Capítulo I

La pregunta

Cloud observaba como cada día Tifa atendía el bar, sonriente y ajena a todo pensamiento del ex soldado.

¿Qué es lo que te gusta de ella?

¿Cómo responder a la pregunta de Yuffie? No lo sabía. Si ni siquiera entendía por qué se pasaba horas contemplándola, menos sabría definir que le gustaba de ella. No había razones para hacerlo, aunque sinceramente tenía un par de atributos que no eran ajenos para nadie. Y eso le molestaba.

—Tifa, hermosa y delicada ¿Te gustaría tener una cita conmigo? —preguntó un extraño.

Cloud, al escuchar al tipo, se levantó rápidamente como esperando un ataque enemigo.

—Quizás... tal vez si no oliera a perro muerto y a calcetín sudado —Tifa lo miraba con esas caras cómicas que tenía en ciertos momentos—. Por ahora me conformo con que se bañe —terminó, sonriendo.

—¡Ay no! Me iré a casa ahora mismo y regresaré por ti —decía el aparecido mientras se alejaba—. ¡Lo prometo!

—El aceite natural de manzanilla es lo mejor para su caso —Le gritaba ella desde atrás del bar.

Mucha gente se reía por los comentarios, y otra vez Cloud se sentaba a contemplarla taciturno. ¿Cuántas veces se había repetido la misma escena? Una fue con un idiota que le dio por tomar su mano a lo que Tifa respondió que le haría bien un buen tratamiento para el mal de Parkinson debido a los constantes temblores en sus extremidades. Otro fue porque quería tener un hijo con ella y ésta le respondió que todavía se sentía muy joven para él, —claro, si el tipo hasta le doblaba la edad—. Y otro tarado más que rompió un vaso con sus manos al ver como Tifa se agachaba de lado y mostraba una de sus torneadas piernas. Eso Cloud no pudo dejarlo pasar y le tiró una piedra pequeña que, con buen tino y toda la mala leche acumulada del día, le llegó al individuo en plena nariz. El accidentado corrió como alma que lleva el diablo y desapareció de la vista entre alaridos de dolor, dejando atónitos a muchos pero aún más a Tifa, que sintió levemente el pasar de esa piedra viniendo del lugar donde se encontraba el rubio. Cuando ésta le miró para decirle algo, Cloud se defendió:

—¿Qué motivos tengo para hacerlo?

Y Tifa no le pudo responder.

Comenzaba a anochecer, Marlene y Denzel se acostaron temprano mientras Tifa continuaba atendiendo al último cliente. Cloud la vio conversar con este tipo más de lo que acostumbraba y decidió quedarse para escuchar un poco de la plática, dejando en claro que no lo hacía de chismoso... sólo para que no hubiera malos entendidos.

—…¿Tú crees eso? —Tifa parecía tan emocionada que no notaba el fuego que rodeaba a Cloud.

—No lo creo, lo sé —le oyó decir al otro, con seguridad.

—Por favor, dime algo más —pidió la morena mientras se recargaba en el bar, sin intenciones de coquetear, pero a los ojos de Cloud era todo lo contrario.

—Mmm ¿Que más quieres escuchar?, de tu pasado, presente o futuro…

—De mi futuro, creo que ya es hora de saber que me sobrevendrá y... —... y si lo que siento tendrá de donde sostenerse, pensó.

—Muy bien, mírame fijamente y no te voltees.

—De acuerdo —asintió la joven.

El extraño comenzó a mirar cada partícula de Tifa. Su rostro reflejaba cierto sonrojo, uno muy leve, pero al mirar a ese individuo, su corazón comenzaba a serenarse, como si en realidad supiera que no había que temer. En esos ojos se leía confianza ciega y Tifa no podía negarlo. Poco a poco el extraño se acercaba a la chica; sus miradas se cruzaban y faltaban pocos centímetros de distancia. Extrañamente Tifa deseaba besarlo, no porque le gustara, sino para saber que se sentía. Había añorado tantos los labios del ex soldado rubio, pero nunca llegaron.

—¿Que se sentirá? —pensó—. ¿Qué se sentirá besar a alguien?

