Media Luna
Hola, primeriza aquí presente.
Esta es una de la primeras historias que me animé a escribir. Me pareció apropiado empezar con esta, ya que el mundo que Steph creó fue el primero en invadir mi imaginación y al termino de la saga mi mente no dejó de imaginarse las escenas del después de: Vivieron felices por siempre.
A pesar de que esta saga ha sido tan criticada, la pareja Renesme/Jacob me fascina en tanto como funcionan juntos, y como se desenvuelven con tanta facilidad en mis historias.
Estaré subiendo capítulos el día 16 de cada mes (si es que no tengo algún inconveniente, desde luego; si lo hay, les ruego que no me dejen de leer, esto se va a poner bueno). Tal vez empiece un poco soso, pero solo es el principio y vuelvo a recalcar que soy nueva por aquí: prometo suspenso y acción en los siguientes capítulos.
Sin más que decir, los dejo por el momento.
*Disclaimer: Los personajes no me pertenecen (ojala fueran de mi autoría :( pero no. ¿Saben?, ¡Sería rica! xD ok, no), son una creación de la asombrosa Stephenie Meyer. (Gracias Steph)
A mi guardian, gracias por enseñarme que la importancia de la caída, esta en la forma en que te levantas.
¿Y vivieron felices por siempre?
If I could just see you
Everything will be alright
If I'd see you
The storminess will turn to light
Storm, Lifehouse
Forks. Condado de Washington.
La inmortalidad para los vampiros alojados a las afueras del condado de Forks—un pueblo anormalmente lluvioso y triste—tendría que ser siempre igual como la habían manejado a lo largo de su trayectoria figurando como humanos normales en la sociedad actual; pero nada volvió a ser como ellos creían desde que Isabella Swan cayó rendida ante un maquina perfecta de destrucción y belleza sin igual. El clan Cullen tendría enfrentar varias batallas en contra de sus iguales lejanos y con los que no lo era tanto también. Al final, la familia Cullen obtuvo de nuevo la paz que reinaba su hogar y por la que todos trabajan sin duda, con un gran esfuerzo de su parte. Y vivieron felices para siempre sellaría sin estragos su historia de romance y lucha contra lo desconocido. La lluvia torrencial que azotaba los bosques mohosos del pueblo, no significaba nada más que otro día común en Forks; a excepción de una cosa: Para siempre no pareciere ser tan largo como se esperase.
Renesme Cullen se alisaba el vestido negro sobre las mayas oscuras con su notable nerviosismo en las palmas de las manos que le hacían temblar por completo, aunque ella no siéntese el frío viento. Se miró en el espejo vislumbrando una chica de cabello cobrizo y ojos achocolatados decorados con medias lunas purpura bajo sus ojos, característica inigualable de los inmortales que tenía como familia, pero su caso al ser diferente (o llámese una hibrida de vampiro y humano) hacia preguntarse a Nessie desde cuando el cansancio y la tristeza se había vuelto tan notorio en su rostro de marfil. Dejando caer las manos a los costados de su delgada figura mientras el calor del agua caliente caía del grifo abierto del baño, haciendo que se empañase el vidrio reflejante, Renesme recordaba todo aquellos momentos felices que pasó junto a su recién fallecido abuelo. Charlie Swan había sido un hombre que demostró darlo todo con tal de que su única hija se quedase a su lado hasta el final de la línea de vida, misma que llegó a una edad avanzada descomponiendo como era de esperarse, los avejentados órganos humanos que poco a poco llegaban a su fin. El jefe de la policía murió de un ataque al corazón una soleada tarde en su casa a lado de su fiel compañera de vida, Sue Clearwater.
"Y vivieron felices para siempre" no incluía las vidas mortales, frágiles como el cristal.
La mansión Cullen adoptó a más visitantes de los esperados, en su mayoría, gente de la tribu quileute, amigos metamorfos de Charlie, más los ya conocidos miembros de la familia Cullen. Los enemigos por naturaleza se juntaban por un solo fin: Darle el último adiós a un hombre extraordinario.
