Hola mis lectores. Aquí de nuevo con un multichap. Espero que les guste y no teman por las actualizaciones porque lo he terminado antes de subir el primer capítulo.

Enjoy!

Disclaimer: The Mentalist no me pertenece blah blah blah jajaja


The Devil's Tears

Capítulo I

"Lisbon"

Se había convertido en una especie de tradición entre nosotros desde que había vuelto de su escapada de seis meses a Las Vegas. En un principio, creí que era sólo un pobre intento de su parte para enmendar las cosas, pero resultaba que yo, lo quisiese admitir o no, extrañaba su compañía después de tanto tiempo separados, así que no me molestaba estar ahí con Jane en O'Malleys tomándome un trago con él cuando se nos pasaba la hora de salida y aún teníamos ganas de seguir charlando un poco más. Generalmente no eran conversaciones demasiado profundas o comprometedoras, siempre nos manteníamos en el plano de lo trivial o del trabajo, pero nos gustaba que fuera así. Se habían quemado muchos puentes desde lo que había sucedido el año pasado y recién, con mucho esfuerzo y paciencia de mi parte, al fin las cosas volvían un poco a lo que eran antes. Nada volvería a ser igual, estaba consciente de ello y tenía que estar ciega para no notar que todo se había vuelto más que confuso en cuanto a nuestra relación, pero era en estas pequeñas reuniones donde hacíamos tregua de todo el desastre y podíamos estar juntos sin tener un revoltijo de preguntas sin responder.

Jane me cuenta orgulloso cómo había descubierto desde un principio que el mejor amigo de nuestra más reciente víctima y la esposa de este último habían planeado su asesinato para quitarlo del camino y poder mantener su relación sin ningún tipo de obstáculo. Por lo general, le hubiese reprochado que estuviese tan feliz con su ardid para delatarlos, el cual había sido poco ético y peligroso como siempre, pero hoy no estaba de ánimos. Mi mente estaba concentrada en el pequeño paquetito envuelto en papel celeste que estaba en mi bolsa. Él no tardó mucho en notarlo:

-Okey, Lisbon. Escúpelo o me obligarás a averiguarlo por mí mismo y no te va a gustar- dice de pronto, bebiendo un sorbo de su cerveza.

Yo lo fulmino con la mirada, haciendo notar que reconozco que está usando mis propias palabras en mi contra. Estúpido, pedante, idiota, son las palabras que se me cruzan en la mente para describirlo en estos momentos, mirándome con su mega sonrisa y actitud triunfadora. Este hombre sí que me resulta insoportable.

-No es nada, sólo estoy cansada- respondo patéticamente.

-Oh, ya veo. Quizá es por ese paquete tan pesado que has cargado en tu bolsa toda la semana…

Hijo de perra engreído se agrega a mi lista de calificativos para él. Lo sabía todo este tiempo. Pongo los ojos en blanco y de mala gana rebusco en mis cosas y le estiro el paquete, dispuesta a terminar con el asunto de una buena vez. Después de todo, lo compré para él y no tiene caso que lo siga conservando.

-Sé que detestas que celebren tus cumpleaños, pero justo pasé ese día por la librería y…

Guardo silencio mientras él desenvuelve el regalo y un ejemplar de colección de "El Principito" aparece entre sus manos. Una vez me comentó que ese era su libro favorito. Lo recuerdo, porque me burlé de él diciéndole que estaba bastante grandecito para gustarle los libros para niños y me sacó en cara mi aún duradero gusto por los cuentos de Peter el Conejo.

-Wow, esto debió costarte una fortuna- dice hojeándolo con la emoción de un niño de cinco años.

- En serio no es nada- dije encogiéndome de hombros para quitarle importancia, pero podía sentir como mis mejillas se encendían ante su comentario-. Debí dártelo antes, pero nunca se dio la ocasión.

Eso era mentira y ambos lo sabíamos. Yo no era buena con esos tipos de detalles. Alguien tenía que ser especialmente importante para mí para que recibiera tal tipo de atención. Sabía que no debía darle un regalo así, era fácil que se malinterpretara.

