El tiempo pasa inexorablemente mientras nos dirigimos hacia nuestro destino. Caminamos, como siempre, hacia el instituto con aparente calma y normalidad, aunque este día no tiene nada de normal, hasta que llegamos al recinto que nos cobijara durante unas horas, horas en las que tú esperaras mi respuesta. Entramos a la clase, tú con tu característico y perpetuo ceño fruncido, y yo utilizando ese tono de voz exageradamente dulce que tanto te exaspera. Nos sentamos en nuestros respectivos lugares en cuanto la profesora entra al aula y así da comienzo la clase.
Estoy nerviosa, pero no puedo evitarlo, en cuanto llegué la hora del almuerzo él me exigirá una respuesta pero es que no lo entiende. Se supone que yo no debería sentir lo que siento, no debería pero lo siento llegando al punto de no saber si realmente esta bien o esta mal quererlo.
Se que mi hermano nunca lo permitiría, en el mejor de los casos nunca dejaría que entrara en casa, si es que no lo mata, en el peor de los casos.
Y el tiempo avanza sin que aun me decida, le miro sentado en su correspondiente pupitre, apenas quedan unos minutos para el almuerzo y sigo sin respuesta.
Suena el timbre que pone fin a las primeras horas de clase de la mañana y marca el inicio del almuerzo. Él me llama y nos marchamos a otro lugar para hablar a solas, porque sin duda el tema de conversión que vamos a tratar necesita intimidad.
Los chicos seguramente se pensaran que nos vamos a lo de siempre y si tardamos demasiado ya se ocuparan ellos de cubrirnos. Francamente, preferiría que nos fuéramos a lo de siempre en vez a hablar sobre eso ¿que voy a contestarle?
Salimos de los terrenos del instituto y caminamos en silencio hasta el parque, que a estas horas esta desierto. Te paras al lado de uno de los bancos que pueblan el parque.
-Rukia-dices mi nombre, solo mi nombre, se lo que quieres pero aun no se que decir
-¿si?-me hago un poco la tonta, no tengo la respuesta Ichigo maldita sea
-por favor Rukia, quiero una respuesta, no, necesito una respuesta
-pero es que...
-Rukia un si o un no, pero no me tengas así-dices un poco desesperado
-pero como puedes ponerme en este compromiso Ichigo ¿es que no lo entiendes?
-Maldita seas Rukia, que solo es un maldito conejo, o te lo quedas tu y te lo llevas a la Sociedad de almas o llamo a la protectora.
-¿Y porque no se lo queda Yuzu? seguro que le haría mucha ilusión
-he dicho que no Rukia, lo hemos hablado toda la jodida semana
-pero aun no entiendo porque no puedes dejarlo con tu hermana, estaría cuidado
-no lo quiero en casa ¿es que no te entra en la mollera? NO QUIERO A ESE MALDITO CONEJO EN MI CASA- me gritas exasperado, pero que IDIOTA te pones.
-¿Y SE PUEDE SABER PORQUE?-me esta sacando de mis casillas, ¿quien entiende a este loco?
-¡PORQUE TE DISTRAES!-me gritas fuera de tus casillas
-¿porque que?-esto me ha descolocado-¡¿y a ti que demonios te importa?!-sera mendrugo el niñato este ¿que me distraigo? ¡yo hago mi trabajo muy bien mocoso!
-¿es que no lo entiendes?-dejas de gritarme pero sigues alterado
-¿el que tengo que en...-me interrumpe al acercarse a mi apresuradamente- que ha...-me besa
Espera...¿me esta besando? ¿Ichigo me esta besando? el mismo Ichigo que me rescato, poniendo la Sociedad de Almas patas arriba, de ser ejecutada, el mismo Ichigo que le dijo el otro día a una chica que se le acerco insinuante que eso de las parejas no era lo suyo, el mismo Ichigo que deja fuera de combate a Keigo cuando se me acerca con demasiado entusiasmo, osea la mayoría de las veces, el mismo que me quito el conejo de las manos hace una semana y me dijo que o me lo llevaba a la sociedad de almas o llamaba a la protectora...
Sonrío, no puedo evitarlo, está celoso de un inofensivo conejito y amplio mi sonrisa al notarle temblar de los nervios. Me separo un poco de él, esta sonrojado y porque negarlo esta monísimo.
-hagamos una cosa ¿que tal si se lo damos a Inoue? seguro que le encanta-dijo mientras me doy media vuelta y comienzo a caminar de vuelta al instituto.
Tú no caminas, sigues estático y noto tu confusión
-¿no vas a hacer ni decir nada?-me preguntas entre extrañado y sorprendido
-¿que quieres? ¿que me convierta en Shinigami y con la Zampakutou en alto, perseguirte y gritarte al mas puro estilo del capitán Zaraki Kempachi?-le pregunto volviendo a estar de frente.
-no, claro que no, es solo...-callas al sentir como rozo tus labios con los mios levemente.
-anda vamos a preguntarle a Inoue si puede hacerse cargo del conejo- le digo ya cuando me he dado la vuelta de nuevo para que no vea mi sonrisa. Tardas un poco en reaccionar pero después caminas junto a mi tranquilamente, con tu ceño fruncido pero con una casi imperceptible sonrisa en la mirada. Lo que no eres capaz de ocultar, y creo que no te has dado cuenta de ello, es del sonrojo de tus mejillas, del cual te preguntaran nuestros amigos cuando lleguemos a clase.
Y sonrío, no puedo evitarlo, sin duda ha sido un día atípico y mucho mas especial de lo que pensaba. Y vuelvo a sonreír, ahora mismo no me importa mucho no quedarme con ese conejito que nos encontramos hace un par de semanas, lo que mas me preocupa es com se lo va a tomar mi hermano, aunque eso si, Ichigo no es un conejito indefenso.
Llegando a clase no puedo evitar pensar que al igual que mi felicidad aumenta, los problemas también, que ironía. Y sonrio, no puedo evitarlo.