Renesme andaba con paso lento—nada habitual en ella—zigzagueando entre los troncos rugosos lleno de bichos raros, con la cabeza gacha y los ojos cristalinos que le empañaban la visión. Comenzó su debate interno resguardando las lágrimas llenas de dolor por la perdida, para el momento de estar sola. Su madre, Bella, y su padre Edward, estarían ya en el recibidor de la mansión con la gente arremolinándose confundida, en la instancia. Bella estaría en consuelo de sus familias adoptivas. El avance quejumbroso de Renesme hacía que todo se viera lento, y que el silencio rotundo en el bosque fuera incrementándose hasta que una rama crujió bajo el peso de un cuerpo. La chica pelirroja alzó su cabeza al tiempo que las manos propias, destinadas estas a limpiarse unas lágrimas que habían logrado escaparse de sus ojos. El aroma a pino y caoba se hacía más intenso al igual que los latidos acelerados de la chica al tiempo que una extraña mezcla de dolor, cansancio y alegría en el pecho de la muchacha, se asentaron cuando le tuvo enfrente. Jacob Black seguía siendo el mismo chico con sonrisa reluciente y músculos maduros de piel cobriza de siempre. Solo que esta vez no había ni una pisca de sonrisa en su rostro. En sus oscuros ojos se reflejaba el dolor de ella, el de ambos. Renesme correría a los brazos de él en otra situación, sintiendo una protección peculiar al tacto de Jacob. Esta vez fue él quien se acercó con zancadas largas hasta donde ella se hallaba frágil y cansada indiscutiblemente, empotrada entre la tierra y el musgo. Los brazos que la rodeaban con su cálido portador, bastaron para que la chica rompiera a llorar sin control alguno, incumpliendo su promesa de ser fuerte. Jacob cepilló los rizos ondulados de la pelirroja cobriza transmitiéndole sin palabras, cuanto sentía la huida de Charlie entre los vivos. Nessie escondió la cara de vergüenza y pesar en pecho de la camisa del chico lobo. Con la mandíbula apretada, resistiendo hasta lo ultimó, Jacob soltó una débil lágrima sintiéndose cada vez más débil viendo como lo que más quería que fuera feliz, se destrozaba frente suyo.
—Lo siento—murmuró Nessi llevando sus dedos a limpiarse la nariz por donde escurrían lagrimas escandalosas—Es que simplemente no puedo…-su voz se quebró sollozando entre hipos descontrolados. Jacob le veía desquebrajarse sintiendo crecer su impotencia por no hacer nada por ella, nada que aliviase un poco la quemazón de su alma.
—No tienes por qué sentirlo—le dijo Jacob—Alguna día tenía que pasar—paseó las manos con suaves movimientos sobre la piel del rostro de ella, limpiando a su paso los rastros de su llanto.
—No quiero decirle adiós—dijo la chica mirando con ojos cristalinos a Jacob, mordiéndose el labio de igual forma para contener los sollozos.
—No vas a decirle adiós—musitó el chico para ella, con voz queda—él sigue viviendo aquí—rosó con su dedo la parte izquierda de su pecho, apuntando su corazón. Renesme suspiró hondo volviendo a llorar una última vez en los brazos de Jacob dejando a este preguntándose: ¿Cómo una chica rodeada de amor, podía soportar la más minúscula perdida del mismo?.
Los faros rojos traseros de un coche en medio de la noche, fue lo último que Bella vio antes de arrojarse a los brazos de Edward en busca de consuelo, ya que las lágrimas no iban a venir por más que las llamara. Edward—que siempre fue un hombre de excelentes modales—se descontroló al ver a su mujer perderse en sus pensamientos sufriendo la pérdida de su padre. Alejó a todo aquel de ella, la misma que había entrado en un estado "zombie", parecido a lo que ocurrió cuando él se alejó. Si bien los vampiros no dormían, Bella se encontraba anestesiada de momento. Sabía que no saldría fácilmente, y al mismo tiempo estaba igual de consiente que teniendo una familia enorme que le apoyaba, se animó a seguir adelante con una sonrisa en el rostro. Esto pasaría algún día, era inevitable, pero nadie te prepara para enfrentar la muerte del ser que te dio la vida. Y por si fuera poco, para ellos, los problemas seguían y tendrían que actuar rápido. Tras la muerte del jefe Swan, toda la estación de policía puso en marcha los preparativos para el funeral sin antes avisar a los familiares. Al momento que Sue junto con Renesme se presentaron acompañadas de Sam y Jacob Black a sus flancos como únicos familiares del fallecido, los rumores sobre el abandono de la hija del jefe de la policía hacia el mismo, no se hicieron esperar. Bella no soportó la idea de abandono que le adjudicaron en Forks, sintiendo que eso mismo había hecho al tomar la decisión de empezar una vida totalmente distinta a la que tenía con su adorado padre. El protocolo de los Cullen—para cuidar el secreto sobre lo que eran en realidad—impedía presentarse quince años después de abandonar supuestamente Forks, con los rostros sin rastros de la edad transcurrida. Nunca hubo tal abandono, Charlie siempre tuvo a su familia reunida.