Afortunadamente, después de darme las gracias, el tema del regalo no volvió a salir a colación y la velada prosiguió más o menos como siempre. Eso fue un alivio, después de todo, no quería que la única noche en la que podía relajarme resultara incómoda.

Notamos la hora y decidimos que ya debíamos marcharnos. Mañana teníamos trabajo y no queríamos llegar desvelados. Salimos al estacionamiento y tal como ya acostumbraba, Jane me encaminó hasta mi auto.

-Nos vemos mañana, Lisbon- dijo muy sonriente

-Nos vemos- respondo y de pronto noto como me abraza y me da de nuevo las gracias. No hay nada de romántico en su gesto, parece más un niño agradeciendo a alguien que le acaba de regalar su nuevo juguete favorito. Sin embargo, aún así me siento feliz. Maldición, extrañaba al viejo Jane. Ese idiota que se emociona por tonterías y que me descoloca sin siquiera poner mucho esfuerzo en ello. Estos últimos meses, he temido perderlo entre todas esas listas de nombres y ese maldito ático en el cual se encierra. Si estuviera dentro de mi poder, me encantaría borrar de su vida a Red John, Lorelai y a ese topo del FBI por unos instantes por sólo verlo así un día entero.

Bueno, eso es sólo un deseo bienintencionado, pero que no se ajusta nada a la realidad así que lo dejo pasar mientras veo que Jane me deja y se dirige a su auto.

Me quedo un rato en el estacionamiento, con las manos en el volante y viéndolo cómo se aleja, cuando mi teléfono suena desde el asiento de atrás. Me estiro para contestarlo, pero no alcanzo a hacerlo. Reviso la lista de llamadas perdidas, pero no reconozco el número; quizá se habían equivocado. Salgo de mi ensimismamiento y pongo el vehículo en marcha a mi departamento.

Al llegar ahí, enciendo la luz y me dispongo a dejar mi chaqueta en el colgador, cuando de nuevo el teléfono comienza a sonar. Esta vez reviso el identificador de llamadas y me doy cuenta que es el mismo número de hace un rato. Frunciendo el ceño, extrañada, finalmente contesto:

-Lisbon-digo, pero no escucho nada más que música y gente hablando del otro lado de la línea. Suena como a una discoteca o algo así. Estoy a punto de volver a hablar, cuando escucho una voz entrecortada de una mujer.

-¿Teresa Lisbon? ¿Eres tú?

Mi corazón da un vuelco. Es Lorelai Martins, sin lugar a dudas. Podría reconocer esa voz melosa e intencionalmente infantil en cualquier lado.

-Lorelai, tanto tiempo- digo sarcástica mientras busco asiento.

-Mucho tiempo, es cierto. No nos vemos desde aquel interrogatorio.

Sé de cuál está hablando y un dejo de fastidio me recorre las venas.

-¿Qué es lo que quieres?

Mi tono es cortante y sé que no es la jugada más inteligente en este momento. Una fugitiva acaba de contactarme, debería estar sacándole información, no molestándola. Pero es que esta mujer me saca de mis casillas.

No obstante, Lorelai parece no notar mi desprecio y me contesta:

-Patrick dijo que lo encontrara cuando supiera la verdad y lo he hecho…

-¿A qué te refieres?- pregunto, pero ella me ignora y prosigue.

-El problema es que no estoy segura que haga algo inteligente con lo que tengo que decirle. Ambas lo conocemos, el auto control cuando se trata de Red John no es una de sus cualidades. Por eso es que te necesito, Teresa Lisbon. Voy a hablar, pero sólo contigo.

-¿Por qué yo?- digo cuando al fin logro sacar la voz.

-Porque estoy segura que tú decidirás si es conveniente transmitirle a Patrick la información que tengo.

TBC


¿Qué les parece hasta ahora? :)

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Por cierto, gracias a mi querida beta Eliaca por revisar este chap y todos los que vienen. Sí, ya ha leído el resto y le ha gustado ;)