Los personajes de Shingeki No Kyojin NO me pertenecen, son obra de Hajime Isayama.
¡ATENCIÓN!
El siguiente fanfic puede contener un lenguaje subido de tono y escenas fuertes en algunos capítulos.
Las personalidades de los personajes puden ser muy distintos a los orgininales por lo que les pido no me maten :'v aclarado esto que disfruten el capítulo :3
Durante las vacaciones de verano…
Era de noche, las 8 en punto para ser exactos, un joven rubio de ojos azules se dirigía a ver a su amada llevando consigo un ramo de rosas y un corto poema que pensaba recitarle, había decidido ir a la casa de ella sin avisarle pues todo era una sorpresa, hacía mucho que Armin había deseado darle esa sorpresa a su querida Annie pero no se había dado la oportunidad y no lo había hecho en el instituto pues quería que fuera un momento único para ambos. Finalmente después de haber caminado un par de kilómetros llegó a la casa de la chica, una casa de dos pisos sencilla, se paró frente a la puerta de madera y tocó, sin embargo, al hacerlo notó que la puerta estaba abierta cosa que le pareció extraño, intrigado entró en la casa con paso silencioso, escuchó algo de ruido en la sala pero al asomarse vio que solo era el televisor encendido, buscó a su amada con la mirada pero no la halló así que decidió buscarla en su habitación que estaba en el segundo piso, mientras subía se percató que había ropa tirada en las escaleras, siguió subiendo y finalmente llegó a la puerta de la habitación de la chica, giró la perilla con suavidad y abrió la puerta lentamente. El tiempo pareció detenerse, el ramo de flores que llevaba consigo cayó lentamente al suelo, el joven rubio se había quedado en shock con los ojos llenándose de lágrimas poco a poco, frente a él se encontraba Annie, la única mujer que había amado en su vida, semidesnuda y en los brazos de Bertolt, tanto la chica como su acompañante habían dejado de besarse y miraban con sorpresa al rubio, hubo silencio durante un corto lapso de tiempo.
-Armin, y…yo…- trató de decir la chica rompiendo el silencio pero el rubio no soportó más y se fue corriendo del lugar.
-¡Armin, espera!- le gritó Annie queriendo salir de la cama pero los brazos de Bertolt se lo impidieron.
-Ya deja a ese perdedor Annie, una chica como tú es mucha mujer para alguien como él, mejor solo continuemos dónde nos quedamos- le sugirió mientras le besaba el cuello.
-No Bertolt, ¡Suéltame!- forcejeó la rubia tratando de liberarse de los brazos del chico.
-¡No me digas que de repente sentiste que lo querías si hace 5 minutos estabas dispuesta a acostarte conmigo maldita zorra!- gritó con furia el pelinegro subiéndose sobre ella y aprisionando sus manos para que no escapara.
-¡Suéltame imbécil!- gritaba la chica tratando de liberarse cosa que resultaba inútil.
-Tú vas a ser mía Annie, así sea por las buenas o por las malas- le amenazó el chico sonriendo cruelmente.
Ante la situación la chica le dio un golpe chocando cabeza con cabeza haciendo que Bertolt liberara sus manos, lo siguiente que hizo fue darle un golpe en la entrepierna y lanzarlo fuera de su cama.
-Aggg… Me las pagarás…zorra- dijo el pelinegro aguantando el dolor, la chica se levantó rápidamente y tomó un bate de beisbol que estaba cerca del closet.
-¡Lárgate de aquí si no quieres que te rompa la cabeza a batazos!- le gritó con odio y repulsión al chico que yacía aun en el suelo con solo su bóxer puesto.
-Esto no se quedará así- le respondió levantándose con algo de dificultad, se puso sus ropas nuevamente y salió de la habitación de la rubia, ella lo siguió cautelosamente hasta asegurarse que se fuera de su casa, cuando al fin se fue ella cerró la puerta y se tiró a llorar recostada sobre la puerta, abrazó sus rodillas y ocultó su mirada mientras lágrimas amargas se deslizaban por su rostro.
-¿Qué acabo de hacer?- se preguntó mientras recordaba la mirada de Armin cuando la vio con Bert en la cama.
Por parte de Armin…
El rubio salió corriendo de ese lugar, ya no soportaba ver como la chica que amaba se encontraba con otro en la cama, corrió por las calles sin ningún cuidado ya que nada le importaba en ese momento, la imagen pasaba una y otra vez por su mente y las lágrimas corrían por sus mejillas como cascada. De pronto al cruzar una de las calles sin precaución escuchó el claxon de un auto y se quedó estático por un momento creyendo que lo atropellarían, sin embargo, el conductor reaccionó a tiempo y logró esquivarlo por poco.
-¡FÍJATE MUCHACHO IDIOTA!- gritó el conductor furioso.
-Lo siento…- respondió el chico sin ningún ánimo ocultando su mirada bajo los mechones de su pelo, después continuó corriendo en dirección a su casa, al llegar abrió la puerta y se fue directamente a su habitación, no tenía ganas de nada, estaba desecho por dentro.
Se sentó en su cama mientras dejaba salir toda su rabia y desilusión, del pequeño buró al lado de su cama sacó un álbum de fotos, era donde guardaba todas las fotos que se tomaba con Annie, lo abrió y comenzó a pasar página tras página sintiéndose más miserable de lo que ya se sentía.
