-sonrió pícaramente.
-pues con unos 5 me conforme –dijo burlón el Inu.
-si llevas los embarazos tengamos 4 mas –contraataco.
-creo que ya debeos irnos, no es bueno que pasemos la noche aquí…
-si ya lo sé –dijo exhausta la miko-es mejor no arriesgarnos
-sabes que soy muy fuerte, pero no pienso arriesgarlos ante los peligros, además tú no puedes usar tus poderes espirituales.
En ese mismo instante apareció de la nada una mujer muy bella de cabellos rubios, y con una marca en el brazo en forma de serpiente…
-así que la miko no tiene poderes –con una sonrisa socarrona- entonces esto será muy sencillo
-¿tú quién eres? –grito el hanyou.
-vaya pero donde están mis modales – acercándose lentamente al hanyou- me llaman yuriko, pero tú me puedes decir, Yuri –guiñándole el ojo.
-atrevida –grito la miko, que estaba ya molesta por el coqueteo de la rubia.
-perdón, olvide que seguías aquí, bien… -ahora acercándose a la miko- he venido a matarlos o mejor dicho a que ustedes mismos lo hagan…
En ese mismo instante el hanyou se interpuso en medio de la rubia y su amada…
-Aléjate de Kagome, pelea conmigo si es que puedes –reto.
-oh, pero si yo no pienso hacerte daño, más bien veamos cuanto se aman –a la vez que tomaba al hanyou por el cuello de manera rápida y susurro una frase sin previo aviso.
-¡suéltalo! –grito la impotente miko al ver como su amado se tocaba la cabeza por un fuerte dolor- ¡¿qué le has hecho?!
-eso fue de parte de Naraku, un viejo amigo, al cual ustedes mataron. Me encomendó la tarea de vengarlo en caso que las cosas salieran mal y por cierto –dijo muy tranquilamente, me llevare esto – arrancando el collar de sumisión como si de cualquier amuleto se tratará, hasta nunca – sonriendo triunfante.
-inuyasha –llamo al verlo que aún se tocaba la cabeza por el fuerte dolor- inuyasha ¿estás bien…?
-vete corre, -grito iracundo- vete Kagome, estoy perdiendo el control huye
-inuyasha… no –decía al vero como los ojos de su amado se tornaban rojos.
-huye por nuestro hijo –gritaba con dificultad.
No vasto más y la miko apenas podía correr, no podría procesar lo que pasaba, pero su fuerza interior la impulsaban a avanzar, por ratos miraba hacia atrás y nada la seguí, se sentía muy preocupada…
-que le dijo es maldita mujer, cual fue el conjuro –pensaba mientras avanzaba- y como pudo romper el collar, se supone que nadie lo podía hacer excepto yo – en ese instantes lagrimas acudían, ya no podía correr más, el vientre le impedía semejante tarea, sentía que las piernas no respondían mas, titubeaba, quería un pequeño descanso y así recuperar el aire, pero sabía que era riesgoso- no falta mucho para llegar a la aldea… -se dijo
-¿A dónde piensas que te vas?- pregunto la voz que amaba y que ahora sonaba extraña- ven aquí perra…
-no… aléjate... inuyasha- respondió temblando.
-me temes, eso es bueno- dijo triunfante a la vez que se acercaba más a la miko.
-inuyasha soy yo Kagome, por favor recupera el control, por nuestro hijo –a la vez que agarraba su abultado vientre, rogo.
-yo no quiero hijos -respondió con cólera- los matare –gruño a la vez que tomaba de los brazos a la miko, clavándole sus garras.
-basta suéltame, no me hagas daño, tú me amas y amas a nuestro hijo- lloraba y suplicaba la miko-recupera el control.
-tu sangre, es deliciosa –mientras lamia la sangre de sus garras- perra, sabes bien.
En ese instante la miko le dio un fuerte golpe en los bajos, haciendo que cayera del dolor, momento que aprovecho para irse…
-kamis, por favor que alguien me ayude- rogo en su pensamientos.
