Ningun personje es mio BLA BLA BLA TODOS LE PERTENECEN a jk rowling
/
Eran las diez de la mañana y llovía.
Ginny se encontraba mirando por la ventana malhumoradamente mientras rezaba que la lluvia parara.
Se rindió y se sintió estúpida por siquiera haberlo intentado. Jamás con tan solo contemplar la lluvia lograría que cesara.
-¿Acaso no es verano?
Se alejó de la ventana fastidiada y se dirigió a su habitación dando pasos pesados.
Ya llevaba 4 semanas con la familia Letts y había llegado a la conclusión de que eran demasiado perfectos para ella, todos eran educados, no se molestaban con absolutamente nadie y todo era alegría para ellos, simplemente no los soportaba ni un día mas y si quería que la botaran debía sacarlos de quicio. Eran como la familia de Barbie y Ken.
La señora Letts había esperado por una hija por más de 15 años, pero nunca llegó. Ya no se encontraba capaz de concebir a un bebé ni con la paciencia de cuidar una así que habían averiguado para adoptar un tiempo a una adolescente
Llegó a su habitación y cerró la puerta fuertemente haciendo que resonara en toda la morada.
-¡Ginevra!- Gritó la señora Letts desde la cocina.
-¡Disculpa!
Se tiró en su cama boca abajo y miró su mesa de noche. La foto de sus padres seguía ahí tranquila como siempre, Molly y Arthur Weasley le sonreían amablemente. Ellos habían sido dos burocráticos muy importantes, su muerte había conmocionado a mucha gente, pero nadie se había ofrecido a cuidar a sus 7 hijos.
Tomó la foto y la abrazo amorosamente, los extrañaba y mucho.
Sus padres habían muerto cuando ella apenas tenia siete años de edad. A ella y a sus otros 6 hermanos los habían mandado a distintos orfanatos. Un asistente social se había encariñado con ella y desde los 8 había estado pasando de familia en familia cada una peor que la anterior, la única medianamente tolerante había sido la anterior a los Letts pero solo habían cuidado a Ginny por un tiempo mientras Remus Lupin (el asistente social) le encontraba otra familia.
Ya estaba acostumbrada a cambiar de familia por lo menos una vez al mes, Lupin deseaba que encontrara una familia que la quisiera y en la que estuviera cómoda, claro que aparte de que Ginny no era muy fácil de complacer era una adolescente y no muchas familias deseaban adoptar a un adolescente, la mayoría quería niños menores a 5 años.
Besó la foto y volvió a dejarla en la mesa de noche, sonrió de lado y fue hacia su armario.
Toda su ropa era blanca o rosada, ningún color oscuro ya que los Letts los odiaban. Había un jean que ella tenia desde antes y algunas chompas verdes y azules, colores que la señora Letts, clasificaba como masculinos. Tomó los jeans y la chompa verde que mas le gustaba y se dispuso a cambiarse cuanto oyó un leve golpeteo en la puerta.
-Un momento.- Dijo la pelirroja tranquilamente.
-Por supuesto, Ginevra.- Le contestó la ronca voz del señor Letts.
Se cambio rápidamente y se puso el impermeable amarillo chillón encima de la ropa.
Abrió despacio la puerta, el señor Letts al verla lista para salir a la lluvia replicó.
-¿Piensas salir con como esta el clima, Ginevra?
Ginny odiaba que le dijeran Ginevra, no le gustaba que le dijeran igual que a un licor.
-¿Algún problema?- Preguntó con voz dulce.
El señor Letts frunció el ceño. Ginny estaba segura de que los Letts no debían tener mucho cerebro. El hombre simplemente se quitó del marco de la habitación y dejó que su inquilina pasara.
Ginny bajó las escaleras de dos en dos, sabía muy bien que los escalones eran impares por lo que los últimos tres los saltó de una torciéndose un poco el tobillo.
Caminó hasta la puerta de salida y la abrió lentamente para que la señora Letts no la escuchara, cosa que no lo logró muy bien, la señora preguntó a donde iba con esta lluvia, pero al terminar la frase se escuchó el portazo de Ginny.
La lluvia le impactó en la cabeza, pero no le importo, le gustaba el olor a lluvia. Dejó que le mojara los largos cabellos rojos. Empezó a caminar lejos de la casa, por el condominio en el que vivían. La parte de debajo de los únicos jeans que tenía se llenaron de barro, pero no le tomó importancia ya que igualmente la señora Letts seguramente tenía planeado regalarlos a los niños pobres.
Llegó a un parque circular que nunca había visto en su corta estancia en la residencia Letts.
Era un gran parque lleno de pinos y sauces y matorrales de rosas de colores, el pasto estaba más grande de lo usual. Habían algunas farolas apagadas, escondidas entre las copas de los arboles y algunas bancas de mármol blanco desperdigadas entre el parque. En el medio del círculo había una pequeña fuente apagada y llena de moho y telas de arañas.