-¿Por qué, Annie?...- se preguntó con su voz quebrada mientras apreciaba una foto de ambos sonriendo felizmente.
-¿Desde cuándo dejé de importarte… desde cuándo?- volvió a preguntarse mientras cerraba los ojos por el dolor.
-Todo el tiempo desde que tengo memoria he sido alguien débil, alguien que muchas veces necesitó ayuda para poder afrontar sus problemas, una persona a la que le han pasado por encima un sin fin de ocasiones- pensaba el rubio mientras sacaba una a una las fotos que había en ese álbum.
-Alguien de quien se han burlado demasiadas veces, pero eso se acabó… a partir de este momento ese Armin ha muerto, al igual que lo que creí que hubo entre nosotros Annie…- Pensó mientras rompía las fotos una por una y tiraba los retazos en la basura.
Un mes después...
Era el fin de las vacaciones de verano, todos los estudiantes debían volver a sus respectivas escuelas. Eren acudía al Instituto María en la ciudad de Shigansina junto con su mejor amigo Armin, estaba preocupado ya que desde hacía un mes no sabía nada de él, intentó preguntarle a Annie pero ella tampoco había sido capaz de localizarlo además de notarla un poco extraña y triste. El castaño era uno de los chicos más populares del instituto además de ser el capitán del equipo de futbol soccer, y por esta razón era de esperarse que tuviera muchas seguidoras aunque por el momento no tenía una relación formal. Armin no tenía la misma suerte que él, pero tenía lo suyo ya que era conocido por ser el chico más inteligente del instituto, sin embargo, eso también lo hacía el blanco favorito de los matones, además de ser la pareja de una de las chicas más populares y rudas que había, algo que para muchos era un total misterio. El chico esperaba ver a su amigo a la entrada del colegio y por esa misma razón no había entrado aún.
-Hola Eren, ¿cómo estuvieron tus vacaciones?- saludó Connie al chico haciendo su clásico saludo que consistía en un amistoso choque de puños.
-Ah, hola Connie, me ha ido de maravilla, fui a visitar a mi padres al campo después de tanto tiempo, ¿Qué tal el tuyo?- le dijo amablemente el castaño.
-Bueno… yo he aprovechado este tiempo para tratar de acercarme a Sasha- le comentó mientras un ligero rubor aparecía en sus mejillas.
-Vaya, ¿y cómo ha ido la cosa?- preguntó Eren con curiosidad.
-Digamos que bien, pero aún no me animo a invitarle a una cita como tal- respondió el chico rascándose la nuca mientras sonreía con algo de vergüenza.
-Tranquilo, estoy seguro que llegado el momento todo se dará amigo mío- dijo el castaño colocando su mano en el hombro de Connie.
-Gracias Eren- le contestó
-Por cierto, ¿Sabes algo de Armin?, No sé nada de él desde que salimos de vacaciones- le preguntó el castaño con preocupación.
-La verdad no sé nada de él- respondió Connie algo intrigado.
-Esto no me huele bien- comentó Eren muy pensativo.
-Oye, Ese que viene ahí… ¿Es Armin?- preguntó el compañero del castaño señalando con la vista hacia un lado de la calle.
Eren buscó a su amigo con la mirada y efectivamente era él, venía con el uniforme escolar que consistía de una camisa blanca con el logotipo de la escuela estampado en el brazo izquierdo, pantalón negro y zapatos además del cinturón. Se alegró de verlo sano y salvo pero algo era diferente en él, no venía con la típica sonrisa que siempre tenía, en su lugar tenía una expresión seria y una mirada fría.
- ¿Por qué tiene esa expresión?, ¿algo le pasó en estas vacaciones? Si es así debió ser muy grave como para hacer que él tenga esa expresión en su rostro- pensaba Eren mientras se acercaba el rubio hasta llegar finalmente con ellos.
-Hola chicos, ¿Cómo han estado?- preguntó el recién llegado mostrando una leve sonrisa.
-Genial… ¿Te encuentras bien Armin?, luces… diferente- preguntó Eren con seriedad a su amigo de la infancia.
-Estoy como nunca, no se preocupen amigos- respondió el rubio sin cambiar su expresión.
La plática daba para más pero el sonido del timbre les indicó que ya debían entrar para tomar sus clases. Los tres se dirigieron rápidamente a su salón conocido como el Aula 7B, Eren entró de primero y se percató de que había una chica nueva, ella tenía el cabello color azabache, no muy largo ya que apenas le llegaba al cuello y sus ojos eran de un color gris oscuro. El castaño se dio cuenta que la chica se le quedó mirando y él le sonrió provocando un ligero rubor en ella, seguidamente tras de él entró Connie y después Armin. Sentada en una silla casi al frente del salón se encontraba Annie, en cuanto el chico rubio entró en el salón sintió alivio por ver que se encontraba bien, pero a la vez dolor pues no podía olvidar la expresión que él tenía aquel día, sin embargo, al observarle detenidamente notó que algo había cambiado en él, su mirada ya no era aquella llena de vida que recordaba, en su lugar tenía una mirada fría e indiferente, incluso no sonreía.
-Armin… ¿qué te ha pasado?- pensó Annie con preocupación al verlo de esa manera, empezó a sentirse más culpable de lo que ya se sentía, pero tenía la esperanza de arreglar las cosas con él.