Solo que el hanyou se había recuperado y alcanzado tumbándola al suelo, haciéndola caer estrepitosamente sobre unas rocas, provocándole el trabajo de parto. La miko gemía del dolor, se tocaba el vientre y sintió la sangre que bajaba por sus piernas.
-por amor a tu hijo –grito con dolor la miko- déjame ir, vas a matarlo…
-es lo que quiero, maldita bruja, eres igual que ella….-sacudiéndola, mientras la levantaba como si fuera una hoja.
-¡ayuda! –Grito al fin la impotente miko-¡Ayúdenme, por favor, auxilooo! –volvió a gritar
Solo que el ruido del bosque fue su único receptor...
-vamos pide ayuda –a la vez que le arrancaba la parte superior de la ropa- nadie vendrá.
Solo que cerca de ahí pasaba el sirviente de Sesshomaru y vio la escena y no daba crédito a lo que veía y más cortó que perezoso, fue a avisarle a su amo lo que había visto.
-se ha vuelto loco-musito disgustado el lord.
Dicho esto salió rápidamente, seguido por acompañantes.
Cuanto más se acercaba, el olor a sangre era más fuerte.
-Rin, quédate aquí, cuídala Jaken.- ordeno sin voltear atrás el youkai.
-¡Auxilio! -gritaba ya sin fuerzas en medio del dolor, pues el hanyou le rasgaba el vientre., provocándole la inconsciencia.
Sin mediar palabra, el youkai, saco de un solo golpe al hibrido que estaba sobre la miko.
-no te metas maldito-gruño- ella es mía.
-la estas matando y a tu hijo –refuto.
-pelea conmigo-gruño de nuevo el hanyou, enseñando sus garras ensangrentadas- y muere…
La pelea era intensa entre ambos hermanos, el látigo venenoso de Sesshomaru no le hacía nada… y cada vez lo ataques del hibrido eran más acertado rasguñando el brazo izquierdo del Youkai y llegaron a un punto en donde el hanyou había perdido la más mínima conciencia ya solo gruñía y no emitía palabra alguna y su solo instinto respondía a los ataque que el youkai le lanzaba.
-creo que no hay vuelta atrás-susurro el lord- no me dejas alternativa.
Eso era muy cierto en aquella situación dejar vivo a aquel ser no era opción, ya no había forma de que recuperará el control, la espada yacía partida en dos en medio de la batalla, y para tensar las cosas la azabache seguía inconsciente perdiendo sangre, corría en riesgo aquellas vidas inocentes.
-perdóname padre- susurro de nuevo el lord a la vez que sacaba su bestia interior y se transformaba en yako- y perdóname hermano.
Una vez transformado lo tomo con sus fauces y ahí en ese momento clavo sus colmillos, dejando al fin sin vida a un valioso hanyou que ya no era más que una bestia con ganas de matar a todo ser vivo.
Enfoco su mirada en la miko que yacía sobre las piedras y percibió lo débil que se hallaba la criatura y volvió a su forma humanoide…
-Kagome –llamo a la vez que la levantaba en brazos.
No había respuesta, así que salió raudo hacia la aldea.
Pasaron las horas y una exhausta sango y otras aldeanas, habían logrado traer al mundo al pequeño hanyou..
Fin del flash back.
-mami –llamo el pequeño logrando sacar de sus pensamientos a su madre.
-¿Qué sucede cariño?- tratando de sacar todos esos recuerdos que la sumergían.
-el tío sechomau ha venido- decía muy contento el pequeño.
-espero y no me hable de lo que ha sucedido ayer –pensó algo tensa.
-ahora bajo, Daichi, ve con él.
Solo que en la sala…
-la señorita Kagome, va a volver a su tiempo-contaba el monje.
El lord alzo una ceja ante dicha información y dedujo que era por lo de ayer.