Ginny sonrió para si misma y comenzó a internase en el parque, con cada paso que daba por el alto pasto pequeñas polillas salían ahuyentadas. Corrió hasta que llegó al otro extremo del parque, se paró en la acera.
La lluvia, el lodo y las polillas no eran la mejor combinación, se sentó en la vereda y empezó a sentir como se le mojaba el trasero, no le importo. Se acostó totalmente en la acera empapándose
Colocó su mejilla contra la fría y mojada acera, cerró los ojos. Estar tranquila no era algo que había gozado en el último mes con la familia Letts, deseaba estarlo por lo menos unos instantes. La lluvia seguía cayendo contra su mejilla estrepitosamente.
Su tranquilidad llegó a tal grado que se quedó dormida plácidamente muriendo de frio con la lluvia cayéndole encima y mojándose completamente de pies a cabeza.
-Lucius- Dijo Narcisa totalmente seria, llamando la atención de su esposo, quien leía tranquilamente un libro.
-¿Si, amor?
Narcisa se mordió el labio nerviosamente, Lucius frunció el ceño, cerró el libro y se sentó al costado de su esposa pasándole un brazo por lo hombros. Narcisa apoyó su frente el hombro de su esposo.
-¿Qué sucede, corazón?- inquirió Lucius preocupado acariciando la rubia platinada cabellera de Narcisa.
Narcisa suspiró y se alejó un poco de su marido para poder verlo a la cara.
-Querido, he decidido que quiero una hija.
Lucius tardó una milésima de segundo en asimilar la información que su esposa acababa de darle. Abrió los ojos extremadamente y su boca no se quedo atrás ¿Una hija, ella quería una hija? ¿¡De donde había sacado esa loca idea!
-¿Disculpa? Creo que no te entendí bien, amor.- Murmuró Lucius aun desconcertado, su esposa solía tener caprichos, una cartera de marca, unos tacones, hasta una casa en la playa… pero jamás una hija.
-No eres sordo, amor, escuchaste bien. Quiero una hija.
Lucius sacudió su cabeza y tomó el rostro de Narcisa con sus pálidas manos. La luz de sus ojos había enloquecido totalmente.
-Narcisa, amor, no estas en condiciones para tener una hija, ni de cargar en tus hombros toda la responsabilidad que cuidarla implica. Aparte, ya tenemos a Draco, el ya nos causa los suficientes problemas.
Narcisa rió tranquilamente haciendo que se viera un poco angelical, Lucius también sonrió pensando que había logrado que su esposa entrara en razón, besó los pálidos labios de su esposa y se levantó para continuar con su lectura.
Narcisa volvió a morderse el labio inferior y sonrió maliciosamente.
-Hablo en serio, Malfoy, quiero una hija.
Lucius dio un librazo en la mesa y volteó a mirar a su esposa.
-¿Acaso piensas que estas en condiciones para tener otro hijo? Ya no estas en la edad para ser madre.
Narcisa se levantó y se paró enfrente de Malfoy.
-Yo jamás dije que quería que fuera mía.- Lucius la miró confundido.- Quiero adoptar.
Lucius rodó lo ojos y tomó a su esposa por la cintura.
-¿Crees que podrás cuidar a un bebe ahora? ¿Tendrás la paciencia?
Narcisa volvió a sonreír dulcemente.
-Jamás dije que fuera un bebe.- Lucius la miró aún mas confundido.- Quiero adoptar a una adolescente.- Lucius se preparó para replicar pero Narcisa le puso un dedo sobre los labios.- Cállate y escúchame.- él asintió.- La gente comúnmente adopta bebes, pero nadie se preocupa por los adolescentes que también han perdido a sus padres. Yo quiero una hija, tu mismo has dicho que no estoy en condiciones para tener una, y concuerdo contigo. Pero quiero hacer feliz a una de esas adolescentes que no consiguen hogar ¿Qué te parece mi idea?
Narcisa sonrió hermosamente y miró a Lucius suplicante.
-Estas loca, mujer.- Murmuró Lucius, Narcisa lo miró con ojos suplicantes y se mordió el labio inferior delicadamente, Lucius bufó- Mi condición es que haya sido de buena familia… Es la única forma en la que acepte alguien más en esta casa… Y de muy buena familia, amor.
Narcisa chilló de alegría, dio saltitos y besó ansiosamente a su marido. El, se limito a sonreír.
-¡Llamaré a Remus!- Chilló Narcisa, ella sabia que haber conocido a ese asistente social había sido algo bueno.
-¿Esta muerta?
Un muchacho bufó y Ginny sintió como una ramita le pinchaba el hombro.
-No esta muerta, idiota, deja de hincarla.