El coraje la cegó, haciéndola actuar con imprudencia.
La tarde después de la muerte de Charlie, Bella corrió con fuerza de vampiro hasta el cementerio en los límites de Washington. Al llegar, se sentó junto a la tumba del hombre mirando sin mirar la transcripción de la lápida: "Charlie Swan, un hombre valiente y bondadoso. Más allá de la muerte vivirá", fue en ese momento en que la realidad sobre la muerte de su padre, le golpeó Bella en el subconsciente, queriendo que lagrimas humanas se llevaran toda la pena que sentía por no poder verlo una vez más, y decirle cuanto le quería, cuanto siempre lo quiso haciendo lo posible por mantenerlo a salvó de sus decisiones.
—Te extraño, papá—murmuró al viento mordiéndose el labio con fuerza, sintiéndose desquebrajarse internamente.
— ¿Bella?—llamó una voz de mujer. Bella vislumbró a la figura perfectamente a través de la débil luz de los faros sobre la calle alrededor del cementerio. El cabello corto y rizado de su antigua amiga Jessica Stanley se movía con el viento.
— ¿Bella, eres tú?
Jessica entornó los ojos rodeados de pequeñas arrugas de la edad, en las manos llevaba un ramo de peonias blancas. Al avanzar un paso, Isabella salió disparada fuera del lugar con la misma rapidez con la que había llegado. Tiempo después, los rumores por parte de Jessica no se hicieron esperar, recorriendo cada rincón del grisáceo y verdoso Forks. Edward confirmó lo que todos habían estado esperando como consecuencia: Levantaron sospechas nada aduladoras. Unos en el pueblo se creyeron que el Doctor Carslie era una clase de loco científico que jugaba con los niños que adoptaba, para hacerlos seres de gran belleza, como estatuas para su diversión. Unos otros se acercaban más a la verdad, creyendo que los Cullen habían encontrado una fuente de eterna juventud, lo cual en cierto punto, era verdad, pero lo que no estaban consientes aquellos, era el insoportable dolor que tenían que pasar para llegar a ser bellos y jóvenes para siempre. Lo siguiente que se tenía por hacer, era abandonar Forks, luego vivir en cualquier otro lugar empezando una nueva vida. Esto era simple práctica para los miembros originales de la familia, pero para Bella, sería la primera vez, siendo una primicia poco aduladora esta ocasión, dejando atrás su casa, su vida humana y ahora a su padre.
—El tiempo te ayudara a sanar las heridas—le dijo Carslie con su tono tintineante distinguido por su matiz protector—tenemos mucho tiempo—añadió con una pequeña media sonrisa alentadora. Bella seguía bajo la lluvia calurosa en brazos de Edward a las afueras de la casa Cullen, mientras él le recordaba cómo había llegado a sentirse tan cansada sintiendo deseos de dormir por solo una vez, pero solo eran deseos. Renesme no tardó en llegar colgada del brazo de Jacob, quien una hora atrás no paró de consolar a Nessi hasta que ella estuvo entera de nuevo y pudo darle frente a sus padres.
–Mamá—murmuró Nessie desenredando su brazo del de él chico aproximándose luego hasta donde su madre. Bella abrazó a su hija con una mueca dibujada en el rostro, signo de su desdicha momentánea. El hombre de cabello cobrizo se acercó a su mujer y a su hija sobreponiendo los brazos sobre ambas, dejando un poco de lado la presencia de Jacob. Después de un rato de total silencio, asintiendo hacia sus padres en disculpa por llegar tarde—lo cual ellos entendieron a la perfección por lo que estaba la chica pasando—Renesme volvió a lado de Jacob enredando sus gruesos dedos con los finos propios mirándose sin parpadear. Edward iba disminuyendo cada vez su aversión para con el lobo, pero había algo más allá de los simples celos que le ponía los sentidos de punta: la seguridad de Renesme. Si bien era sabido que la tribu quileute era protectora de los mortales, también era bien conocido el temperamento desenfrenado al que se enfrentaba cualquiera a lado de un cambiante de forma lobuna, era incierto y eso le preocupaba a Edward.
