Ship: Jori
Participando en el VS. por el amor y la venganza (o al revés XD).
Disclaimer: Victorious y sus personajes no me pertenecen.
Arrastrar mis uñas dolorosamente a lo largo de su piel, casi incrustándoselas, dejando una huella roja temporal, produciendo exclamaciones, gemidos, pequeños gritos… es mi combustible, me incita, me prende.
Ella hace lo mismo, le encanta morderme, sobretodo eso, lastimarme y en seguida succionar mi piel, marcándome con sus labios, llenándome de hematomas, de heridas, porque le encanta lamer mi sangre, probarme, llenarse de mi.
Siempre comienza suave, una mirada, un movimiento de su boca junto con su lengua y sus labios, como si pudiera saborearme, un tierno rubor en sus mejillas porque seguro se imagina lo que está por hacerme cuando estemos a solas.
Y así me gana, no necesita más que mirarme con esos brillantes orbes color café, dar vueltas a un mechón de su cabello con su dedo índice, balancearse casi imperceptiblemente, como si fuese un ser inocente.
Tori Vega, ingenua, inofensiva, casta, absuelta de toda culpa con esa mirada; dulce, sensata, prudente, moderada… Sí como no, sobretodo lo último, sabe como contenerse, como controlar sus ansias, su pasión, ajá.
Es por eso que debo cubrir mi cuerpo casi por completo con capas de ropa, mangas largas, mallas sobre mis piernas, cadenas y adornos cuidadosamente colocados, para cubrir mis cicatrices, mis heridas… ella es tan juiciosa.
Y yo sé exactamente lo que quiero, lo que necesito; es su cuerpo, las puntas de sus dedos recorriendo las líneas de cada fisura, reconociendo este cuerpo que firmó con sus dientes, con sus uñas y succiones… Fui suya y ella lo sabe porque lo ve, lo siente y eso la excita; saber que nadie más va a tenerme por un tiempo, porque yo no dejaría que alguien viera el efecto que le permito tener en mi; que nunca aceptaría, con nadie, que puede dominarme de esta manera… que me gusta. Y ella, jamás dejará pasar tanto tiempo como para que me cure y escape.
No quiero hacerlo de todas formas, me encanta que casi arruine mi ropa al sacármela y luego la tire por la habitación, que me empuje con violencia contra la pared y luego ataque mis labios atrapándolos con los suyos, jalándolos con sus dientes presionando con fuerza, haciéndolos sangrar para luego besarme nuevamente. Me fascina que clave sus uñas en la parte posterior de mi cuello, no hay cosa más provocativa que eso, el dolor que ella produce con su descontrol, cuando no puede separarse de mi ni para gemir, lo hace en mi, dejando su aliento ahogado en mi boca mientras desabrocha el botón de mi pantalón, forzando su mano bajo mi ropa interior con descaro, quiere saber si ya estoy lista, si con tan poco logró dominarme y sabe que no, mi cuerpo no me traiciona tan fácilmente.
Ella me jala de mi poca ropa y me lleva a la cama, empujándome con vigor y aprovecha para terminar de desnudarme, de exponerme.
Posteriormente inicia su baile, una danza imperdonable en la cual no separa su mirada de mis ojos, desabotona su blusa, botón por botón, sin dejarme ver nada aún, baja sus pantalones y queda nada más en unas bragas negras de seda que le sientan tan bien, y entonces me llama con un dedo, quiere que la persiga, que la busque para que la ayude a deshacerse de su poca ropa, pero a mi me gusta jugar y no lo hago; cruzo mis piernas alzando mis rodillas, ocultándole partes de mi cuerpo que ella quiere, que sabe que son suyas.
Me recuesto reposando mi espalda completa y estiro mis manos sobre mi cabeza, hasta alcanzar el filo de la cama del otro lado, estrujando las sábanas con mis dedos, exponiendo mi pecho completamente, cerrando los ojos como si estuviera a punto de dormirme y esto la enfurece.
Siento como sus manos separan mis piernas inmediatamente y se acomoda entre ellas, arremetiendo contra mis senos su ira; los muerde de un solo bocado, presionando mi aureola completa con sus dientes… Duele, pero quiero más y ella los arrastra hasta atrapar mi pezón haciendo aun más presión, desgastándome, haciendo mi cuerpo saltar.
No perdona mi otro seno, lo pellizca con una necesidad infinita y no lo hace para complacerme, sino para vengarse, para sentir satisfacción en mi dolor, tanto que estoy a punto de voltearla para que se detenga, pero ella comete un error.
—¿Ya me deseas? ¿Quieres quitarme esta molesta blusa? ¿Quieres romper tus bragas favoritas?
Claro que quiero, me muero por dejarla tan vulnerable como yo, pero no le daré el gusto. Ella disfruta lastimándome y yo viéndola desearme.
Que mejor placer que el ser inalcanzable, por lo menos un momento, hasta que realmente necesite presionar su cuerpo con el mío, tomarla de sus nalgas y traerla hacia mi centro, friccionarlos hasta obligarla a venirse a gritos, escurriendo su humedad sobre mi, mezclando sudores, combinando nuestras voces llenas de maldiciones. Colocarme ese juguetito que tanto le gusta y aprisionar sus manos contra el colchón mientras la miro fijamente a los ojos y veo como el dolor inicial de mi penetración la consume.