Ginny estaba calada hasta los huesos, se sentía pesada, con dolor de cabeza y entumida, por lo menos ya no llovía. Las dos voces masculinas que escuchaba no las conocía, eran totalmente desconocidas para ella, una era ronca y aterciopelada y la otra era arrastrada, fría y aburrida.
-¿Cómo mierda sabes que no esta muerta?- dijo el de la voz ronca.
-Blaise, no seas idiota, esta respirando ¿Podrías dejar la rama de lado?
El muchacho bufó aburrido y Ginny escuchó una rama caer lejos de ella.
Los dos muchachos se alejaron de la "cosa" que habían encontrado mientras iban a la casa de su amigo. La "cosa" comenzó a moverse y a pestañar rápidamente intentando aclarar su vista.
Ginny se sentó en la vereda mirando el horizonte como si estuviera perdida.
-Esta bien Draco. Te creo, no esta muerta.
El muchacho bufó nuevamente.
Blaise se aproximó hacia la pelirroja y se hincó para mirarla a la cara.
Ginny tenía todo el cabello mojado y la mitad de su rostro estaba dormido por culpa de la vereda, sus ojos estaban brillantes y sus labios morados por el frío.
Blaise la miró por unos instantes y después se levantó para hablar con Draco.
-Me parece que tiene hipotermia, si no la llevamos a su casa puede quedar realmente mal. Esta completamente helada, sus pupilas están delatadas y parece que no sabe donde esta.- El señor "quiero ser un medico respetable" había hablado.
Draco miró a la muchacha que seguía sentada en la vereda con la mirada perdida, se pasó las manos por el cabello.
-¿Cómo la llevaremos a su casa si esta desorientada, Blaise?
Blaise volteó a mirar a la muchacha y se aproximó hacia ella, buscó entre sus bolsillos alguna billetera, Ginny solo miraba como aquel muchacho moreno buscaba algo entre su ropa y el otro rubio le limitaba a mirarla. Blaise llegó a su objetivo.
-Se llama Ginevra Weasley, 15 años, vive en la calle Fleet, número 134.
-Bien, pues hay que llevarla.- dijo Draco tomando la billetera con la identificación de la muchacha.- No quiero cargar en mi conciencia una muerte.
Blaise se aproximó hacia la muchacha pero cuando intentó tomarla en brazos Ginny se estremeció y le alejó un poco de Blaise.
-Esta muriendo de frío, Malfoy.
Draco volvió a bufar y procedió a sacarse la chompa que llevaba encima.
-Sácale el impermeable, el suéter y la camiseta- dijo Malfoy, Blaise lo miró asombrado y un leve sonrojo le cubrió las mejillas.
-Estamos en un parque público, Draco, cualquier persona nos puede ver, no creo que sea muy común desvestir a una muchacha en un parque.
-Tú solo hazlo, Blaise.
Ginny se había quedado mirando el horizonte y Blaise comenzó a desvestirla. Cuando terminó de quitarle todas las chompas y camisetas vio que su sostén era color negro, el cual contrastaba muy bien con su pálida piel que empezaba a entumecerse por el frío.
Draco le tiró la chompa a Blaise quien procedió a ponerle la chompa de Malfoy a la pelirroja.
-Blaise prende el carro.
Blaise corrió hacia el BMW descapotable negro (que en estos momentos tenia el capota levantada) y abrió la puerta trasera y el se metió a la cabina del conductor y también abrió la del copiloto, Draco se encargó de cargar a la pelirroja quien al estar en los brazos de aquel rubio que olía muy bien cayó desmayada.
-Van a creer que la hemos violado.- Murmuró Blaise mientras conducía el automóvil de Draco a poca velocidad buscando la casa número 134.
-Blaise, deja de darme malos pensamientos y conduce.
Draco se concentró en las casas de la derecha mientras que Blaise en las de la izquierda, la pelirroja estaba dormida en el asiento trasero del automóvil dejándolo mojado por su pantalón y cabello.
-Theo nos matara por llegar tarde a la reunión.- Comentó Draco frunciendo el ceño.
Blaise asintió y procedió a estacionarse frente a la casa, casi arroyando el buzón de mensajería. Draco le mandó una mirada asesina y dijo molesto;
-No conducirás nuevamente a mi bebé.
Blaise se encogió de hombros y antes de que Draco lograra salir del BMW lo tomó de la manga de u camisa.
-¿Cuál es la historia?
Draco lo miró confundido.
-¿Qué historia?
Blaise rodó los ojos y bufó.
-¿No te parece que debemos darle una explicación a la madre de la pelirroja cuando toquemos el timbre de su casa con su hija inconsciente en brazos?
-Le diremos la verdad, que la encontramos desmayada en un parque y la trajimos hasta su casa.
Blaise le soltó la camisa y bufó nuevamente, volteó a mirar a la muchacha que seguía durmiendo plácidamente.