–Tenemos que hablar, Nessie—declaró Edward pasando un brazo que rodeaba la cintura de Bella. Renesme miró a su madre con preocupación—Tu madre está bien—informó Edward leyendo los pensamientos de su hija—Esto es algo diferente—Nessie miró a Jacob y al instante el chico comprendió, que por más apegado que estuviese a Renesme, esta vez no podía escuchar lo que sus padres estaban por decir.
—Gracias Jacob—exclamó débilmente Bella cuando el chico pegó la vuelta sin antes asentir, perdiéndose en el bosque. La muchacha de ojos cafés como los de su madre cuando humana, se acercó con su andar grácil detrás de sus padres hasta la mansión donde ya la esperaban los demás dentro.
—Renesme—celebró Rosalie con sus mechones rubios perfectamente ondulados brincando mientras caminaba con su porte delicado hacia su sobrina y le dio un sincero abrazo—Ugh, hueles a perro—susurró tan bajo como pudo al oído de Renesme. Rápidamente, la chica se quitó el abrigo recibiendo a la siguiente persona, una fémina pequeña y alegre que veía a la chica con una débil sonrisa esbozada en su redondo rostro.
—Nessie—Alice abrazó a la chica por lo que pareció mucho tiempo para Emmet, quien quitó en medio a su hermana adoptiva y abrazó fugazmente a su sobrina. Esme llegó desde las escaleras con Carslie pisándole los talones, primero se detuvieron a abrazar a los padres de la chica, y al rato, a la misma Nessie.
—Lo siento mucho mi cielo, se cuanto lo querías—Renesme abrazó a Esme más fuerte que a cualquiera sintiendo un alivio inigualable, llenándose de la vibra positiva y dulce de la vampira. Carslie fue el segundo después de su esposa, sonriendo apenas mientras agarraba y soltaba, dejando en ese simple abrazo, su apoyo incondicional. El ambiente se tornó denso cuando al final Jasper dio unas palabras de aliento a Renesme, sin gestos afectuosos, pero así era el tío Jasper, y Nessie le sonrío agradecida por su esfuerzo.
—Ha llegado el momento de hablar—comenzó el doctor Cullen señalando con la mano el pasillo que daba al comedor, donde se hacían los debates de la familia. El doctor Carslie encabezó en todo momento la ida a la improvisada sala de juntas que sin saber Isabella o Renesme, que fue ahí mismo donde se decidió el destino que Bella figuraría en la vida con los inmortales, pudiéndose decir que fue el lugar donde todo comenzó.
—Siéntate cariño—Esme ofreció una silla Bella que se veía un tanto ausente, pero debido a sus sentidos agudos, no se perdía del todo. Edward se posicionó a lado de su esposa, quedando a la cabeza con Carslie poniendo las manos sobre el respaldo de la silla de su hijo. Esme se sentó a lado de Renesme quien tenía frente a Rosalie y a Emmet. En contraposición a Edward, quedaba Alice y Jasper.
—Sabemos el motivo por el que estamos aquí—afirmó la cabeza de la reunión—a excepción de una personita—Edward miró a su hija destallando el dorado de sus ojos—Lo que más temíamos ha comenzado a extenderse—guardó silencio como querido que sopesaran sus palabras—Las sospechas de lo que somos corren rápido por todo Forks, y unas cuantas teorías no se alejan tanto de la realidad—constató Edward mirando en todo momento a Nessie, leyendo con precisión el rumbo que habían tomado los pensamientos de ella y de toda la familia.
—La situación no es alarmante—intervino el doctor Cullen—pero puede llegar a convertirse en una leyenda que no convendría para nosotros y nuestro estilo de vida—miró a la vez a todos en el cubículo deteniéndose en la cabecita de cabellos azabaches.
—Pronto vendrán en busca de pruebas para constatar la historia que han formado—afirmó Alice mirando la mesa sin ningún interés, perdida en su visión—Tenemos que irnos cuanto antes.