Los dos podían sentir la respiración del otro, entrecortada, desesperada... Los centímetros se convirtieron en milímetros. Casi rozaban sus labios...

—¡Tifa! —Cloud había aparecido de la nada con un aura de combate que no le envidiaba en nada a los guerreros de Shinra—. ¡Ya es hora de cerrar!

—¿Ah? ¡Eh! —La guerrera se sentía muy avergonzada, no sabía que el rubio seguía abajo en el bar—. Ya cierro.

Tifa miraba a aquel hombre que sólo la observaba en silencio. Era muy atractivo por cierto, pero más que nada misterioso, demasiado.

—Perdone, pero mi compañero tiene razón —Miró la hora y se sorprendió—. ¡¿Son más de las tres de la madrugada?

—El tiempo es relativo para cada ser existente —le dijo el joven, en tono de broma.

—Tiene el don de la palabra, señor —sonreía la chica. Cloud se aguantaba las ganas de formar muecas de burlas como un chiquillo inmaduro.

—No me llames de esa manera —pidió el extraño, con dulzura.

—¿Entonces cómo? —preguntó Tifa.

—Zack, simplemente Zack.

Al oír ese nombre, ambos, Tifa y Cloud, se concentraron en el individuo. Traía una chamarra muy pesada que cubría la mayor parte de su cabeza pero que dejaba cierto aire místico y sombrío en su rostro. Sus ojos eran azules. Un azul cristalino, cabello negro y un traje muy parecido a los de SOLDADO, pero un poco gastado. Se parecía mucho a Zack, el Soldado de Primera Clase. El que Tifa guió hacia las montañas. Aquel que la vio después de que Sephiroth la atacara y ella, en un arranque de furia, le dijera que lo detestaba. Zack fue un hombre tan especial… para ambos. Pero aun cuando ese hombre se llamara o vistiera como él, era imposible que fuese el verdadero. El Soldado de Primera Clase estaba muerto. Y Cloud lo recordaba muy bien.

—¡Tifa, ya es tarde! —Cloud se levantó y corrió las cortinas de hierro—. ¡Hay que cerrar!

—Hmm —Indecisa, Tifa se dirigía hacia "Zack"—. Qué raro suena llamar a otro con ese nombre —pensó—. Disculpe, Zack.

—Descuida —Le dedicó una sonrisa picarona—. Noté el temor —dijo mientras se levantaba del asiento frente al bar.

—¿Temor dice? —inquirió la joven, con sorpresa.

—Explíquese —Cloud lo miraba fijamente con cierto recelo.

—Nada, nada —le bajó el perfil al asunto con un ademan despreocupado—. Señorita Tifa —dirigía su mirada hacia la nominada—. ¿Sabe usted donde puedo encontrar hospedaje?

—Hay uno al dar vuelta la esquina —le decía Cloud, golpeado—. Es cosa de que pregunte.

—Cloud, no seas tan grosero, además ¿A quién le va a preguntar a estas horas?

—No sé, debió pensarlo antes de venir aquí —Cloud trataba de disimular su enojo, pero le fue imposible.

—Su "marido" tiene razón, Señorita Tifa —Zack puso un poco de énfasis a esa palabra—. Pero me emborraché tanto que no lo recordé a tiempo.

—Pero usted no está borracho, Joven Zack —reía divertida.

—Me emborraché con su belleza, mi joven heroína.

La aludida al no saber que responder, se sonrojó tanto que su cara tenía mil colores. Por primera vez en mucho tiempo no podía responder a los piropos de un hombre. Fue tan sencillo lo que dijo que no hubo forma de reaccionar. Con excepción de Cloud que cerraba con fuerzas sus puños en un intento por no romperle la nariz a ese tipo.

—Creo que aún quedan habitaciones disponibles. Mejor será que pregunte. Atienden las veinticuatro horas —Cloud hacia un soberano esfuerzo por hablar lo más pacífico posible…—. O tendrá que dormir en la calle —…pero le costaba bastante.

—Si gusta llamo desde aquí para ver si tienen —Ofreció Tifa haciendo caso omiso del rostro de Cloud—. Para que no salga con este frío.