Ambos muchachos salieron del auto y Draco se encargó de Ginny mientras Blaise se aproximaba hasta la puerta de la casa para tocar el timbre.
Tomó aire antes de tocar el timbre, nunca había llevado a una mujer que no conocía inconsciente a su casa, lo tocó y soltó todo el aire que sus pulmones contenían.
La puerta se abrió casi al instante, una mujer de cabellos castaños claros amarrados perfectamente en un moño alto y ojos pardos le abrió la puerta y le sonrió amablemente al moreno.
Blaise frunció en ceño por unos instantes, era casi imposible que esa mujer fuera madre de la muchacha que su rubio amigo llevaba en brazos, después sonrió amablemente también.
-Disculpe, ¿es usted la señora Weasley?
La señora frunció el ceño un tanto confundida.
-¿Busca a la señorita Weasley?- Preguntó cordialmente.
Blaise se apretó el puente de la nariz y miro a la señora que empezaba a parecerle estúpida.
-¿Conoce usted a Ginevra Weasley?
La señora lo miro confundida y frunció el ceño.
-Ella es mi hija, ¿qué sucede con ella?
Blaise levantó una ceja y empezó a explicarle las condiciones de su hija a la señora.
Mientras tanto Draco seguía con la pelirroja en brazos, quien comenzaba a despertar.
Ginny abrió los ojos lentamente y lo primero que vio fue un rostro afilado muy pálido que no la miraba. El muchacho no la miraba pero olía exquisitamente.
Parpadeo unas cuantas veces, su cabeza le daba vueltas, intento hablar pero la voz le fallaba y le dolía la garganta inmensamente.
-¿¡Que le hicieron a mi hija!
La señora Letts estaba desesperada, no le parecía normal ni correcto que un par de desconocidos trajeran a su hija en brazos y desmayada. Necesitaba respuestas ahora.
-Mire señora, nosotros no le hicimos nada a su hija, solo la encontramos y la trajimos a su casa, debería agradecernos, no insultarnos.- Dijo Draco tratando de tranquilizar la situación.
-Miren jovencitos, solo dejen a mi hija en la sala y váyanse ahora si no quieren que llame a la policía.
Draco abrió extremadamente los ojos pero le hizo caso a la mirada de "haz lo que dice" de Blaise y se aproximó a dejar a la pelirroja en alguno de los sillones de la sala.
Ginny se mareaba con el bamboleo que hacía Draco al trasladarla de afuera a la sala, al momento en el que el rubio la colocó en el sillón, la pelirroja se aferró al cuello de su camisa.
Draco se sobresaltó e intentó que la muchacha lo soltara cosa que fue casi imposible. La muchacha se acercó a su oído y le susurró un tímido; "Gracias" y cayó desmayada en el sillón.
-Eso fue… extraño.- Murmuró rascándose la cabeza.
-Ahora ¡FUERA!- Chilló Letts.
Ambos muchachos salieron apresuradamente de la casa.
-Espero no tener que ver a esa mujer nunca más en toda mi existencia.- Dijo Draco respirando sonoramente mientras ingresaba al asiento del copiloto.
-¿No te pareció que la muchacha era bastante linda?
Draco miró a Blaise y se preguntó como aquel ser podía ser su mejor amigo.
-¿Blaise, tú crees que tuve tiempo de fijarme si ella era linda o no? Su madre casi me come vivo.
-Si te hubieras fijado hubieras querido que ella te comiera vivo.- Comentó pícaramente Blaise.
Draco rodó los ojos y puso en marcha el motor. Ya estaban tarde para la reunión en casa de Theo.
Ginny despertó dos horas después, estaba acostada en su cama con el pijama puesto. Su ropa ya había sido lavada y secada y se encontraba encima de la silla de su escritorio junto con el suéter del misterioso muchacho.
Se levantó tan apresuradamente de la cama para agarrar el suéter que se mareó un poco pero recuperó rápidamente la compostura y tomó entre sus manos el delicioso algodón de color verde oscuro.
Ya no olía delicioso ya que había sido lavado con el rancio detergente de la casa Letts.
Draco había escuchado en casa de Theo a Blaise contar la historia de la muchacha cerca de 15 veces a diferentes personas y 15 diferentes actos heroicos en la misma historia, que en realidad no habían sucedió. Y como era de esperarse había tenido que responder otras miles de pregunta acerca de la misma.
Cerca a las tres de la mañana Draco comenzó a sentir frio y fue al convertible a buscar su suéter, al no encontrarlo se preocupó. Era su suéter favorito.
Blaise estaba lo suficientemente ebrio como para saber donde demonios estaba su suéter. Cuando de pronto recordó que se lo había puesto a la misteriosa muchacha. Maldijo por lo bajo y se tomó de una un vaso de whiskey para entrar en calor.