Nessie dio un respingo al sopesar la palabra irnos y a qué hacía referencia con exactamente irnos. Edward leyó el nombre que tanto había escuchado en la voz de la cabeza de su hija: Jacob. Bella se percató de inmediato en el cambio que había sufrido momentáneamente su esposo, viéndolo visiblemente tenso aferrándose a los bordes de la silla y astillando bajo su toque.
Edward, le llamó mentalmente haciendo que su poder de escudo bajara y leyera sus pensamientos como distractor, para que dejara los de Nessie.
La cabeza del grupo desvió la mirada hacia su esposa, así como Carslie hizo con Esme y el resto de los hombres prosiguió con su pareja, lanzándose miradas significativas que solo entendían los que mantenían un vínculo tan grande como ellos, excepto Nessie, que en ese momento se sentía cada vez más pequeña en su asiento, preocupándose no por irse a vivir a otro lado, tendría que adaptarse a esa idea tarde o temprano, pero dejar atrás a alguien quien ella consideraba que la amaba de igual forma que ella a él, la lleno de dudas.
—Nos iremos en unos días—anunció el doctor Carslie a todo los presentes aun reunidos en el comedor—Alisten todo para viajar a Brasil.
Jacob & Renesme
Love is our resistance
They keep us apart and they won't stop breaking us down
And hold me, our lips must always be sealed
Resistance, Muse
Estaba hecho.
El clan Cullen se iría de Forks, al igual que Nessie. No pudo alejarse a más de unos metros de la casa de los Cullen moviéndose alrededor para dispersar el aroma a lobo y no sospechasen los de adentro de la casa. Jacob oyó con claridad la discusión que mantenía la familia sobre la disputa que causó revuelo en todo Forks: los Cullen eran seres místicos. La manada de los quileute estaba consciente de lo mejor era que los vampiros se fueran sin dejar rastros de su paso por ahí, con eso las posibilidades de ataques contra los humanos que supieran el secreto, serian nulas y nada atrayentes para quizá los Vulturi, quienes tenían en la mira a la Clan de por sí. No había nada por hacer, la decisión estaba más que tomada: ya estaba designada. Había dejado de dar vuelta alrededor de la mansión parándose en seco al escuchar de boca del doctor Cullen la noticia y luego sin vacilar, hecho a correr hacia el único lugar donde él y Nessie podrían estar solos para hablar, una última vez.
La familia se había dispersado en grupos de pares a excepción del trio Cullen Swan mismos que se dirigían a unos cuantos metros de la mansión, a su respectivo lugar. Naturalmente, el paso constante sin acelerar que mantenían los tres vampiros era debido al desgaste mental de hace ya varias semanas. La casa en medio de nada seguía teniendo ese toque de calidez embriagadora que no se había desgastado con los años gracias a Esme y Alice, quienes siempre contribuían con pequeños arreglos que el hogar necesitara.
—Iré a dormir—anunció Renesme en voz baja luego de entrar en la casa.
—Buenas noches—respondieron sus padres a la par al tiempo que la chica se dirigía su recamara con los parpados cayéndosele de cansancio y un tanto de tristeza. Su habitación había cambiado no mucho, sustituyendo la cuan por la cama, los juegos por pilares de libros acomodados en el librero empotrado a la pared y un violín se arrinconaba en una esquina junto a las partituras de una nana para tocar en piano. Nessie necesitaba muy pocas cosas para vivir plena, y dentro de esas pocas cosas necesidades estaba el vínculo afectivo con su abuelo Charlie, que en ese momento dolía de veras y que se incrustaría erróneamente en el pecho de la chica con la distancia al igual que el otro vínculo con el que estaba liada más allá de la razón, que dolía con la misma intensidad.
Como habiendo sido llamado, unos golpes a su ventana bastaron para que Renesme retirara el seguro que la sellaba y dejara entrar una figura corpulenta de piel cobriza.
Se miraron un momento sin decir nada que el silencio con carga magnética en el aire no dijera. La chica pelirroja se arrojó a los brazos de él apretándolo contra sí con los propios cuando él la aceptó con más apego que antes.
—No voy a irme—le dijo a Jacob inclinando la cabeza hacia atrás para verle mejor—Me quedare en la reserva, contigo—Jacob apretó la mandíbula mientras la miraba a los ojos.