—¡Tifa! ¡Es demasiado tarde! —El rubio ya no lo soportaba más—. ¡Debemos descansar, fue un día muy agotador! —la miraba serio con aire de exasperado.

—Entonces llamaré AHORA para que no haya más problemas —y diciendo esto se fue a llamar por teléfono dejando a los dos hombres solos.

—Tu nombre es Cloud ¿Verdad?

—Sí —contestó cortante—. ¿Hay algún problema?

—No lo creo, pero te preguntaré por las dudas ¿Tienes alguna relación con ella? —dijo apuntando a Tifa con la mirada.

—No, sólo somos amigos, pero no creas que no escuché lo de "marido" —hizo comillas con sus manos—. Aunque seguiste diciéndole "señorita" —otra vez el gesto.

—Pues lo dije para ver que reacción provocaba en ella, pero no se sintió aludida, es un alivio.

—¿Disculpa?

—Que es un alivio —repitió Zack con naturalidad—. Es muy hermosa e inteligente, no hay muchas mujeres como ella. Si un hombre tiene la oportunidad de estar con una mujer así, podría pensar en morir tranquilo —El rubio no le contestó—. Oye, no te enojes —hizo una pausa—. Sé que no debería hacerlo, pero en verdad me ha cautivado... —el chico siguió sin contestar mientras el moreno observaba a la chica que continuaba en el teléfono—. Tal vez... tal vez si su corazón no tuviera dueño, yo podría entrar en él.

—¿?

Cloud sintió un escalofrío. ¿Qué el corazón de Tifa tenía dueño? ¡Pero él nunca le conoció pareja! Siempre se la pasaba en el bar. Cuando Yuffie o las vecinas la visitaban normalmente se juntaban en el local. Tifa no salía mucho y si lo hacía regresaba temprano aun cuando Cloud no estuviera. Él lo sabía porque Marlene y Denzel lo mantenían al tanto.

—Si yo puedo curar esa herida, créeme que seré capaz de lo que sea —dijo convencido.

—Tifa jamás te haría caso —Sentenció Cloud con algo de prepotencia—. No eres su tipo.

—Jajaja, yo creo que sí —Zack lo miraba con detenimiento—. ¿Acaso no viste lo que estuvo a punto de pasar?

—No —mintió—. No vi nada.

—Lástima, si no hubieras interrumpido todavía estaría sentado al lado del bar.

Cloud miraba con profundo rencor a Zack ¿Quién se habría creído? En realidad sí sabía que ese idiota estuvo a punto de darle un beso a su Tifa. ¿Su Tifa? —Pensó— ni que fuera su dueño.

Pero lo que más le remordía en la conciencia es que ella no hubiese hecho nada por evitarlo. Cuando los vio a punto de besarse, quería sacar a Tifa lo más rápido posible de ahí y de paso cortar en trozos pequeños y diminutos a ese gusano. Aunque se confundía a sí mismo ¿Por qué actuaba así? ¿Qué razones tenía? ¿Tanto le molestaba la presencia de otro hombre en la vida de ella? Seguía preguntándose cosas similares, pero fue detenido de golpe por lo que acababa de escuchar.

—Puedes dormir aquí, para mí no es molestia —dijo Tifa.

—¿Seguro? —El aludido miraba a Cloud que aún no se recuperaba del shock—. No quiero ser un estorbo.

—Oh, claro que no, tengo muchas habitaciones. Puedes dormir en la que más te acomode.

—Muchas gracias mi joven Heroína —Tifa volvía a sonrojarse—. Te pagaré el hospedaje…

—Son $100.000 giles —Le cortó el rubio.

—¡CLOUD!

—Es lo que hay —dijo Cloud, secamente—. Son casi las cuatro de la madrugada, no tienen habitaciones en todo el distrito y ¡NO SOMOS HOTEL! —Acotó con énfasis—. Además se bebió dos botellas del mejor brandy.

—¡Cloud¡ ¿Desde cuando eres tan usurero?

Desde que este tipo se te acercó —pensó en contestar.

—No se preocupe mi bella dama, pagaré lo que sea por tenerla cerca, además… —se acercó sigilosamente al oído de Tifa—. Tenemos una conversación pendiente —Y Tifa se ruborizó.