Pero no aún.
—Vamos Jade, sé que lo deseas.
Niego levemente y le sonrío, irritándola.
—¿No?
Niego nuevamente.
—¿Estás segura? —me dice tan sexy, tomando una de mis manos y empieza a guiarla por su cuerpo, haciéndome sentir su palpitar, su redondo seno, su erecto pezón…
La deseo, quiero presionar mi palma contra él, masajearlo, escucharla jadear mientras lo hago, pero ella sigue bajando; nuestras manos recorren su erizada piel, colándose dentro de la tela oscura, llegando hasta su húmedo monte y no puedo evitar presionar mis dedos, mojándolos entre sus pliegues.
—¿Qué tal ahora?
Niego una vez más y veo el coraje oscurecer sus ojos mientras aparta con fuerza mi mano de su cuerpo y se separa completamente, parándose firme delante mío.
Comienza a sacarse la blusa, primero descubriendo su hombro derecho, mirándome de manera seductora, levantando sus cejas con malicia mientras sonríe. Yo me inclino hacia el frente apoyada en mis codos, ladeando mi cabeza para observarla mejor mientras baja esa tela de su hombro izquierdo. Con sus senos expuestos, desliza lo que resta de esa prenda por su espalda y la deja caer en el piso.
Regresa sus manos acariciando su propio cuerpo, apretándolo como yo lo hago, subiendo por su vientre hasta cubrirse los pechos a palma llena y los aprieta repetidamente, dejando marcas rosadas que desaparecen al instante. Continua su masaje cerrando los ojos gimiendo con placer, moviendo su cuerpo como si estuviese flotando en agua y las olas lo transportaran al más allá, maldita provocación.
Ahora baja una de sus manos hasta su ombligo y continua hasta introducirla en sus bragas, tocándose como quiere que yo lo haga, calmando ese ardor que ya no aguanta.
Viene y va, de atrás hacia adelante, aumentando el volumen de su voz, apretando un poco más su seno y soltándolo para llevar esa mano con angustia hasta su cuello, pasándola por detrás de su cabello y apretando sus uñas contra su piel, generándose dolor… ese que yo debería estarle dando, ese que tanto desea de mi.
Sus jadeos son cada vez más profundos, sus movimientos en su centro más apresurados y se inclina hacia adelante para alcanzarse más cómodamente, penetrándose a ella misma, mordiéndose un labio y yo ya no puedo más.
Me encanta verla así, descomponerse ante mi por la necesidad que tiene de satisfacerse, de alborotarme… de tal manera que no pueda eludirla por más tiempo y tenga que reclamar su cuerpo con mis manos, rodearla con mis brazos quitándole el placer que estaba sintiendo al sujetarla por la espalda y llevarla a la cama para desprender esa maldita tela de sus caderas.
Busco en el cajón su juguete favorito e introduzco una parte de él en mi, lo que casi no alivia mis ganas. Me hinco sobre la cama separando sus piernas para acomodarme mejor y la jalo de sus muslos para acercarla a mi.
Puedo ver su humedad con claridad y salivo inconscientemente, colocando la punta de color violeta entre sus pliegues, jugando un poco con su deseo. No tarda ni un par de segundos en buscar más contacto con un vaivén de sus caderas y yo no espero más para penetrarla. Empiezo suave, demasiado como para saciarla.
—Jade…
Sí, me encanta que diga así mi nombre, suplicando más, entonces empiezo a mover mis caderas en círculos (ya adentro de ella), y siento como mi contacto con algunas áreas la obligan a cerrar los ojos. Sigo profundizando mis embestidas… cada vez más, pero este juego está terminando conmigo, mi cuerpo me pide acelerarme y ella lo nota; ahora soy presa de su voluntad.
Puedo sentir como aprieta por dentro ese maldito instrumento, haciendo que cada movimiento que hago se intensifique en mi y rindo finalmente mi cuerpo en el suyo, escondiendo mi rostro en su clavícula, soportando mi peso en mis antebrazos sobre el colchón, aprisionándola entre ellos y tomo fuerza para arremeter con violencia, sin perdón, para calmarnos de una vez, para llenarla y satisfacerme, para hacerla mía mientras ella me hace suya a gritos.
Tiemblo lo último que queda de mi, con mis labios sobre su cuello, con la garganta completamente seca, sintiendo a sus uñas separarse de mi espalda, seguramente llevándose más de mi sangre con ellas, mientras normalizamos nuestra respiración y le susurro al oído un te amo…
…porque, después de todo esto… ¿cómo no amar a Tori Vega?
Es imposible.
Nota de autor:
Empezamos con los retos para el Versus.
Espero que les haya gustado este violentinesco Jori, como para empezar.
Tengo ideas y borradores de los otros que voy a subir, pero "crucen los dedos", que tengo tanto trabajo, además que me cortaron el internet porque estoy cambiando de contrato y hasta como el viernes no podré conectarme como se debe, así que… manden sus buenas vibras.
Déjenme sus comentarios por ahí en la caja de reviews, ya saben que no hace falta más que un ":)" , un ":(" o un asdfghjkl… o un ¡por favor bota tu computador a la basuraaaa! XD. Todo ayuda.
Gracias a todos por leer y bye.