—Tu familia te necesita, Bella te necesita—puntualizó el chico lobo en tono bajo cepillando las ondas largas del cabello de Nessie con una mano y con la otra alzó su barbilla evitando que evadiera su mirada severa. No podría hacerla decidir entre él y su familia, su deseo egoísta era aplastado por el anheló de verla irremediablemente feliz de nuevo. Renesme negó con la cabeza.
—Mamá va estar bien—susurró un poco vacilante—Esta su primera vez, solo eso.
—Al igual que la tuya—contradijo Jacob desviando el punto—Es por eso mismo que es mejor ir con ella, con tu familia—ella seguía negando suavemente alborotando su cabello—Nessie, no puedes quedarte aquí cuando ellos más te necesitan—le murmuró señalando con la barbilla la puerta como ahí mismo estuviera Edward con Bella a su lado debajo del dintel. Ella no dejó de sacudir sus mechones con los ojos cristalizados.
—Yo te necesito—dijo con un poco de culpa, a sabiendas de que sonaba más como un capricho—Si tú vinieras conmigo, tal vez Sam…podría encargarse…
—Mi lugar es aquí, Ness—le interrumpió un poco seco en su tono, pero sabía que era necesario—Este es mi lugar—dijo en un suspiro, agachando la mirada con expresión derrotada.
—Jake—imploró murmurando mientras oía a lo lejos pasos quedos que le apresuraron a seguir con su movimiento, pidiendo entrar en razón a Jacob. Posó su mano cálida sobre el pómulo arriba de la mejilla del chico, mostrándole con su don, todos y cada uno de los recuerdos que le hicieron feliz, pasando todos a lado del chico presente—No quiero perder esto también—Renesme habló en susurros viendo directo a los ojos negros, sintiendo cerca el peso de la presencia en la puerta de la entrada de la habitación al igual que calor abrasador en su pecho debido a Jake. El lobo de apariencia joven no se inmutó del todo intuyendo la presencia espiando en sus pensamientos.
—Obtendrás nuevos momentos—se obligó a decir cerrando los parpados.
—Quiero muchos más contigo, Mi Jacob—su voz sonó urgente en el murmuró apenas audible.
De pronto, alguien se aclaró la garganta. Nessie no escuchó el momento en que la puerta fue abierta y el hombre de presencia gélida entró a su recamara.
–Edward—saludó Jacob muy serio viendo a padre de Nessie adentrarse casi acercándose hasta donde ellos. La chica giró sobre sus talones mirando a su mayor a los ojos de color dorado que se veían como oro fundido en ese momento, al tiempo que el chico lobo la rodeaba con sus brazos de forma protectora por detrás.
—Jacob—respondió Edward cordial como siempre, asintiendo hacia el nombrado. Después de un rato de silencio incomodó, prosiguió luego mirando a Nessie: —Así que, ¿no te gusta Brasil después de todo?
Renesme entre abrió los labios por la sorpresa.
Su padre le sonrió amable, descolocándola por el hecho que su tono fuera más aterciopelado de lo que esperaba. Sin temor entonces, colocó sus manos encima de las ajenas que le rodeaban la cintura.
—No me disgusta Rio—aclaró la pelirroja con su voz sonando como mil campanas repiqueteando entonadas—Pero no quiero ir tampoco.
Edward los miró ambos con algo en su mirada que Jacob no supo interpretar.
—Jacob—le dijo el pelirrojo al moreno con amabilidad—¿Puedes dejarnos solos?
Jacob miró a Renesme y luego a Edward de vuelta vacilando hasta que la pelirroja aflojó su agarre de entre los dedos del lobo.
—Por favor, Jake—le animó la chica sin mucha convicción que supo disfrazar para el moreno.
El metámorfo no dijo nada, se limitó a dar dos pasos hacia atrás con las articulaciones tensas y sin dejar ni un minuto la mirada del padre de Nessie, salió por la ventana con rápidez.
Por su parte, Nessie estaba retorciéndose el dobladillo de su ropa para dormir en espera de la inminente platica-sermón que se avecinaba. Mordiéndose el labio lastimosamente, alzó la barbilla armándose de un careciente coraje para enfrentarse con la mirada de color caramelo con ojeras violetas en crescendo por la piel pálida de Edward.