-esperemos y no demore mucho en volver –volvió a hablar el monje- ¿sabía usted que ella no se casara con Kouga?
-no –respondió aparentando no saber.
-ha sido una noticia que nadie esperaba –pero callo al ver la mirada molesta del lord.
-bueno yo me retiro –hablo tímidamente para irse.
Pasaron algunos minutos y el pequeño Daichi bajaba apresurado.
-mi mami ya baja –dijo apenas.
Su corazón se volvía muy cálido al tener a su pequeño sobrino cerca…
-vuelve pronto-tocándole la cabecita.
-solo será el necesario –contestaba la miko que iba bajando con ropa de su era.
-necesito hablar contigo –mirando al pequeño pidió Sesshomaru..
-Daichi, por que no vas a jugar con Shippo –poniéndose a la altura del hanyou.
El pequeño no respondió solo sonrió y Salió corriendo hacia los jardines.
-Bueno ahora si estamos solos, siéntate por favor-indicaba la miko.
-referente al asunto de ayer, no tengo nada que decir –dijo con ligera molestia el lord.
-te agradezco no hacerlo…
-solo que estas huyendo del lobo –reprendió- cuando tú deberías afrontarlo.
-mi decisión está tomada, y por ahora prefiero que las cosas se calmen, entiéndeme Sesshomaru –hablo determinada- además me voy porque este tiempo me recuerda solo a él.
-siempre trato de hacerlo –levantándose de golpe- pero esto me parece innecesario.
-no me pienso ir por la eternidad, serán unas semanas…- pero fue interrumpida.
-yo necesito que te quedes, no puedo permitir que te vayas, ahora que no te casas con el sarnoso, estoy decidido a luchar por ti –escupió con determinación, plantándole mirada a un muda azabache que se había olvidado como hablar.
-¿no me crees? –Pregunto indignado- si nunca lo dije es porque tú no te hallabas bien, es difícil reconocer sentimientos a un youkai como yo… -muérdete la lengua la vas a regar- intervino yako.
-haremos de cuenta que esta conversación jamás existió- pudo pronunciar con dificultad la azabache.
-piensas que estoy jugando-acercándose mas a la miko que estaba algo sonrojada- me ofendes…
-jamás lo haría-dijo molesta, como se atrevía a pensar que la miko lo tomaría como un juego- es solo que yo no puedo corresponderte ni ahora ni nunca…-trago saliva- tu eres mi cuñado el que…
-dilo, que asesine a inuyasha… -contraataco el Daiyoukai- ya sabes por qué lo hice…
-basta Sesshomaru –dijo dolida, porque ella nunca le reprocho eso- yo sé por qué lo hiciste y fue por eso que ahora estamos vivos, y se bien que inuyasha ya no era el, sino una bestia sedienta de sangre…-sintió que el alma se le rasgaba al decir aquellas palabras.
-ya vez lo que haz echo ser inútil –le gritaba yako.
-es hora que superes tus miedo Kagome- tratando de controlar su dolor, porque también se sentía culpable- yo estoy dispuesto a ayudarte…
-Sesshomaru yo te tengo aprecio y agradecimiento por todo lo que hiciste y eso iba a decirte, pero ya las cosas están más que claras- tratando de mantener las lágrimas – es hora que me retire.
Esquivo al Lord y siguió su camino sin mirar atrás.
-síguela- ordenaba yako- dejaras que se vaya.
-Si- fue su respuesta- no pienso humillarme más la has oído y sabes que ella no me ama.
-eres un conformista…
-deja de hablarme así, oíste- reprendió un furioso lord.
Ya no había marcha atrás, la miko se iba con su hijo en brazos, el Lord no deseaba acercarse, pero se recordó del pequeño y se acercaba…
-mami vamos-insistió el pequeño mirando con algo de miedo al youkai.
La miko pasó desapercibida tal actitud apurándose en las despedidas y salto al pozo….
¿Continuara?
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