Su padre sonrió tenuemente.
—Has crecido—murmuró un poco más para sí mismo, derribando su expresión serena por unos segundos y volviéndose notablemente cansado.
—Papá—comenzó Renesme—Sé que estas abrumado por todo esto, tal vez deberíamos hablar en otro momento.
El pelirrojo clavó sus ojazos en los chocolate de su hija. En ese momento, supo que lo que su padre tenía que decir le costaba el mayor de los esfuerzos verbalizarlo, sin embargo, el dolor disfrazado de convicción conmovió a Nessie hasta la medula de los huesos, y no hubo vuelta atrás.
—Ningún momento es el adecuado—hizo una pausa dando un paso fuera de la habitación—Cuando te das cuenta que tu pequeña tiene elegir su camino, sola.
La pelirroja entre abrió la boca de nuevo. No podía acreditar los que sus oídos estaban escuchando. ¿Acaso su padre estaba insinuando que era elección de ella quedarse en Forks o ir a Brasil?, ¿Su padre?, ¿El mismo que le enseño a bajo ninguna circunstancia separarse de la familia?. Boqueó estupefacta hasta que halló por lo que pareció una eternidad, su voz.
—¿Elegir?—soltó incrédula.
Edward admiró el gesto de su hija, mordiéndose el labio ante la espera de una respuesta. Igual a su madre.
—Cuando crecemos, nos volvemos libres—suspiró y luego prosiguió—Y con esta libertad llegan las responsabilidades. Nuestras elecciones se vuelven peligrosas, hasta cierto punto. No estoy diciendo que debes vivir con miedo toda tu vida, sino más bien, ser precavida.
Hizo otra pausa, mirando el suelo.
—Y solo puedes ser precavida si no te arriesgas—alzó la mirada, chocando el dorado con el café claro—Debes aprender de tus errores, a salir adelante, valerte por ti sola, Nessie…Yo…Tu madre y yo aprendimos esto después de un viaje a Volterra, donde tomamos decisiones equivocadas.
Su mirada se había perdido en un punto inexistente detrás de Renesme. Luego volvió a Nessie, buscando su mirada hasta que conectaron.
—No puedes enfrentarte a la guerra sino has batallado antes, pequeña. ¿Lo entiendes?
Nessie, aun nerviosa, se cruzó de brazos y sonrió apenas.
—¿Quiere decir que me mandaras al ejercito?—intentó bromear, sintiendo que podía hacerlo cuando el ambiente ya no se sentía tenso y asfixiante. Después de todo, estaba experimentado respirar con otro aire. El de la libertad.
Una comisura de la boca del pelirrojo se alzó.
—He pensado en eso seriamente—apuntó con un dedo la ventana.—Al chico no le caería mal un plan estricto de autocontrol.
—Papá…
—Es solo una opinión—se apresuró a decir—Tengo que admitir que Jacob se comporta mejor cuando está contigo.
Las pálidas mejillas de Nessie de encendieron de un rojo cereza.
—Mi Jacob es bueno—le defendió la pelirroja-castaña con ímpetu forzado que le arrancó una sonrisa juguetona a su padre.
—Lo creo—le confesó con soltura—He visto cómo te mira, Ness—dijo con algo de incomodidad—Me recuerda…viejos tiempos.
—Lo creo—le devolvió Nessie, volviendo a jugar con el dobladillo de su pantalón—Entonces… ¿Me darás alternativas?
Él asintió una vez con la cabeza.
—Justamente—su padre le lanzó una mirada prologada—Por que confío en ti.
Nessie bajo la cabeza apenas, mirando ente sus pestañas a Edward.
La pelirroja iba a decir algo cuando su padre se dio la vuelta, dispuesto a salir de la recamara, solo que las palabras salieron sin que las pudiera retener.
—Te quiero mucho, papá.
El de ojos dorados sintió una candidez expandiéndose por su pecho que le obligó a girarse y sonreír genuinamente.
—Más que a mi propia vida—respondió—es cuanto yo te amo, mi pequeña.
Y sin que ninguno de los dos pudiera reprimir el impulso, colisionaron en un abrazo; dejando pensando a Renesme que a muy pesar del dolor que no quería desanclarse de su corazón, un rayito de esperanza crecía en su estómago, amenazando con abrirle paso a un deje de felicidad.
